“José, la criatura que hay en María viene del Espíritu Santo”
Proclamamos el Santo Evangelio según san Mateo 1,18-24
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
Estando María, su madre, desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió separarse de ella en secreto. Pero, apenas había tomado esta decisión, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: “José, hijo de David, no temas aceptar a María por esposa, pues la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: “Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, Dios-con-nosotros”.
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a María como esposa.
PALABRA DE DIOS.
1.- ¿Preparado ya para la Navidad?
RESPUESTA: Preparándome. Todavía nos queda una semana. ¿Sabes lo que me viene a la cabeza?
2.- No es nada fácil adivinar lo que hay en su cabeza, pero me imagino que algún detalle le ha impactado…
RESPUESTA: Unos amigos míos han tenido una nieta hace una semana. Los últimos días estaban todos que se movían por todas partes: que si los pañales, que si los biberones, que si la cuna… Era un encanto ver cómo todos se movían en torno a la nieta que estaba a punto de venir…
3.- Me imagino que todo esto lo estaba usted interpretando desde el Niño Jesús que también está para llegar…
RESPUESTA: Pues, sí. Yo me decía, ¡qué estupendo si todos nosotros viviésemos con la misma inquietud y la misma alegría y esperanza, la espera del Niño Dios en medio de nosotros!
4.- Y que, al nacer, todos viviésemos las mismas alegrías. ¿Y verdad que la nieta se parecía a todos?
RESPUESTA: Eso tú lo sabes bien, como padre. Todos tenemos la manía de encontrar en el niño que nace rasgos de toda la familia. Yo suelo decir que el niño que nace parece un ensamblaje familiar, pero lo que en los niños puede ser casualidad, coincidencia, es una realidad en el Niño Jesús.
5.- Ya digo yo. El Niño de la Navidad se parece en algo a todos nosotros. Cada uno encuentra uno de sus rasgos en él, ¿verdad que sí?
RESPUESTA: Pues, aunque lo tomes a bromas, es una gran realidad. Dios encarnado en la Navidad se parece a nosotros, tiene nuestros rasgos, tiene nuestros detalles. Cada uno pudiera decir: “¡Cómo se me parece!”. San Pablo lo dice muy claro “siendo Dios y sin dejar de ser Dios; sin embargo, se hizo en todo semejante a nosotros”.
6.- ¿No me estará diciendo que también el Niño Jesús se encarnó en toda la chatarra familiar de la humanidad?
RESPUESTA: Si se hizo en todo semejante a nosotros, quiere decir que está hecho con toda nuestra condición humana. Dios y uno de nosotros. Dios y parecido a nosotros. Dios y una especie de copia de cada uno de nosotros. ¿Hay algo más bello en la Navidad?
7.- Padre, cada año, en este cuarto domingo, leemos el relato de la Encarnación, bien el relato de Lucas o el de Mateo.
RESPUESTA: Son los dos únicos relatos evangélicos de que disponemos, el de Lucas y el de Marcos.
8.- ¿Se ha dado cuenta del enfoque tan distinto en Lucas y en Mateo?
RESPUESTA: Me estoy sospechando a donde quieres ir. Lucas enfoca la Encarnación desde María y Mateo desde José, ¿verdad?
9.- Pero, ¿no es así? Lucas parece más feminista. Mateo, mucho más machista.
RESPUESTA: Ya me esperaba que me lo dijeses. ¿Tú crees que en aquel entonces existía el problema del feminismo y del machismo? De todos modos, son dos maneras distintas de presentar el misterio de la Encarnación. Mientras Lucas nos lo describe desde la experiencia de María, Mateo nos lo presenta desde la experiencia de José. Mutuamente se complementan.
10.- ¿Se pudiera decir que Lucas presenta la Encarnación de Jesús desde la intimidad de María, mientras que Mateo lo presenta un tanto desde fuera?
RESPUESTA: Yo no iría por ese camino. María y José viven el misterio desde dentro, pero de otra manera. Mas bien diría que hay aquí una doble línea cultural.
11.- ¿Cómo doble línea cultural?
RESPUESTA: Lucas escribe para un público más bien romano. En tanto que Mateo parece tener como lectores inmediatos a los judíos. ¿Presentamos el marco de las coincidencias y las diferencias?
12.- Creo que intuyó lo que quería pedirle…
RESPUESTA: Veamos. A María se le aparece el Ángel Gabriel. A José el ángel no tiene nombre, es “un ángel”. En todo caso, hay un anuncio tanto a María como a José. En Lucas, es María quien pondrá nombre al Niño. Cosa un tanto extraña en la cultura hebrea; mientras que en Mateo, es José quien pondrá el nombre al Niño. En Lucas, María es la llena de gracia, la que le cayó bien a Dios. En Mateo, no se dice nada de María, y a José se le llama “justo”. En Lucas, María no entiende nada de lo que se le dice, sencillamente se hace la disponible. En Mateo, es José el que se siente turbado, desorientado, pero cree también al anuncio del ángel.
