Domingo es Fiesta

Domingo de Ramos | La Pasión de Jesucristo

“¡Que lo crucifiquen!”.

Proclamamos la Historia de la Pasión de Jesucristo según San Mateo en el Capítulo 27, versículos del 11 al 54. Nosotros hacemos una lectura breve:

Pilatos le preguntó: “¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?”.

Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta el gobernador solía soltar a un preso, el que la gente quisiera. Había entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato:

 “¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús a quien llaman el Mesías?”. Pues sabía que se lo habían entregado por envidia.

Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás, y la muerte de Jesús.

El gobernador preguntó: “¿A cuál de los dos queréis que os suelte?”.

Ellos dijeron: “¡A Barrabás!”.

Pilato les preguntó: “¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?”.

Contestaron todos: “¡Que lo crucifiquen!”.

Pilato insistió: “Pues ¿qué mal ha hecho?”.

Pero ellos gritaron más fuerte: “¡Que lo crucifiquen!”.

Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua, se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo: “Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!”, Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregaron para que lo crucificaran.

PALABRA DE DIOS.

1.- Padre Clemente, todos hablamos del Domingo de Ramos, pero lo de los Ramos pareciera que pasa a un segundo plano y la atención se centra más bien en el misterio de la Pasión. ¿Por qué?
RESPUESTA: Las dos cosas. Lo de los Ramos se reduce a una celebración y procesión previa a la Misa porque luego toda la liturgia es liturgia del Domingo de Pasión.

2.- Padre, cada año, cuando llega la Semana Santa tengo una impresión extraña en mi corazón.
RESPUESTA: ¿A qué llamas extraña impresión?

3.- Por una parte, como que ya nos hemos acostumbrado a ella y ya no nos dice gran cosa. Diría que no logra impactarnos. Por otra parte, uno siente que es una semana donde se mezclan los sentimientos más contradictorios.
RESPUESTA: Tus sentimientos me parecen muy válidos porque, en cuanto a lo primero, eso de que ya no nos dice gran cosa, tiene su razón de ser. Vivimos las cosas muy por afuera y no logramos interiorizarlas ni meternos en ellas. La semana santa es una semana que nos puede distraer con una serie de cosas, en vez de meternos dentro del misterio divino y el misterio humano que se celebra.

4.- Usted constantemente habla de la Semana Santa como “misterio divino y misterio humano”. ¿Por qué une estas dos realidades, lo divino y lo humano?
RESPUESTA: Por una razón muy sencilla. La semana santa es la semana de Dios, pero también es la semana del hombre. Dios y el hombre caminan juntos. Todo cuanto sucede pertenece a Dios, pero también es obra del hombre.

5.- ¿Está usted diciendo que no se entendería la semana santa sin Dios o sin el hombre?
RESPUESTA: No habría Pasión y Muerte de Dios sin la presencia de Dios, pero tampoco sin la presencia del hombre. Yo diría que hay en todo esto como una doble tensión: la tensión de Dios por el hombre y la tensión del hombre que excluye a Dios. Es la fuerza de Dios metiéndose en la vida del hombre y es la fuerza del hombre tratando de excluir a Dios de su vida.

6.- Siendo la Semana Santa la celebración de los días en los que Dios define la suerte del hombre y el hombre la suerte de Dios, ¿por qué ejerce tan poco impacto en nosotros?
RESPUESTA: Hay cosas que sólo podremos entenderlas en el silencio y con el corazón. El misterio de todo lo que acontece estos días difícilmente puede entenderse ni desde la pura reflexión ni tampoco visto desde afuera, es preciso mirar por dentro. Es preciso contemplar con el corazón. Yo creo que hacemos demasiado ruido y el ruido no es el mejor camino para escuchar el misterio de la vida y de la muerte.

7.- Padre, el relato de la historia de la Pasión es muy largo en los cuatro evangelistas. Diera la impresión de que los Evangelios no son, sino una introducción a esta historia y que, por tanto, el relato de la Pasión y Muerte es como el centro de todo… ¿Estoy en lo cierto?
RESPUESTA: La semana de la Pasión, Muerte y Resurrección son el centro de la revelación. Todo el resto desemboca ahí. Todos los demás acontecimientos de la vida de Jesús son como esos pequeños riachuelos que en un momento se encuentran todos y hacen el gran río del amor de Dios.

8.- Nosotros, en razón a la brevedad, hemos leído el juicio ante Pilatos. ¿Por qué lo del juicio?
RESPUESTA: Porque es uno de los momentos de la Pasión donde mejor podremos descubrir la Pasión de Dios y las pasiones de los hombres. Se trata de uno de los momentos donde Dios manifiesta más claramente su debilidad y donde los hombres manifiestan la pequeñez del corazón humano. Es un momento donde yo diría que más claramente se cruzan y expresan los sentimientos divinos y los sentimientos humanos.

