“Esto es mi cuerpo… Esto es mi sangre…”
Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según San Marcos en el Capítulo 14, versículos del 12 al 16 y del 22 al 26:
El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?”.
Él envió a dos discípulos, diciéndoles: “Vayan a la ciudad, encontrarán un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y, en la casa en que entre, díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos?”.
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: “Tomen, esto en mi cuerpo”.
Y, tomando en sus manos una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios”.
Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.
PALABRA DE DIOS
1.-Padre hoy celebramos la festividad del Corpus. Bueno, antes la llamábamos así, porque ahora creo que también le ha cambiado el nombre…
RESPUESTA: Más que cambiarle el nombre, lo que la Iglesia ha hecho es clarificar el nombre. Hoy decimos “Festividad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo”.
2.- ¿Y por qué ese cambio o esa clarificación que dice usted?
RESPUESTA: Yo creo que es una clarificación importante. Porque la Eucaristía no es solo el misterio del Cuerpo de Jesús, es el misterio del Cuerpo y de la Sangreo, dicho de otra manera, el misterio de la persona entera de Jesús.
3.- Lo que no entiendo es porqué hemos vuelto al Evangelio de la Ultima Cena, cuando hay otros muchos textos que hacen referencia a la Eucaristía.
RESPUESTA: Otros años se leen otros textos. Sin embargo, te confieso que este relato de la Ultima Cena, o de la Institución de la Eucaristía, me resulta sumamente interesante. Sobre todo, en el relato de Marcos.
4.- ¿Qué tiene de particular el relato de Marcos que lo diferencia de los demás relatos?
RESPUESTA: No se trata de diferencias especiales, se trata de detalles y de enfoques. Yo quisiera destacar tres elementos básicos.
5.- ¿Cuáles?
RESPUESTA: En primer lugar, la centralidad del misterio de la Eucaristía. En segundo lugar, a Jesús se le pregunta dónde quiere celebrar esta Pascua. Finalmente, en tercer lugar, la Eucaristía no solo es memoria de un pasado, sino memoria o anuncio de un futuro.
6.- ¿Qué entiende usted por esa centralidad del misterio de la Eucaristía?
RESPUESTA: Si te pones a pensar un poco, la Ultima Cena aparece en la vida de Jesús como un espacio particular, como el espacio a donde desemboca toda la vida de Jesús, y como el espacio en el que se prepara el final de su vida. Además, el carácter sorpresivo e inesperado de la Institución de la Eucaristía.
7.- ¿A qué llama usted carácter sorpresivo e inesperado de la Institución de la Eucaristía?
RESPUESTA: Los discípulos piensan en una cena. En este caso, al menos en los sinópticos, como una cena pascual más. Era una cena continuación de tantas cenas pascuales. Una cena recuerdo de un pasado. Y de pronto, Jesús, como que le cambia el rostro a la cena. De ser una cena recuerdo del pasado, la convierte en la cena que anuncia el futuro y que será el sacramento que le dará permanencia a Él en la historia.
8.- ¿Qué es lo que realmente anuncia la Eucaristía instituida en la última Cena?
RESPUESTA: Ante la mirada atenta de los suyos convierte el pan y el vino, en el sacramento que anuncia su muerte y, por tanto, el sacramento que mantendrá viva en la Iglesia la memoria de esa muerte y esa resurrección.
9.- Digamos que la convierte en el sacramento de la nueva pascua.
RESPUESTA: Eso es la Eucaristía. Sacramento pascual. Sacramento del misterio del amor hasta el extremo de Dios por los hombres, y sacramento pascual de la nueva vida del resucitado.
10.- Ahora entiendo porqué, en la mayoría de las apariciones, se habla siempre del pan. Tomó el pan, lo bendijo, y se los dio… Es precisamente entonces que ellos lo reconocen.
RESPUESTA: Ahí el verdadero sentido y la verdadera fuerza de celebrar la Eucaristía. Es una pena que la misa dominical se haya convertido en una ley, que la tengamos que ver como una obligación…
11.- ¿Y cómo tendríamos que verla?
RESPUESTA: La Misa dominical, como cualquier otra misa, pero de manera particular, la dominical, tendría que manifestar la necesidad que todos tenemos de encontrarnos con Él. La necesidad que todos sentimos de reconocerle, de verle, de saber que está vivo y está en medio de nosotros.
12.- Bueno, yo entiendo que el hecho de ser una obligación, en nada le quita que vayamos a encontrarnos con Él, a verle, a sentirle vivo en medio nuestro…
RESPUESTA: Mira, te confieso que hay un montón de cosas aquí, que, personalmente me hacen sentirme incómodo.
