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Pascua 6 – A | Vendrá el Espíritu

“Nos los dejaré huérfanos, volveré”

Proclamamos el Santo Evangelio según san Juan 14,15-21:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que les dé otro defensor, que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, lo conocen, porque vive con ustedes y está con ustedes.

No los dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero ustedes me verán y vivirán, porque yo sigo viviendo. Entonces sabrán que yo estoy con mi Padre, y ustedes conmigo y yo con ustedes. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él”.

PALABRA DE DIOS.

Palabras de Clemente: Amigos, una pregunta: ¿Habéis recibido al Espíritu Santo? Luego habéis recibido el “espíritu de la verdad”. ¿Es cierto? ¿Vivimos en la verdad o en la mentira? ¿Decimos la verdad o la mentira? ¿Cuánto hay de verdad en nosotros y cuánto hay de engaño y de mentira?

1.- ¿Quiere que le sea sincero?
RESPUESTA: ¿Qué, otras veces no lo eres?

2.- Después de leer este Evangelio, siento como si estuviese en un jardín, contemplo infinidad de flores, pero no acierto con el nombre de ninguna de ellas. Aquí me da la impresión de que hay algo maravilloso, pero no logro descifrarlo.
RESPUESTA: El hecho de sentirte maravillado ya es un paso grande. Sentir voces, por más que no sepas descifrarlas ya es un paso adelante. Una de las cosas más bellas del corazón humano es su capacidad de admiración, de sorpresa.

3.- Agradezco sus palabras de aliento, pero mejor me pone en camino para adentrarnos un poco en ese jardín de Dios.
RESPUESTA: Vas a ver cómo entendías más de lo que tú mismo te imaginas. Lo primero que Jesús nos quiere decir son dos cosas estupendas: el amor no se puede quedar en palabras, sino que también hay que aceptar el plan de Dios. Lo segundo, el cristiano no actúa movido por la ley, sino por el principio del amor. En el segundo momento, Jesús se nos presenta como la garantía del envío del Espíritu Santo que Él llama el “defensor” o “espíritu de la verdad”. Lo tercero, nos dice que nosotros somos hijos, pero con padre y madre, no hijos huérfanos, porque Él estará siempre con nosotros. Para finalmente terminar metiéndonos a todos nosotros en el mismo misterio del Padre en el que Él está metido.

4.- Ya me imaginaba que aquí había mucha tela que cortar, pero es tela bonita. Comencemos en orden. Dice usted que el amor es más que bonitas palabras.
RESPUESTA: Comienza Jesús por hacer una afirmación básica y fundamental para la vida cristiana. El verdadero amor no se dice con palabra, sino aceptando y viviendo los mandamientos de Dios.

5.- ¿Y cuáles son esos mandamientos?
RESPUESTA: Ahí está el nervio del discurso. Jesús no dice cuáles son los mandamientos de Dios, más bien habla del “mandamiento” de Dios.

6.- ¿Y cuál es ese mandamiento?
RESPUESTA: El único mandamiento de verdad es el mandamiento del amor: “amaos como yo os he amado”. Ese es el único mandamiento cristiano. Claro que luego, todos sabemos que quien ama, tendrá muchas cosas en las que expresar ese amor.

7.- A ver si he entendido. Sólo hay un mandamiento, el del amor. Pero el amor se expresa luego en tantos mandamientos cuantas son las expresiones del amor. ¿Es así?
RESPUESTA: Has hablado como un maestro. Para Jesús sólo hay un mandamiento y sólo hay un pecado. El mandamiento del amor y el pecado del desamor o egoísmo. Todas las exigencias del amor serán otros tantos mandamientos del amor, como todas las consecuencias del desamor o egoísmo serán otras tantas expresiones del pecado.

8.- Puestas las cosas así, pareciera claro que sólo amamos de verdad a Dios cuando cumplimos el mandamiento de “amaos los unos a los otros como yo os he amado”.
RESPUESTA: Creo fue San Juan de la Cruz quien dijo que en la tarde de la vida nos examinarán del amor. No nos examinarán ni de teología ni de periodismo, sino si hemos amado al hermano.

9.- Pero si las cosas son así, los criterios de la moral cristiana varían totalmente…
RESPUESTA: Nosotros estamos acostumbrados a la moral de la ley. Es pecado lo que va contra la ley. En realidad, es pecado todo lo que va contra el amor. ¿Recuerdas cuando Jesús dijo que toda la ley se reducía al primer y segundo mandamiento? ¿Amar a Dios y amar al prójimo?

10.- Dígame, ¿pudiéramos afirmar que la moral presupone no tanto la ley cuanto el mandamiento del amor?
RESPUESTA: Insisto, el cristiano está llamado a actuar desde el amor. Y sólo entonces vivirá del amor. Sólo así podremos decir que amamos a Dios. Si amo a mi hermano como Jesús mismo nos amó, entonces sí estoy seguro de que amo a Dios. Pero no estoy seguro de que amo a Dios cumpliendo simplemente la ley. Aquí habría que recordar aquel otro texto: “Esta gente me ama con los labios, pero su corazón está lejos de mí”.

