Domingo es Fiesta

Cuaresma 2 – C | La Transfiguración de Jesús

“Este es mi Hijo, mi elegido; escúchenlo”.

Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según San Lucas en el Capítulo 9, versículos del 28 al 36:
En aquel tiempo, Jesús tomó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo revestidos de gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; pero permanecieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, ¡qué bien se está aquí! Haremos tres carpas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.
No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: “Este es mi Hijo, mi elegido; escúchenlo”.
Cuando se oyó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
PALABRA DE DIOS.

1.- Padre Clemente: En este caminar por el desierto cuaresmal, ¿qué significado tiene esta experiencia gozosa de la Transfiguración?
RESPUESTA: Yo me atrevería a decir que es la expresión de la pedagogía de Jesús. El seguimiento es todo un proceso y un camino de fe. Jesús quiere enseñarnos a mirar más allá de lo inmediato, más allá del rostro de las cosas.

2.- ¿Qué relación hay entre desierto, seguimiento en la fe y Transfiguración?
RESPUESTA: A Jesús le seguimos por los caminos de la fe. La fe suele ser oscura. Y la experiencia de la fe, con frecuencia está tentada por el desaliento. La experiencia del desierto no es nada fácil. El pueblo de Dios fue víctima de las grandes tentaciones del desaliento. No había caminos. No había pan. No había agua. El calor y la arena ponen a prueba la voluntad de cualquiera.

3.- Pero nosotros ya no andamos por el desierto real. A lo más nos ponemos en actitud de desierto buscando un poco la soledad.
RESPUESTA: La fe, la vida de fe es todo un desierto. Mucha gente pasa por momentos sumamente difíciles en los que no se ve nada, ni se entiende nada. Sin embargo, se nos pide seguir adelante, que cerremos los ojos y no miremos hacia atrás, sino hacia adelante.

4.- ¿Y la Transfiguración que nos dice en esa oscuridad de la fe?
RESPUESTA: La Transfiguración es como un invitarnos a mirar más allá de la apariencia de las cosas, un mirar más allá de la oscuridad de cada día. Ellos estaban habituados a estar con Él y a verlo en su condición humana. Al transfigurarse delante de ellos, les muestra que al otro lado de esos velos de lo humano se esconde la belleza de lo divino. Hasta podríamos decir que era una manera de prepararlos para el momento decisivo de su fe en la Pasión.

5.- ¿Qué tiene que ver aquí la Pasión con la Transfiguración?
RESPUESTA: La Transfiguración de Jesús en el monte tiene como trasfondo la Pasión y la Resurrección del mismo Jesús.

6.- ¿Dónde aparece aquí la Pasión y la Resurrección?
RESPUESTA: Lucas lo dice expresamente. El encuentro de Moisés y de Elías con Jesús se desenvuelve en torno a un tema concreto: hablaban de su muerte. La muerte será el momento más difícil para su fe. Allí todos los signos de la divinidad se verán apagados. Entonces ellos tendrán que aprender a mirar la Pasión y la Muerte con los ojos de Pascua. Tendrán que aprender a ver qué hay detrás de tanta oscuridad. Y tendrán que aprender a ver la luz que ilumina al otro lado de la oscuridad del Viernes Santo.

7.- Padre, ¿tan oscura es la fe?
RESPUESTA: Tú eres un creyente. Dime, ¿siempre ves las cosas claras? ¿Siempre sientes a Dios a tu lado que te habla y te muestra el camino? O acaso ¿no tienes días en los que todo parece una mentira, un engaño? Días en los que todo te sale mal. Días que más que hablarte de Dios, más parecen la negación de Él.

8.- ¿No decimos que la fe es una luz que nos hace ver las cosas de una manera nueva?
RESPUESTA: Claro que sí. Es una luz, es ver desde la oscuridad, es ver en la oscuridad, es ver metidos en la nube. ¿Nunca te ha tocado volar en avión en medio de las nubes?