13.- ¿Qué cosas le ponen realmente incómodo?
RESPUESTA: Yo no quisiera perturbar la mente ni el corazón de nadie, pero siento como si a la misa la hemos rodeado de tantas cosas, que el núcleo mismo lo estuviésemos perdiendo.
14.- Ahora sí me ha despertado la curiosidad… ¿Se puede conocer esas cosas que parecieran desviarnos del núcleo central de la misa?
RESPUESTA: ¿Me quieres decir cuándo la gente suele acudir con mayor frecuencia a la misa?
15.- Bueno, yo entiendo que cuando más gente se ve es el día domingo…
RESPUESTA: De acuerdo. Pero una gran cantidad de gente dejaría de ir a Misa el domingo si no fuese obligatoria. Muchos van por obligación. Van, están allí, y ya cumplen con la ley. Aunque no hayan vivido nada de lo que allí se celebra. En segundo lugar, muchísimo van cuando ofrecemos la misa por un difunto, familiar o amigo. Ahí el importante es el difunto. La misa está en función del difunto.
16.- ¿Y eso es malo?
RESPUESTA: Yo no he dicho que sea malo. He dicho que condicionar la misa a determinadas intenciones: nuestra salud, algo que queremos pedir a Dios, el alma de un difunto, terminan por distorsionar el verdadero sentido de la celebración.
17.- ¿Por qué tiene que distorsionar el verdadero sentido de la celebración?
RESPUESTA: Porque lo que buscamos es nuestra salud, o nuestro interés personal, o la salvación del muertito.
18.- ¿Y eso no es válido?
RESPUESTA: Me parece una motivación muy pequeña. El verdadero sentido es: ¿nos reunimos realmente para celebrar el misterio del amor de Dios hacia nosotros? ¿Nos reunimos realmente para encontrarnos con Él? ¿Nos reunimos de verdad para experimentar a Jesús que se aparece en medio de nosotros, despertando en nosotros la alegría de la Pascua? ¿Salimos realmente de la Misa confesando que “le hemos visto”, que “era Él” y “que está vivo”?
19.- Ya me estoy adivinando que nos va a decir que “oímos muchas misas, pero que celebramos muy pocas”.
RESPUESTA: Es que la misa no es algo que se debe oír o escuchar. La misa es algo que tenemos que celebrar. Toda celebración supone un cambio de sentimientos y de actitudes. Celebrar la misa tendría que ser eso: una de las experiencias pascuales de Jesús con sus discípulos. La misa es algo que tenemos que vivir con un corazón ilusionado y con una mente que todo lo ve distinto.
20.- Ahora recuerdo. Alguna vez, comentando entre nosotros, usted me decía que le costaba mucho esfuerzo celebrar varias misas seguidas…
RESPUESTA: Recitar una misa tras otra cuesta poco. Lo difícil es ponerse en esa tensión interior de sentir entre tus manos el cuerpo crucificado de Jesús, su sangre derramada por la humanidad y sentirte identificado con su presencia pascual en medio de la comunidad. A mí, personalmente, me exige un tremendo esfuerzo de concentración y hasta diría de condensación. Celebrar la misa no es cuestión de escenificar, es cuestión de sentir, de experimentar, de vivir.
21.- Sentir, experimentar y vivir… ¿Qué?
RESPUESTA: El misterio que tienes entre tus manos. El misterio de tu comunión con el pueblo y de tu comunión en experiencia de Jesús. Mi experiencia de Iglesia en la experiencia eclesial de Jesús.
22.- Después de tantos años celebrando misas, me supongo que ya se habrá acostumbrado.
RESPUESTA: Te confieso que tengo verdadero terror a lo que acabas de decir.
23.- ¿A qué, a acostumbrarse a celebrar?
RESPUESTA: Antes de ordenarme de sacerdote, nuestro director de Estudiantes, era un hombre santo cuya causa ya se está introduciendo, concretamente el P. Erasmo. Santo, si es que hay alguno. Y un día en vísperas de la ordenación me llamó y me dijo: “Clemente, nunca te acostumbres a celebrar”. Se me quedó tan grabado que, a esta distancia de más de sesenta años, cada vez que celebro recuerdo su consejo porque, además, me parece extraordinario. Yo la misa la sé prácticamente de memoria, pero no podemos celebrar de memoria… Hay que celebrar cada día con el corazón.
24.- Padre, decía usted al comienzo que una de las cosas que más le despertaban la curiosidad en este Evangelio, era la pregunta que le hicieron a Jesús los discípulos: ¿Dónde quieres que te preparemos para que comas la cena pascual?
