Domingo es Fiesta

San Pedro y San Pablo | Día del Papa

“Tú eres el Hijo de Dios vivo”

Proclamamos el Santo Evangelio de Jesucristo según San Mateo en el capítulo 16 versículos del 13 al 19:

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?

Ellos le contestaron: “Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”.

Él les preguntó: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?”

Simón Pedro tomó la palabra y dijo: “Tú eres el Hijo de Dios vivo”.

Jesús le respondió: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! Porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

PALABRA DE DIOS

Palabras de Clemente:

Amigos de cada domingo: Hoy celebramos la festividad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. A cada uno el Señor nos hace hoy dos preguntas fundamentales. La primera es: ¿Quién soy yo para ti? Y la segunda: ¿Me amas más que los demás? Cada uno tendrá su propia respuesta. ¿Cuál es realmente la tuya?

1.- Padre, yo tengo una idea un tanto vaga de que cuando era niño, la festividad de San Pedro y San Pablo se celebraba independientemente, en dos días distintos. ¿Por qué ahora se celebran en un mismo día?
RESPUESTA: Tradicionalmente se comenzó a celebrar la fiesta de Pedro y Pablo en un mismo día. Se celebraba primero en el Vaticano y luego en lo que hoy llamamos Iglesia de San Pablo Extramuros. Fue a partir del siglo VI que San Pedro se celebraba el 29 y la de San Pablo el 30 de junio. Con el nuevo Misal de Pablo VI, el 3 de abril de 1969, se volvió a unificarlas.

2.- Pero debió haber alguna razón para unir a los dos en una misma celebración…
RESPUESTA: La razón que se ha dado es que ambos son las columnas fundamentales de la Iglesia. Y en la persona de los dos se ponen de manifiesto los dos grandes carismas o dimensiones de la Iglesia: Pedro, como el pastor de las comunidades cristianas en la caridad, y Pablo, la dimensión misionera y evangelizadora de la Iglesia.

3.- ¿Usted cree que esa fácil unir las dos figuras en una sola celebración? Porque, Pedro y Pablo son bien distintos el uno del otro…
RESPUESTA: Distintos, sí; pero las diferencias en la Iglesia no rompen la unidad de misterio. Al contrario, más bien nos dan a entender que las diferencias no deben ser un obstáculo a la unidad y a la comunión. La Iglesia es “comunión y la diversidad” y “diversidad en la comunión”.

4.- ¿No cree usted que la figura de Pablo oscurece un poco la personalidad y la figura de Pedro?
RESPUESTA: Cada uno encarna un carisma diferente en la Iglesia. Hay carismas que pueden ser más visibles, más llamativos que otros. Pero eso no significa que un carisma deba oscurecer al otro o prescindir del otro. Pedro siempre ha sido considerado como la cabeza, el núcleo de unidad de todos los creyentes seguidores de Jesús. En tanto que, Pablo ha sido visto como el hombre abierto, generoso, entregado a la causa de la predicación del Evangelio.

5.- Sin embargo, si bien uno tiene la idea de que la figura de Pablo es más brillante, luego en la Iglesia se da otra realidad: es Pedro quien adquiere mayor notoriedad, al ser configurado como Obispo de Roma y Obispo de la Iglesia universal…
RESPUESTA: Ahí tienes tú mismo la respuesta. La figura evangelizadora de Pablo es inmensa, es el misionero incansable que recorre el mundo de entonces anunciando y predicando el Evangelio a pesar de todas las dificultades y persecuciones. En cambio, la figura de Pedro nunca tuvo esa presencia visible tan marcada; sin embargo, la Iglesia siempre mantuvo su figura como el jefe, la cabeza, el obispo, el Papa. Pablo es el misionero. Pedro es el animador callado de las comunidades.

6.- Padre Clemente, no sé si diré una incongruencia. Pero cuando uno contempla esas dos figuras, percibe que, por una parte, son tan diferentes y por otra, son tan parecidas…
RESPUESTA: Son caminos distintos de la gracia, pero los dos frutos de la misma gracia. Los dos sienten la llamada de Jesús de modo sorpresivo. Pedro mientras está de pesca y Pablo mientras está persiguiendo a los discípulos de Jesús. Y los dos tienen en sus raíces la experiencia del pecado y la conversión: Pedro niega a Jesús y Pablo lo persigue. Pero los dos son invitados a la conversión por la misma gracia salvadora.

7.- Resulta curioso el hecho de que, los dos discípulos más importantes en el nacimiento de la Iglesia, los dos hayan pasado por la experiencia dolorosa del pecado…
RESPUESTA: Más que curioso a mí me resulta sumamente interesante. Es importante que quien está llamado a gobernar a los demás, a guiar a los demás, haya experimentado en su propia vida la condición de la debilidad humana. A mí me dan miedo esos buenos que nunca han sentido de verdad en su corazón la humillación de sus debilidades. San Pablo tiene una frase a este propósito: “Me he hecho débil con los débiles”. Cuando lo más fácil es hacer fuerte con los débiles, él se hace débil…

8.- ¿Está usted diciendo que para ejercer el ministerio de la autoridad es preciso ser débil?
RESPUESTA: Una cosa es ser débil en el ejercicio del ministerio y otra cosa es que el que ejerce la autoridad haya experimentado que también él es débil. Además la autosuficiencia no es el mejor camino para el ejercicio de la autoridad, llámese ésta civil o religiosa.