9.- Muchas veces…
RESPUESTA: Y me imagino que muchas veces has sentido un cierto miedo. Se ve que hay luz; sin embargo, no se ve nada. Uno no sabe dónde está, por dónde va. ¿No descubres en todo eso una imagen de la fe? Sí tienes luz, pero no ves. Te dicen que es el camino de Dios, pero no ves a Dios ni sabes por dónde anda. Sin embargo, sientes que, a pesar de todo, al otro lado todo es claridad, pero tú metido en la nube.

10.- ¿Cómo les enseña Jesús a ver lo que queda al otro lado?
RESPUESTA: Por un momento, Él que vive metido en la oscuridad de lo humano, deja traslucir la belleza de su divinidad. Y ellos sienten encontrarse ante un Jesús distinto. Es el mismo, pero ahora lo ven de otra manera. Ven lo que antes no veían.

11.- Lo que ahora ven estaba; sin embargo, ahí dentro…
RESPUESTA: Ahí está la visión de la fe. Vemos muerte; sin embargo, tenemos que descubrir vida. Vemos que todo termina en fracaso; sin embargo, la fe nos dice que sigamos fiándonos de Él, que en el fracaso de la cruz está el triunfo de la Pascua.

12.- ¿Quiere decir con esto que Jesús les está dando una especie de lección de cómo poder afrontar las oscuridades de la Pasión y Muerte?
RESPUESTA: Jesús les está haciendo ver lo que antes no veían y les hace ver lo que antes tenían ante los ojos, pero sus ojos no eran capaces de descubrir. Pero llegará un momento en su vida en el que todos los signos de Dios van a desaparecer; sin embargo, va a ser el momento de la máxima manifestación de Dios.

13.- Todos quisiéramos ver claramente a Dios en nuestras vidas; sin embargo, Dios se esconde demasiado.
RESPUESTA: Yo no diría que Dios se esconde demasiado. ¿Por qué no decir que nosotros vemos demasiado poco? Nosotros estamos demasiado acostumbrados a querer ver, tocar, experimentar. A Dios no se le puede ver con los ojos, sino con el corazón.

14.- Yo estoy convencido de que para muchos, la fe tiene que resultar bien difícil y bien complicada. Gente a quien se le dice que Dios le ama y luego toda su vida está llena de negatividad, llena de sufrimientos, de enfermedades, de fracasos… Ora y todo sigue igual. Grita y pareciera que nadie escucha. Eso tiene que ser bien bravo…
RESPUESTA: Digamos que todas las apariencias oscurecen a Dios. Todos los entornos esconden y ocultan a Dios.

15.- Y a pesar de todo nosotros tenemos que seguir creyendo en Él y creyendo que Él está ahí…
RESPUESTA: ¿Alguien podía descubrir a Dios cuando Jesús pasaba por los caminos de Galilea? Lo que veían era un hombre cualquiera; sin embargo, era el Hijo de Dios. Por eso mismo, a Jesús sólo se le puede conocer de verdad desde la fe. Ver más allá de lo que vemos con los ojos.

16.- Y claro, en la vida tendrá que suceder igual. No ver a Dios en nuestro camino, pero creer que sí está con nosotros. No verle a Él e incluso ver todo lo contrario; sin embargo, fiarnos de Él…
RESPUESTA: Pues esa es la fe. Por eso se requiere también en nuestras vidas momentos de Tabor. Es decir, momento de experiencias más profundas de la intimidad de Jesús.

17.- Pero esos momentos no dependen de nosotros. No fueron los discípulos quienes le pidieron a Jesús que se transfigurase, fue Él quien les regaló ese momento de felicidad.
RESPUESTA: Es cierto. Pero también nosotros podemos, de alguna manera, preparar y prepararnos a esta experiencia. El resto debemos dejárselo a Él.