9.- ¿Cuáles serían para usted los sentimientos divinos que más claramente se manifiestan aquí?
RESPUESTA: El primero que yo destacaría sería la debilidad de Dios en manos de los hombres. El segundo, el silencio de Dios. Y, el tercero, la debilidad de la justicia humana. La poca credibilidad de la justicia de los hombres.

10.- Usted insiste mucho en la “debilidad de Dios”. ¿Por qué?
RESPUESTA: Por algo bien simple. Nosotros queremos revelarnos y manifestarnos en la fortaleza, en la fuerza y en el poder. En cambio Dios rehuye revelarse en el poder o en la fuerza. Dios se revela en lo débil. Dios se revela rebajándose a sí mismo hasta besar el polvo.

11.- ¿Por qué ha de revelarse en la debilidad? ¿Qué tiene la debilidad para expresar mejor a Dios?
RESPUESTA: Porque Dios se revela como amor y eso sólo es posible en la debilidad. El poder nunca podrá ser manifestación del amor. El poder podrá revelar la fuerza, la superioridad. El poder no podrá manifestar nunca el amor.

12.- ¿Y la debilidad?
RESPUESTA: La fuerza de la debilidad es el amor. El amor nos hace débiles ante aquellos a quienes amamos. Por eso tenemos miedo a amar de verdad porque el que ama de verdad se hace débil. Con una debilidad que es, a la vez, la mayor de las fortalezas. La fortaleza del amor: “el amor todo lo puede”, “todo lo aguanta”, “todo lo soporta”, “todo lo disculpa”, “todo lo olvida”. ¿Me quieres decir cuánto aguanta, cuánto soporta, y cuanto disculpa el poder?

13.- ¿Cómo se revela y manifiesta esta debilidad de Jesús en su Pasión?
RESPUESTA: En todo. Jesús en su Pasión aparece como la debilidad misma. Todos pueden con Él. Todos se sienten con derecho a llevarlo, traerlo, preguntarle, acusarlo. Francamente el Jesús de la Pasión es un guiñapo de persona, una hoja seca que lleva el viento. Nada de resistencias. Nada de espavientos. Nada de reclamos. ¿Has visto en todo el relato algún reclamo de Jesús?

14.- Eso sí resulta bien extraño. No pide nada. No exige nada. No protesta de nada. Diera la impresión de alguien sin voluntad, alguien sin derecho alguno.
RESPUESTA: Ahí está su grandeza. Los derechos no se reclaman a gritos, ni con la violencia, ni conculcando los derechos de los demás. La mejor manera de reclamar los propios derechos es no reclamarlos. Dejando que quien le priva de sus derechos quede al desnudo de su propia injusticia. ¿No nos dijo él que cuando nos lleven a los tribunales no preparemos nuestra defensa? Que sea la verdad la que de por sí misma se hace creíble.

15.- Padre, ¿son tan débiles los que vemos débiles?
RESPUESTA: Los débiles parecen débiles pero, en el fondo, la debilidad es mucho más fuerte que el poder que abusa de la debilidad de los demás. Dime: ¿Quién es más débil aquí, Pilato que no sabe qué hacer o Jesús?

16.- Yo siento que Jesús es mucho más fuerte en su debilidad que Pilato con todo su poder.
RESPUESTA: Pilato se muere de miedo. Pilato no sabe qué hacer con Él frente a las presiones de los jefes. Pilato tiene que actuar contra su propia conciencia por miedo a lo que pueda suceder.

17.- Una de las cosas que llama la atención en el juicio, primero en el juicio religioso y ahora en el juicio político, es el profundo silencio de Jesús. La frase del Evangelio “y Jesús callaba” resulta impactante.
RESPUESTA: Estábamos acostumbrados al “Jesús Palabra”, al Jesús que hablaba, discutía, predicaba. De repente, nos vemos ahora frente a un “Jesús silencio”, un Jesús mudo, un Jesús que calla, escucha, siente, medita, pero calla.

18.- Pero este silencio los desconcierta a todos. En el juicio religioso la preguntan: “¿No dices nada?”. Y ahora Pilato, en el juicio civil vuelve a preguntar lo mismo: “Oye, ¿no escuchas todo lo que dicen de ti? ¿Por qué no hablas?”.
RESPUESTA: Y ya ves. No respondió ni en el juicio religioso, ni ahora en el civil. Con frecuencia escondemos nuestras mentiras con la abundancia de nuestras palabras. La verdad no necesita palabras. La verdad se dice a sí misma sin palabras. Además, la verdad llega a su plenitud cuando la verdad y la palabra se hacen silencio. Los grandes misterios de la vida no se viven en un mar de palabras, sino en el silencio.

19.- El silencio, ¿no puede ser leído como una especie de asentimiento? No dice el refrán que “quien calla conciente…” “El que calla otorga”.
RESPUESTA: El amor mejor se escucha en el silencio que en las palabras. En el amor, con frecuencia, más decimos en el silencio que en las palabras. El silencio es la palabra de la verdad y del amor. Más dice el silencio doloroso de tu corazón que un discurso de palabras. Los grandes momentos de tu vida no los has vivido hablando, sino en el silencio de tu corazón.

