“La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos”
Proclamamos el Santo Evangelio según san Mateo 9,36 – 10,8:
En aquel tiempo, al ver Jesús a la gente, sintió compasión de ellos, porque estaban cansados y abandonados, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos; rueguen, pues, al dueño de la cosecha que mande trabajadores a recogerla”.
Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus y curar toda enfermedad y dolencia.
Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano, Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: “No vayan a tierra de paganos, ni entren en las ciudades de Samaria, sino vayan a las ovejas descarriadas de Israel.
Vayan y proclamen que el reino de los cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Lo que han recibido gratis, denlo gratis”.
PALABRA DE DIOS.
Palabras de Clemente: Uno de nuestros problemas es la falta de trabajo. Todos andan buscando uno y nadie lo encuentra. Uno de los problemas de Dios es que hay exceso de trabajo y son pocos los que quieran trabajar. Dios anda buscando trabajadores. “La mies es abundante”. ¿No podríamos nosotros darle una mano?
1.- Bueno, Padre Clemente, hoy va a tener que echarnos una mano. El Evangelio de hoy lo veo más complicado que el del domingo pasado, que era bien bonito.
RESPUESTA: Es una página nueva, distinta ciertamente a la del pasado domingo, pero es bonita también.
2.- Yo sé que todas las páginas del Evangelio son bonitas, por ser anuncios de Dios a los hombres, pero algunas son más complicadas que otras.
RESPUESTA: Depende de los temas que traten, pero vas a ver que la de hoy es también bien simple, aunque parezca más difícil.
3.- ¿Nos hace un resumen?
RESPUESTA: Lo primero, se nos presenta a Jesús preocupado por la condición de los hombres. Lo segundo, Jesús quisiera que la Buena Nueva del Reino llegue a todos y llegue ya. Lo tercero, Jesús es consciente de no poder llegar personalmente a todos y quiere contar con la ayuda de todos los que le siguen. Lo cuarto, Jesús envía a sus doce a anunciar que el Reino está cerca. Llevan un anuncio de esperanza para los hombres. Y, lo quinto, Jesús dota a sus enviados de una serie de poderes para liberar a los hombres de todas sus esclavitudes.
4.- ¡Qué fácil lo pone usted! Esto es lo que necesitamos nosotros, para poder leer el Evangelio más a gusto.
RESPUESTA: Mira, el gusto por el Evangelio no depende tanto de poder hacer un esquema de sus ideas, sino de la medida en que lo interioricemos en nuestro corazón. El vino no nos gusta porque nos den muchas explicaciones y muy bonitas sobre él, sino cuando nos ofrecen una copita y lo probamos.
5.- Lo primero que usted destacaba era la preocupación de Jesús por la condición en la que veía a los hombres. ¿Nos podía aclarar esto un poco?
RESPUESTA: El texto como que sorprende a Jesús contemplando el mundo. En esta contemplación Jesús ve a la gente, a los hombres y mujeres, que van y vienen sin dirección, andan como si no tuviesen rumbo fijo.
6.- La frase “ver a las gentes y se compadecía de ellas”, la encontramos con frecuencia en los Evangelios. Pareciera como una especie de frase echa o como expresión de una actitud constante en Jesús.
RESPUESTA: No. No es ninguna frase hecha que se repite por gusto. Es una frase de un hondo sentido humano y de una gran sensibilidad espiritual de Jesús.
7.- ¿En qué sentido una frase de “gran sensibilidad espiritual de Jesús”?
RESPUESTA: Para mí, es una frase que, en primer lugar, manifiesta la gran sensibilidad del corazón de Jesús hacia los hombres y mujeres, una actitud que es fundamental para todo aquel que quiera comprometerse con los hombres.
8.- Pero a qué se refiere en concreto…
RESPUESTA: Al mundo lo podemos mirar de muchas maneras. Mirar y no ver nada. Mirarlo con indiferencia. Mirarlo sin que nos afecte, sin que nos diga nada. Personalmente, yo me asusto de mí mismo, cómo con frecuencia me acostumbro a ver las cosas y no me siento afectado por ellas. Yo sigo siendo el mismo. Esta insensibilidad para mí es preocupante.
9.- Digamos que usted quisiera ser como una esponja que todo lo asimila e interioriza. ¿Es esto lo que usted desea?
RESPUESTA: Yo diría que esto era el corazón de Cristo. Jesús no mira al mundo, el mundo no le dice nada y Él queda como si nada pasase.
10.- Pero ésta no parece ser la actitud y la sensibilidad de Jesús. Mateo dice que “se compadecía de ellas”.