RESPUESTA: Me encanta la pregunta. ¿A ti no te dice nada esta pregunta?
25.- Pues ¿qué quiere que le diga? Cuando nosotros queremos ir a cenar con algún amigo, también nos preguntamos a dónde vamos, a qué restaurant vamos…
RESPUESTA: Los restaurantes se escogen según lo que uno quiera gastar, me supongo yo…. Pero ¿dónde celebrar la Pascua? ¿Dónde celebrar la Eucaristía?
26.- No creo que tengan ustedes muchas dudas. Cada uno tiene su Iglesia…
RESPUESTA: Tú lo ves todo bien fácil ¿verdad? A mí, personalmente siempre me extrañó la respuesta de Jesús: “Id a la ciudad”.
27.- ¿Que tiene de extraño la respuesta de Jesús? ¿No era lógico que los mandase a la ciudad, a Jerusalén?
RESPUESTA: ¿Dónde hay verdadera celebración de la Pascua? Yo me imagino que, si la Pascua es “salir de una esclavitud a un camino de libertad y de esperanza”, el mejor lugar para celebrarla es allí donde todavía hay esclavitudes, pero hay quienes quieren salir y liberarse de sus esclavitudes. La Pascua se celebra en medio de aquellos que buscan a Jesús. En medio de aquellos que quieren encontrarse con Él. En medio de aquellos quieren conseguir la verdadera libertad de los hijos de Dios.
28.- Ya entiendo. La Misa no debiera celebrarse en medio de gente aburrida que mira al reloj para ver cuando termina el curita…
RESPUESTA: Me quieres hacer pisar el palito, ¿verdad? Pues los aburridos y los que dicen que no entienden nada, es posible que también ellos, en el fondo, quieran encontrar algo. Jesús también puede manifestarse a los aburridos que bostezan. De todos modos, sigo pensando que también hoy tendríamos que preguntarle cada domingo a Jesús: “Señor, ¿dónde te gustaría que celebrásemos hoy tu Eucaristía?
29.- Yo casi me atrevería a adivinar la respuesta de Jesús.
RESPUESTA: ¿Me la quieres compartir?
30.- ¿No cree usted que a Jesús le encantaría que hubiera menos misas en ciertos lugares y más misas entre los pobres?
RESPUESTA: Bueno, yo no apuesto ni por los ricos ni por los pobres. Yo apuesto por aquellos que, ricos o pobres, quieren hacer la experiencia de la Pascua. Por aquellos que, por encima de las diferencias sociales, quieren ver a Jesús; quieren encontrarse con Él; y quieren reiniciar un camino de libertad y de comunión.
31.- ¿Cuál sería para usted la mejor conclusión para un día como hoy, fiesta del Cuerpo y de la Sangre de Jesús?
RESPUESTA: La revalorización de la Eucaristía como centro de la vida de la Iglesia y como centro de la vida de todo cristiano. Como consecuencia, la revalorización del domingo, no como el día de la obligación de oír misa, sino como el día de fiesta del encuentro con Él.
32.- Padre Clemente, yo estoy de acuerdo con todo eso, pero no me negará que también ustedes tendrían que cambiar un poco su estilo de celebrar la Misa. Yo entiendo que es cada uno el que tiene que ponerse en una actitud de verdadera celebración, pero, también tenemos que reconocer que, el modo de celebrarla ayuda mucho.
RESPUESTA: También estoy de acuerdo contigo. No es que vaya con mis sentimientos hacer de la misa un espectáculo para distraernos, pero también debo reconocer que hemos dado más importancia a la seriedad que a la participación o vivencia. La fiesta ha de tener su seriedad, pero cuando la seriedad y la centralidad en uno solo apaga la fiesta, deja de ser festiva. Me gusta la seriedad, pero me gusta también lo festivo. ¿Cómo compaginar lo uno con lo otro?
33.- Bueno, amigos, ¿van a ir a misa hoy? Seglar como todos ustedes, me permito una sugerencia. No vayamos a Misa con el alma y el corazón en el bolsillo. Vayamos con el alma y el corazón a flor de nuestra piel. Vayamos a celebrar. Vayamos a ver. Que el salir, podamos decir todos: “lo hemos visto, se nos ha aparecido”, “nuestros ojos se han abierto al bendecir y partir el pan”.
DESPEDIDA: Sí, amigos, preguntémosle todos hoy a Jesús: “Señor, ¿dónde quieres comer hoy tu Pascua?”