Domingo, 20 de abril del 2025
¿Qué has visto, María?

En la Secuencia de la Misa de este día de Pascua, leemos: “¿Qué has visto de camino, María en la mañana?”. “A mi Señor glorioso, la tumba abandonada”. Una linda frase que expresa el espíritu de la Pascua. El significado de la Pascua de Resurrección bien pudiera definirse como: “¿Qué hemos visto?” Porque todos los testimonios pascuales se expresan en los términos de ver:
“Vio la losa quitada del sepulcro”. “Vio las vendas en el suelo”. “Vio y creyó”. “Hemos visto al Señor”. “Se le apareció a Simón”. “¿Porque me has visto has creído?”.
Celebrar la Pascua es cuestión de “ver”. Hay Pascua para los que ven, no la hay para los que no ven. Algo así como si la Pascua nos entrase por los ojos, como si fuese cuestión de ojos, cuestión de ver. Mejor diríamos “verle”. Así comenzó también el seguimiento de los dos primeros discípulos. “Hemos visto al Mesías”.
Es que la Pascua es el comienzo de lo nuevo de Dios y lo nuevo del hombre. Sólo quienes son capaces de descubrir esta novedad viven de la Pascua. Hay un relato oriental a este propósito: ¿Cuándo comienza la Pascua? La respuesta es clara: “Es Pascua cuando te encuentras con un hombre, pero tú ves a un hermano”. Es Pascua cuando comenzamos a ver las cosas de diferente manera, cuando somos capaces de verle a Él en su nueva dimensión de resucitado. Sobre todo, cuando somos capaces de verle a Él, en los hermanos, en el prójimo, en el hombre.
La gran pregunta de la Liturgia es: “¿Qué has visto, María?”.Porque ella fue la primera en salir a buscar al que había muerto. La gran pregunta que hoy nos debiéramos hacer cada uno de nosotros es también: “¿Qué hemos visto esta mañana?”. ¿Hemos visto que todo sigue igual? ¿Hemos visto que todo ha cambiado y que todo es nuevo? ¿Hemos visto que la vida ha cambiado y que ya nada puede ser igual que ayer? ¿Hemos visto que nosotros ya no somos los mismos sino que también nosotros hemos cambiado y somos diferentes? ¿Hemos visto sepulcros vacíos o seguimos viendo sepulcros habitados?
Estamos llamados a ser los testigos de la Pascua, pero testigo es el que “ha visto”, “ha oído”, “ha estado ahí”. Sólo quien ha visto puede reconocer. Sólo quien ha visto puede testimoniar. ¿Hemos visto nosotros al Señor resucitado?
Secuencia o Himno Pascual

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios, y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
“¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?”.
“A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada.
Los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua”.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles
parte en tu victoria santa.
La Pascua de los esposos

¿Se puede hablar de la Pascua de los esposos? Claro que sí; pues la Pascua no es solo una novedad para las personas individuales, sino también para las personas en su condición de vida. El matrimonio es la situación o el ambiente donde se realizan los esposos, marido y mujer.
Si la Pascua es “paso de la muerte a la vida”, todos sabemos que en toda pareja hay muchos signos de muerte que es preciso cambiar en signos de vida. Podremos hablar de verdadera Pascua conyugal o matrimonial cuando podamos hablar de:
Esposos que saliendo del sepulcro de su orgullo, rejuvenecen en el jardín de la humildad.
Esposos que saliendo del sepulcro de su egoísmo, amanecen en el jardín de la mutua generosidad.
Esposos que saliendo del sepulcro de creerse el uno superior al otro, los dos amanecen reconociendo su igualdad y el mutuo respeto que cada uno se merece.
Esposos que saliendo del sepulcro de la infidelidad, amanecen en el jardín de la mutua fidelidad.
Esposos que saliendo del sepulcro de la rutina, amanecen renovados en nuevo empeño de comenzar de nuevo su camino.
Esposos que saliendo del sepulcro del silencio y del olvido del otro, amanecen con el nuevo compromiso de una palabra nueva y una nueva atención mutua.
La Pascua es la novedad de todos, también de los matrimonios. Matrimonios renovados, rejuvenecidos y renacidos por el perdón mutuo que los hace nuevos.
Testigos de la Pascua

He visto a mi esposa y he descubierto toda la bondad de su corazón.
He visto a mi esposo y he visto la generosidad de su corazón.
He visto a mis hijos y he visto todo lo que pueden ser.
He visto a mis padres y he visto todo lo que han hecho por mí.
He visto a los hombres caminar por la calle y he visto que son personas.
He visto a los hombres que se me cruzan en el camino y he visto que son hijos de Dios.
He visto a los hombres que no conocía y he visto que son mis hermanos.
He visto a los hombres malos y he visto que pueden cambiar.
He visto a la Iglesia y he visto que es el Cuerpo Místico de Cristo.
He visto a la Iglesia con grandes defectos y he visto que puede cambiar.
He visto al mundo en guerras y he visto que la paz es posible.
He visto al mundo enemistado y he visto que todos podemos ser hermanos.
He visto a muchos hombres desesperados y he visto que también ellos pueden recuperar la esperanza.
He visto a muchos niños maltratados y he visto que también ellos merecen nuestro amor.
He visto a muchos niños abandonados y sin padres y he visto que también ellos son hijos de Dios.
“He visto”.
He visto lo que antes veía, pero ahora lo veo de manera diferente.
“He visto”.
He visto que las cosas parecen las mismas, pero que todo puede cambiar.
“He visto”.
He visto un mundo con desigualdades, pero donde todos pueden volver a ser hermanos.