“Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único…”.
Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según San Juan en el Capítulo 3, versículos del 14 al 21:
Dijo Jesús a Nicodemo: “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.
El que cree en Él no será juzgado: el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios”.
PALABRA DE DIOS
1.- Padre Clemente ¿quiere que le defina este Evangelio?
RESPUESTA: Menos mal que no me mandas que lo haga yo. ¿Cómo lo definirías?
2.- El Evangelio de los verbos.
RESPUESTA: ¿No me digas que los has contado?
3.- Si no me he equivocado, he contado, creo que treinta o treinta y uno.
RESPUESTA: Te felicito por el detalle. Realmente leyéndolo tiene una música de verbos interesante. Además, son verbos muy positivos todos.
4.- Oiga, ¿no se habrá pasado Jesús en este diálogo con Nicodemo?
RESPUESTA: Yo no sé si se habrá pasado o no, pero lo cierto es que a Nicodemo esa noche Jesús le dio un lavado de cabeza como para no olvidarlo más.
5.- Este arranque del Evangelio de Juan, de todos modos, marca una imagen de Dios que choca radicalmente con la imagen de Dios que Nicodemo tenía. Una imagen legal de Dios a una imagen de Dios puro amor y bondad.
RESPUESTA: Eso era lo que precisamente intentaba Jesús. Romper esa imagen de un Dios encerrado en la ley, sobre todo, encerrado en las pobres leyes de los hombres. Jesús le quiere hacer ver que Dios es otra cosa.
6.- Pero el mismo Jesús, insisto, ¿no se habrá sobrepasado un poco?
RESPUESTA: Yo más bien diría que aquí Jesús nos presenta a Dios en “su tamaño natural”.
7.- ¿Qué es eso de Dios en su tamaño natural?
RESPUESTA: Tamaño natural es presentarlo tal y cual es. Presentarlo en su verdad, sin deformaciones humanas, sin deformaciones legales que siempre presentan a Dios achatado de estatura. Si te fijas bien en el texto, Jesús aún sin citar a la ley, va cambiando el rostro de Dios que la ley había oscurecido y estrechado y disminuido.
8.- ¿Cuál es ese Dios que aquí Jesús revela y manifiesta en su “tamaño natural?
RESPUESTA: Jesús comienza aquí a ofrecernos la imagen de un Dios amor y a la vez, comienza por revelarnos que el amor de Dios está por encima de cualquier amor. Es el amor hasta las últimas consecuencias. Además, nos ofrece los verdaderos efectos de ese amor en nosotros.
9.- Vayamos por partes. ¿Cómo expresa aquí Jesús este Dios amor?
RESPUESTA: No con teorías sobre el amor, sino con la verdad misma del amor. La frase que mejor lo expresa es esto que dice aquí Jesús: “Tanto amó Dios al mundo”.
10.- ¿Y cuál es ese “tanto amó”?
RESPUESTA: El “tanto” de Dios, se manifiesta en que “entregó a su Hijo único”. Es decir, desde un comienzo, Juan quiere presentar ya el misterio de la Cruz y lo presenta no como revelación del dolor y del sufrimiento, sino que Juan nos ofrece una lectura de la cruz y de la muerte de Jesús: la muerte de Jesús es la suprema expresión del amor que Dios nos tiene.
11.- Un momento. Hay en esta frase algo que a mí personalmente, me sorprende. No dice Jesús que “tanto amó Dios al hombre”, sino que dice “tanto amó Dios al mundo”.
RESPUESTA: Interesante tu inquietud. Cuando se dice “tanto amó Dios al mundo”, nos está hablando de la universalidad del amor de Dios. Una universalidad que abarca a toda la humanidad e incluso abarca a todas las realidades del mundo. El hombre no fue creado sino en relación al mundo. El mundo sin el hombre carecería de algo esencial. Como también el hombre sin el mundo sería una idea flotando en el espacio.
12.- La creación no se interrumpe y luego aparece el hombre, sino que mundo y hombre están en línea de continuidad en la creación.
RESPUESTA: Cuando todo está creado, el último día Dios crea al hombre y a la mujer. La pareja. Además, Dios el primer mandato que da al hombre es precisamente de continuar la obra creadora del mundo. Es por ello que nosotros no podemos pensar en un mundo malo, sino el mundo como espacio donde Dios pone al hombre.
13.- Por esa misma lógica creacional habría que decir que “mundo y hombre” caminan juntos, se perfeccionan juntos.
