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Domingo 27 – B | Divorcio y matrimonio

“Lo que Dios ha unido,
que no lo separe el hombre”

Proclamamos el Santo Evangelio según san Marcos 10,2-12

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?”.

Él les replicó: “¿Qué les mandó Moisés?”.

Contestaron: “Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla”.

Jesús les dijo: “Moisés dejó escrito este precepto por lo tercos que son ustedes. Al principio de la creación Dios “los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”. De modo que yo no son dos, sino uno sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”.

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

Él les dijo: “Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio”.

PALABRA DE DIOS.

Palabras de Clemente:

Estamos amigos, estamos ante una página del Evangelio de suma actualidad, el problema del divorcio. La pregunta de los fariseos es capciosa. Ellos sabían perfectamente que el divorcio era admitido en todo Israel. Simplemente pretenden dos cosas, una, enfrentar a Jesús con Moisés que era para ellos la personificación de la voluntad de Dios y, a la vez, confrontarlo con todo el mundo para quien el divorcio era un legítimo derecho del hombre.

Jesús, que nunca cae en la casuística moral, prefiere ofrecer los criterios de juicio, tanto sobre la actitud de Moisés como la de ellos. En el plan creacional de Dios está el amor indisoluble y no la separación y el divorcio. Por tanto, Moisés rompió el plan de Dios, forzado por la dureza de vuestro corazón. No siempre las leyes responden a la verdad de las cosas, sino a los intereses personales o criterios culturales.

A la vez, hay un trasfondo, donde Jesús rescata la igual condición y los iguales derechos entre el hombre y la mujer. Mateo es más explícito y habla de “despedir a su mujer por cualquier motivo”. Es decir, el hombre no necesita razones mayores para abandonarla. Bastaba, como decía alguna de las escuelas rabínicas, que le “gustase más otra mujer”.

Jesús acude para ello al segundo relato de la creación. No al origen de la mujer de la costilla del hombre, que se presta a una lectura de dependencia, sino al “los hizo hombre y mujer”. Los dos en igualdad de dignidad y condiciones.

Hoy yo preferiría comentar con Miguel Humberto, más que del divorcio en sí mismo, de cuál ha de ser, como cristianos, nuestra actitud hacia aquellos que han roto su matrimonio y viven felices en una nueva unión. Esto creo es que un tema de suma actualidad.

1.- ¿No nos estaremos metiendo en profundidades un tanto peligrosas?
RESPUESTA: No entiendo por qué han de ser peligrosas. El divorcio y las nuevas uniones son una realidad que está ahí. Y es una realidad de hermanos nuestros en la fe, que sufren en sus corazones.

2.- Yo creo que estas parejas sufren porque se han sentido y se siguen sintiendo muy marginadas por la Iglesia.
RESPUESTA: Estoy de acuerdo en que han sido marginadas, pero creo que hoy la situación ha cambiado mucho. No es que la Iglesia haya cambiado su mentalidad en torno al divorcio. El divorcio sigue siendo divorcio. Aquí se trata de cuál tiene que ser nuestra actitud frente a esas situaciones.

3.- Usted me disculpará, pero la Iglesia ha tenido frases bien duras y degradantes para con ellos. Los ha llamado “pecadores públicos”, “amancebados”, “concubinos”. No me diga usted que esa es una actitud muy evangélica.
RESPUESTA: No nos quedemos en el pasado. A partir del Sínodo de Obispos sobre la Familia en 1980 y con el nuevo texto del Código de Derecho Canónico, la Iglesia ya no utiliza esa terminología. Hoy se las llama “situaciones irregulares”. Expresiones que no dan juicio de conciencia, aunque sí recalca que su situación no es la adecuada.

4.- ¿Cambio de palabras, no más?
RESPUESTA: Cambio de palabras y cambio de actitudes pastorales. ¿Me permites que te lea un párrafo de la Exhortación Familiaris Consortio de San Juan Pablo II? Es un poco largo, pero creo que clarifica tu inquietud.

