Domingo es Fiesta

Domingo 12 – B | Fe y pesca

“¿Aún no tienen fe?”

Proclamamos el Santo Evangelio según san Marcos 4,35-40

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: “Vamos a la otra orilla”.

Dejando a la gente se lo llevaron en barca, así como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?”.

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: “¡Silencio, cállate!”.

El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: “¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tienen fe?”.

Se quedaron espantados y se decían unos a otros: “¿Pero quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?”.

PALABRA DE DIOS.

Palabras de Clemente

La imagen de la barca y del mar han sido desde los comienzos uno de los signos para graficar la realidad de la Iglesia. Un símbolo que no habla precisamente de tranquilidad y serenidad, sino de riesgo y de peligro. Cuando el mar se enfurece, las embarcaciones se tambalean golpeadas por las olas. Lo cual nos está hablando, no de una Iglesia de agua dulce sino de mar. Una Iglesia expuesta siempre al peligro y a la lucha.

Un peligro y una lucha que, unas veces vienen de fuera, del mar de la sociedad que embiste contra la Iglesia. Y otras veces, la Iglesia se siente sacudida desde dentro. El mar puede estar tranquilo, pero dentro de la barca de la Iglesia las aguas pueden estar movidas.

Malas son las agresiones que nos vienen de fuera, pero peor es cuando las sacudidas están dentro de la Iglesia misma.

En estos momentos, habría que hablar de que estamos asistiendo a ambas tormentas. Las tormentas que vienen de fuera pueden ser duras, pero también pueden fortalecer a la Iglesia misma. En cambio, las tormentas que se dan dentro de la Iglesia debilitan a la Iglesia. Es como una especie de revuelta de los marineros en un barco. Marineros que se rebelan contra el capitán que guía el barco, o peleas internas entre los mismos marineros.

Uno de los mayores peligros es no querer reconocer estos peligros ni estas luchas y tratar de poner paños tibios o guardar silencio para que nadie se entere. Apagar las críticas que surgen dentro, con el grito también de “cállate” y se impone el silencio a quienes ponen al descubiertos estos peligros.

Los hombres de la Iglesia somos así. También nosotros somos humanos y todos, con la mejor buena voluntad, podemos ser un riesgo para la misma Iglesia. Es entonces que todos necesitamos gritar a aquel que camina con nosotros en la barca, en la Iglesia, que es Jesús porque sólo cuando todos escuchamos su voz seremos capaces de regresar a la calma.

1.- Padre usted da mucha importancia a los símbolos de “la barca” y el “mar”. ¿Por qué?
RESPUESTA: La barca ha sido desde siempre uno de los símbolos de los Iglesia. Y el mar, ha sido uno de los símbolos de las dificultades de la Iglesia en el mundo. Creo que todos conocemos cómo se mueven esas barcas de los pescadores en el mar.

2.- Lo cual, de alguna manera, nos está diciendo que el relato del Evangelio es también una catequesis sobre la realidad de la Iglesia.
RESPUESTA: Todos los Evangelios son catequesis eclesiales. Lecturas que se hacen de la vida y enseñanzas de Jesús, para interpretar la realidad de la Iglesia.

3.- Pero aquí lo chocante es comparar a la Iglesia con una pequeña barquita, porque yo me imagino que en el Lago no habría grandes trasatlánticos.
RESPUESTA: ¿Y por qué te resulta tan chocante?

4.- Es presentar a la Iglesia como una débil y frágil barquichuela, en medio de un mar agitado y violento.
RESPUESTA: Y qué otra cosa es la Iglesia. Jesús nunca quiso hacer alarde de una Iglesia tremendo trasatlántico, ni de uno de esos buques actuales de guerra pertrechados de todo y casi inexpugnables. Siempre vio a la Iglesia como semilla, fermento, pequeño rebaño. Más bien destacó la idea de debilidad más que la idea de poder.

5.- Sin embargo, la Iglesia trata de presentarse siempre como una especie de fortaleza casi inexpugnable.
RESPUESTA: La Iglesia será tanto más Iglesia cuanto más sea una pequeña nave. La Iglesia tiene que reflejar las mismas flaquezas y debilidades de Jesús. Él siempre se presentó como indefenso. Pablo dice que “se vació de sí mismo” y se hizo como uno cualquiera de nosotros.

