Domingo es Fiesta

Domingo 18 – A | La Multiplicación de Panes y Peces

Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras.

Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según San Mateo en el Capítulo 14, versículos del 13 al 21:

Al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.

Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: “Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vaya a las aldeas y se compre de comer”.

Jesús les replicó: “No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer”.

Ellos le replicaron: “Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces”.

Les dijo: “Traédmelos”.

Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, tomó los panes, y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

PALABRA DE DIOS.

1.- Hoy la cosa no se presenta mal. Al menos tendremos pan y peces. Está bien, ¿verdad?
RESPUESTA: Qué, ¿te has levantado con apetito? Aunque te parezca extraño, cada vez que leo este texto me suelo preguntar cómo estarían aquellos pescados. ¡No creo que los llevasen en refrigeradora!

2.- ¿Tan importante es este texto? Porque creo que todos los Evangelios lo cuentan. Lo cual diera la impresión de ser algo central en el Evangelio.
RESPUESTA: Creo que cada Evangelista le da un contexto diferente, pero todos coinciden en lo esencial. Lo cual nos está diciendo que se trata de algo que a la primera comunidad le preocupaba y de alguna manera la tenía inquieta.

3.- Lo primero que llama la atención es cómo la gente busca y persigue a Jesús. ¿Por qué este atractivo de Jesús sobre la gente?
RESPUESTA: Creo que tenemos que tener presente un gesto de Jesús que comentamos hace unos domingos. La gente andaba como disperdigada, desorientada, como quien no tiene pastor. Lo que, en el fondo, es una crítica a todos los responsables religiosos. La gente no encontraba en ellos verdaderos guías y buscaba guías de verdad, guías que los llevasen a la libertad espiritual de Dios.

4.- Y este guía lo encontraban en Jesús…
RESPUESTA: Nada más comenzar su enseñanza, la gente comentaba de Él: “Éste habla distinto a nuestros jefes”. “Este sí habla con autoridad”. Lo cual indica que la gente había perdido fe en sus autoridades y en sus jefes espirituales. Y esto sí es serio. Porque cuando se pierde la fe en las autoridades, se termina perdiendo la cohesión de los de abajo. Entonces los de arriba comienzan no a guiar y conducir, sino a dar leyes para poder manejarlos.

5.- Ahora creo entender un rasgo de este texto: La gente tenía verdaderas ganas de escuchar a Jesús. Además, demuestran que no tienen prisas, incluso, hasta se olvidan de comer por escucharle. Y Jesús, tampoco tenía prisas en terminar sus enseñanzas…
RESPUESTA: Has apuntado algo bien central en este Evangelio. Yo distinguiría aquí tres actitudes distintas y bien significativas. La primera la de Jesús: Él no tiene prisas en terminar sus discursos, ya va cayendo la tarde y sigue enseñando. La segunda: la gente lo escucha tan a gusto, que tampoco tiene prisas, es más, hasta se olvidan de comer. Mientras tanto están los discípulos: estos pareciera que ya están cansados de tanto escuchar.

6.- Es decir, ya comienzan a mirar al reloj…
RESPUESTA: Igualito. Has dado en el clavo. Cuando la gente se va cansando comienza a mirar la hora. Pues ellos, ya llevan tiempo mirando la hora. Hasta que se acercan nada menos que a Jesús y le advierten que ya, ya está bien, que la gente tiene hambre…

7.- Un momento este que se presta a pensar. ¿Pensaba Jesús sólo en el pan de la Palabra? ¡La gente buscaba solo este pan de la Palabra de Jesús? ¿Los discípulos estaban acaso pensando que la palabra está bien, pero que lo que la gente necesita es pan?
RESPUESTA: Un poco el eterno problema, aun dentro de la Iglesia. Muchos creen, como los discípulos, que la gente lo que necesita es pan. Que la palabra está bien, pero con la palabra sola no se come.

8.- Pero, por el contrario, otros se imaginan que basta anunciar el Evangelio, que lo del pan no le pertenece a la Iglesia. Todos somos testigos de esa doble tensión dentro de la Iglesia, entre los que llamamos espiritualistas y comprometidos sociales.
RESPUESTA: Yo pienso que es una tensión bastante artificial y hasta una tensión creada más por los agentes de pastoral que por el mismo pueblo de Dios.

9.- ¿Por qué dice usted que es una tensión bastante artificial?
RESPUESTA: Por varios motivos. En primer lugar, el pan de la Palabra no está reñido en modo alguno con el pan del estómago. El mismo Jesús, que primero les regala el pan de su enseñanza, luego es el que hace el milagro para los estómagos vacíos. Dios nunca mira al hombre por partes: hombre espiritual, hombre material. Para Dios el hombre es uno: cuerpo y alma, materia y espíritu.

