Hoja Parroquial

Cuaresma 1 – C | No solo de pan

Domingo, 9 de marzo del 2025

“No solo de pan vive el hombre”

Comenzamos la Cuaresma con un reclamo: “No sólo de pan vive el hombre”. Aunque muchos podamos pensar lo contrario, que lo importante es poder comer, que lo importante es tener el estómago lleno. El pan llena el estómago, pero en el hombre quedan otros muchos rincones a los que no llega el pan. Es necesario el pan y es una pena de que en muchas mesas no lo haya. Es una pena que muchos niños no puedan comer pan hasta hartarse porque lo poco que tienen lo han de repartir con sus hermanitos que también tienen ganas de comer.

El pan hemos de conseguirlo por caminos lícitos porque el pan que unos comen no puede ser el pan que les robamos a los demás. El pan de los unos es posible que no les pertenezca y sea el pan robado a otros, negándoles un trabajo digno y una remuneración digna.

Tampoco hemos de pretender que el pan nos llegue mediante los milagros de Dios convirtiendo las piedras en panes. Dios hizo el milagro del pan en el desierto porque allí no había pan. Además,  Jesús dio de comer panes y peces a aquellos que le seguían porque no había otra posibilidad.

Dios nos ha regalado el trigo para que nosotros lo sembremos y lo compartamos hasta que llegue para todos, pero no le pidamos que nos regale el pan sacado milagrosamente de las piedras.

No le pidamos a Dios los milagros que nosotros mismos podemos hacer. No le pidamos a Dios milagros cuando nosotros mismos podemos dar de comer. Las piedras están bien para construir casas o para cimentar las carreteras, pero no sirven para pan. Los milagros están bien, pero no para suplir nuestra falta de justicia o nuestra falta de caridad y solidaridad. Los milagros comienzan allí donde terminan las posibilidades de los hombres, pero en modo alguno Dios hace milagros para dispensarnos a nosotros de tener que amar a nuestro hermano necesitado.

Además, el hombre no vive solo de pan, necesita de otras muchas cosas. Necesita llenar su estómago, pero también necesita llenar su corazón de amor, necesita llenar su mente con el don de la fe y de la esperanza. El hombre necesita del don de la gracia porque con un estómago lleno, pero con el alma vacía, el hombre seguirá teniendo hambre. El hombre junto al pan de la mesa también necesita del pan de la Eucaristía y el pan de la Palabra.

La Cuaresma nos invita a compartir nuestro pan, pero también nos invita a todos a alimentarnos con ese pan de la Palabra que alimente nuestro espíritu.

El ayuno y la abstinencia que Dios quiere

Es fácil ayunar privándonos de comer, comiendo menos. Si de abstinencia se trata, la inmensa mayoría cumple con la abstinencia todo el año porque las carnes les están prohibidas, sólo las ven en el mercado. Por eso, el ayuno y la abstinencia que Dios nos pide son otros:

Come lo que quieras, pero da de comer a quien no puede comer. Dios no quiere ayunos forzados por la pobreza.

Come lo que quieras, pero dedícale un poco de tu tiempo a aquellos que están solos y tienen hambre de compañía, de alguien que los escuche y les haga sentir importantes.

Come lo que quieras, pero no limites la libertad de nadie. Hazlos a todos libres.

Come lo que quieras, pero habla con aquellos a quienes hace tiempo estás negando tu palabra.

Come lo que quieras, pero reconcíliate cuanto antes con aquellos a quienes excluyes de tu corazón.

Come lo que quieras, pero practica la abstinencia de la chismografía, de la murmuración de los demás.

Como lo que quieras, pero practica la justicia de darle a cada uno lo que le corresponde para vivir una vida digna como persona.

Come lo que quieras, pero sé portador de una palabra de esperanza para tantos que la han perdido.

Come lo que quieras, pero luego habla bien de todos, reconóceles sus valores y dignidad.

El ayuno que Dios quiere no es el del estómago vacío, sino el ayuno del corazón vacío de egoísmos, de orgullos, de resentimientos, de odios y de enemistades. A Dios le sirve de poco un estómago vacío, pero lo que sí le interesa es un corazón nuevo, convertido y renovado. ¿De qué vale ayunar pan y agua si luego no me hablo con mi hermano? ¿De que me sirve ayunar si luego no perdono? ¿De qué sirve el ayuno y la abstinencia si luego hago trizas a mi hermano con mis murmuraciones y chismes?.

El camino de la libertad

La Cuaresma es una manera de recordar y reproducir los cuarenta años del Pueblo de Dios por el desierto camino de la Tierra nueva, la tierra de la libertad.

Una libertad que todos ansiamos, pero que exige un largo camino.
Una libertad que todos queremos, pero que encuentra muchos tropiezos en el camino.
Una libertad que todos queremos, pero siempre tentada por el regreso a la esclavitud.
Una libertad donde pareciera que los “ajos y cebollas de la esclavitud” son siempre una lucha interior por retroceder.

Una libertad que recorre un largo camino sembrado de protestas contra Dios y contra quien los ha sacado de su esclavitud. Mirar hacia delante siempre implica estar tentado de retroceder y seguir mirando atrás.

La libertad es un don y un regalo de Dios al ser humano, pero llegar a ser libre de verdad requiere un largo camino de desierto. Porque tenemos que aprender a ser libres, a vivir libres, y ese es un aprendizaje costoso porque supone abandonar aquellas esclavitudes a las que ya nos habíamos hecho. No es algo que se nos da sin más, es algo a conquistar.

La libertad exige abandonar todo aquello que nos esclaviza, todo aquello que nos impide ser realmente libres. Ahí está nuestro problema de cada día. Todos tenemos la experiencia de haber comenzado muchas veces y otras tantas hemos regresado a nuestro pasado. Todos tenemos la experiencia de “quisiéramos pero…”

La libertad no es algo externo a nosotros mismos. No es tanto liberarnos de los demás, sino liberarnos de nosotros mismos, liberarnos de todo lo que interiormente nos ata, nos aprisiona y esclaviza. ¿De qué nos sirve la libertad exterior si llevamos esclavo nuestro corazón? ¿De qué nos sirve liberarnos de los demás, si luego vivimos esclavos de nuestros instintos, nuestras pasiones, nuestros deseos y terminamos confesando: “Quiero, pero no puedo”? Si no puedes ¿dónde está tu libertad?

La Cuaresma es nuestro camino de libertad hacia la Pascua, ¿cuáles son hoy nuestras esclavitudes? En la Pascua tendremos que preguntarnos, ¿cuántas esclavitudes han quedado en el camino?

Mi Cuaresma 2025

Mi ayuno:
Abstenerme de juzgar a los demás.
Abstenerme de murmurar de los demás.
Abstenerme de criticar a los demás.
Abstenerme de condenar a los demás.

Mi desierto:
Un rato de oración diario leyendo la Palabra de Dios.
Un rato de oración diario orando la Palabra de Dios.
Un rato de oración encontrándome conmigo mismo.
Un rato de oración interiorizando a Dios en mí corazón.

Mi penitencia:
Servir todos los días a los demás.
Servir a aquellos que me necesitan.
Servir a aquellos que están cerca de mí.
Ayudar a ser felices a los demás.
Ayudar a que los otros se sientan mejor.
Ayudar a que los otros se sientan valorados.
Sonreír a todos.
Sonreír a los que tengo cerca.

Mi camino:
El camino de la verdad.
El camino de la sinceridad.
El camino de la justicia.
El camino de la reconciliación con todos. El camino del perdón a todos.

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