5.- Sería bueno que todos lo escuchemos… Léalo, por favor.
RESPUESTA: En el número 65 que encabeza toda la parte pastoral de la Exhortación se nos dice: “La solicitud pastoral de la Iglesia no se limita solamente a aquellas familias cristianas más cercanas, sino que, ampliando los propios horizontes en la medida del Corazón de Cristo, se mostrará más viva aún hacia el conjunto de familias en general y en particular hacia aquellas que se hallan en situaciones difíciles o irregulares”.

6.- Puede seguir con el párrafo entero, porque me parece iluminador.
RESPUESTA: “Para todas ellas la Iglesia tendrá palabras de verdad, de bondad, de comprensión, de esperanza, de viva participación en sus dificultades a veces dramáticas; ofrecerá a todos su ayuda desinteresada a fin de que puedan acercarse al modelo de familia que ha querido el Creador “desde el principio” y que Cristo ha renovado con su gracia redentora”.

7.- “Palabras de verdad, de bondad, de comprensión, de esperanza, de viva participación en sus dificultades a veces verdaderamente dramáticas”. La verdad que esto abre otro horizonte…
RESPUESTA: No solo abre nuevo horizonte, sino que el Papa, pide a la Iglesia una atención pastoral de suma urgencia, “el problema debe afrontarse con atención improrrogable”, como decía Juan Pablo II en la Familaris Consortio n.84. No se trata simplemente de tener palabras bonitas. La Iglesia tiene que ser honesta consigo misma y con el Evangelio y debe tener “palabras de verdad”. No se trata de aguar el problema y diluir las exigencias del Evangelio, se trata de que la Iglesia tiene que hacer algo por estas parejas y ofrecerles comprensión y palabras de esperanza, aún desde la situación que viven.

8.- Padre Clemente, hay una preocupación sobre cuál es la situación de estas parejas casadas de nuevo solo por lo civil, en la Iglesia…
RESPUESTA: La respuesta es muy clara. Siguen siendo miembros de la Iglesia como el resto de cristianos, como lo siguen siendo todos los pecadores. También el que roba o mata o es injusto, sigue siendo miembro de la Iglesia. La Iglesia está hecha de santos y pecadores. De lo contrario, muchos de nosotros estaríamos fuera de ella.

9.- ¿Cuál es la razón por la que, viviendo en estas situaciones irregulares, siguen siendo miembros de la Iglesia?
RESPUESTA: Por una razón muy simple. Ellos han fracasado en su sacramento del matrimonio, por eso su situación es irregular, pero no han renunciado a su Bautismo, que es el que nos hace ser Iglesia. Por tanto, siguen siendo miembros de la Iglesia e hijos de Dios, por más que no pueden expresar sacramentalmente su plena unión eclesial.

10.- ¿Significa que no están excomulgados por la Iglesia? Disculpe la dureza de la pregunta, pero es que muchas de estas parejas creen que la Iglesia los ha excomulgado…
RESPUESTA: Entonces la Iglesia tendría que excomulgarnos a muchos que nos creemos demasiado buenos. Te voy a citar las Palabras textuales del Papa Benedicto XVI en unas vacaciones en el Valle de Aosta, Italia: “Aunque no puedan recibir la comunión sacramentalmente no están excluidos del amor de la Iglesia y del amor de Cristo”. Y aún añadió: “También es verdad que participar en la Eucaristía sin comunión eucarística no es igual a nada, implica estar implicados en el misterio de la Cruz y de la Resurrección de Cristo. Es participación en el gran sacramento en su dimensión espiritual y pneumática: también en su dimensión eclesial, aunque no estrictamente sacramental”.

11.- Padre, muchos suelen hacerse una pregunta: ¿podemos ser amigos de aquellos de nuestros amigos que se han divorciado y se han vuelto a casar?
RESPUESTA: No volvamos al fariseísmo de los tiempos de Cristo, que dividían a la gente en buena o mala y a los malos los excluían. Jesús comió con pecadores y de eso le acusaron. Entró a comer con Zaqueo y llamó a Mateo como discípulo.

12.- Pero si un amigo mío se casa de nuevo por lo civil ¿puedo frecuentar su casa?
RESPUESTA: Pero, vamos a ver. Cuando yo visito a alguien ¿tengo que preguntarle si está en gracia o en pecado? No excluyamos a los que Cristo sigue amando y esperando.