10.- Lo cual significaría que el hombre necesita del pan de la palabra y del pan del estómago…
RESPUESTA: Ni basta darle sólo la palabra ni tampoco caigamos en el otro extremo, de pensar que todo lo solucionamos llenando los estómagos.

11.- Sin embargo, Padre, cuando la gente tiene hambre, no creo que tenga muchas ganas de escuchar evangelios.
RESPUESTA: Pues el texto que hemos leído no dice eso. La gente estaba sin comer. Pero seguía escuchando a Jesús. Yo creo que, con frecuencia, nosotros le hacemos pensar a la gente, lo que la gente no piensa. La gente estaba feliz escuchándole, quienes se sentían cansados eran ellos los discípulos. Además, yo te haría una pregunta: ¿crees que esta gente le siguió a Jesús para ganarse la cena?

12.- Eso sí me resulta extraño. No hay ningún detalle que indique que la gente buscaba a Jesús para que le diese de comer. Lo buscaba para que le enseñase y a lo más la curase.
RESPUESTA: Yo encuentro ahí una de las claves para entender este problema entre un pan y otro pan. Con frecuencia, creemos que la gente es esencial y fundamentalmente estómago y que no tiene alma.

13.- Bueno, Padre yo no digo que no tenga alma, pero la gente con estómagos vacíos no está para grandes cosas. La gente tiene hambre…
RESPUESTA: Estoy de acuerdo contigo. Pero, así como tiene hambre de pan, también tiene hambre de Dios. Hasta diría que muchas veces tiene más hambre de Dios de cuanto nosotros pensamos. A mí me encanta ver a esa muchedumbre de cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños, que está atardeciendo y no se cansan de escuchar a Jesús y no piensan que ya va siendo hora de comer algo…

14.- Oiga, Padre, ¿no estaremos aquí volviendo a eso que se en algún momento se llamó, “opio del pueblo”?
RESPUESTA: Perdóname, pero siempre me pareció una frase de quien nunca escuchó el hambre de su espíritu. Yo diría que es el opio del pueblo, si la gente fuese a Jesús a pedirle pan, y Jesús los engaña con sus bonitas palabras. Aquí no hay nada de eso. Aquí no se escucha ningún grito de la gente diciendo que ya es la hora, que quieren comer, que tienen hambre…

15.- ¿Y no cree que el gesto de los discípulos completa adecuadamente la escena?
RESPUESTA: ¿Tú te imaginas que le gente estuviese pensando que Jesús les daría la cena a todos? Estaban en despoblado. Hasta donde yo sé, Jesús no disponía de ningún restaurante particular. La actitud de los discípulos puede tener muchas lecturas.

16.- ¿Cuáles, por ejemplo?
RESPUESTA: Los discípulos constatan una realidad. Que ciertamente ya es tarde y la gente está sin comer todo el día. Pero no aparece en ellos un exceso de solidaridad. Incluso, en el relato de Marcos, le dicen a Jesús: “despídelos”. En Mateo se dice: “despide a la multitud para que se vayan y se compren de comer”. Como quien dice: que se vayan, que nos dejen que también nosotros tenemos que comer…

17.- Es decir, los discípulos se parecen a aquellos que saben cuantos hambrientos hay, pero nadie piensa en compartir su pan.
RESPUESTA: “Que vayan y se compren”. Es decir, que cada uno solucione su problema, que cada cual baile con su propia música. Los discípulos todavía no han entendido la novedad del Reino, a pesar del tiempo que llevan con Jesús. No han cambiado en nada.

18.- ¿En qué sentido no han cambiado en nada y no han entendido la novedad del reino?
RESPUESTA: Ellos siguen pensando que el problema del hambre, de los estómagos vacíos se soluciona con vender y comprar. Siguen metidos en el sistema que hace a los pobres, pero no soluciona el problema de los pobres.

19.- ¿Y cuál es la novedad del Reino?
RESPUESTA: La que Jesús propone. Jesús quiere reemplazar el verbo “comprar”, por otro verbo más evangélico, “dar”. “Dadles vosotros de comer”. Le enseñanza de Jesús no es un espiritualismo vacío. La enseñanza de Jesús es “ver y comprometerse”. Es ver el hambre y buscar soluciones reales.