9.- ¿Cuáles cree usted que debieran ser las cualidades de los nuevos líderes en la Iglesia de hoy?
RESPUESTA: Es posible que te parezca un tanto extraña la respuesta que te voy a dar. Para ser sincero, tampoco es mía, se la debo a Henri Nouwen. Él escribió un librito sobre el liderazgo en la Iglesia del nuevo siglo en el que ya estamos. Nouwen lo dice con toda claridad: “Estoy profundamente convencido de que el líder cristiano del futuro está llamado a ser alguien completamente irrelevante, y a presentarse ante el mundo ofreciendo solamente su persona totalmente vulnerable. Así es como Jesús vino a revelarnos el amor de Dios”.

10.- Le confieso que sí me parece extraña la respuesta. ¿Está usted diciendo que el líder o la autoridad en la Iglesia tiene que pasar desapercibido y casi en el anonimato?
RESPUESTA: De ninguna manera. No hay líderes anónimos. Lo que realmente se busca es que más que testigos del poder, podamos tener testigos del amor. También Jesús fue tentado por el liderazgo del poder; sin embargo, prefirió el liderazgo de la palabra de Dios.

11.- ¿Y si no es testigo del poder, de qué tiene que ser testigo el líder cristiano?
RESPUESTA: Testigo del amor. Testigo de sentirse amado por Dios. Y testigo de su capacidad de amar a todos. La fama y los honores no son los mejores compañeros de viaje para un líder. Tal vez sea en esta línea donde podamos comprender mejor, por ejemplo, la figura de San Juan Pablo II.

12.- Hacia ahí quería ir yo, porque hoy precisamente junto a la celebración litúrgica de la fiesta de Pedro y Pablo, la Iglesia celebra el Día del Papa o el Ministerio del Papa. En qué sentido lo que hemos dicho, ayuda a comprender mejor la figura del Papa.
RESPUESTA: ¿Verdad que son muchos los que se preguntaban si San Juan Pablo II renunciará o no? Lo vemos al pobre hombre físicamente tan venido a menos que muchas veces nos da pena. Todo el mundo piensa que el Papa debiera renunciar…

13.- ¿Y usted cree que debe renunciar?
RESPUESTA: Te soy sincero. También por mi cabeza pasó la idea de la renuncia porque lo veía tan débil, tan mermado de fuerzas… Cuando a veces veo que ya le cae la baba, perdóname la sinceridad, me he preguntado a mí mismo si no sería mejor su renuncia…

14.- ¿Y sigue con esa idea?
RESPUESTA: La cambié radicalmente. Después de muchas meditaciones sobre la Iglesia y el Evangelio, llegué al convencimiento de que en ese momento era más Papa que nunca, que revelaba mejor que nunca el verdadero sentido de la autoridad y el liderazgo en la Iglesia.

15.- Yo sé que usted siempre le tuvo un gran cariño a San Juan Pablo II, pero decir que es ahora cuando mejor revela el liderazgo en la Iglesia, y que ahora es más Papa que nunca… ¿No le parece demasiado?
RESPUESTA: Pues, francamente no. Me encantó verle débil, que tenían que llevarle, que ya le costaba hablar, que muchas veces ya ni se le entiendía… Era el símbolo de la debilidad de Jesús en la Cruz de donde nació precisamente la Iglesia. La Iglesia no nació del poder, sino del fracaso y debilidad de la Cruz.

16.- Sin embargo, Padre, yo escucho a muchos que piensan que debiera ya retirarse y dar paso a otro en mejores condiciones.
RESPUESTA: ¿Quieres que hagamos una cosa?

17.- ¿Cuál?
RESPUESTA: Consultemos a los fieles, pero no a los teólogos, ni a los curas. Consultemos a los jóvenes porque, yo te hago ahora la pregunta a ti: ¿Hay algún Obispo, algún sacerdote o algún teólogo que arrastrara tanta juventud como San Juan Pablo II así de cansado y debilitado? ¿Hay algún político, obispo o teólogo que podía convocar a 700.000 jóvenes en Madrid? El que pueda hacerlo que lo diga y le hacemos Papa. ¿Qué es lo que descubrían los jóvenes en él? ¿Y qué no descubrían en ninguno de nosotros?

