Hoja Parroquial

Pascua – B | El primer día | IQC2021

Domingo, 4 de abril del 2021

El primer día de la semana

en la mañana de Resurrección

La Resurrección de Jesús da comienzo a lo nuevo. Como si el calendario volviese a empezar a “fojas cero”. Es el “primer día” y es el primer día de la primera semana. La Pascua no es repetir el ayer y el pasado. La Pascua es “paso”. Por tanto, paso del ayer al hoy. De los viejos días a los días nuevos. El resto de la historia no será ya otra cosa que ir desplegando todo el abanico de las nuevas posibilidades de la Pascua del Señor.

El día de la Resurrección no lo es todo. Es el “primer día”. Le faltan los demás días. Además, estamos todavía en el “amanecer”. Todavía el nuevo sol que es Jesús recién se está manifestando. Nos queda todavía todo el resto del día, lleno de idas y vueltas, lleno de búsquedas y encuentros.

El primer día “todavía no se ve todo claro”. En el corazón de la pequeña Iglesia hay aún muchas dudas, muchas inseguridades. Es el comienzo de la experiencia que tendrá que ir profundizándose a través de las distintas apariciones, símbolos del despliegue de manifestaciones de Jesús vivo en su Iglesia. Los comienzos no fueron claros. “Aún estaba todo oscuro”. Poco a poco se irá clareando el día. Poco a poco se irá profundizando la experiencia. Poco a poco la fe se irá iluminando y fortaleciendo.

Lo importante hoy es descubrir, en medio de todas nuestras dudas, que Él está vivo, que está en medio de nosotros, y que, después de la tragedia de los días anteriores, algo nuevo está naciendo entre nosotros.

Muchos siguen teniendo la impresión de que estamos en tiempos de sepulcros. Que la Iglesia está muerta. Que la fe está muerta. Que Dios está muerto. Y que es posible que muchos cristianos tratemos de buscar a Dios en los escombros de la Iglesia y de la fe.

Mientras piensan en un Dios muerto en la Iglesia, Dios ya está gozando del frescor de la mañana en el jardín de la vida. El mundo puede considerar muerto a Dios, pero Dios no depende de lo que nosotros podamos pensar. Dios goza de muy buena salud. Mientras nosotros andamos entre muertos en el cementerio, Dios está vivo en el jardín de la comunidad.

Por eso la verdad de la Pascua hoy será: Jesús vive. Jesús está vivo. Jesús está en la comunidad. Por más que nosotros tengamos miedo y dudemos. Vendas y sudario que comenzaron por ser vestidos del muerto, son ahora signos de que el muerto ya no está muerto, sino que vive.

Secuencia

Pascua de Resurrección

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza,
a gloria de la víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

“¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?”
“A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada”,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda:
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua”.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia,
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles
parte en tu victoria santa.

“Se han llevado al Señor…”

la Resurrección del Señor

Esta pudiera ser la impresión de muchos hombres hoy: Se han llevado a Dios. ¿Dónde está Dios? ¿Quién lo habrá llevado? ¿Dónde lo habrán puesto? Vemos los restos que han dejado de Él: quedan Iglesias, quedan discursos, quedan leyes, quedan cosas que le pertenecieron. Pero él ya no está.

¿Será cierto que Dios ya no está ni en el mundo ni en la Iglesia? ¿O no será más bien que nosotros no somos capaces de verlo? Es cierto que Jesús ya no estaba vendado ni con el sudario de muerto que le regalaron el viernes santo por la tarde. Jesús no está “envuelto”, ni “atado”. Jesús anda libre, ha soltado sus ataduras. El sepulcro le ahogaba, le resultaba demasiado estrecho. Ahora busca el jardín. El jardín pareciera ser el lugar preferido de Dios. Al crearnos “nos puso en un jardín” y Él mismo cada tarde se tomaba el fresco del atardecer, paseándose por el jardín, signo de libertad.

A Jesús no lo pudo atar ni retener la muerte. Menos lo podremos atar y retener nosotros los hombres. Jesús solo siente bien en la libertad porque sólo la libertad es capaz de inventar, de crear lo nuevo.

El Jesús de la mañana de Pascua es un Jesús nuevo.
Es el mismo, pero distinto y nuevo.
Es el de antes.
Ahí están los signos de su ayer: las llagas.
Pero es nuevo, distinto, diferente.
Ahí está libre de la muerte.
Ya no podremos matarlo más.
Ahí está libre para “recrearlo todo de nuevo”.
No. No lo “han llevado”.
Él ha salido. Él ha roto todas las ataduras.
¿Y nosotros lo querremos atar ahora de nuevo?
Imposible.
Ahí quedan las vendas y el sudario, pero Él no está ahí.
Está escuchando los cantos de los pájaros en el jardín.

Es Pascua

Resurrección de Jesús

Porque hemos pasado:
del pecado a la gracia,
del egoísmo a la generosidad,
de lo viejo a lo nuevo,
de la enemistad a la amistad.
de la división a la comunión.
del individualismo a la comunidad.
de lo mío a lo nuestro.
Porque hemos pasado:
del miedo a la valentía,
de la desesperación a la esperanza,
de la duda a la certeza,
de la tristeza a la alegría,
de la muerte a la vida,
del sepulcro al jardín de la libertad.

Es Pascua:
Porque tú ya no me eres extraño.
Tú eres mi hermano.
Porque tú ya no eres mi enemigo.
Juntos somos colaboradores.
No nos hundimos en lo malo del mundo.
Nos consideramos capaces de hacerlo nuevo.

Es Pascua porque:
Nos sentimos libres.
Vivimos en la libertad.
Respetamos la libertad.
Hacemos posible la libertad.

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