“Señor, ¿a quién iremos?”
Proclamamos el Santo Evangelio según san Juan 6,60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: “Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?”.
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijos del hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne de nada sirve. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida. Y, a pesar de esto, algunos de ustedes no creen”.
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no crían y quién lo iba a entregar.
Y dijo: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”.
Desde entonces, muchos discípulos suyos se retiraron y ya no andaban con él.
Entonces Jesús dijo a los Doce: “¿También ustedes quieres irse?”.
Simón Pedro le contestó: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.
PALABRA DE DIOS.
Palabras de Clemente:
Queridos amigos que nos seguís cada domingo: ¿Os ha dicho algo este Evangelio que Miguel Humberto acaba de proclamar? Porque el Evangelio no es para leer en pasado, tenemos que leerlo en presente. Es hoy que suceden las cosas y es hoy que Jesús nos habla.
¿Cómo leerlo hoy? Creo que podemos situar este Evangelio en varios cuadros. ¿Os parece bien?
Primer cuadro: ¿Verdad que también hoy nos dan miedo los retos y los desafíos? No hay duda de que todos preferimos el camino llano, pero la verdad de la vida está en afrontar los desafíos. Mientras Jesús repartía panes y peces todo iba bien, pero cuando sitúa a la gente frente al gran desafío de hacerse pan para que los demás lo coman, esto ya les asusta. “Este modo de hablar es duro. ¿Quién puede escucharlo?”. “Y muchos murmuraban en su interior”. Tampoco faltan los que esconden sus miedos y no los dicen.
Mientras la Iglesia no nos enfrente con la verdad del Evangelio, sino que nos dé razón a nuestros caprichos, no pasa nada. Pero cuando la Iglesia nos muestra el camino del Evangelio con todas sus consecuencias, entonces también nosotros gritamos: “Este modo de hablar es duro. ¿Quién puede escucharlo?”.
Mientras el amor se queda en besitos y arrumacos sentimentales, ¡qué bonito! “Te adoro”. Pero cuando llegan los problemas en casa, el dinero no abunda, tenemos que privarnos de muchas cosas, entonces gritamos: “Yo no me esperaba que el matrimonio fuese así”. “Yo no me esperaba que mi esposa algún día se pusiese tiesa y me pusiese en mi lugar”.
Segundo cuadro: En algún momento de nuestra vida es preciso tomar decisiones serias y definitivas. No podemos pasarnos la vida eligiendo, ni tampoco nos podemos pasar la vida jugando a medias tintas. Hay un momento en el que decimos sí o no. Es lo que hace Jesús. Viendo que muchos que le seguían se echaron atrás y no volvieron a andar con él, a los que se quedaron, los enfrenta con una decisión clara: “¿También vosotros queréis marcharos?”. Podéis iros, Yo no necesito gente que no se siente a gusto con mi Evangelio.
Jesús se corrió el riesgo de quedarse de nuevo solo. Eso le importaba poco. Lo que Jesús quiere es que los que le sigamos lo sigamos enteros y no a medias, ni andemos cada día pidiendo rebajas a nuestros compromisos.
Tercer cuadro: Aunque haya cobardes, siempre quedan los valientes. Valientes que son conscientes de sus debilidades, pero que se sienten más fuertes que sus propias flaquezas. Por eso, Pedro en nombre de los Doce le dice: “No, maestro, nosotros nos quedamos. Nosotros creemos que tú tienes palabras de vida eterna”. Tenemos muchas invitaciones, pero la verdad la tienes tú.
1.- Padre Clemente: los tres cuadros me parecen estupendos. ¿Usted ya se ha situado en alguno de ellos?
RESPUESTA: Tiro a gol. Esto me parece un penalti… Te confieso que me he situado en cada uno de ellos y tengo que seguir situándome, porque la vida no basta definirla una vez. A la vida hay que decirle sí cada día y esto es lo difícil.
2.- Vayamos con el primer cuadro, lo del miedo a los retos y a los desafíos. ¿Usted no cree que todo reto y todo desafío, en el fondo, nos da miedo a todos?
RESPUESTA: Todo reto y desafío, claro que impone y te hace pensar. Pero, a la vez, son los retos y los desafíos los sacan a flor de piel todas nuestras posibilidades y capacidades. El miedo congela el alma y congela nuestras energías, mientras que los desafíos y los retos ponen en acción toda nuestras mejores energías.
3.- ¿Dónde están las raíces de nuestros miedos?
RESPUESTA: El miedo tiene muchas raíces. Una de ellas es nuestra propia inseguridad, la falta de fe y confianza en nosotros mismos. Y otra, que suele ser la más ordinaria, nuestra falta de convicciones y nuestros escasos y pobres ideales. Sin un gran ideal en el alma, nunca apuntaremos muy alto.
