Domingo es Fiesta

Domingo de Ramos – C | Pasión y Muerte de Jesús

“Padre, en tus manos pongo mi espíritu”

Santo Evangelio según san Lucas en el Capítulo 22, versículos del 14 al 23, y el 56:

Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a Él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Jesús decía: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.” Se repartieron sus vestidos, echando a suertes.  Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: “A otros salvó; que se salve a sí mismo si Él es el Cristo de Dios, el Elegido.”

También los soldados se burlaban de Él y, acercándose, le ofrecían vinagre  y le decían: “Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!”

Había encima de Él una inscripción: “Este es el Rey de los judíos.”

Uno de los malhechores colgados le insultaba: “¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!”

Pero el otro le respondió diciendo: “¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena?  Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.”

Y decía: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.”  Jesús le dijo: “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.”

Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.  El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: “Padre, en tus manos pongo mi espíritu” y, dicho esto, expiró.PALABRA DE DIOS.”

Palabras de Clemente:

Amigos, este Domingo, llamado de los Ramos, nos sitúa ya de cara a la Pasión de Jesús que será el centro de esta Semana. Hemos escogido una parte de esta historia de los últimos momentos de la vida de Jesús y que este año corresponde al Evangelista San Lucas.  Queremos destacar algunos rasgos de este relato.

En primer lugar, los Evangelios son muy parcos en la narración de los dolores de Jesús. Digamos que no caen en ese dolorismo al que estamos acostumbrados y donde el dolor pareciera esconder y apagar lo verdaderamente esencial de esta Pasión.

En segundo lugar, los Evangelios más bien tratan de revelarnos las actitudes íntimas y espirituales de Jesús en su Pasión y en su Muerte. Dicho de otra manera, los Evangelios nos describen más que los sufrimientos del cuerpo, los sentimientos del alma de Jesús.

Entre estos sentimientos debiéramos rescatar los siguientes:

Primero: El momento de la Pasión y de la Cruz son momentos que bien pudiéramos llamar de tentación. El diálogo de la gente lo hace bien claro. Todo es una interrogante: “Si tú eres el Hijo de Dios… sálvate a ti mismo”. El relato de Mateo es mucho más incisivo que el de Lucas sobre esta tentación. La cruz fue para Jesús un momento de oscuridad y de luz. ¿Será realmente este el camino de Dios?

Segundo: Sin embargo, el momento de la muerte es como un resumen de su vida. La muerte es una consecuencia de su propia vida. Vivió revelando su amor como expresión y manifestación del amor de Dios, cuya máxima expresión es el perdón.

No es fácil morir pensando en los demás. No es fácil morir perdonando a los demás. No es fácil morir amando. Pero quien vivió amando y revelando el amor de Dios a los hombres, ¿podía morir de otra manera que amando?

Estos días no son para intoxicarnos del dolor de Jesús, sino para intoxicarnos del amor de Dios hacia todos nosotros.

1.- Padre Clemente, ¿no celebramos hoy el Domingo de Ramos?
RESPUESTA: Claro.

2.- ¿Y entonces cómo es que estamos leyendo el Evangelio de la Pasión de Jesús?
RESPUESTA: En realidad, lo que celebramos hoy es el Domingo de Pasión. Lo de los Ramos es una celebración previa a la Misa. La Misa no es de Ramos, sino de la Pasión. Por eso el Evangelio que nos relata el acontecimiento de los Ramos se lee solo en la Procesión.

3.- Padre, todos tenemos una idea de la Pasión de Jesús como el macabro testimonio del dolor; sin embargo, acabo de escucharle a usted decir que los Evangelios no caen en ese dolorismo al que estamos nosotros acostumbrados.
RESPUESTA: Es cierto. Si leemos la historia o el relato de la Pasión en los cuatro Evangelios, podemos constatar que se detienen muy poco en esa morbosidad dolorista a la que nos tienen acostumbrados las películas de la Pasión, incluida la de Mel Gibson.

4.- Pero ¿por qué? ¿Acaso la muerte de un crucificado no era considera como la muerte más ignominiosa y dolorosa?
RESPUESTA: Sí. De hecho, era aplicable solo a esclavos y subversivos del Imperio. Pero la finalidad de la Pasión y Muerte de Jesús no tenía en su corazón la finalidad de exaltar la capacidad de sufrimiento de Jesús. Jesús no fue ningún héroe del dolor, fue un héroe del amor.