RESPUESTA: Tan juntos que lo que le suceda al mundo tiene repercusiones en el hombre. Lo que haga el hombre tiene repercusiones en el mundo. El mundo está para el hombre. El hombre para el mundo. Mundo y hombre están para Dios, sin rupturas falsas.
14.- ¿Me permite una observación? Acabo de leer la primera lectura de la liturgia de hoy. Si uno lee la primera lectura y luego el Evangelio, uno se pregunta si Dios estará en su sano juicio.
RESPUESTA: Oye, tanto como estar en su sano juicio, te puedo decir que sí. Que Dios no necesita ni de sicólogos ni de siquíatras, de eso estoy seguro. ¿Por qué lo dices?
15.- ¿Quiere que se lo lea? Fíjese: “En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes multiplicaron sus infidelidades, según costumbres abominables de los gentiles, mancharon la casa del Señor… Se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas…” Oiga, Padre, ¿después de todo esto Dios es capaz de amarnos todavía hasta el extremo?
RESPUESTA: Bueno, ya que tú me citas la primera lectura, yo ahora quiero que leas también la segunda, el texto de San Pablo a los Efesios. Toma. Lee ahí… Y lee despacito…
16.- Veamos… “Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo”.
RESPUESTA: ¿Puedes seguir unas líneas más?
17.- “Por pura gracia estáis salvados, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con Él”.
RESPUESTA: ¿Ahora qué dices? “Dios rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó… Y, lo bueno, estando nosotros muertos por los pecados… Nos ha hecho vivir… Y para que la cosa quede clara y no haya dudas… “Por pura gracia estáis salvados”. Aún añade: nos ha resucitado con Cristo y para que la cosa quede completita, añade: “Y nos ha sentado en el cielo con Él”.
18.- ¿Usted entiende a Dios?
RESPUESTA: Yo sí. Y tú también. Y nuestros amigos, también. Lo bueno de todo esto es que el amor lo entendemos todos. Es el único lenguaje que entienden hasta los niños. Por otra parte, es el único lenguaje de Dios y sobre Dios.
19.- La verdad que ahora me he quedado sin piso…
RESPUESTA: No. La verdad es que ahora sí tienes un piso para tu fe, para hablar de Dios y hablar como Dios. El problema está en que nosotros queremos entender a Dios desde nosotros mismos, en vez de entendernos a nosotros desde Dios. Aquí Pablo hablando a la comunidad de Efeso, nos ofrece la clave para poder entender a Dios y su amor.
20.- ¿Y cuál es esa clave?
RESPUESTA: Cuando Pablo, después de presentarnos a nosotros rebeldes y pecadores, por tanto, indignos de todo amor, añade “por pura gracia estáis salvados”. Es decir, por puro amor, por pura gratuidad. Esa es la clave de Dios para con el hombre, su gratuidad. Nosotros no merecemos su amor, pero a pesar de todo, por gratuidad, Él nos ama. Nosotros no merecemos que Él “entregue a la muerte a su Hijo único”, pero “por pura gracia, por pura gratuidad”, Jesús muere en la Cruz para salvarnos.
21.- Puestas así las cosas, me atrevo a hacerle una pregunta y espero me la conteste con franqueza…. “¿Dios ama de verdad a los pecadores?”
RESPUESTA: Allá va mi franqueza: ¿No dice Pablo que a nosotros nos salvó no cuando éramos buenos sino “cuando estábamos muertos por el pecado”? Luego Dios ama también a los pecadores. Por eso yo me siento feliz.
22.- ¿Es que entonces gracia y pecado es lo mismo?
RESPUESTA: Ojo, yo he dicho que Dios ama a los pecadores. No he dicho que ama el pecado. El pecado nunca es amable, pero el pecador puede dejarse salvar por el amor y salir del pecado.
23.- Padre, usted dijo al comienzo que en este texto había dos cosas. La cruz como la expresión máxima del amor y el amor como lectura de la cruz. ¿Qué quiso decir con ello?
RESPUESTA: El “tanto amó Dios al mundo” tiene una expresión. No es una simple teoría sobre el amor. ¿Cuál es esa expresión? Está ahí en el texto mismo…
24.- Me supongo que será esto: “Que entregó a su Hijo único”.
