Domingo es Fiesta

Domingo 28 – C | El leproso agradecido

“Los otros nueve, ¿dónde están?”

Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según san Lucas 17,11-19

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se detuvieron a cierta distancia y a gritos le decían: “Jesús, maestro, ten compasión de nosotros”.

Al verlos les dijo: “Vayan y preséntense a los sacerdotes”.

Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias.

Este era un samaritano.

Jesús tomó la palabra y dijo: “¿No han quedado limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?”.

Y le dijo: “Levántate y vete; tu fe te ha salvado”.

PALABRA DE DIOS.

Palabras de Clemente: Amigos de cada domingo, ¿os dais cuenta de cuántas cosas buenas tendríamos que darle gracias a Dios en este día? ¿No creéis que nuestra vida tendría que ser un himno de acción de gracias a Dios? Porque, al fin y al cabo, toda nuestra vida es un don y un regalo y, por tanto, un motivo de tener un corazón agradecido.

1.- Padre Clemente, ¿no siente usted que la vida de Jesús, en medio de todo, fue entretenida? No tenía tiempo para aburrirse.
RESPUESTA: Si por eso es que tampoco la tuya ni la mía debieran ser aburridas. Tampoco nosotros tenemos demasiado tiempo para el aburrimiento.

2.- Sí, de acuerdo, pero la vida de Jesús tiene un algo muy especial, da la impresión de que todos los días tiene algo nuevo. Como si cada día tuviese novedad y estreno.
RESPUESTA: ¿Quieres que te diga una cosa? Sólo se aburre aquel que no quiere ver, aquel que no tiene capacidad para descubrir lo nuevo de cada día. Jesús, por donde quiera que fuese, caminaba siempre con los ojos abiertos a lo que acontecía en su entorno. Nada le pasaba desapercibido. Sobre todo, Jesús tenía la gran virtud de ver lo que los demás no acertaban a ver o, simplemente, no querían ver.

3.- Pero esta vez el paquete de novedades era grande, nada menos que “diez leprosos”.
RESPUESTA: Los ojos de Jesús son sensibles tanto cuando aparece un leproso solo como cuando se le juntan diez. Jesús no se fija tanto por el número cuanto por la sensibilidad de su mirada.

4.- Pero, además, esta vez, todo parece suceder en una geografía neutral. Va camino de Jerusalén y se encuentra en un terrero intermedio entre Galilea y Samaría.
RESPUESTA: Para nosotros pueden darse geografías neutrales. Para Jesús todos los caminos son suyos y todo lo que sucede en su caminar le pertenece, nada le resulta extraño. Para quien lleva abiertos los ojos del corazón nada hay neutral, todo le duele y en todas partes encuentra la posibilidad de hacer el bien.

5.- ¿Cuál cree usted que es el mensaje central de este encuentro de Jesús con los leprosos?
RESPUESTA: Llamar la atención sobre una de las actitudes fundamentales del corazón humano.

6.- ¿A qué actitud fundamental se refiere usted?
RESPUESTA: ¿Tú recuerdas una frase que estoy seguro tu mamá te la repitió infinidad de veces cuando eras niño?

7.- Bueno, recordar “de cuando era niño”, me está pidiendo algo bien difícil porque eso no fue ayer… De todos modos, creo saber hacia donde apunta usted. ¿Me equivoco si digo que esa frase era que cuando a uno le daban algo, inmediatamente la madre nos decía: “¿Y qué se dice?”
RESPUESTA: ¿Y cuál era tu respuesta?

8.- “¡Gracias!”.
RESPUESTA: No se trataba de una simple cortesía, se trataba de cultivar uno de los sentimientos más humanos y espirituales: el sentido del agradecimiento.

9.- ¿Qué tiene que ver todo esto con el texto que hemos leído?
RESPUESTA: Jesús quiere expresarnos dos sentimientos del corazón humano. En primer lugar, dar cabida en nuestro corazón a todos, incluso a aquellos que la sociedad excluye. Y, en segundo lugar, nos quiere hacer ver que una de nuestras actitudes para con Dios debe ser la de la alabanza y la del agradecimiento.

10.- Dar cabida a todos en nuestro corazón, incluso a los que la sociedad excluye… Hace falta un corazón muy grande, ¿no le parece?
RESPUESTA: La medida del corazón es el amor. La medida del amor está en no excluir de él a nadie. La gran diferencia entre el corazón de Dios y el nuestro está en que Dios no excluye a nadie de su amor, mientras que nosotros hacemos demasiadas selecciones.

11.- ¿Cómo lo expresa el texto del Evangelio de hoy?
RESPUESTA: Fíjate cómo lo grafica en la figura de los leprosos. ¿Te das cuenta lo que dice ellos?