13.- ¿No crea esto escándalo?
RESPUESTA: Jesús también escandalizó comiendo con pecadores. Yo no puedo negar ni mi amistad ni mi caridad a quien ha fallado. Al contrario, ¿cómo tener para con ellos, como decía San Juan Pablo II, “palabras de verdad, de comprensión, de esperanza y de participación en sus dificultades, a veces dramáticas”, si los abandonamos y los aislamos?

14.- ¿Y qué pueden hacer los divorciados en la Iglesia? ¿Ser solamente espectadores pasivos?
RESPUESTA: Menos confesarse y comulgar, pueden y deben hacer todo lo que hace todo cristiano. Por favor, tengamos como decía San Juan Pablo II, “amplios horizontes en la medida del Corazón de Cristo”. Tengamos la mentalidad del buen pastor que no solo cuida las ovejas que estañen el redil, sino que va a buscar la extraviada.

15.- Pero, en concreto, ¿qué pueden hacer?
RESPUESTA: La Familiaris Consortio lo expresa claramente, en el número 84… Te voy a pedir que lo leas tú mismo. Así nadie pensará que me estoy inventando cosas. Aquí lo tienes. Lee despacito este párrafo.

16.- “En unión con el Sínodo, exhorto vivamente a los pastores y a toda la comunidad cristiana de los fieles para que ayuden a los divorciados, procurando con solícita caridad que no se consideren separados de la Iglesia, pudiendo y aun debiendo, en cuanto bautizados, participar en su vida”.
RESPUESTA: ¿Te has dado cuenta? “Exhorto vivamente a los pastores”, pero también a la “comunidad cristiana de fieles” que los ayuden con su caridad. Y añade, “pudiendo y aún debiendo, en cuanto bautizados, participar en la vida de la Iglesia”. Te pido que sigas leyendo el siguiente párrafo.

17.- “Se les exhorte a escuchar la Palabra de Dios, a frecuentar la oración, a incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad a favor de la justicia, a educar a los hijos en la fe cristiana, a cultivar el espíritu y las obras de penitencia para implorar de este modo, día a día, la gracia de Dios”.
RESPUESTA: ¿Has visto cuántas cosas pueden hacer? Todo menos confesarse y comulgar, por su misma situación. Si te fijas bien, no has terminado el párrafo. Escucha lo que dice: “La Iglesia rece por ellos, los anime, se presente como madre misericordiosa y así los sostenga en la fe y en la esperanza”. Todo esto es de San Juan Pablo II.

18.- Le confieso que no tenía de idea de todo esto. Recién se me están abriendo lo ojos.
RESPUESTA: La Iglesia no está para condenar, sino para salvar. Jesús dijo de sí mismo que “no he venido para condenar el mundo sino para salvarlo”. Y esa es la misión que también le ha dejado a la Iglesia.

19.- ¿Y no se presta todo esto a que se aumenten los casos de divorciados vueltos a casar?
RESPUESTA: La Iglesia mantiene vivo el principio de la indisolubilidad del sacramento del matrimonio. La Iglesia quiere levantar al caído, traer a la oveja extraviada y quiere llevar la salvación a la casa de Zaqueo el publicano. ¿Cómo lo haremos si no nos acercamos a ellos? ¿Cómo traeremos a la oveja perdida si no vamos a buscarla?

20.- De todos modos, Padre, estas parejas cuando van a Misa y sienten que no pueden comulgar se sienten como marginados de la mesa. Se les invita al banquete, pero les impiden comer de él.
RESPUESTA: San Juan Pablo II, en un discurso, creo que fue a los Equipos de Nuestra Señora, dijo que, ya que no pueden comulgar sacramentalmente, lo hagan espiritualmente.

21.- ¿Y eso cómo se hace?
RESPUESTA: “Señor, tú sabes que mi condición me impide acercarme a comulgarte sacramentalmente, pero yo deseo sinceramente recibirte en mi corazón espiritualmente”. Así de simple.

DESPEDIDA: Bueno, amigos, sed fieles a vuestro matrimonio, pero si habéis fallado seguid confiando en la misericordia del Señor. Que Él os bendiga.

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