11.- ¿No cree usted que, si prescindiésemos de la ley, la cosa quedaría demasiado al aire y se prestaría a todo?
RESPUESTA: Dime, ¿si yo te amo como Jesús te ama, crees que de verdad todo queda al aire y se presta a todo? Quien ama como Jesús jamás te hará daño. Jamás te mentirá. Jamás te engañará. Jamás te hará sufrir. Ya sé, es más fácil una moral de la ley, de mandatos y preceptos. Claro que sí. Pero esa es la moral de los hombres. La moral de Dios es que “yo ame como Él nos amó”.

12.- Entiendo que “amarnos como Él nos amó” no tiene límites.
RESPUESTA: El único límite sería el amar a los demás hasta entregar nuestras vidas por ellos como Él entregó la suya por todos nosotros. ¿Alguien puede decir que Jesús fue un laxista? Quien da y entrega su vida, nos ama hasta el fondo.

13.- En un segundo momento Jesús nos asegura el envío de otro defensor, el “Espíritu de la verdad”. ¿De qué verdad?
RESPUESTA: De la verdad de Dios. De la verdad del amor. De la verdad de las vidas que aman hasta dejarse morir por los demás.

14.- Mala misión le encomiendan al Espíritu Santo, ¿no cree?
RESPUESTA: ¿Por qué mala misión? ¿No crees que la más maravillosa misión del Espíritu es animarnos, vivificarnos y dinamizarnos interiormente para que vivamos la una gran verdad de la vida: la de amarnos los unos a los otros como Él nos amó?

15.- Dicho de otra manera, me imagino que este espíritu de la verdad es para que superemos el pecado del egoísmo, que es el pecado de la mentira.
RESPUESTA: Quien vive del amor, vive en la verdad. Quien vive en la verdad y en su verdad, vive en el amor y no en el egoísmo. Quien ha vencido el egoísmo ha vencido al pecado en su corazón.

16.- Oiga, Padre, ¿será posible tanta belleza en el corazón humano?
RESPUESTA: Oye, a mí que me registren, es Él quien lo dice. Y lo dice quien vivió todo esto hasta el extremo de dar su vida en la Cruz por todos. Yo estoy convencido de que no hay jardín más maravilloso que el corazón humano, cuando nos dejamos llenar por la acción del Espíritu de la verdad, que es el Espíritu del amor.

17.- La segunda parte de esta lectura comienza con algo bien tierno y bien humano a la vez. “No os dejaré huérfanos”. ¿A qué se debe esta reflexión de Jesús?
RESPUESTA: El momento en el que están viviendo es un momento difícil. Son conscientes de que Él se les va, que ya no es posible retenerlo, y saben que se van a quedar solos. Esto para ellos es muy duro…

18.- No pensarían tener a Jesús toda la vida con ellos… Significaría además una gran inmadurez.
RESPUESTA: El problema no es, posiblemente, el que Jesús se vaya, sino qué harán ahora ellos solos. Es ahí cuando Jesús quiere asegurarles de que no los va a dejar abandonados, sino que les asegura su permanencia entre ellos. Y utiliza esa frase tan tierna y dolorosa a la vez: “No os dejaré huérfanos”.

19.- Sentirse huérfano debe ser algo bien doloroso. Creo que usted tiene esa experiencia, ¿me equivoco?
RESPUESTA: Yo quedé huérfano a los siete años. A esa edad uno no valora todavía la verdad de las cosas. Pero, aun así, recuerdo que durante mucho tiempo te sientes como flotando, como sin apoyo y como prestado a los demás.

20.- Pero aquí Jesús dice algo bien extraño. “Dentro de poco no me veréis y luego me veréis, pero el mundo no me verá”. ¿Por qué el mundo no podrá ver a Jesús?
RESPUESTA: Sólo el amor es capaz de comprender al amor. Si Dios es amor, sólo quienes amen de verdad podrán ver de verdad a Dios, sólo quien tiene ojos podrá ver la luz. ¿Recuerdas aquel Salmo en el que se le pide a Dios: “Hazme ver la luz en tu luz”?

21.- Escuchando todo esto, Padre, uno siente como si nuestra verdad de creyentes fuese el vivir como en la nube del misterio. Nosotros estamos envueltos en el misterio.
RESPUESTA: Por eso nosotros debiéramos vivir en constante actitud de admiración de nosotros mismos y mirar con admiración a los demás. Soy un misterio de gracia y de Dios, pero también lo son todos mis hermanos. Esto no lo podremos ver con los ojos de la cara, esto solo se ve en la luz de Dios, en el misterio de la fe.

22.- El texto termina, yo no sé si decir que es un juego de palabras o es un jugar con el misterio…
RESPUESTA: ¿Quieres leerlo?

23.- “Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros”. Como quien dice, yo te miro, tú me miras, nosotros nos miramos…
RESPUESTA: Y no es un juego de palabras, por si acaso. Es la descripción de la maravillosa realidad que establecerá el acontecimiento de la Pascua, cuando Jesús nos envíe el don del Espíritu Santo.