13.- ¿No siente usted que el relato de Lucas parece más tierno, más femenino, en tanto que el relato de Mateo es mucho más duro, más doloroso y desconcertante?
RESPUESTA: Yo creo que ambos relatos se mueven en un mismo clima: el misterio. María no entiende ni el saludo del Ángel ni tampoco la misión que se le encomienda. José no entiende lo que ve, se siente desorientado. Tampoco logra entenderlo, aún después que el ángel le habla. Es decir, uno y otro se mueven en el campo de la fe. Toda racionalidad carece de sentido aquí. Aquí sólo queda el “hágase como has dicho”. El resto se lo dejamos a Dios.
14.- En todo caso, el relato de Lucas como que es más fino. No se nota tanto el dolor y el sufrimiento, sino la plácida escucha de Dios y la serena respuesta de María.
RESPUESTA: El relato de Lucas como que se mueve más en esa serena experiencia del sentirse amada y querida por Dios. Mientras que Mateo parte del dolor y la desorientación del espíritu y del corazón de José. A María se le anuncia lo que va a suceder. José tiene que discernir lo ya acontecido en ella.
15.- Sin embargo, aun así, Mateo se cuida mucho de defender y justificar a José.
RESPUESTA: Hay un sufrimiento muy fino en el corazón de José. Pero José no se altera, no se descompone. Sencillamente, él sigue siendo el justo, el hombre bueno, el que busca respuestas a sus dudas y no las encuentra. José no pierde la tranquilidad y hasta busca soluciones que saquen el menor ruido posible. En este sentido tenemos que reconocer en José unas actitudes que demuestran la talla de su espíritu.
16.- ¿Cuáles, por ejemplo?
RESPUESTA: Cuando descubre los signos de maternidad de su prometida, no pierde su compostura. No grita, no alborota ni a las familias ni al pueblo. No juzga ni condena, sigue respetando la dignidad de María y decide tomar decisiones en secreto sin armar tormentas familiares. ¡Qué nobleza de espíritu y qué grandeza de corazón!
17.- Todo esto visto de cara a la Navidad, ¿cómo habría que leerlo?
RESPUESTA: Yo creo que la Palabra del Señor que proclamamos nos marca cómo se tiene que vivir la Navidad. Hay unos rasgos, sin los cuales, la Navidad no nos dice más que cualquier niño pobre que nace a nuestro alrededor.
18.- ¿Cuáles serían esos rasgos?
RESPUESTA: El primer rasgo de la Navidad es la iniciativa de Dios. ¿Te das cuenta cómo aquí la iniciativa es siempre de Dios? Una iniciativa que sólo Dios puede tener. La Navidad jamás se le ocurre al hombre. Al hombre se le puede ocurrir hacerse Dios, ¿se le ocurrirá hacer a Dios hombre? Lo primero es un atrevimiento, pero lo segundo sería un escándalo.
19.- Yo vería que junto a la iniciativa habría que pensar en la gratuidad.
RESPUESTA: La Navidad nace de la iniciativa del corazón y del amor de Dios al hombre, pero lleva consigo la gratuidad. La Navidad es un regalo, un don, una oferta que Dios nos hace. Pero hay otra serie de elementos sin los cuales difícilmente podremos entender la Navidad.
20.- ¿Cuáles?
RESPUESTA: La Navidad no se entiende sin la iniciativa y gratuidad de Dios, pero tampoco sin la libre aceptación del hombre. La Navidad es como la afirmación de nuestra libertad humana. no se nos impone. Dios entra en nuestra historia como pidiendo permiso. Por eso, somos coautores con Él. La Navidad es obra de Dios, pero contando con nuestro permiso y con nuestra libertad de aceptarla.
21.- ¿Dios limitado por nuestra libertad?
RESPUESTA: Pues ésa es la verdad. Dios comienza pidiendo permiso a María para dejarse concebir y nacer en ella.
22.- Toda nuestra vida es una eterna Navidad porque Dios sigue siendo tan respetuoso con nosotros. Tampoco hoy se encarna en nosotros sin permiso nuestro.
RESPUESTRA: Esto nos dice claramente el respeto que Dios tiene al hombre. Dios jamás nos invade y nos aplasta. Así como el Dios de la Navidad es el “Emmanuel” el “Dios-con-nosotros”, el Dios de cada día es también “el Dios-con-nuestro permiso”.