20.- Oiga, Padre, ¿qué haría usted delante de tanta gente si usted no tiene, sino cinco panes y dos peces? ¿Usted les mandaría que se sentasen porque les iba a repartir de la cena con cinco panes y dos peces?
RESPUESTA: ¿Y qué hizo Jesús? ¿Me lo quieres decir? Jesús no es de los que primero mira cuanto tenemos para luego mandarles sentar.

21.- Les dijo “traédmelos”.
RESPUESTA: Y luego manda que la gente se recueste sobre la hierba. ¿Y qué hace Jesús con esos cinco panes y dos peces? ¿Lo recuerdas?

22.- Los tomó en sus manos, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, los partió y se los dio a los discípulos para que ellos se los dieran a la gente.
RESPUESTA: Perfecto. Has leído el texto, verdad… ¿Este texto no te suena a algo muy especial? ¿No te recuerda otro momento de la vida de Jesús? ¿No te recuerda alguna escena pascual?

23.- Es verdad. Esto me suena a la institución de la Eucaristía. Esto me suena a la celebración de la eucaristía en las comunidades pascuales.
RESPUESTA: Claro que sí. Un gesto maravilloso en el que Jesús celebra la Eucaristía en la realidad de la vida. No una Eucaristía celebrada en el silencio del templo, sino la vida misma convertida en eucaristía. Ahí es donde adquiere sentido el pan y adquiere sentido la estadística del hambre, y adquiere sentido la palabra.

24.- ¿Nos está diciendo que Jesús convirtió en celebración eucarística este encuentro con la gente?
RESPUESTA: Para Jesús, el problema del hambre de la gente, el problema de los estómagos vacíos, no son ni problema estadístico, ni problema de cuánto tenemos, ni cuanto podemos comprar.

25.- ¿Y qué problema es entonces? ¿Celebrar una misa?
RESPUESTA: Pues, aunque te pueda parecer extraño, sí es cuestión de celebrar una misa. Es decir, poner en común lo poco que cada uno tiene. Alzar los ojos al cielo, para sentir que los bienes de la tierra son dones que el Padre Dios da y regala para todos sus hijos y no para unos cuantos. Bendecirlos y compartirlos.

26.- ¿Llamamos el Ministro de Economía? La próxima vez que lo vea le voy a sugerir que celebren más misas en el Ministerio.
RESPUESTA: ¿Y crees que sería el peor consejo que le pudieras dar? Hasta ahora vemos que los Ministerios no solucionan el hambre de los hambrientos. Es posible que si en vez de ciertas contabilidades, tuviésemos una filosofía de “ver los bienes de la tierra a la luz de Dios”, si fuésemos capaces de compartir todos lo nuestro, ¿no andarían mejor las cosas? Todos nos quejamos de la pobreza, pero cuando se trata de dar leyes, cada uno defiende su propio bolsillo.

27.- Oiga, Padre, ¿qué bonita sería una misa celebrada así en medio de la vida donde todos compartiésemos nuestra solidaridad?
RESPUESTA: Cuando leo este texto que es un texto bien eucarístico, me vienen a la cabeza infinidad de ideas. Esta es una Eucaristía no celebrada en el Templo de ladrillos y cemento, sino celebrada en los nuevos templos que somos los hombres y las mujeres. Templos que todavía no hemos logrado revalorizar como los grandes Templos de piedra o ladrillo.

28.- Todo esto, Padre, requiere un cambio de mentalidad. Un modo distinto de ver las cosas, por ejemplo, el pan…
RESPUESTA: Dime, ¿quién solía partir el pan en la mesa cuando tú eres niño?

29.- Podía ser mi padre, pero de ordinario lo hacía la madre.
RESPUESTA: ¿Recuerdas un signo que tu mamá solía hacer al pan antes de cortarlo?

30.- La verdad que sí. Con el cuchillo hacía una cruz y luego lo cortaba. Otras veces hacía una cruz con la mano como quien lo bendice.
RESPUESTA: ¿Te das cuenta de la belleza de ese gesto? Lo mismo que Jesús, tomó el pan en sus manos, levantó los ojos al cielo, lo bendijo y se lo dio… Una manera maravillosa de dar sentido al pan, de oponerlo lejos de nuestro egoísmo, y ofrecerlo compartiéndolo con los demás.

31.- Un gesto bonito que hemos perdido y que podemos recuperar. Es poca cosa, posiblemente, pero pudiera ser una buena pedagogía para que todos vayamos entrando en esa mentalidad del compartir. ¿Podíamos comenzar hoy mismo?

DESPEDIDA: Bueno, amigos, corazones con hambre de Dios. Estómagos con hambre de pan. Dios nos quiere llenos de su pan del cielo y también hartos con el pan de nuestros campos.

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