5.- Entonces, ¿dónde radica el valor permanente de la Pasión y de la Cruz y Muerte de Jesús?
RESPUESTA: Radica en el amor. Revelar cuánto es capaz de hacer Dios para manifestarnos su amor salvífico. Aquí el dolor pudiera ser considerado como una especie de medida del amor. Viendo el gran dolor de Jesús concluimos cuánto es capaz Dios de amarnos. No es el dolor el que nos salva, lo que nos salva de verdad es el amor. El sufrimiento como sufrimiento es una desgracia. pero el sufrimiento como expresión de amor se hace salvífico.

6.- ¿Quiere esto decir que si nos quedamos sólo en lo que Jesús sufrió no hemos descubierto la verdad de su muerte?
RESPUESTA: Eso es evidente. La muerte es siempre algo negativo. Lo que da valor a la muerte es el motivo por el que se muere. La muerte tiene valor cuando se muere porque se ama. El verdadero valor de la muerte es el amor con el que se muere.

7.- Usted decía en su presentación que Jesús muere como expresión de lo que fue su vida.
RESPUESTA: A poco que examinemos su vida nos daremos cuenta que Jesús vivió para revelarnos a Dios como Padre y, por tanto, a Dios como amor hacia todos nosotros. De ahí que la muerte no es otra cosa que la consecuencia de su vida. No podemos vivir de una manera y morir de otra. La muerte debe responder a lo que hemos vivido.

8.- ¿Cómo aparece esto en la muerte de Jesús?
RESPUESTA: Lucas lo describe muy bien en el perdón al buen ladrón. No es fácil estar muriendo y estar pensando en los demás. De ordinario, el dolor como que nos reconcentra sobre nosotros mismos y nos lleva a pensar en nosotros y no en los demás. Sin embargo, Jesús colgado de la Cruz se olvida de sí mismo pera dedicarse a escuchar el sufrimiento del Ladrón que cuelga junto a Él en otra cruz.

9.- El caso es que Lucas describe la muerte de Jesús inmediatamente después del perdón y la promesa de salvación al buen ladrón.
RESPUESTA: Es una bella imagen de lo que fue la muerte de Jesús. No nos habla de los estertores de la muerte, ni de las terribles angustias y sufrimientos del morir de Jesús, sino como una conclusión de la generosidad de amar perdonando y salvando y atendiendo al sufrimiento de los que tiene a su lado.

10.- Padre, todo esto que usted está diciendo, diera la impresión de que Jesús no se vio afectado por la muerte, sino que pasó por encima de ella como quien no se entera.
RESPUESTA: La muerte de Jesús fue tan dolorosa como la de cualquier crucificado, pero con una gran diferencia. Hay quien se encierra en su dolor pidiendo y reclamando compasión y hay quien trata de dar sentido a su muerte. Jesús tomó esta segunda opción. Jesús aceptó libremente la muerte de Cruz y expresa la libertad de espíritu con que muere. No es la muerte la que domina a Jesús, sino Jesús quien domina y vive su muerte.

11.- ¿Quiere decir que Jesús no murió víctima de la muerte, sino dueño de la muerte?
RESPUESTA: Pues creo que has dicho algo muy cierto. No es la muerte la que le domina a Jesús, sino Jesús quien logra domesticar a la muerte haciéndose dueño de su propia muerte.

12.- Bella enseñanza para todos los que sufren, ¿no cree?
RESPUESTA: Hay quienes se hacen víctimas de sus propios sufrimientos, problemas y dificultades y se sienten aplastados por ellos. Incluso llegan a perder el sentido mismo de la vida. Hay quienes sufren, pero son más que sus propios sufrimientos, más que sus propias dificultades, y sufren adueñándose de sus propios sufrimientos.

13.- También decía usted en su presentación que la Cruz fue para Jesús un momento de tentación. ¿Qué quiso decir con ello?
RESPUESTA: No podemos suavizar la muerte de Jesús como si todo fuese algo aparente y no real. La muerte de Jesús fue tan real como cualquiera de nuestras muertes, fue un momento de grande oscuridad para Él. Aquellas tentaciones del desierto que marcaron el comienzo de su vida pública se repiten ahora de otra manera en la Cruz.

14.- ¿A qué tentaciones nos estamos refiriendo? En un momento de tanto sufrimiento, ¿queda lugar para las tentaciones?
RESPUESTA: Los diálogos de la gente con Él en la Cruz, como los mismos retos y desafíos del otro ladrón revelan las tentaciones internas del corazón de Cristo. ¿Recuerdas las tentaciones del desierto?