6.- Desde luego, si uno repasa la historia, la Iglesia ha tenido momentos de verdadera tormenta de persecución y ha tenido también momentos de grandeza y de poder.
RESPUESTA: Y nunca ha sido más Iglesia que cuando ha sido, como Jesús, “signo de contradicción”. Para mí la Iglesia más Iglesia ha sido la de los mártires. Una Iglesia con mártires es una Iglesia viva, fuerte y valiente. Ese es el verdadero poder de la Iglesia.

7.- El texto daría a entender que la Iglesia tendrá siempre momentos difíciles frente a fuerzas violentas que tratan de acabar con ella. Aquí la barca se estaba llenando ya de agua y a punto de zozobrar.
RESPUESTA: Yo tengo miedo a una Iglesia que todo el mundo aplaude. Una Iglesia que busca el refugio del puerto para no sufrir las sacudidas de la violencia del mar. San Juan Pablo II repetía, en sus últimos años, la frase de “remar más adentro”, nada de quedarse en el dique seco. El verdadero lugar de la Iglesia es el mar, tranquilo o movido, con olas o sin olas.

8.- Usted hablaba de dos tipos de peligros para la Iglesia.
RESPUESTA: Sí, los peligros que le vienen a la Iglesia desde fuera y los peligros que nacen dentro de la misma Iglesia.

9.- ¿A qué tipo de peligros se refiere usted?
RESPUESTA: El mundo siempre se resistirá a la Iglesia, a sus doctrinas y enseñanzas y a sus ideales y exigencias. Esto lo hemos visto a través de la historia y lo seguimos viendo cada día. Porque no me negarás que también hoy la Iglesia molesta y por eso es atacada directa o indirectamente. Mientras moleste es buena señal…

10.- ¿Por qué es buena señal?
RESPUESTA: Una Iglesia que no molestase al mundo, sería una Iglesia que piensa como el mundo, actúa como el mundo, y hace lo que hace el mundo. Por tanto, sería una Iglesia no significativa. A mí me encanta una Iglesia que sabe estar con el hombre en cada momento, pero a la vez, es una Iglesia que crea inquietudes, que molesta, porque contradice los criterios del mundo. Sólo así será también ella buena noticia para el mundo.

11.- ¿Quiere decir que a usted le gusta una Iglesia perseguida, obstaculizada y con estorbos en el camino?
RESPUESTA: Nunca me va a gustar la persecución; pero, a la vez, prefiero una Iglesia perseguida a una Iglesia dormida que no molesta a nadie. La Iglesia perseguida revela más su autenticidad, mientras que una Iglesia dormida ha perdido su fuerza evangelizadora.

12.- ¿Cuál cree usted que es lo más molesta hoy de la Iglesia al mundo?
RESPUESTA: Son muchas cosas, pero hay algunas que parecen doler más. La Iglesia no molesta porque la gente rece, comulgue y vaya a Misa. La Iglesia molesta cuando habla defendiendo los derechos humanos, cuando defiende la justicia y condena la injusticia. La Iglesia no molesta cuando se presenta poderosa, pero sí molesta cuando se manifiesta pobre, libre y sin miedos y está dispuesta a sufrir la persecución.

13.- Pero usted hablaba también de los peligros internos a la Iglesia misma.
RESPUESTA: Las divisiones internas dentro de la Iglesia, los escándalos de la Iglesia. Yo puedo, con mi vida, ser un anti testimonio contra la Iglesia y el Evangelio y no por eso deja de ser Iglesia ni pierde su fuerza el Evangelio. Tú peor enfermedad no es que te duela un dedo y un brazo, sino que tengas un infarto, que tengas un corazón débil.

14.- Divisiones y escándalos no le han faltado los últimos años a la Iglesia.
RESPUESTA: A veces la unidad eclesial es solo aparente. Con frecuencia, podemos estar en la Iglesia y no sentirnos Iglesia. Esto es lo que hoy está sucediendo tristemente. ¿Cuántos cristianos hoy se sienten verdaderamente Iglesia? ¿Y cuántos siguen dentro de la Iglesia, pero a su aire, sin importarles las orientaciones evangélicas de la Iglesia?

15.- Y la Iglesia ha tenido que pedir perdón últimamente por muchas cosas…
RESPUESTA: Es triste tener que pedir perdón por muchos escándalos, pero a la vez es una señal de vitalidad. La Iglesia tiene sus debilidades en nuestras debilidades. Pero la Iglesia todavía tiene suficiente vida como para reconocer sus errores y pedir perdón. Pedir perdón demuestra su grandeza.