18.- Ahí sí me ha agarrado…
RESPUESTA: Mira, es posible que estuviera muy limitado en orden al gobierno de la Iglesia, pero siguió siendo un líder, un místico que tenía palabras que todavía el mundo escucha, que los jóvenes escuchan. ¿Cuántos jóvenes asistían a nuestras Iglesias? ¿Cuántos se volcaban en torno a la figura de San Juan Pablo II? Hay ahí una fuerza interior que los demás no tenemos. Hay ahí un algo que los demás no tenemos. La Iglesia, más que grandes gobernantes, lo que necesita son líderes carismáticos.

19.- Le confieso que no había visto el problema desde ese ángulo…
RESPUESTA: Es que estamos demasiado acostumbrados a una Iglesia más estructura que vida. Felizmente el Papa, en esos momentos, creo que podía repetir aquello de San Pablo: “Me glorío en mis debilidades, porque es ahí donde se pone de manifiesto el poder de la gracia de mi Señor Jesús”. Hoy el mundo espera que le hablen no del mundo ni de la política que ya conocen de sobra. El mundo necesita que le hablen de Dios y le hablen convencidos y creyentemente.

20.- Ahora creo entender mejor las negaciones de Pedro… Y también la triple pregunta que le hace ya resucitado: “¿Me amas…?”
RESPUESTA: Pedro se fiaba más de sus posibilidades y energías que del amor salvífico de Jesús, se fiaba más de la espada para protegerse en el huerto, por eso debió pasar por la debilidad de renegar de Jesús, de negarle y decir que nunca le conoció… Y luego fue examinado del amor y ya sabes que el amor es una fuerza, pero también la debilidad del que ama.

21.- Pienso que, con frecuencia, miramos a la Iglesia más con ojos racionales que con los ojos de la fe. Y esto que usted nos acaba de decir, nos abre una ventana a la fe en la Iglesia.
RESPUESTA: La Iglesia tiene estructuras de gobierno. Pero la Iglesia no es un gobierno, ni un estado. La Iglesia es una vida, es un misterio. El misterio del Evangelio. La Iglesia es grande cuando tiene esa capacidad de arrastre, de atracción y de anuncio. A mí me hizo pensar mucho Nouwen cuando escribe: “Una de las constataciones más penosas para muchos líderes cristianos es que cada vez menos jóvenes se sienten atraídos a seguir sus pasos”. Y añade “parece que en nuestro tiempo, el sacerdocio, o cualquier otro tipo de dedicación al servicio ministerial, es algo a lo que no vale la pena dedicar la vida”. Es decir, no tenemos jale…

22.- Y claro, ahí la diferencia de la imagen del San Juan Pablo II…
RESPUESTA: Lo cual nos dice que todavía había alguien que sí jalaba, que sí entusiasmaba, que sí animaba a arriesgarse por el Evangelio. Todavía había alguien que irradia la luz de Jesús y del Evangelio.

23.- La Iglesia todavía pesa… podrá tener sus deficiencias, que al fin y al cabo son las nuestras, pero la Iglesia sigue siendo luz en el mundo.
RESPUESTA: La Iglesia será tanto más Iglesia cuanto más revele el Reino de Dios cuanto más revele los valores del Evangelio, cuanto revele y manifieste a Jesús y el misterio de su Cruz. De la Iglesia, tendremos que decir que “es otra cosa”.

24.- Digamos que ha de ser una Iglesia que expresa también en sus debilidades.
RESPUESTA: La Iglesia misma, será más Iglesia, no en cuanto tenga más poder y tenga mayor competencia con otras instituciones. La única fuerza de la Iglesia es la fe, la esperanza y el amor. El verdadero poder de la Iglesia es ser Luz que revela el rostro de Dios. La Iglesia tiene la originalidad de ofrecer lo que nadie ofrece: el amor, que es la única fuerza capaz de cambiar el mundo.

25.- Una cosa que descubrí en San Juan Pablo II es que no sólo ejerció el ministerio de Pedro, de guía de la comunidad, sino que encarnó también el espíritu misionero de Pablo.
RESPUESTA: Es cierto. ¿Te imaginas a su edad, cargado de achaques, con los médicos encima de él, recorriendo el mundo, hablando a todo el mundo, llevando una palabra de esperanza a todos? De San Juan Pablo II tendremos que decir como el título de aquel libro: “Los árboles mueren de pie”. San Juan Pablo II murió de pie o, si prefieres, San Juan Pablo II murió anunciando, predicando el Evangelio.

26.- ¿De dónde sacaba fuerzas para seguir peregrinando por el Evangelio?
RESPUESTA: De su propio espíritu. No era de los que espera que los alejados vengan. Era él que va a su encuentro. En esto era admirable. Incluso a lugares donde los católicos son una pequeña minoría y sabía que encontrará un ambiente un tanto frío, no le importaba… Él iba, sonreía, besaba la tierra, hablaba a todos, porque quien vive en profundidad siempre tiene una palabra que decir a los demás.

DESPEDIDA: Amigos, somos importantes no porque somos grandes, sino porque somos testigos del Evangelio. Nuestras vidas son los testimonios vivos que hacen creíble el Evangelio de Jesús. ¿Seremos capaces de tener esa fuerza que atrae y arrastra?

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