12.- Cuando iba a entrar en un pueblo… se acercaron a Jesús… se pararon a lo lejos y a gritos le decían…
RESPUESTA: ¿Te das cuenta de cuántos detalles? Primero, ellos están fuera del pueblo. Segundo, se acercaron a Jesús. Pero le hablaban de lejos. Es decir, ellos son los excluidos y marginados del pueblo, incluso no se atreven a acercarse a Jesús. Temen ser rechazados también por Él y de ahí que le hablen gritando, desde lejos.

13.- Sin embargo, Lucas dice aquí que “se acercaron a Jesús”…
RESPUESTA: Sí, se acercaron, pero se detuvieron a lo lejos. Se sabían como marginados, como los excluidos. Lo reconocen como su esperanza, pero todavía se sienten lejos. No le hablan al oído, le hablan a gritos, que es la única manera que tienen los excluidos de hablar.

14.- Malo es que nosotros excluyamos a los demás, pero peor tiene que ser “sentirse excluido, marginado”. Esto quiebra la comunión humana entre las personas.
RESPUESTA: La sociedad habla de integración, pero son muchos los que se sienten marginados y se sienten excluidos. Como tú dices, la peor exclusión no es la que hacemos nosotros, sino la que uno siente. Uno se siente excluido de muchas maneras: excluidos por la cultura, excluidos por los estatus sociales, excluidos por el poder y por los títulos. Una de las cosas que a mí, personalmente, me impacta de Cristo es que rehúye todo signo que indique la exclusión de los demás.

15.- ¿El hecho de su divinidad no le está creando un marco de exclusión?
RESPUESTA: Lo divino pudiera expresar exclusión. Por eso como dice Pablo, “sin dejar de ser Dios”; sin embargo, “se hizo uno de nosotros, uno cualquiera de nosotros”. Se desnudó de lo divino, para vestirse como cualquiera del resto de los hombres.

16.- ¿Quiere decir que el vestido también excluye?
RESPUESTA: Permíteme decirlo de otra manera: los trapos también excluyen. ¿Acaso cuando vemos a esa gente mal vestida nos acercamos a ella o no tratamos de crear una cierta distancia porque huelen mal? ¿Y cuando para manifestar nuestro lugar en la sociedad no utilizamos toda una serie de vestidos que marcan la diferencia? Los trapos, disculpa la palabra, crean demasiadas distancias y abren muy poco el corazón, más bien diría que lo cierran.

17.- Durante mucho tiempo, también ustedes los sacerdotes aparecían como muy distantes del Pueblo de Dios, hoy se han acercado un poco.
RESPUESTA: Por eso también la gente se nos quedaba un poco lejos. Nos hablábamos y nos comunicábamos desde lejos. Aún hoy estamos demasiado lejos de la gente.

18.- Es una manera de identificarse dentro del Pueblo de Dios…
RESPUESTA: Eso es lo que me duele. Jesús no nos pidió que nos identificásemos marcando distancias. Más bien me habla del buen pastor que conoce por el propio nombre a sus ovejas. Mi identidad no está en los vestidos, sino en mi vida, en mi amor, en mi servicio. Jesús no llevó mas distintivo que el del amor, la comprensión, y el servicio a los demás. El resto me parece que más que distinguir, separa y distancia.

19.- Decía usted que el segundo mensaje del Evangelio era el de enseñarnos nuestro trato con Dios.
RESPUESTA: Es decir, primero nos enseña cómo ha de ser el trato con los demás y luego cómo ha de ser el trato con Dios. Frente a los demás, hemos de tener una actitud de acercamiento, de apertura, de proximidad.

20.- ¿Y frente a Dios?
RESPUESTA: Frente a Dios, Jesús quiere recuperar dos actitudes fundamentales: la actitud de la alabanza y la actitud del agradecimiento.

21.- ¿Por qué la importancia de la alabanza y el agradecimiento?
RESPUESTA: Comencemos por la alabanza. Con demasiada frecuencia nuestra relación con Dios es interesada. Veamos a los diez leprosos. Cuando, de camino, se sienten curados de la lepra, nueve de ellos dan la impresión de no sentir nada. Mientras tanto, uno de los diez se siente como impactado del misterio del poder de Dios en Él, se siente sorprendido con la fuerza del misterio.

22.- Realmente la escena ofrece como un doble marco. Los nueve que siguen camino del templo y el décimo que se siente transformado interiormente y regresa a Jesús desviándose del camino del templo.
RESPUESTA: Pero no solo se siente transformado interiormente, sino que siente la necesidad de gritar sus sentimientos de alabanza a Dios. Casi se olvida de su nueva vida y lo único que parece transformarle por dentro es esa experiencia de admiración, gozo y alabanza de Dios.

23.- Lucas dice que volvió alabando a Dios a grandes gritos…
RESPUESTA: Fíjate en el contraste: “A gritos le decían a Jesús, ten compasión de nosotros”. Y ahora, los nueve siguen el camino del templo curados como si nada hubiese sucedido en sus vidas. En cambio, el samaritano regresa ahora también dando gritos, pero ya no son gritos de súplica y petición, sino gritos de admiración, de alabanza por las maravillas de Dios en él.

