Domingo es Fiesta

Pascua 2 – C | La duda de Tomás

“Dichosos lo que creen sin haber visto”

Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según San Juan en el Capítulo 20, versículos del 19 al 30:
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en eso entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a ustedes”.
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron se alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, y así también los envío yo”.
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos”.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”.
Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no lo creo”.
A los ocho días, estaban los discípulos de nuevo reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: “Paz a ustedes”.
Luego dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”.
Contestó Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!”.
Jesús le dijo: “¿Porque has visto has creído? Dichosos lo que creen sin haber visto”.
PALABRA DE DIOS.

1.- Padre, en este segundo domingo de Pascua, uno siente como si el ambiente fuese bastante parecido al del pasado Domingo. Discípulos reunidos. Puertas cerradas.
RESPUESTA: Juan diera la impresión de que describe la Pascua como en dos momentos. El momento de la mañana, la Pascua como búsqueda de los signos, y el momento del atardecer, la Pascua como experiencia de Jesús en medio de la comunidad o grupo.

2.- Usted insiste mucho en que los Evangelios describen la Pascua más desde la experiencia de la Iglesia que desde el hecho mismo de Jesús. ¿No podía decir cuáles son los rasgos de la Iglesia que aparecen en este Evangelio de la Pascua?
RESPUESTA: Son muchos los rasgos de la comunidad o Iglesia que aparecen en los relatos pascuales. Pudiéramos reducirlos a cinco fundamentales.

3.- ¿Nos los podría indicar brevemente?
RESPUESTA: ¿Cómo no? El primero, la Iglesia con Jesús dentro y en medio. Jesús centro: “Entró Jesús”. El segundo se trata de la Iglesia del Espíritu: “Recibid el Espíritu Santo”. El tercer rasgo es la Iglesia de la misión: “Como el Padre me ha enviado”. El cuarto rasgo es la Iglesia del perdón: “A quienes perdonéis”. Y el quinto rasgo es la Iglesia de los testigos: “La figura de Tomás”.

4.- ¿Podríamos, aunque sea brevemente, analizar cada uno de estos rasgos de la Iglesia de la Pascua que, al fin y al cabo, son también los rasgos de la Iglesia de hoy y de siempre?
RESPUESTA: Encantado. Además es la única manera de poder conocer mejor a la Iglesia y de reconocernos a nosotros dentro de ella.

5.- Dice usted que el primer rasgo es una Iglesia con Jesús en medio. ¿Cómo aparece aquí?
RESPUESTA: En el relato aparecen unidos dos rasgos importantes de la Iglesia. El primero es una “Iglesia encerrada en sí misma, por miedo a los judíos” y, a su vez, Jesús que atravesando las puertas cerradas se hace presente. No como uno más, sino que se sitúa siempre “en medio”. Como centro, como eje de la Iglesia.

6.- ¿Cuál es la misión de Jesús “en medio”?
RESPUESTA: La Iglesia en tanto es Iglesia en cuanto siente y experimenta la presencia de Jesús en ella. Él es el corazón de la Iglesia, es el eje. Sin Jesús, la Iglesia no pasa de ser un grupo reunido por el miedo. Ellos no estaban reunidos planificando su misión, estaban reunidos por el miedo.

7.- ¿Podríamos decir entonces que una Iglesia que tiene miedo a los de afuera, revelaría la carencia de Jesús en ella?
RESPUESTA: Yo sólo constato el hecho. Mientras no experimentan a Jesús en medio de ellos, mientras no lo sienten vivo, es el miedo lo que les mueve. Cuando la Iglesia siente la presencia de Jesús es una Iglesia viva, con coraje y fortaleza. No tiene miedo al mundo que la rodea.

8.- ¿También usted tiene miedo?
RESPUESTA: ¿Por qué me lo preguntas?

9.- Porque también usted me desvía la pregunta. ¿Usted cree de verdad que hoy somos una Iglesia sin miedo? Se lo preguntaré de otra manera: ¿No siente usted que la Iglesia tiene demasiado miedo a afrontar las situaciones en las que le toca vivir y se encierra demasiado sobre sí misma?
RESPUESTA: Te voy a responder sin miedo. Y lo hago en varios planos. Primero, la Iglesia habla mucho de la presencia de Jesús en ella, de eso no tengo dudas. Donde me vienen las dudas es si sus palabras responden siempre a una verdadera experiencia de Jesús en el centro de la comunidad. En segundo lugar, creo que con frecuencia hablamos más de la Iglesia como tal que de Jesús en ella. Y, en tercer lugar, con frecuencia se nos ve a los creyentes con demasiados miedos. Tenemos miedo a los cambios. Tenemos miedo a afrontar los desafíos que presenta la cultura y la historia.