4.- ¿Y cuál cree usted que es la razón por la cual, todo este grupo de discípulos que seguían a Jesús se echaron atrás?
RESPUESTA: Por las mismas motivaciones de su seguimiento. Lo seguían como Él mismo les dijo en otro momento, porque “habían comido bien y se habían saciado”. Cualquiera le sigue teniendo un panadero tan gratis y que tan fácilmente les daba de comer.
5.- Pero era también una razón que uno entiende…
RESPUESTA: Pero no una razón como para enfrentarse con el reto del Evangelio y una razón incapaz de aceptar el reto y el desafío de Jesús de entregar su vida como pan para ser comido por los demás. Es fácil aceptar comer el pan que nos dan, lo difícil es que te pidan que tú te conviertas en pan para que otros te coman.
6.- Vivimos en una cultura de lo fácil…
RESPUESTA: Es cierto que vivimos en una cultura de lo fácil; sin embargo, aún en esta cultura hay verdaderas aventuras con lo difícil. ¿Cuántos deportes hay que llaman “deportes de riesgo”? Los escaladores de montañas, bajar por las torrenteras de las grandes corrientes de los ríos, etc. Es cuestión de ideales. Es cuestión de soñar y hoy también hay que soñar.
7.- Usted hacía referencia a la Iglesia y al matrimonio…
RESPUESTA: Claro. Porque son dos realidades en las que es más fácil ver nuestra falta de constancia en aquellas cosas que nos cuestan y no quisiéramos dejar. Muchos prefieren una Iglesia condescendiente; sin embargo, otros muchos amamos a la Iglesia precisamente porque nos presenta siempre las exigencias del Evangelio. Yo no quisiera una Iglesia que sólo me ofrezca caminos fáciles. No me gusta una educación para lo fácil.
8.- ¿Y en cuanto al matrimonio?
RESPUESTA: Tenemos una falsa o falsificada idea del amor. Todo el mundo cree que el amor es fácil. Pero amar no es mirarme a mí mismo, sino mirar al otro. El verdadero amor está en darse por el otro. Amar es ser pan que el otro pueda comer y no comernos al otro como pan. Eso no es amor. Eso puede ser hambre.
9.- Padre, en el segundo cuadro que usted diseñó hablaba de que en algún momento de la vida tenemos que decidirnos y definirnos.
RESPUESTA: La gente seguía a Jesús por una atracción posiblemente muy interesada. Curaba. Sanaba. Daba de comer. Pero aún no había descubierto la verdad de Jesús, ni su verdadera misión. Y cuando Jesús trató de hacer un deslinde entre todos ellos, se presentó como el pan que será entregado por los demás. En el fondo era una clara alusión a la Eucaristía como sacramento de su Muerte. Ahí la gente tenía que definirse.
10.- ¿No le parece que aquí Jesús fue demasiado tajante y poco político?
RESPUESTA: Jesús de político nada. Jesús juega siempre con las cartas sobre la mano. Jesús no se guarda ninguna carta bajo la manga, lo que Jesús quiere son definiciones, nada de ambigüedades. El lema de Jesús es “sí o no”.
11.- ¿Por qué dice usted que en algún momento de la vida hay que definirse?
RESPUESTA: No podemos vivir la vida siempre jugando al sí y al no. Al sí, pero… Hay muchos que tienen miedo a definirse de una vez por miedo a perder la libertad. Pero definirse es hacer uso de nuestra libertad. Si no decidimos nunca, ¿para qué queremos la libertad?
12.- ¿Usted no cree que hoy, una gran mayoría de cristianos no han asumido verdaderamente su fe y viven un poco así como al vaivén de las olas?
RESPUESTA: Es cierto que en el Bautismo deciden otros por nosotros, al menos en el Bautismo de los niños pequeños. Pero, luego, en la Confirmación es el momento de hacer la verdadera opción de fe.
13.- ¿Piensa usted que realmente los jóvenes hacen una auténtica opción en su Confirmación?
RESPUESTA: Yo no me canso de decir que la preparación a la Confirmación debiera ser una preparación para esa opción. De tal modo que quien se confirme opte de verdad por su fe en Jesús con todas las consecuencias. De lo contrario, ¿para qué confirmarse? Y te advierto que soy testigo de muchos chicos que no se sienten decididos, no se confirman con su grupo y esperan.
14.- ¿Y no habría que ser un poco más exigente entonces a la hora de confirmar?