18.- ¿Cómo podemos preparar y prepararnos nosotros para esa experiencia que luego nos condicione para el resto de nuestra vida?
RESPUESTA: De ordinario, nosotros no le dejamos espacio a Jesús para que se manifieste en nuestro corazón. Vivimos demasiado ocupados con las cosas. Necesitamos subir más veces al monte a orar. Necesitamos más momentos de oración, de contemplación. La oración ha sido siempre considerada como una especie de momento de revelación.

19.- ¿Está usted diciendo que la oración es esencial para la vida de la fe?
RESPUESTA: Totalmente convencido. La fe no se alimenta de ideas, sino de experiencias. La oración es precisamente ese momento de encuentro y de experiencia de Él. Una fe sin oración termina por convertirse en ideas. La fe con la oración se hace algo connatural y espontáneo en nuestra vida.

20.- Padre, leyendo el relato de la Transfiguración, uno siente como la tentación de pensar que la experiencia religiosa termina fácilmente en egoísmo espiritual.
RESPUESTA: Ajá. No entiendo que una verdadera experiencia religiosa deba terminar en un egoísmo espiritual. ¿De dónde lo sacas?

21.- ¿Se ha dado cuenta de la reacción de Pedro? “¡Qué bien se está aquí, nos quedamos!” ¿No es esto egoísmo espiritual?
RESPUESTA: La alegría, la sorpresa gozosa del espíritu, no por eso pueden ser considerados como egoísmo. Cuantas veces nosotros decimos lo mismo. Vas de paseo a la montaña y ante un paisaje maravilloso, decimos “me quedaría aquí toda la vida”. Y no es que estemos pensando en quedarnos, sino que expresamos la calidad de nuestra felicidad.

22.- Oiga, Padre, que Pedro iba un poco más lejos. No tenía muchas ganas de bajar del monte, porque hasta pensaba dedicarse a constructor…
RESPUESTA: Mira, ya quisiera yo sentir esa alegría en mi oración. En vez de mirar tanto al reloj a ver si pasa la hora, sentirme tan a gusto con el Señor que preferiría no dejar la oración. Lo que sucede es que nosotros nos aburrimos demasiado, porque experimentamos poco.

23.- Quiero hacerle una pregunta. ¿Cuánto tiempo debiera dedicar un cristiano cada día para la oración?
RESPUESTA: Pues yo también te voy a hacer otra pregunta. ¿Cuánto tiempo quisieran estar juntos dos enamorados? Supongo que tú lo sabrás por experiencia.

24.- Bueno, los enamorados quisieran estar juntos todo el tiempo. ¿Me va a decir ahora que tenemos que orar también todo el tiempo?
RESPUESTA: Ojalá fuésemos capaces de sentirnos a gusto todo el tiempo sintiendo la presencia de Dios. Pero, al menos, ¿te parece mucho si yo te dijese que cada día le dedicases a la oración contemplación, a la oración escucha de Dios, unos diez minutos, un cuarto de hora, media hora?

25.- ¿Y cree que la gente puede disponer de media hora para la oración?
RESPUESTA: ¿Y será Dios tan poco importante en nuestras vidas que no se merezca un cuarto de hora, media hora al día?

26.- ¿Y esto es para todos? ¿Para los sacerdotes y para los seglares?
RESPUESTA: Es para todo aquel que quiera experimentar la belleza de Dios en su corazón, sacerdote o seglar. A propósito, debo confesarte que hoy son muchos, incluso los seglares, que dedican largos momentos a la oración. Creo que es uno de los signos más positivos del Espíritu en su Iglesia.

27.- Amigos de cada domingo, tendremos que plantearnos con sinceridad esto en nuestras vidas. Un poquito más de oración a todos nos vendría bien, ¿no les parece? ¿Por qué no tomamos una decisión y desde hoy nos marcamos un poco de tiempo diario para encontrarnos con el Jesús de la Transfiguración?

DESPEDIDA: Creo sería una decisión maravillosa. ¿Queréis hacer la prueba? Oremos en silencio de cada día un ratito y veréis cómo nuestras vidas florecen por dentro.

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