10.- Como seglar, y tal vez mirando a la Iglesia un tanto desde afuera, siento la impresión de que la Iglesia más que ir por delante, prefiere abrir las puertas luego que ha pasado la historia por delante.
RESPUESTA: Si tu observación es válida sería una verdadera pena y supondría todo un interrogante para la misma Iglesia. Nos estaría diciendo que necesitamos sentir más la presencia viva de Jesús en medio de nosotros.

11.- El segundo rasgo que usted indicaba hacía mención al Espíritu Santo, usted la llamaba “La Iglesia del Espíritu”. ¿Dónde está en el texto que hemos leído?
RESPUESTA: Está bien claro. Una vez que los saluda con el don pascual de la paz, se nos dice que “exhaló su aliento sobre ellos, diciéndoles: “Recibid el Espíritu Santo”. Lo cual pone de manifiesto la fuerza de la Pascua. La presencia física de Jesús desaparecerá, pero ahora se hará presente mediante el don de su aliento, de su Espíritu. Por tanto, lo que definirá de verdad a la Iglesia no será tanto su estructura y su arquitectura organizativa, sino que todos estemos animados interiormente por el mismo Espíritu de Jesús.

12.- Con lo cual también estaría apuntado a la nueva realidad pascual: Un Jesús nuevo, pero también un hombre nuevo.
RESPUESTA: Evidente. El Jesús de la Pascua es el mismo, pero es diferente. El hombre de la Pascua es también el mismo, pero diferente. Jesús será el Jesús resucitado. El hombre será el hombre en el Espíritu de Jesús. Un hombre nuevo, un hombre recreado esta vez, no solo por el aliento vital de Dios, sino por el aliento del mismo Espíritu de Dios.

13.- ¿Qué implica este “hombre nuevo en el Espíritu”?
RESPUESTA: Muchas cosas. Es el hombre que vive no de la carne, sino del Espíritu, con una nueva mentalidad, con una nueva manera de ver, con una nueva manera de presencia y de actuar. Por tanto, un hombre inserto en los mismos dinamismos de Dios en la historia.

14.- El tercer rasgo que usted destacaba era “La Iglesia de la misión”.
RESPUESTA: Efectivamente. Jesús sopla sobre ellos el don del Espíritu Santo y les encomienda que sean ellos los que continúen, prosigan, lleven a cabo, la misma misión que el Padre le ha encomendado a Él. “Como el Padre me envió, así también os envío yo”.

15.- ¿Está diciendo que ahora Jesús ya no actúa y que la única presencia de Dios somos nosotros?
RESPUESTA: Jesús estará siempre animando nuestras vidas. Pero, ahora, los representantes de Dios frente a la historia somos nosotros como comunidad, como Iglesia.

16.- ¿Pero usted cree de verdad que nosotros estamos capacitados para ocupar el lugar de Jesús?
RESPUESTA: Nadie puede ocupar el lugar de Jesús. A Jesús no lo suple nadie en la Iglesia ni en la historia. Jesús sigue siendo la cabeza y la vida de la Iglesia. Los demás estamos llamados a actuar en su nombre. Nos encomienda su misión, pero sin que Él la abandone. De hecho, nadie en la Iglesia puede decir “yo soy Jesús”. No lo somos. Por la creación somos imágenes y semejanzas de Dios. Por la fe somos sus representantes, los que tratamos de darle su visibilidad pascual.

17.- Pero ustedes los sacerdotes, ¿no son el rostro de Jesús hoy en la Iglesia?
RESPUESTA: Ser rostro no significa que somos Jesús mismo. El espejo donde ves tu cara, no es tu cara misma. El espejo te la hace ver, pero en espejo. Y ahí está nuestra gran responsabilidad por varios motivos…

18.- ¿Cuáles motivos?
RESPUESTA: Hay espejos que deforman, ¿verdad? También puede haber espejos que deformamos el rostro pascual de Jesús. El decir que actuamos en nombre de Jesús, no siempre nos garantiza que hace lo que debemos hacer y cómo lo debemos hacer. Además, entendamos bien que, si bien cada uno debe reflejar a Jesús, es la Iglesia entera el entero rostro del Señor. Cada uno es un pequeño rasgo, el Jesús entero lo revela la comunidad Iglesia.

19.- ¿También nosotros los seglares?
RESPUESTA: Si la Iglesia comunidad es el sacramento pascual de Jesús resucitado, privarle al noventa y nueve por cien de la Iglesia de esta misión sería deformar el rostro de Jesús, sería como en esos concurso de TV que ponen un rasgo de un rostro equis a ver quién lo adivina. Aquí no se trata de que el mundo tenga que adivinar el rostro de Jesús, sino el que se lo mostremos entero.