RESPUESTA: Ya ves. El amor que Dios nos tiene no se manifiesta tanto en los caramelitos que nos regala de cuando en vez. Dios nos ama hasta entregar a su Hijo. Y entregar a su Hijo significa dejarlo morir en la Cruz en manos de los mismos hombres a quienes les quiere revelar su amor. ¿Te das cuenta de la maravilla que esto encierra? Dios deja morir a su hijo por amor a aquellos mismos que lo crucifican y matan.
25.- Con lo cual también nos está diciendo cómo leer y entender la cruz.
RESPUESTA: Evidente. Nosotros tenemos la manía de quedarnos en el dolorismo de la Cruz.
26.- Nadie va a negar que en la Cruz hay una plenitud del sufrimiento porque se trata de un sufrir la experiencia misma de la muerte.
RESPUESTA: Quedarnos en el dolor y en el sufrimiento de la Cruz pudiera ser una bonita manera de deformar la cruz. Aquí dolor y sufrimiento no son sino los signos que nos hablan de otra cosa: del amor que Dios nos tiene. “Tanto amó que entregó”. Entonces el “entregó” es la medida del “tanto amó”.
27.- Pero aquí en el texto aparecen otra serie de consecuencias de este amor de Dios…
RESPUESTA: Aparecen varias. Las podemos citar brevemente. La primera: “Dios no quiere que el hombre se pierda, se condene”. “Dios quiere que los hombres tengan vida eterna”. La segunda: “Dios no mandó al Hijo a juzgar y condenar al mundo, sino que lo envió para que el mundo se salve por Él”.
28.- Padre, escuchando esto, yo me pregunto: ¿Por qué entonces los hombres le tenemos tanto miedo a Dios? Porque, a decir verdad, los hombres vivimos más del miedo que del amor.
RESPUESTA: Creo que la respuesta es clara, porque no hemos sabido leer debidamente el misterio de la Cruz. Porque nos hemos visto más a nosotros como responsables de la muerte de Jesús que como frutos de aquella muerte. San Pablo de la Cruz, fundador de mi Congregación Pasionista, tuvo esa intuición: él lo llamó el silencio de la Cruz. No porque entonces no se predicase sobre la cruz, sino por la deformación de aquella predicación. Se predicaba la Pasión de Jesús más como una amenaza al pecador que como el camino del amor.
29.- ¿Está diciendo que hay maneras de hablar que en vez de decir la verdad oscurecen la verdad?
RESPUESTA: De eso estoy convencido. Hay ciertas predicaciones doloristas de la Cruz que más que revelar su misterio lo oscurecen. La verdad de la cruz es gracia, es perdón, es gratuidad, es salvación, es amor.
30.- Corríjame si me equivoco. ¿No se pudiera decir también que la Cruz es la medida de nuestra fe?
RESPUESTA: No te puedo corregir porque eso es lo que nos dice Jesús en este texto. “El que cree en Él, no será juzgado”. Lo cual también nos está diciendo que creer es no saber muchas cosas, sino “creer en el amor de Dios revelado en el misterio de la Cruz”.
31.- Pero también dice que el “que no cree en Él” ya está condenado…
RESPUESTA: La fe en el amor de Dios es el punto divisorio entre gracia y pecado, entre salvación y condenación. Pero fíjate que no dice “al que no cree le condenaré”, sino “que ya está condenado”. Es él mismo quien asume el camino de no creer en el amor, ni creer en quien le salva amándolo.
32.- Todo esto, Padre, en este caminar cuaresmal ¿qué viene a decirnos?
RESPUESTA: Muchas cosas. La presentación o revelación del amor de Dios a mitad de cuaresma es como una llamada que Dios nos hace a todos a la esperanza. Es como una palabra de aliento aún en medio de nuestras debilidades y pobrezas espirituales. Hay alguien que, a pesar de todo, “por pura gratuidad” quiere salvarnos y darnos nueva vida.
33.- Pero esto implicaría también un descubrimiento por parte nuestra de este misterio salvífico de amor…
RESPUESTA: Durante estos días que preceden, precisamente, a la Gran Semana Santa, que será la Semana del “tanto amó Dios al mundo”, debiéramos todos dedicar unos minutos al día a contemplar la Cruz. Pero sería buena que sobre cada cruz pudiéramos escribir: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único”.
DESPEDIDA: Sí, amigos, tomad un crucifijo en vuestras manos. Mirad el sufrimiento, pero leyendo en él lo mucho que Dios os ama. Y no olvidéis que cuando no éramos dignos de ser amados, por pura gratuidad, Dios entregó a su Hijo.