24.- Pero usted decía que esta era una actitud esencial de cara a Dios. ¿Por qué?
RESPUESTA: Porque lo primero que necesitamos es sentirnos impactados por Dios, es sentir el misterio de Dios en nosotros. No basta que Dios haga maravillas en nosotros si luego no somos capaces de sentir la sorpresa en nuestro corazón. En la vida del cristiano es fundamental sentir y experimentar la obra de Dios en nuestro corazón. Lo cual debiera luego llevarnos a la glorificación y la alabanza.

25.- No se imagina lo que me está viniendo a la cabeza. Viendo a este leproso, me pregunto ¡por qué, de ordinario, tenemos tanto miedo, somos tan tímidos, para no cantar y rezar en alto en nuestras celebraciones!
RESPUESTA: Yo te diré el porqué. Si cuando celebramos la misa, pongamos de ejemplo, nos sintiésemos impactados por el milagro de Dios en nuestros corazones, de seguro que cantaríamos y alabaríamos a Dios a gritos. El problema nuestro está ahí, preferimos el camino del templo y de la ley, a la experiencia del impacto de Dios.

26.- El otro aspecto que usted destacaba era el “dar gracias”. Y hasta Jesús se siente sorprendido. ¿No eran diez los curados? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Sólo ha regresado este samaritano?
RESPUESTA: Pero además este extranjero no viene a dar gracias por puro compromiso, viene porque ha descubierto la maravilla de Dios en él. Sólo damos gracias de verdad cuando reconocemos lo que hemos recibido.

27.- Lo cual nos estaría diciendo que quien no es agradecido, tampoco ha reconocido la gracia de Dios en él.
RESPUESTA: Yo no insistiré lo suficiente en este campo. Reconocer a Dios en nuestras vidas. Reconocer la obra de Dios en nosotros. Reconocer tantas maravillas como Dios hace en nosotros cada día. Vemos todo este mundo de gracia, pero casi sin tomar conciencia de él. Por eso agradecemos tan poco.

28.- ¿De qué cosas tendríamos que admirarnos y agradecerle a Dios?
RESPUESTA: ¿Te das cuenta de la gracia que es el poder levantarnos esta mañana con vida y buena salud? ¿Se lo hemos agradecido? ¿Poder conservar sanitos nuestros ojos y que podamos seguir viendo a los nuestros y a la naturaleza? ¿Te imaginas que nos hubiésemos despertado hoy ciegos, mudos, sordos? ¿Te das cuenta de la catástrofe de nuestras vidas? Sin embargo, nos levantamos cada día y no sentimos la alegría de la vida, de la vista, del oído, nos sentimos tan ordinarios como el día anterior.

29.- Entiendo, para alabar a Dios gritando necesitamos reconocer el don de su gracia en nosotros.
RESPUESTA: Para darle gracias las veinticuatro horas del día, tendremos que vivir sorprendidos de lo maravilloso que es Dios con nosotros. Cuanto más descubramos y reconozcamos la obra de Dios en nosotros más nos admiraremos de Dios y más agradecidos estaremos a Dios.

30.- Pero esto implicaría, entiendo yo, que tendríamos que vivir atentos, como mirándonos constantemente a nosotros. ¿No nos llevaría ello a encerrarnos en nuestros egoísmos?
RESPUESTA: Al contrario. Yo más bien diría que nos han enseñado y educado mal. Hemos vivido una falsa idea de la humildad. Nos han enseñado que ser humilde es sentir que no somos nada. Nos han convencido de que somos tanto más humildes cuanto pensemos peor de nosotros.

31.- ¿Y esto es falso?
RESPUESTA: Para mí es totalmente equivocado. La humildad es la verdad. Ser humilde es vivir mi verdad. Sentir que Dios me ha regalado sus dones es sentirme deudor de Él, Cuantos más dones descubro y reconozco en mí como dones y regalos de Dios, más deudor me quedo de Dios.

32.- ¿Por qué entonces criticamos tanto a aquel fariseo que oraba contándole a Dios sus virtudes?
RESPUESTA: Le criticamos al fariseo precisamente porque se miraba a sí mismo y le pasaba factura a Dios. Pero, en el fondo, ni alababa ni agradecía a Dios. Al contrario, esperaba que Dios lo admirase a él y le estuviese agradecido.

33.- Vistas así las cosas, creo que pudiéramos decir que el agradecimiento es una manera de amor.
RESPUESTA: No solo una manera de amor. Habría que decir que quien no es capaz de dar gracias, de ser agradecido, tiene el corazón endurecido y no sabe amar. Amamos cuando agradecemos y agradecemos cuando amamos.

DESPEDIDA: Bueno amigos, digamos que cada uno de nosotros somos un milagro de la gracia de Dios. Nunca seremos lo suficientemente agradecidos. Porque todo lo que somos se lo debemos a Él.

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