24.- Pero hasta el punto de que la misma relación que Jesús tiene con el Padre, esa misma relación tendrá con nosotros y nosotros con Él y con el Padre… Oiga, Padre, ¿no le parece un sueño demasiado bello para ser realidad?
RESPUESTA: Pues mira, precisamente porque es un sueño es realidad. Y es realidad porque es sueño. Son los sueños de Dios. Nosotros decimos que el amor humano de enamorados, de novios, de esposos es una relación o mejor un tejido de relaciones interpersonales. Pues el plan que Dios tiene sobre nosotros es también un plan de relaciones personales.

25.- Está bien. Un plan de relaciones personales. ¿Pero decir que la relación que Dios tiene con nosotros es la misma que tiene con su Hijo Jesús?
RESPUESTA: A Dios nunca le pidas menos de lo que puede darte. El que ama de verdad quiere para el otro lo que quiere para sí mismo. Si Dios nos ama a nosotros en su hijo Jesús, lo lógico es que quiera tener un tipo de relación con nosotros igual a la que tienen Él y el Hijo.

26.- Pero aún añade algo más: “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré, y me revelaré a Él”.
RESPUESTA: En el fondo, Jesús quiere hacer la síntesis de lo que nos había dicho al comienzo de la lectura. Sólo que ahora, resumiéndolo, diera la impresión de querer decirnos que si nos amamos de verdad se establece entre nosotros, el Padre y el Hijo, la misma vida y las mismas relaciones que se dan en la trinidad.

27.- La trinidad del cielo, modelo de la trinidad de la tierra. Todos inmersos en el misterio divino.
RESPUESTA: Vuelvo a insistir. Los que se aman terminan pareciéndose. Los que se aman lo quieren todo para el otro. Dios que nos creó a su imagen y semejanza, ahora quiere que seamos, en el misterio del Espíritu, imagen también y expresión de la vida íntima de la trinidad.

28.- La última frase me ha dejado preocupado. Jesús termina diciendo: “Y me revelaré a Él”. Si le amamos se nos revelará, se nos manifestará. ¿El amor como principio del conocimiento?
RESPUESTA: Nadie puede conocer al amor, sino aquel que ama. ¿Cómo podrá conocer la verdad del amor aquel que vive metido en el pozo de sus egoísmos? ¿Cómo podrá entender la gratuidad aquel que todo lo cobra, hasta los buenos días? ¿Cómo podrá entender la generosidad aquel que todo lo da medido? Sólo el amor entiende al amor.

29.- Sin embargo, nosotros solemos decir “que hay conocer para amar”.
RESPUESTA: Ese es un principio de la filosofía escolástica. Nunca me gustó. Primero debo conocerte para amarte. Quiere decir que es un amor muy pensado e interesado. Si descubro algo en ti que no me va, ya no te amo. Yo prefiero amar para conocer. Te amo como eres, incluso con todos tus defectos.

30.- ¿Y no se presta esto a equivocarnos?
RESPUESTA: Sí. Por eso Dios se equivoca tantas veces con nosotros, pero prefiere equivocarse. El amor prefiere equivocarse. El verdadero amor quiere correrse siempre el riesgo de no ser comprendido.

31.- Le confieso que hoy termino este diálogo con un mundo de sentimientos cruzados. Por una parte, me parece todo tan bello, me parece tan fantástico… Pero luego miro a la realidad, y la veo tan pobre…
RESPUESTA: La vemos tan pobre porque no nos han enseñado a soñar. Hemos ofrecido un cristianismo de la ley, que más se parece a una aplanadora que todo lo pisa e impide crecer.

32.- ¿No podríamos volver a hacernos niños, para comenzar una nueva experiencia de nuestra verdad de cristianos?
RESPUESTA: Olvídate de volver a ser niño. Tú y yo estamos demasiado gordos para esas cosas. Pero, eso sí, vivamos todos nuestras posibilidades hoy. Todo esto es posible en ti y en mí, también hoy. Es cuestión simplemente de comenzar. Y comenzar hoy. No lo dejemos para mañana.

33.- Ahora siento por qué, con frecuencia, convertimos a Dios más en una idea de nuestra cabeza que en una experiencia de nuestro espíritu.
RESPUESTA: A Dios lo hemos aprendido de memoria. Por eso lo convertimos en una idea, en un recuerdo. Pero a Dios tenemos que llegar por los caminos del corazón, que son los caminos del amor. Lo que no comprende la cabeza, lo entiende el corazón.

34.- Al mundo tendríamos que gritarle que hay otros caminos que el egoísmo del tener, las ansias del poder y las luchas por sentirnos más.
RESPUESTA: Al mundo debiéramos gritarle todos juntos. Cuando todos los caminos han fracasado, aún queda un camino: el de amarnos como Dios nos amó y nos sigue amando.

DESPEDIDA: Hay una canción que dice: “Sólo el amor, sólo el amor nos salvará”. Amémonos todos y todos quedaremos salvados.

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