Domingo es Fiesta

Domingo 19 – A | Jesús sobre las aguas

“¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?”

Proclamamos el Santo Evangelio según san Mateo 14,22-23:

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús ordenó a sus discípulos que subieran a la barca y se adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegaba la noche, estaba allí solo.

Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.

Jesús les dijo en seguida: “¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!”.

Pedro le contestó: “Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua”.

Él le dijo: “Ven”.

Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: “Señor, sálvame”.

En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: “¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?”.

En cuanto subieron a la barca, se calmó el viento.

Los de la barca se postraron ante él, diciendo: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”.

PALABRA DE DIOS.

Palabras de Clemente: Amigos, ¿se mueve mucho la barca? Qué importa. ¿Están muy movidas las aguas? No importa. Lo que importa de verdad es que “no tengamos miedo” porque cuando tenemos miedo en el alma aun con el mar tranquilo, estaremos inquietos. ¿No veis a esos pescadores balanceándose sobre las olas y ellos están como si nada pasase??

1.- Creo que estamos cambiando de panorama, ¿verdad?
RESPUESTA: Sí y no. Estos últimos domingo se nos planteaba el problema del anuncio del Reino y las dificultades que se encontrarían al hacerlo. Además de las actitudes o disposiciones que deberían tener para no echarse atrás.

2.- Hoy, hasta donde yo percibo, Mateo presenta una de esas situaciones difíciles y dolorosas, graficadas en la escena de la madrugada en el mar.
RESPUESTA: A través de una especie de parábola, muy bien armada, se nos presenta un momento o una situación difícil en la vida de la comunidad. Y Mateo lo hace, me atrevería a decir, de una manera bien provocadora.

3.- Un esquemita ¿verdad que no estaría mal? Sea bueno…
RESPUESTA: En un primer plano, Jesús nos presenta una comunidad tentada de cierto tufillo de vanidad y orgullo y de poder. En un segundo plano, la comunidad cristiana no siempre encontrará las aguas tranquilas y serenas, sino que encontrará tormentas en el camino. En un tercer plano, hay momentos en los que el miedo y la indecisión nos hacen ver visiones y fantasmas, incluso hasta identificar a Jesús con un fantasma. En un cuarto plano, las comunidades atraviesan también momentos de crisis o dudas de fe.

4.- Una comunidad, dice usted, tentada por un cierto tufillo de vanidad, orgullo y poder. Todo lo contrario a lo que debiera ser una comunidad cristiana. ¿Dónde aparece esto aquí?
RESPUESTA: Es el comienzo mismo del texto. Luego de la multiplicación de los panes, Jesús percibe que se está creando un ambiente entre la gente, un clima de admiración y que incluso, como dirá Juan, pretendía hacer rey a Jesús.

5.- Que la gente admirase a Jesús después del milagro de la multiplicación de los panes era normal. ¿No le parece?
RESPUESTA: Sí. Visto desde la gente es normal, pero Jesús no quiere comunidades que vivan del incienso de la alabanza por el bien que hacen. El gran peligro es hacer el bien para ser admirados. Entonces, Jesús saca a los suyos de ese clima un tanto cargado de emotividad y los embarca, mientras Él despide a la gente y se retira a orar.

6.- Se pasó todo el día predicando y luego termina dando de comer a tanta gente. ¿Y todavía tiene que retirarse a orar…?
RESPUESTA: Hay en todo esto una gran pedagogía. Hacer el bien y luego retirarse a hablar con Dios, para luego volver a seguir haciendo el bien. Esa es la espiritualidad del que evangeliza y anuncia el Reino. En los Reglamentos que nos dejó a nosotros nuestro Fundador, san Pablo de la Cruz, se proponía esto como una exigencia de nuestra condición de pecadores.

7.- ¿Qué se les pedía?
RESPUESTA: Para el fundador, el Pasionista debía estar en el convento en oración a los pies del Crucificado. Salía a anunciar el misterio de salvación a las gentes y apenas terminaba debía retirarse, casi en secreto, volver al convento para seguir orando ante el Crucificado.

8.- Un bonito marco para los predicadores…
RESPUESTA: El que anuncia el Evangelio tiene que anunciar lo que siente, lo que vive y experimenta en su vida.

9.- Decía usted, como en un segundo plano, que la comunidad cristiana no siempre podrá navegar en un mar sereno y tranquilo. ¿Qué nos quiso decir con esto?
RESPUESTA: Jesús, con frecuencia, les quiere hacer ver las dificultades que encontrarán para anunciar el Evangelio del Reino. Y aquí grafica esa realidad, envía a los discípulos en la barca para que le esperen en la otra orilla y, de repente, siente que el viento arrecia, mueve y encrespa las aguas y sienten, por momentos, que la barca puede hundirse.

10.- Para el Evangelio y la Iglesia, yo creo que las aguas están siempre bien movidas.
RESPUESTA: Personalmente he repetido infinidad de veces que nunca hace buen tiempo para anunciar el Evangelio. Nunca hace buen tiempo para anunciar a Dios a los hombres. Siempre habrá ambiente en contra.