20.- ¿Qué sentido tenía entonces ese silencio de Jesús a lo largo de la Pasión?
RESPUESTA: Si te fijas bien, en la Pasión y Muerte de Jesús casi solo hablan los hombres. En la Pasión y Muerte, Dios calla. Jesús calla. María calla. Ni una sola palabra o casi ninguna. Sin embargo, en la Pasión y Muerte hay un gran diálogo. El diálogo de Jesús con el Padre, del Padre con Jesús, y del Padre y de Jesús con la humanidad. Es el diálogo del silencio y en silencio. Un silencio sin palabras humanas, pero con la única palabra válida que es el amor y la comunión de corazones.

21.- Padre, ¿en qué consiste realmente este silencio de Jesús? ¿Sólo en no responder y callar?
RESPUESTA: Yo me atrevería a leer este silencio de Jesús, no como un simple callar. El simple callar puede significar no tener nada que decir o tener miedo a hablar. El silencio de Jesús es mucho más profundo, es un leer Él mismo su Pasión con el corazón. Jesús no se enreda con el ruido de la gente. Es la máxima expresión de su vida. Es la máxima expresión de la revelación de Dios Padre. Por tanto, es el silencio que escucha, medita, vive desde dentro todo lo que está sucediendo.

22.- Me supongo que con esto usted me está diciendo que es el “silencio que vive desde dentro”.
RESPUESTA: Ya te he dicho que el ruido no deja vivir la interioridad. El silencio es el encuentro con nosotros mismos, con Dios y con el hombre. No es el silencio vacío. Es el silencio lleno de vida y de amor.

23.- Padre, usted dijo algo que me dejó pensando. Decía usted que en el juicio de Jesús se ponía de manifiesto la poca credibilidad de la justicia humana. ¿Qué quiso decir con ello?
RESPUESTA: Una justicia manipulada por las presiones externas. Una justicia que se ve presionada por los gritos de la gente. Una justicia donde los interesados andan como quien dice comprando los votos de la gente. Una justicia donde el juez no encuentra “falta alguna” y además lo dice, pero que luego juzga y condena movido por las presiones, ¿qué justicia es esa?

24.- Y Mateo lo dice bien claramente: “Pilato sabía que lo habían entregado por envidia”.
RESPUESTA: No encuentra causa alguna que merezca ser juzgado y condenado, y para colmo sabe que las motivaciones para ponerlo en sus manos no son válidas; sin embargo, Jesús, cuya conciencia de inocente es clara, tiene que someterse a las decisiones injustas de la justicia. No hay mejor manera de declarar injusta a la justicia que ser testigos de del modo injusto de juzgar.

25.- En el juicio injusto de Jesús habría que ver todas las injusticias de la justicia.
RESPUESTA: En el juicio y condena de Jesús se han declaro nulos todos los derechos humanos. La justicia ha renunciado a ser justa y se ha aliado con intereses injustos. Los hombres nos hemos quedado sin justicia. Esa es la gran verdad.

26.- Aquí sí que habría que preguntar: ¿donde está Dios en el juicio injusto de Jesús?
RESPUESTA: Pues está ahí. Dios no va a cambiar por la fuerza la decisión de los hombres.

27.- ¿Y qué hace entonces Dios?
RESPUESTA: Someterse a la injusta justicia de los hombres. La mejor manera de destapar la mentira de la justicia de los hombres es someterse él mismo a esa injusticia.

28.- Un Dios sin abogados que lo defiendan y un juez vendido a los intereses humanos. ¡Vaya espectáculo!
RESPUESTA: Es el espectáculo diario de todos los inocentes y de todos los pobres, que no pueden pagar a un abogado ni cuentan con la rectitud de los jueces. ¡Cuántos abogados para defender a los poderosos! ¿Cuántos abogados hay para defender a los pobres e inocentes? Hay justicias que terminan en vida, pero hay justicias que sentencian muertes. Pilato quiso lavarse las manos. Ellos quisieron asumir su responsabilidad. ¿Acaso los intereses de los demás pueden reemplazar la conciencia del juez que sentencia?

29.- Si me permite yo le pediría una simple sugerencia para esta semana. ¿Sería posible?
RESPUESTA: Yo haría una serie de sugerencias. Cada uno sabrá qué es lo que más le conviene. Primera: ¡Callar y escuchar con el corazón! Un silencio cargado de sensibilidad que escucha. La segunda: ¿Tenemos fe hoy en la justicia? ¿Juzgaríamos hoy de manera diferente a Jesús? La tercera: ¿No tendrá que preguntarse nuestra sociedad por tantos Cristos que hoy se pudren en las cárceles porque no es capaz de administrarles una debida justicia?

DESPEDIDA: Amigos, comenzamos la gran semana. La semana de Dios, pero también nuestra semana. Aquí nadie es neutral. Aquí todos tenemos una palabra que decir. Seamos sinceros con nosotros mismos y sinceros con Dios y con los hermanos.

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