RESPUESTA: Exacto. Mirar en torno nuestro y sentir que el dolor, el sufrimiento, la tristeza, como la alegría de los demás, duelen en nuestro corazón. Mirar al mundo y quedarnos con su sufrimiento en los ojos y en el corazón. Mirar al mundo y sentir que algo nos duele dentro.
11.- Decía usted que esto le preocupaba e inquietaba ¿por qué?
RESPUESTA: ¿Te das cuenta que cada día estamos viendo la pobreza de la gente y ya no nos dice nada? Cada día vemos el sufrimiento de los demás, y apenas si nos roza el alma. Esta indiferencia ante los demás crea unos vacíos inmensos entre unos y otros.
12.- Entiendo. Para usted la insensibilidad marca las distancias entre las personas…
RESPUESTA: ¿Cuánta distancia hay entre tú y yo? La marcan tu insensibilidad y la mía. ¿Cuánta distancia hay entre nosotros el resto de la gente? La que señale nuestra indiferencia para con los demás. Esa es la verdadera distancia que separa a las personas.
13.- Dígame una cosa. ¿Y para anunciar el Evangelio del Reino también se requiere de esta sensibilidad humana?
RESPUESTA: Quien no tiene una fina sensibilidad por los demás, no debiera dedicarse a anunciar el Reino. No sólo me deben doler y afectar los problemas humanos de la gente, sino también sus problemas espirituales: su lejanía de Dios, su falta de fe, su vacío espiritual, su desorientación espiritual. El vacío espiritual. El verdadero evangelizador nace cuando la condición espiritual de la gente nos duele en nuestra alma.
14.- Permítame una pregunta muy personal. Es libre de responderme. ¿Usted ha sufrido mucho el sacerdocio por sus experiencias con la gente que no escucha y dice no creer?
RESPUESTA: Así como he gozado mucho, también he sufrido mucho. En eso sí debo agradecerle a Dios que me haya dado una gran sensibilidad hacia las almas. He gozado mucho siendo testigo de la gracia en el corazón humano, pero también he pasado momentos sumamente dolorosos, cuando experimentaba las resistencias de los corazones a la gracia de Dios.
15.- Los sacerdotes ¿también lloran por las ovejas descarriadas?
RESPUESTA: Yo no respondo por los demás, pero yo sí he llorado. Y he llorado amargamente. Te confieso que han sido lágrimas muy dolorosas, pero también muy sabrosas, de gran paz y de gran esperanza.
16.- Me imagino que es lo que dice aquí en el Evangelio refiriéndose a Jesús: “porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor”.
RESPUESTA: Esa fue la experiencia de Jesús. Gente buena, gente sencilla, pero sin pastor. Gente buena, pero desorientada y expuesta a todos los vientos religiosos que soplasen. Y esto nos marca a nosotros un camino para comprometernos con el anuncio del Evangelio.
17.- ¿En qué sentido y cómo llegar también hoy a esta experiencia?
RESPUESTA: El cristiano no puede darse por satisfecho con el don de la fe que ha recibido. El cristiano necesita un corazón sensible a la realidad de Dios hoy en la historia. Hoy hablamos con una terrible frialdad sobre la crisis religiosa del hombre moderno y lo decimos con la misma naturalidad con la que hablamos del bueno o mal tiempo
18.- Entiendo, para usted el cristiano tiene que conocer la realidad de la crisis religiosa de hoy, pero sin quedarse en ese dato como simple noticia, es un dato que debiera golpearlo.
RESPUESTA: Los datos estadísticos que no patean el corazón, que no duelen en el alma, son datos inútiles. Creo que todos estamos demasiado preparados para criticar y juzgar a la Iglesia…
19.- Es una especie de moda, pero no sólo en los que están fuera. Esto también sucede con los que estamos dentro y formamos parte de la Iglesia.
RESPUESTA: Pero ¿a alguien le duele esa crítica? ¿La simple crítica para qué sirve? La crítica es buena y es sana, incluso si se trata de criticar a la Iglesia, pero siempre que sea una crítica que nos nace del dolor de nuestro corazón.
20.- Padre ¿no le parece extraño hablar de crítica y a la vez de dolor del corazón?
RESPUESTA: Hay una crítica que es destructiva, es la crítica de quién lo hace para desacreditar a la Iglesia, a la fe, a la religión. Pero hay la crítica de quién ama profundamente a la Iglesia y ve que en ella hay cosas que la pueden destruir o cuando menos oscurecer su rostro. Esa crítica brota del amor.
21.- Quiero insistir, ¿no le parece que es difícil amar y criticar a la vez?
RESPUESTA: Dime una cosa. Si tú sales un día despistado y llevas la camisa sucia, ¿qué prefieres? ¿Qué los demás se rían de ti o que te lo hagan saber? Estamos acostumbrados a que nos alaben siempre. La alabanza puede ser una anestesia que nos impide ver la verdad. A la Iglesia no le hacemos ningún favor callando sus defectos. A la Iglesia la amamos cuando vemos sus defectos y se los decimos con cariño.
