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Cuaresma 5 – C | La mujer adúltera

“Vete, y en adelante no peques más”

Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según San Juan en el Capítulo 8, versículos del 1 al 11:
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él; entonces se sentó y les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?”.
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: “El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”.
E, inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron retirando uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, que permanecía allí frente a él. Jesús se incorporó y le preguntó: “Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado?”.
Ella contestó: “Ninguno, Señor”.
Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más”.
PALABRA DE DIOS.

1.- Padre, al escuchar este texto de Juan ¿cómo se siente realmente usted?
RESPUESTA: Te diré que para mí es uno de los textos más bellos y hermosos del Evangelio, en el que Jesús quiere retratar el corazón humano y el corazón de Dios.

2.- Realmente, si uno se detiene un poco a meditarlo siente una sensación extraña…
RESPUESTA: Yo no diría que es una sensación extraña. Más bien diría que es una sensación ambigua porque si uno se mira en el corazón de estos escribas y fariseos, se siente mal. Y si trata de verse en el corazón de Jesús, siente una belleza de la que nosotros estamos bien lejos.

3.- Padre, lo que me crea una cierta inquietud es el entorno en el que Juan sitúa la escena. Primero Jesús aparece en la cima del Monte de los Olivos, para de inmediato ponerlo en la entrada misma del Templo. Luego, son los hombres del Templo los que le presentan a la mujer adúltera… ¿Qué le parece ese marco geográfico?
RESPUESTA: Yo no diría tanto marco geográfico, diría marco religioso. Aquí la geografía se hace de alguna manera teología.

4.- La geografía se hace teología, ¿podía explicarnos un poco?
RESPUESTA: Sí, porque el marco geográfico trata de situarnos en un marco religioso. Es aquí el templo frente a Cristo, o Cristo frente al templo. Es la religión del templo enfrentada con la religión de Jesús.

5.- ¿Dos religiones distintas?
RESPUESTA: No. Sino dos concepciones religiosas diferentes. Dos modos de revelar a Dios distintos. Dos rostros de Dios que en nada se parecen; sin embargo, todos están hablando del mismo Dios. Ahí está el problema.

6.- ¿Cuál problema?
RESPUESTA: La tremenda responsabilidad de quienes estamos llamados a anunciar el rostro de Dios a los hombres. Al fin y al cabo, Dios llega a los hombres a través del rostro que nosotros le ponemos.

7.- Con esto me imagino que usted está diciendo que aquí hay dos imágenes de Dios: la imagen de Dios que emite el templo y la imagen de Dios que emite Jesús.
RESPUESTA: Si nos atenemos al relato de Juan tenemos que decir que el templo emite la imagen legal de Dios, mientras que Jesús nos está ofreciendo la imagen del Dios amor, del Dios que salva.

8.- ¿Cómo aparece aquí la imagen legal que emite el templo?
RESPUESTA: En primer lugar, se trata de unos escribas y unos fariseos. En segundo lugar, ellos presentan como razón la ley de Moisés. En confrontación aparece Jesús que se distancia tanto del templo como de la ley de Moisés. La ley lo soluciona todo con piedras, mientras tanto Él revela que Dios no soluciona los problemas a pedradas, sino a corazonadas.

9.- Con todo esto, me estoy imaginando que la que se tiene que sentir apuntada por el dedo, en este caso, es la Iglesia. ¿Se puede hablar también entre nosotros entre confrontación Iglesia y Jesús?
RESPUESTA: La Iglesia como Iglesia nunca podrá estar confrontada con Jesús, pues el mismo Jesús es la fuente de la Iglesia y Él mismo es su cabeza. Pero el problema sí puede darse entre quienes asumimos la responsabilidad de la Iglesia. Siempre es más fácil ser la Iglesia de la Ley que la Iglesia del amor. Siempre es más fácil presentar al Dios que juzga y condena que al Dios que salva y perdona. Por eso mismo, la escena de la adúltera a mí me parece extraordinaria.

10.- Jesús, en ese momento, desacreditó a Moisés, a la Ley, al templo y a los hombres del templo.
RESPUESTA: A todos ellos, Jesús los considera “acusadores” y “condenadores”. La peor acusación es cuando uno trata acusar tomando a Dios como testigo, a Dios como respaldo de la propia acusación, eso es lo que Jesús quiere negar. No podemos utilizar el nombre de Dios para condenar a nadie. No podemos utilizar el nombre de Dios para acusar de malo a nadie. Es posible que entre nosotros haya más acusación y más condenación que perdón y salvación.

11.- Pero estos levitas y estos fariseos, en el fondo, estaban respaldados por la ley de Moisés. La ley mosaica era el criterio de validez de la ley…
RESPUESTA: Sin embargo, Jesús contradice a Moisés o, mejor, Jesús hace una lectura distinta de la ley de Moisés. Dios no soluciona los problemas condenando. Juan mismo con frecuencia repite la frase de que “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve”. Esa es la gran verdad de Dios. Todo el resto serán lecturas humanas.