23.- ¿Dónde situamos la fe en la Navidad?
RESPUESTA: La situamos en la base de todo: María es la mujer que ha “creído” sin ver ni entender. José es el hombre que ha “creído” contra “todo lo que ve y no entiende”. Esa es la mejor expresión de la Navidad: vemos y lo que se ve no es; es lo que no se ve. Vemos a un Niño, pero se ve sólo eso, un niño. Lo que vemos no es a Dios; sin embargo, es Dios.
24.- Sin embargo, Padre, lo que más se suele destacar en la Navidad suele ser la pobreza.
RESPUESTA: Es que a Dios le encanta trabajar con la nada, lo pobre, lo que no es. Por eso Dios se mueve siempre no en la grandeza humana sino en la pobreza, en lo no significativo.
25.- ¿Está usted diciendo que lo pequeño revela mejor a Dios?
RESPUESTA: La pobreza, lo pequeño deja más espacio a Dios. Lo grande, lo poderoso humano apenas le deja espacio para mostrarse tal y como es: amor. La pobreza de carecer de casa para nacer, ¿no revela mejor la grandeza de su amor? La sencillez de un pesebre, ¿no nos hace descubrir mejor la gratuidad de Dios?
26.- Si Dios se revela en la pobreza y la pequeñez de lo humano, ¿estaríamos diciendo entonces que la Navidad es la fiesta de lo pequeño?
RESPUESTA: La Navidad es la fiesta en la que lo grande se hace pequeño y lo pequeño se hace grande. Es Dios que se hace pequeño y es el hombre que se hace grande. Pero es lo pequeño lo que hace grande al hombre. Al hombre no le hace grande ni el poder ni los grandes títulos, ni el mucho tener. Al hombre le hace grande el Dios que se hace pequeño.
27.- ¿En qué medida la figura de José nos enseña a mirar y a vivir Navidad?
RESPUESTA: Yo vería la figura de José desde distintos ángulos. En primer lugar, quisiera rescatar la figura de José por su respeto a la dignidad de los demás. El hombre que no hace escándalo de los demás. La gestación de María se prestaba para hacer el escándalo del siglo, como suele decirse; sin embargo, revela una grandeza de espíritu enorme.
28.- Me imagino que usted está pensando en la realidad de hoy donde el escándalo está a la orden del día…
RESPUESTA: Claro que estoy pensando en esta cultura nuestra del escándalo. Diera la impresión de que todos andamos a la búsqueda de cómo denigrar a los demás. Yo entiendo que lo malo debe condenarse, pero hoy nos estamos pasando. Lo peor es cuando lo justificamos con ese término tan actual de “moralización”. ¿Estaremos moralizando cuando nos dedicamos de destapar vidas, airear defectos y publicitarlos para ganarnos alguito políticamente?
29.- ¿Quiere decir que usted está contra la llamada moralización?
RESPUESTA: Evidente que no estoy contra la moralización. Lo que estoy es contra la moralización desmoralizada. No puedo estar a favor de la moralización que denigra a la personas, roba la dignidad. Hagamos una moralización moralizando. La persona siempre tiene que estar por encima de sus debilidades.
30.- Eso es lo primero, ¿y lo segundo?
RESPUESTA: Saber creer en las personas por más que no entendamos muchas veces lo que hacen. La persona es y está por encima de sus debilidades. Creo que este es uno de los mensajes más profundos de la Navidad. La Navidad como el sí de Dios a la debilidad humana. El sí de Dios a la pobreza del corazón humano.
31.- ¿Qué llamado o invitación haría usted a los hombres y mujeres de hoy en esta Navidad 2022?
RESPUESTA: Un llamado que no lo hago yo sino el mismo Dios. Mi primer llamado es a cambiar de actitudes. Valorar a las personas, como Dios valora a María, la pobre María de Nazaret y al pobre José. Valorar a las personas en esta Navidad, debiera significar un cambio de actitud hacia los pobres, los no significantes de nuestra sociedad. Dios trabaja con lo pequeño, con lo pobre, con lo que no es importante socialmente. Finalmente, valorar a las personas significa saber respetarlas, aunque no las comprendamos, aunque no las entendamos.
32.- Amigos, tiene que ser maravilloso saber que Dios cuenta con nosotros para encarnarle a Él y para hacer posible la Navidad. ¿No será también maravilloso saber que la Navidad de este año depende de nosotros? Dios celebra la Navidad en nuestra celebración. ¡También nosotros somos los autores de la Navidad!
DESPEDIDA: Sí amigos, Dios es Navidad y, también, nosotros lo somos. Es Navidad allí donde el hombre deja a Dios hacerse hombre.