16.- ¿Cuál tiene que ser la actitud de los cristianos en esos momentos de zozobra de la Iglesia?
RESPUESTA: El Evangelio de hoy nos lo dice claramente: “Por qué tenéis miedo, ¿aún no tenéis fe?”. Estar firmes en la fe aún cuando sintamos que nuestra barca esté haciendo agua.

17.- Padre, perdone la expresión, ¿qué pintaba mientras tanto Jesús durmiendo tranquilamente reclinando su cabeza en un almohadón?
RESPUESTA: Es uno de los signos más bellos y preciosos de la Iglesia. La Iglesia puede pasar por momentos difíciles, y los ha pasado, y los pasará, pero la Iglesia no está sola, en ella navega también Jesús.

18.- Sí, pero dormido. ¿Qué pinta uno dormido cuando la barca se hunde?
RESPUESTA: Es parte de la belleza de la imagen y simbolismo del Evangelio. Jesús deja la Iglesia en manos de los hombres, pero Él sigue en ella. No siempre le vemos y le sentimos, pero está ahí. Tenemos la garantía de su palabra: “Yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos”.

19.- Dígame con franqueza, ¿y cuando la Iglesia ofrece ese espectáculo doloroso de tantos escándalos, Jesús sigue en ella?
RESPUESTA: Los escándalos no asustan a Jesús. Además, no olvidemos que periodísticamente suena más un escándalo, que mil cristianos honestos, justos, bondadosos y caritativos. Siempre lo malo suena más. ¿No te has dado cuenta de que una caricia suena menos que una bala de fusil o pistola que mata a alguien?

20.- Sin embargo, una caricia pareciera más importante.
RESPUESTA: Una caricia es más importante que un cañonazo. Y una sonrisa es más importante y saca menos ruido que unos gritos y unos puñetazos sobre la mesa.

21.- Con ello nos está diciendo que, pese a las tempestades y tormentas sufridas por la Iglesia, siempre tenemos la garantía de la presencia de Jesús.
RESPUESTA: La Iglesia no es nuestra. La Iglesia es de Jesús. Alguien escribió, hace muchos años, un simpático librito donde decía: “Una de las señales de que la Iglesia la fundó Jesús y no los hombres es que todavía nosotros, a pesar de todo lo que hacemos por destruirla, no lo hemos conseguido en dos milenios”.

22.- Pero ¿por qué dormido?
RESPUESTA: Porque desde la Ascensión Jesús nos encomendó a nosotros la Iglesia y su misión. Él estará con nosotros, pero somos nosotros los que tenemos que hacer Iglesia y ser el sacramento de salvación.

23.- No me respondido… ¿Por qué Jesús tiene que estar dormido?
RESPUESTA: Lo de dormido es un simbolismo. ¿Tú crees que se puede dormir y roncar mientras una tormenta azota a una barquita como aquella? Significa sencillamente que Jesús nos alienta con su presencia, pero deja que seamos nosotros los que luchamos contra la tormenta.

24.- Lo cual viene a decirnos que no hay Iglesia sin Jesús en la Iglesia.
RESPUESTA: Eso es claro y evidente. Una Iglesia sin Jesús sería una institución como cualquier otra. Y eso es algo que nosotros no debemos olvidar nunca. El centro de la Iglesia es Él. Sin Él todo se vendría abajo por muchas cosas que hagamos.

25.- ¿No podía hacerse más visible y activo en la Iglesia?
RESPUESTA: Visible estaba en la barca y los discípulos se morían de miedo. Además, el Jesús presente en la Iglesia hoy es el Jesús resucitado. Por tanto, el Jesús que sólo podremos ver en la fe. Por eso mismo Jesús les recrimina: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?

26.- ¿Y activo?
RESPUESTA: Dios no actúa mientras podamos actuar los hombres. Dios no está para ahorrarnos el esfuerzo y el trabajo. La Iglesia podrá zozobrar. La Iglesia podrá tener muchas tormentas. Pero somos nosotros, hombres de fe, los que tenemos que dar cara y los que tenemos que afrontar los problemas aunque parezca que Él no está o está dormido, será precisamente Él quien nos de fuerzas y aliento para seguir luchando. Mientras creamos de verdad que no estamos solos, la Iglesia tendrá suficiente vida.

DESPEDIDA: Bueno, amigos, somos una pequeña barquilla en medio del mundo, pero capaz de cruzar los mares porque nuestro piloto es Jesús. Tened fe y no tengáis miedo.

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