20.- El cuarto rasgo eclesial que aparece aquí, decía usted que era el de la Iglesia “del perdón”. Este sí me parece un rasgo bien interesante…
RESPUESTA: Todos son interesantes. No debemos separarlos los unos de los otros. El del perdón tal vez sea el más revelador y significativo…

21.- ¿En qué consiste este rasgo de “Iglesia del perdón”?
RESPUESTA: Jesús les regala el don de su Espíritu, como elemento creativo y recreativo de los miembros de la comunidad. Capacitados por el Espíritu la comunidad recibe la misión de continuar la obra de Jesús, que implicará dos elementos fundamentales…

22.- ¿Cuáles?
RESPUESTA: Continuar la obra del anuncio del Evangelio y continuar con la misión del perdón. Una de las grandes misiones de la Iglesia será proclamar el Evangelio y anunciar al hombre el amor del Padre que lo salva perdonando.

23.- Ser Iglesia del perdón tendrá que implicar necesariamente ser la Iglesia del amor, me supongo yo…
RESPUESTA: Exactamente. Lo esencial de la misión de Jesús fue anunciar el nuevo rostro de Dios. Un Dios misericordioso. Un Dios que ama y ama a todos. Por tanto, el Dios que perdona y lo perdona todo y siempre.

24.- ¿Quiere decir que ahora no es Dios, sino la Iglesia la que perdona los pecados?
RESPUESTA: Despacio, no confundamos las cosas. Siempre será Dios el autor del perdón. Pero Dios nos perdona, como dice la fórmula de la absolución “mediante el ministerio de la Iglesia”. Aquí tenemos que ser muy claros, sobre todo frente a aquellos que niegan la sacramentalidad del perdón: Jesús es bien claro “a quienes perdonéis, les quedan perdonados”.

25.- Entiendo que recibir la misión de “anunciar y proclamar el Evangelio de Dios al mundo” es un compromiso serio, pero asumir la misión de manifestar el amor y el perdón de Dios a los hombres requiere tener el mismo corazón de Dios.
RESPUESTA: Creo que has tocado algo bien importante. Perdonar oficialmente, como quien dice, o si prefieres perdonar profesionalmente es fácil, lo difícil es perdonar amando de verdad a aquel a quien en su nombre perdonas. No es sólo decirle “yo te absuelvo”, es hacerle sentir el calor del amor.

26.- Visto así entiendo lo que con frecuencia se escucha por ahí, que la Iglesia es “sacramento de reconciliación”.
RESPUESTA: La Iglesia no perdona por decreto ley, no perdona al modo que el juez te declara inocente. La Iglesia te tiene que perdonar amándote profundamente hasta el punto que más que la experiencia de lo malo que has hecho, quedes impactado por lo maravilloso del amor de Dios.

27.- Aunque sea brevemente, no quisiera terminar sin escuchar algunas palabras sobre el quinto rasgo. Lo que usted calificaba de la “Iglesia de los signos” en la figura tan conocida de Tomás…
RESPUESTA: Juan trata de destacar varios rasgos sumamente interesantes en el relato de Tomás. En primer lugar, se trata de una Iglesia puede decir “hemos visto al Señor”. No es la Iglesia que hable de memoria, de lo aprendido en los libros o se lo contaron otros. No. La comunidad tiene que “haber visto al Señor”. En segundo lugar, Jesús se revela y manifiesta fundamentalmente en la comunidad, a los que están en la comunidad. Y, en tercer lugar, a partir de la Pascua llegamos a la fe en el testimonio de la comunidad eclesial.

28.- ¿Cuál es el problema de Tomás?
RESPUESTA: El problema de Tomás es doble, no estaba en la comunidad y mientras todos habían visto a Jesús, Tomás aún no lo había experimentado vivo. Y, en segundo lugar, Tomás se niega a creer en el testimonio de la comunidad. Le dicen “hemos visto al Señor”, pero él no lo cree.

29.- Bueno, algo parecido sucede también hoy. “Creo en Jesús, pero no en la Iglesia”. Esto es algo que se repite mucho hoy.
RESPUESTA: Esto nos plantea infinidad de preguntas: ¿Habla de verdad la Iglesia de lo que ha visto? ¿Testimonia de verdad la Iglesia lo que dice haber visto? Si la gente se niega a creer a la Iglesia y se salta a la Iglesia para llegar a Jesús, ¿no sería una razón para cuestionarnos a nosotros mismos? ¿Qué hay en nosotros que no hacemos creíble el rostro pascual de Jesús?

30.- Lo curioso es que Jesús a Tomás le dio la oportunidad de verle y tocarle sus llagas y heridas. ¿Quiere decir que Jesús también se puede manifestar al margen de la comunidad?
RESPUESTA: Primero, Jesús se manifiesta a Tomás, pero “estando esta vez con los demás”. Sigue siendo válido el principio de manifestarse “en la comunidad”. Pero también plantea el hecho de que Tomás llega a la fe, no por la comunidad, sino por la experiencia personal de Jesús. Aunque siempre en la comunidad.

DESPEDIDA: Amigos, ¿verdad que ser Iglesia es algo bello y hermoso? Pero también comprometido. Seamos los continuadores de Jesús hoy en la historia.

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