12.- Lo que sí resulta un tanto extraño es lo que se dice aquí: “Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo”. Aquí sí que la ley se distancia del verdadero sentido del amor…
RESPUESTA: Esa frase la debiéramos tomar más en serio porque es algo que nosotros podemos repetir.

13.- ¿En qué sentido debiéramos tomar más en serio esa frase?
RESPUESTA: Leámosla con un corazón limpio. En primer lugar, ¿te parece bien que utilicemos la dignidad de una persona, para fines tan poco nobles como es ponerle una trampa a Jesús? Esto a mí me parece repugnante. A la pobre mujer la utilizan no tanto porque les interese el problema del adulterio, sino para poder comprometer al mismo Jesús, como si pudiésemos jugar con la dignidad y el respeto a las personas como quien juega a canicas o a futbol.

14.- Me imagino que usted está queriendo decir que no podemos utilizar la dignidad de las personas para ganarnos rating…
RESPUESTA: La persona no puede ser sacrificada para ponerla al servicio de nuestros intereses personales. Cuidado con esto. La verdad es la verdad. Nadie puede utilizar a los demás para demostrar su celo, su fidelidad, su interés ni su bondad. La dignidad de la persona está por encima de todas esas pequeñeces del corazón humano. Quien compra títulos al precio de la dignidad de los demás, realmente, podrá subir mucho, pero anda muy bajo, por muy alto que se crea.

15.- Padre, ¿cuál tiene que ser entonces nuestra actitud para con los que pecan, los que fallan, los que caen o hacen el mal?
RESPUESTA: Todos acudimos primero a la ley. Es curioso, cada vez que surgen problemas nuestra primera reacción es: “Aumentar el peso de la ley”. Hemos sublimado a la ley, cuando la ley, en el fondo, es lo más pobre que tenemos. La ley, cualquier ley, es el argumento más débil y más pobre de que disponemos.

16.- Pero yo le preguntaba sobre cuál tiene que ser entonces nuestra actitud…
RESPUESTA: Yo, evangelio en mano, no encuentro nada mejor que el amor que salva. El amor que perdona. El amor que levanta. El amor que invita a una nueva vida. Lo que sucede es que entre nosotros y Jesús existe una enorme diferencia.

17.- ¿Cuál es esa enorme diferencia? ¿Que él era Dios y nosotros somos hombres?
RESPUESTA: Bueno que Él era Dios y nosotros hombres no lo pongo en duda, pero la gran diferencia es que nosotros tenemos más fe en la ley que en el amor, mientras que Jesús tiene más fe en el amor que en la ley. Mientras no podamos declararnos testigos fidedignos del amor, no pretendamos presentarnos como testigos de Dios ante los hombres.

18.- ¿No cree que con todo esto, usted está negando la validez de la ley?
RESPUESTA: Yo no niego la validez de la ley, como tampoco Jesús negó la ley. Lo que pretendo decir es que antes que la ley está el amor y antes que condenar a nadie, está el interés y el empeño por salvarlo.

19.- Padre Clemente, yo me imagino que esta escena de la adúltera ustedes los sacerdotes la están viviendo constantemente, sobre todo en el ministerio del perdón, la confesión.
RESPUESTA: Por eso te he dicho que es una escena que me encanta. Nuestro ministerio del perdón nos sitúa constantemente frente al hombre o a la mujer caídos bajo el peso del pecado. Es ahí donde surge la eterna pregunta: ¿qué tengo que hacer frente a estas situaciones? Y Jesús quiere ver en mí no al ministro de la ley, sino al ministro del amor.

20.- ¿Qué es lo primero que Dios le pide al sacerdote frente al pecador que tiene de rodillas o sentado delante de sus ojos?
RESPUESTA: Lo primero, un gran respeto hacia su persona. Lo segundo, hacerle sentid hondamente el amor que Dios le tiene. Y, en tercer lugar, regalarle el amor de Dios regalándole la absolución.

21.- Padre, una pregunta un tanto delicada. ¿Usted ha reñido mucho en el confesionario a la gente?
RESPUESTA: Ahí, sí me has agarrado. Una cosa es ayudar a que descubran la verdad. No hay verdadero amor ocultando la verdad. La verdad y el amor no se contradicen. Un amor que disimula la verdad, no sería verdadero amor. En segundo lugar, mi gran preocupación es que sientan de verdad el amor que el Señor les tiene. A este propósito sí debo reconocer una cosa….