15.- Creo que sí… Todas comenzaban con la misma muletilla “si eres Hijo de Dios”…
RESPUESTA: Estás en lo cierto. Era cuestión de que Jesús demostrase su condición de Hijo de Dios haciendo cosas extrañas: convertir las piedras en panes, hacer espectáculo echándose del alero del templo, etc. Ahora, en la Cruz, le retan a lo mismo: “Si eres Hijo de Dios sálvate a ti y a nosotros bajando de la Cruz”.

16.- Pero, ¿en qué consiste esta tentación?
RESPUESTA: ¿Era la Cruz y morir crucificado un verdadero signo de su condición de Hijo de Dios? ¿No era más bien una señal de que Dios no estaba con Él? Le están pidiendo una señal de su condición de Hijo de Dios y Él está muriendo en algo que más bien es como una contradicción de su condición divina.

17.- Lo cual nos estaría indicando que en su interior había una gran oscuridad que creaba como una especie de contradicción entre lo que Él era y lo que los demás veían en Él.
RESPUESTA: Morir cuando todos te contemplan como un héroe es bonito y, aunque doloroso, es una especie de compensación humana. Pero morir en una especie de contradicción consigo mismo tenía que ser tremendamente doloroso.

18.- ¿En qué sentido doloroso?
RESPUESTA: Querer revelar a Dios y su amor. Querer revelarse a sí mismo como el Hijo de Dios y sentir que los demás lo ven morir en contradicción con Dios tuvo que ser sumamente doloroso. Ese fue el verdadero dolor de la Pasión de Jesús. Mucho más que el resto de sufrimientos que fueron grandes. Pero mucho más sufre el espíritu que el cuerpo. Son mucho más dolorosos los sufrimientos del espíritu que los sufrimientos del cuerpo.

19.- Sin embargo, Padre, tengo entendido que muchos han visto en esta desolación interior de Jesús, tal como lo expresa aquel grito de “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, una especie de desgarramiento interior que pudo llegar a una cierta desesperación.
RESPUESTA: Sí, no han faltado comentaristas que han hablado de la desesperación de Jesús en la Cruz. En realidad, no han entendido ni su vida ni su muerte. Los Evangelistas no tienen reparo en describir ese momento tan difícil de oscuridad en su corazón, pero todos terminan en lo mismo: “Inclinando la cabeza entregó su espíritu”.

20.- Pero lo del grito de “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, ¿en qué queda?
RESPUESTA: En lo que tiene que quedar. Es parte de la recitación del Salmo 22, que es el salmo del hombre que sufre y de la esperanza del justo. Lo cual nos está diciendo que Jesús convirtió su muerte en una oración. Murió recitando este salmo que comienza precisamente con esta frase “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.

21.- Es posible orar mientras se está en ese sufrimiento de la muerte.
RESPUESTA: El que cree de verdad ora cuando tiene buena salud y ora cuando está enfermo. Ora cuando todo le va bien y ora cuando todo le resulta como un absurdo. Es decir, hay momentos en los que uno no entiende nada. Entonces sólo queda echarse en las manos de Dios.

22.- Padre Clemente, ¿cómo vivir todo esto durante esta Semana?
RESPUESTA: Las cosas esenciales, decía el libro del Principito, son invisibles a los ojos y solo se pueden ver con el corazón. La verdad de Jesús crucificado no la podremos comprender nunca con la simple razón. La muerte es siempre un misterio, incluso la nuestra. La muerte de Jesús solo es posible comprenderla con los mismos sentimientos de Jesús al morir.

23.- ¿Y cómo lograr estos sentimientos de Jesús?
RESPUESTA: Solo en la soledad y la contemplación. Estos días debieran ser de oración, de silencio y de contemplación. ¿No quedamos en silencio ante la muerte del amigo? ¿Cómo no guardar silencio ante la muerte de Dios en la Cruz?

24.- ¿No cree usted que tenemos demasiados ruidos para meternos en ese silencio que escucha el morir de Dios?
RESPUESTA: Sin embargo, sólo el silencio nos permite interiorizar. La Muerte de Jesús vista desde fuera es la muerte de un abandonado de Dios. La muerte de Jesús contemplada en el silencio del corazón es la expresión de “tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que el mundo se salve”… es un silencio de escucha.

DESPEDIDA: Bueno, amigos, entramos en una semana que es la semana de Dios y es también la semana del hombre, es la semana del amor, es la semana donde Dios nos dice que nos ama.

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