11.- Creo que el único espacio propicio será la Iglesia en las misas dominicales.
RESPUESTA: Ni ése. ¿Tú crees que es fácil anunciar el Evangelio los domingos en la Misa? También entonces hay que cuidar lo que dices. Si hablas fuerte, te dicen que no estás al día. Si moralizas, te dirán que eres anticuado, que hoy las cosas son diferentes. Claro que nadie lo dice en voz alta, pero cada uno tiene sus respuestas en el corazón.

12.- El hecho de saber que el ambiente no es demasiado propicio para hablar de Dios, de alguna manera crea inseguridad y hasta cierto miedo.
RESPUESTA: Todos tenemos la tentación de querer quedar bien. Y es que cuando buscamos quedar bien, estamos perdiendo el tiempo porque entonces decimos las verdades a medias, decimos las cosas para no quedar mal. Y esto significa tener miedo a instalarnos en la inseguridad. Lo primero que Jesús les dice es que no tengan miedo.

13.- Le confieso que hay algo en todo esto que sí me llamó la atención. Decía usted que el miedo no solo es paralizante, sino que también nos impide reconocer la verdad de las cosas.
RESPUESTA: El miedo nos paraliza, nos hace inútiles y, además, deforma nuestra manera de ver las cosas. ¿Recuerdas aquel cuento de uno que iba de noche por un camino? Las sombras le encogían el alma, en esto una zarza se le prendió de la ropa por la espalda. Se detuvo, quieto pensando que alguien le agarraba con la mano: “Señor, tranquilo, si quiere mi dinero pídamelo. Señor, déjeme ir…”. Y así se pasó la noche detenido. Cuando amaneció y vio que era una zarza, exclamó: “Si me llego a dar cuenta, te doy una…”. Hay demasiadas cosas que no acertamos a ver adecuadamente, por miedo, por falta de decisión….

14.- Padre, perdone mi ignorancia, pero uno puede llegar a “no reconocer ni a Jesús, y a confundirlo nada menos que con un fantasma”.
RESPUESTA: Un momento. Yo no he dicho eso. Yo he repetido lo que dice el mismo Evangelio. ¿No dice ahí que “al verlo se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma”? Para mí es esta una de las escenas y frases que me parecen fundamentales en el texto.

15.- ¿Por qué? ¿Le gusta verlos que se mueren de miedo?
RESPUESTA: No. No me gusta verlos morirse de miedo, sino porque creo que esto plantea a la Iglesia un enorme reto y desafío.

16.- ¿Por qué a la Iglesia?
RESPUESTA: Porque, en realidad, está describiendo la realidad de las comunidades cristianas. Por tanto, de alguna manera está describiendo a la Iglesia. Una Iglesia con miedo, sin la gracia de la valentía que le regala el Espíritu, puede terminar siendo una Iglesia que, en vez de ver a Jesús en ella, vea fantasmas. ¿Te imaginas? ¡Tener a Jesús delante y confundirle con un fantasma!

17.- Oiga, Padre, ahora que le escucho, ¿no cree que la Iglesia ve demasiados fantasmas? ¿No cree que la Iglesia ve demasiados peligros por todas partes?
RESPUESTA: Yo siento que la Iglesia busca demasiado las seguridades cuando, en realidad, la Iglesia debiera buscar más los riesgos. Si Jesús buscase la seguridad de su persona jamás le hubiesen crucificado. Pero Jesús vivió más la libertad del Espíritu que el miedo al fracaso.

18.- El miedo a fracasar creo debe ser uno de esos miedos más paralizantes…
RESPUESTA: El que tiene miedo al fracaso, jamás se arriesga. Y quien no se arriesga, vive siempre agarrado al pasado. Pero la llamada de Jesús es otra.

19.- ¿Cuál?
RESPUESTA: No tengan miedo que soy yo. Hay muchas novedades en las todos debiéramos escuchar el grito de Jesús en la madrugada: “No tengan miedo”. “Soy yo quien inspiro esa novedad”. Soy yo quien estoy inspirando ese nuevo camino, esa nueva experiencia. Soy yo quien me he atrevido a cambiar tanto las cosas que he dicho que “el hombre es más importante que el sábado”.

20.- A la Iglesia se la acusa de ir siempre por detrás. ¿Cuándo veremos que la Iglesia va por delante abriendo caminos?
RESPUESTA: Cuando yo residía en La Molina, había un tremendo bache al final del Colegio La Recoleta. De cuando en vez, unos chavales venían, lo rellenaban de tierra y pedían una recompensa a los choferes. Todo el mundo les daba algo. Yo me reía porque esos parches de tierra al día siguiente habían desaparecido. La Iglesia no puede dedicarse a echar parches a la vida. La Iglesia está llamada a caminar siempre por delante, abriendo caminos, mostrando horizontes.