RESPUESTA: Mira, yo tengo mis criterios. Por una parte, es difícil entrar en el corazón de cada persona. ¿Quién es capaz de juzgar el corazón del otro? En segundo lugar, también la experiencia nos dice que muchos después de confirmados no regresan a la Iglesia. De ahí que el problema pudiera estar en la preparación. Creo que es el momento de no hacer las cosas por hacerlas…
15.- ¿Y qué sucedería si la gente hubiese tomado en serio las palabras duras de Jesús y se le van todos?
RESPUESTA: No hubiese pasado nada. Jesús comenzaría de nuevo. Es preferible un grupo pequeño comprometido de verdad que una masa de indiferentes y apáticos. Además, no podemos rebajar la verdad, para ganarnos números de adherentes. En este sentido creo que nos estamos equivocando con los jóvenes.
16.- ¿En qué sentido nos estamos equivocando con los jóvenes?
RESPUESTA: Muchos creen que poniendo las cosas más fáciles ganan el corazón de los jóvenes. Y eso es engañarles. El joven quiere retos, quiere desafíos, por más que luego se eche atrás. Yo prefiero que alguien se eche atrás ante un gran ideal, que muchos sigan adelante sin ideal alguno.
17.- Padre, en tercer cuadro, usted decía que, aunque muchos le den la espalda a Cristo, también los hay valientes que deciden seguir adelante…
RESPUESTA: Está claro. Jesús se enfrenta al grupo de los Doce y los reta: ¿también vosotros queréis marcharos? Y mientras la gran masa le da la espalda, Pedro en nombre de todos se reafirma en su fe: “¿A dónde quieres que vayamos, si tú tienes palabras de vida eterna?”.
18.- Oiga, yo no estoy tan seguro de la valentía de los Doce… Entre ellos, hay una calladito, que no dice esta boca es mía, y que luego le traicionaría: Judas. Y el mismo Pedro todos sabemos que le negó la noche de la Pasión.
RESPUESTA: ¿Y te extraña eso? A mí me encanta la pedagogía de Dios. Juan dice que entre ellos hay uno que lo va a entregar y que Él lo conoce. Sin embargo, Jesús le sigue dando la oportunidad de encontrarse con la verdad. Y, en segundo lugar, todos le fallaron en su Pasión. Jesús no escogió a superhombres. Jesús eligió a hombres normales y corrientes, con grandes corazones y grandes debilidades. Igualito que hoy.
19.- ¿Por qué igualito que hoy?
RESPUESTA: ¿Quieres saber cuántos éramos en mi promoción cuando entramos al Seminario? Te lo diré, 68. ¿Y sabes cuántos llegamos al Noviciado para hacer ya nuestra profesión religiosa?
20.- No tengo ni idea…
RESPUESTA: De 68 fuimos al Noviciado 29 y profesamos 25. Y de los 25, ¿sabes cuántos nos ordenamos como sacerdotes? ¡16!
21.- ¡Vaya purga!
RESPUESTA: Más que de purga tenemos que hablar de que, cada uno responde personalmente a la llamada e invitación de Dios y muchos van descubriendo que ese no es su camino. Es que la vida, más que aprobar latines, es toda una historia de gracia y una historia de fidelidades.
22.- No quisiera ser indiscreto, pero tengo entendido que usted tuvo serios problemas con su padre para ser religioso y sacerdote.
RESPUESTA: Nunca lo he ocultado. A mis 18 años tuve que romper con mi padre que se obstinaba en que dejase mi vocación. Mejor dicho no fui yo quien rompió con él, sino él conmigo. La última carta que recibí de él decía textualmente: “Si eres tan testarudo, olvídate de mí”. Y no me escribió más. Yo siempre le he querido mucho a mi padre y le recuerdo con mucho cariño, pero hay momentos en la vida que son decisivos. Y esos momentos te marcan para toda la vida.
23.- Padre, gracias por su testimonio. ¿Qué les diría usted a los jóvenes de hoy?
RESPUESTA: A los jóvenes y quienes han dejado de serlo, yo les diría que el Evangelio es sí o no. Que creer es sí o no. Y que no podemos pasarnos la vida quejándonos y lamentándonos que esto es difícil, que lo otro es falta de comprensión. Tenemos que definirnos. Cristo quiere cristianos convencido o como decía San Juan Pablo II: “Cristianos con vocación de santidad, firmes en su fe, firmes y activos en la Iglesia, coherentes y valientes en sus compromisos”.
DESPEDIDA: Amigos, Jesús no quiere gente arrastrada. Quiere gente que camine con la cabeza en alto, mirando lejos y gozosos de seguirle a El. Y estos podemos ser todos.