22.- Me voy a exponer diciendo algo. ¿Quién ama más a la Iglesia, los que tratan de ocultar y callar sus defectos o quien los descubre con la sinceridad de su amor?
RESPUESTA: El peor servicio que podemos hacerle a la Iglesia es ocultar bajo la alfombra sus defectos. Eso se llama engañar a la visita. Eso sí yo lo llamaría infidelidad a la Iglesia.
23.- Padre Clemente, hay una frase aquí que, personalmente, siempre me ha dejado preocupado, es cuando Jesús les dice a los discípulos: “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos”. “Rogad pues al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies”.
RESPUESTA: Este texto pareciera adentrarse en los sentimientos de Jesús. Uno siente la impresión de que Jesús se queda mirando al mundo, que lo ve como un rebaño sin pastor… Pero él se siente impotente para llegar a todos, mira en torno suyo, y sólo cuenta, de momento, con doce. Pero qué es eso para atender a todos los hombres…
24.- Pero, Padre, las pretensiones de Jesús son demasiado ambiciosas. ¿Cómo va a llegar él solo a todos los hombres? Su ambición hasta pareciera ingenua…
RESPUESTA: Pues su ambición tiene muy poco de ingenua. Tiene sí, mucho de ambiciosa, pero es la ambición del amor del Padre. Él no vino para un grupo selecto, Jesús vino para todos los hombres. Las ambición de Dios es la humanidad entera. Mientras haya un solo hombre que no ha conocido a Dios, el plan de Dios estará incompleto.
25.- Por el momento Jesús envía al mundo a anunciar el Reino, al grupito con el que cuenta, pero más tarde, nos enviará a todos.
RESPUESTA: ¿Quieres repetir eso último que acabas de decir?
26.- “Nos enviará a todos”.
RESPUESTA: Pero muchos todavía siguen creyendo que a ellos no los ha enviado nadie. Muchos siguen todavía pensando que somos los sacerdotes, religiosos y Obispos los que tenemos la exclusiva. ¡Qué manera de empobrecer la misión de la Iglesia! Es la Iglesia entera la que es sacramento de salvación y es la Iglesia entera la que es enviada a ser anuncio del Reino.
27.- Sin embargo, Padre, yo veo que aquí les prohíbe a los apóstoles salir del territorio de Israel. ¿Cómo se compagina entonces esa universalidad y con ese reduccionismo geográfico?
RESPUESTA: Jesús trata de formar un núcleo base, un pueblo de referencia, una comunidad referencial para el mundo. No se trata de una prohibición que niegue el anuncio del Reino a los paganos, no olvidemos que Él mismo comenzó su predicación allá por Cafarnaún “tierra de gentiles y con sombras de muerte”. Un grano que se siembre, brota en una espiga llena de granos.
28.- Padre ¿tiene usted esos poderes que Jesús les da a los discípulos cuando los envía a predicar?
RESPUESTA: Esos poderes no son poderes personales, sino que son los poderes de la palabra que se anuncia, del Reino que se anuncia.
29.- Porque hay sacerdotes que tienen el don de la sanación, el don de curar enfermos…
RESPUESTA: Siempre será la fuerza del Reino la que sana y la que cura. La sanación y la curación no son dones espectaculares para llamar la atención, son dones que expresan el poder de la gracia del Reino. Pero, además, no olvidemos que todos esos fenómenos quieren ser la expresión de la fuerza del Reina que ya está en medio de nosotros.
30.- ¿Le gustaría tener esos dones?
RESPUESTA: Yo no los necesito, basta que el Reino que anuncio tenga esa fuerza con aquellos que me escuchan. Es la fe de la gente la que hace posible el dinamismo del Reino de Dios. Además, lo importante no es que la gente busque esos milagros físicos del cuerpo. El verdadero milagro que Dios quiere hacer es el milagro de la conversión del corazón, de la sanación del corazón, de la resurrección del corazón.
31.- Dios ¿comienza por sanar el cuerpo o por sanar el alma?
RESPUESTA: Dios no divide al hombre en cuerpo y alma. Para Dios somos cuerpo y alma. Pero no olvidemos que Dios nos ofrece la curación del centro de nuestro cuerpo y de nuestra alma. Eso que llamamos curación de nuestro espíritu y de nuestro cuerpo.
DESPEDIDA: Hermanos, ¿os dice algo el abandono de tantos hombres y mujeres que no tienen la oportunidad de escuchar la Palabra de Dios? ¿Os afecta y os deja preocupados cuando alguien abandona su fe en Dios?