21.- Se ha dicho que la Iglesia llegó tarde al mundo obrero. Que llegó tarde al mundo de la política. Que llega tarde al mundo de la cultura. ¿Cuándo irá por delante?
RESPUESTA: Las preguntas genéricas como las respuestas genéricas suelen ser bastante inexactas. Yo más bien diría que se “necesita una Iglesia llena del Espíritu Santo, llena de la fortaleza y sabiduría del Espíritu Santo, que de la prudencia humana, para que cada cosa nueva que surja no vea un fantasma en la madrugada.”

22.- ¿Dónde está la raíz del miedo hasta el punto de hacernos ver fantasmas?
RESPUESTA: ¿Recuerdas lo que le dijo Jesús a Pedro? Escucha: “Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?”. El miedo en el cristiano, en la Iglesia, es un problema de fe. Podemos actuar mucho desde nuestras ideas, pero lo que nos da seguridad y certeza es la fe. ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?

23.- Una pregunta extraña preguntarle a uno por qué ha dudado, ¿no cree que no resulta fácil la respuesta? Cada uno lleva en el fondo, una serie de razonamientos y motivaciones, ¿cuál de ellos nos hace dudar?
RESPUESTA: Ciertamente que cada uno lleva toda una serie de motivaciones y razonamientos, pero hay algo que es la raíz de todo: ¡Qué poca fe! El cristiano y la Iglesia necesitan de una fe tan grande que esté por encima de todas nuestras dudas, que prefiramos la confianza en las manos del Padre, a ver fantasmas por todas partes.

24.- ¿Y cuándo van a desaparecer esos fantasmas de nuestras mentes y de la Iglesia?
RESPUESTA: El día que nuestra fe y nuestra confianza en la acción del Espíritu en todos sea más grande que todas nuestras dudas y miedos.

25.- Sin embargo, Padre, las comunidades, como las personas, están expuestas a crisis de fe, a crisis de seguridad… Esto me parece algo normal en sus vidas.
RESPUESTA: Cierto. Hay toda una serie de circunstancias que sacuden nuestras certezas. Eso es claro. Por eso la Iglesia necesita personalizar más la fe de sus hijos y necesita actualizar la fe de los creyentes. La fe que era suficiente para mi abuelita, que era un encanto de abuela, ciertamente que no me sirve a mí, que tengo que afrontar situaciones, problemas, interrogantes, que a ella ni le pasaron por la mente.

26.- Pero yo observo un detalle que me preocupa, ¿no cree usted que tenemos miedo a cuestionar la fe de la Iglesia e incluso la fe personal? El hecho de cuestionarla no negarla, ni ponerla en duda, creo que más bien es un proceso de purificación. ¿No le parece?
RESPUESTA: Creo has tocado un punto interesantísimo. Cuando tenemos miedo de cuestionar algo, jamás trataremos de purificarlo y actualizarlo. Necesitamos quitarnos esa falsa y tonta idea de que cuestionar algo ya es criticarlo. Y no es cierto. No cuestiona la fe y la valentía de la Iglesia, quien no ama a la Iglesia. Pero quien la ama de verdad claro que la cuestiona porque la quiere cada día más auténtica, más veraz, más Iglesia.

27.- ¿Diría usted que quien tiene miedo a cuestionar a la Iglesia la ama poco?
RESPUESTA: Yo no sé si la ama poco o mucho, sólo diría que la ama mal. Quien no se deja guiar, cuestionar, corregir fraternalmente, quiere decir que lo aman poco porque el verdadero amor debiera significar corrección fraterna. Y todos tenemos mucho que cambiar cada día.

28.- Para usted, ¿cuándo crece mejor la Iglesia? ¿Cuando todo se pone a su favor o cuando encuentra demasiados estorbos y obstáculos en el camino?
RESPUESTA: Es posible que mi respuesta no guste a muchos, pero es mi modo de pensar. Cada uno es libre. Mi experiencia de Iglesia me dice que cuando encuentra demasiados apoyos fuera de sí, terminan por ahogarla. Los privilegios políticos y sociales que se dan a la Iglesia, suelen cobrarse luego muy caros. Yo prefiero una Iglesia-Iglesia, una Iglesia en la realidad concreta del mundo. La Iglesia tiene vida suficiente para no necesitar de ciertos apoyos humanos.

29.- El final del texto pareciera querer reparar todo lo anterior: “Y todos se postraron y reconocieron a Jesús como al Hijo de Dios”.
RESPUESTA: El Evangelio termina con una confesión comunitaria. La comunidad tiene fallos. La comunidad tiene sus momentos de debilidad, pero siempre termina en una confesión de fe. “Reconociendo a Jesús como al Hijo de Dios”. Reconociendo la presencia de Jesús en la comunidad. Las crisis del camino no significan abandonar el camino, son sólo un pequeño estorbo que, bien solucionado, termina en una fe más firme.

DESPEDIDA: Amigos, podéis ver los defectos de la Iglesia, no la critiquéis. Al contrario, que sea el momento para reconocerla en su condición humana. No vean fantasmas donde está precisamente Jesús.

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