22.- ¿Cuál…?
RESPUESTA: El sacerdote es humano y con frecuencia está cansado, porque confesar cansa mucho porque requiere una gran tensión y cuando uno siente el cansancio, sin darse cuenta, cambia de tono de voz y da la impresión de estar no alegre, sino enfadado. Esto sí es para mí una gran preocupación. Recién ordenado sacerdote, alguien me dio este consejo: “Cuando te sientas cansado trata de salir un rato a relajar tus nervios porque, sin darte cuenta, la gente percibe tu estado de ánimo”. Y eso ha sido toda mi vida una verdadera obsesión.

23.- Padre, permítame insistir en este campo. ¿Qué siente usted cuando alguien le viene y le suelta todo el paquete que lleva y usted le absuelve?
RESPUESTA: ¿De verdad, de verdad? Pues yo te confieso que siento una profunda alegría. Cuando a alguien le puedo decir como Jesús: “Mujer, yo no te condeno. Levántate. Vete en paz y no peques más”. Es uno de los momentos más dichosos y felices del sacerdocio. En el confesionario sufres mucho y gozas mucho.

24.- “Sufres mucho y gozas mucho”. ¿Cómo se armonizan el sufrimiento y el gozo?
RESPUESTA: Sufres mucho porque en el confesionario te metes en las profundidades del corazón humano y sientes con frecuencia la basura que se acumula en él. Pero a la vez gozas enormemente porque Dios te pone como su intermediario para darle la buena noticia de que, a pesar de todo, Dios le ama, lo quiere, tiene fe en él y lo perdona y lo deja nuevo. Ya ves que sufrimiento y gozo pueden caminar juntos, con la ventaja de que el gozo te hace olvidar todo lo que has sufrido.

25.- Y me imagino que también comparte el gozo del que se siente perdonado…
RESPUESTA: ¿Te das cuenta del diálogo tan tierno, tan amable y respetuoso de Jesús con la pobre mujer adúltera? Mientras los demás le enrostran su adulterio, Jesús simplemente le dice: “¿Dónde están tus acusadores?”. Fíjate que no la llama adúltera, más bien califica a los que la trajeron “tus acusadores”. “¿Nadie te ha condenado? Yo tampoco”. ¿Te imaginas cómo debió reverdecer el corazón de aquella mujer?

26.- Me imagino que en vez de sentir la lluvia de piedras sobre su cuerpo, debió sentir como una lluvia de bendiciones y de bondades sobre su corazón.
RESPUESTA: ¿Y tú te imaginas que esta pobre mujer volvió a ser adúltera? Y no por miedo a las piedras, sino la profunda experiencia del amor que ha llenado toda su vida. Ahora sí conoce de verdad a los hombres, pero sobre todo, ahora sí conoce la verdad de Dios.

27.- Hay escenas en el Evangelio bien crudas y bien duras…
RESPUESTA: Pero también bien humanas y divinas. Cuanto más profundizas en el corazón de Dios, tanto mejor ahondas en la verdad del corazón humano. Cuanto más descubres el amor de Dios, tanto más terminas amando a los demás, por malos que te parezcan y por malos que haya sido.

28.- Padre, ¿si las cosas son así, no entendiendo por qué la gente, de ordinario, tiene miedo a la confesión?
RESPUESTA: Tenemos que ser realistas. ¿Crees que la pobre adúltera se sintió bien bajo las miradas de quienes públicamente la desnudaban de su pecado? En el fondo, a nadie nos gusta desnudarnos por dentro en nuestro corazón. Eso está claro. En segundo lugar, es posible que también nosotros hayamos insistido demasiado en lo negativo de la confesión, hayamos insistido más en el pecado que tenemos que confesar que en el amor de Dios que nos va a perdonar.

29.- Padre, estamos ya en vísperas de la Semana Santa y al final del camino cuaresmal. ¿Qué derivaciones sacaría usted de este Evangelio en estos momentos?
RESPUESTA: Espero que la Cuaresma haya sido un camino de conversión, un irnos acercando al corazón de Dios. Si la Pascua es el paso de…. a… lo lógico es que todos salgamos de nuestra condición de pecado y pasemos a nuestra condición de gracia, de salvados. Pero yo pediría para todos algo que creo esencial en nuestra vida de fe…

30.- ¿Qué es lo que pediría?
RESPUESTA: Pediría que cambiemos de actitud. Que cambiemos de mentalidad. Que cambiemos de nuestra manera de ver y contemplar a Dios. Que descubramos que el Dios de nuestra fe, no es el Dios ley, sino el Dios amor. El que nos dice a cada uno: “Yo tampoco te condeno. Levántate y no peques más”.

DESPEDIDA: Sí, amigos, ojalá cada uno de vosotros escuche hoy la voz de Jesús que le dice al oído: “Levántate, comienza algo nuevo. No peques más y vive del amor”.

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