Domingo es Fiesta

Cuaresma 2 – B | La Transfiguración de Jesús | IQC2021

Santo Evangelio según san Marcos 9,2-10

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió únicamente con ellos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de una blacura deslumbrante, como nadie en el mundo podría blanquearlos.

Se les aparecierion Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. No sabía lo que decía, porque estaban asustados.

Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: “Este es mi Hijo amado: escúchenlo”.

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos. Cuando bajaban la montaña, Jesús les mandó: “No cuenten a nadie lo que ustedes han visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”.

Palabra del Señor.

1.- Otro Evangelio típico de la Cuaresma, ¿verdad?
RESPUESTA: Es cierto. Un Evangelio bonito y esperanzador. El pasado domingo, Jesús oculto tras el velo de las debilidades humanas. Hoy, Jesús que rasga el velo de lo humano y nos permite descubrir el secreto de la divinidad. O, si prefieres, el pasado domingo: el Jesús con rasgos de la Pasión. Y hoy: el Jesús con los rasgos de Pascua.

2.- A mí me gusta que usted le asigne un título a este Evangelio porque, de ordinario, en ese título usted hace como una especie de síntesis del mismo…
RESPUESTA: El título que yo puedo ponerle hoy a este momento del Evangelio es bien simple: ¿Qué te parece si lo titulamos así: “Ver y mirar al otro lado de la corteza”?

3.- Me imaginaba que por ahí tenía que ir la cosa. ¿Por qué dice usted “ver y mirar al otro lado de la corteza”?
RESPUESTA: Por una razón bien simple y sencilla. Nosotros, de ordinario, vemos la corteza, vemos lo de afuera, pero no solemos ver lo que hay al otro lado de la corteza, al otro lado de las apariencias. La transfiguración de Jesús nos viene a invitar precisamente a eso: No quedarnos en lo que se ve con los ojos, no quedarnos con las apariencias externas. Mirar, más bien, lo que hay dentro.

4.- ¿Por qué?
RESPUESTA: Pedro, Santiago y Juan están habituados a ver a Jesús y ven en él un hombre más. Pero Jesús quiere demostrarles que, más allá de sus apariencias humanas, está la belleza de su interior, la belleza de su corazón. O, si prefieres: ellos están con miedo a verle algún día crucificado, como Él mismo se lo había dicho y Jesús quiere manifestarles que más allá del oscurecimiento humano que implicará su Pasión y su Muerte, ellos, algún día podrán ser testigos de la belleza de la Resurrección.

5.- Creo que fue El Principito que decía que “lo esencial es invisible”.
RESPUESTA: Lo esencial no sólo es invisible, sino que se requieren ojos nuevos y distintos para verlo. Lo malo está en que nosotros todo lo pretendemos ver con nuestros viejos ojos, hasta nos imaginamos que la única verdad es lo que ven los ojos.

6.- Entiendo. Así resulta que nos pasamos la vida, viéndolo todo a medias o, incluso, me atrevería a decir que nos pasamos la vida sin ver lo verdaderamente importante de las cosas.
RESPUESTA: Lo creemos ver todo y, en verdad, vemos bien poco. Lo peor es que vemos solo el papel de regalo, pero sin descubrir el regalo. Nos quedamos con el envoltorio y no llegamos a ver el contenido.

7.- Pero esto habría que aplicarlo a todo, supongo yo.
RESPUESTA: Esto tenemos que aplicarlo a Dios. Tenemos que aplicarlo a las personas. Tenemos que aplicarlo al mundo, a la historia, a nosotros mismos.

8.- Dice usted que tenemos que aplicarlo a Dios, pero hay algo que no logro entender…
RESPUESTA: Yo tampoco entiendo muchas cosas. Pero, veamos, qué es lo que tú no logras entender en relación a Dios.

9.- Yo tengo entendido que Dios nunca se nos manifiesta como es, sino que siempre se nos revela a través de las realidades humanas. ¿Cómo lograremos entonces verlo y conocerlo de verdad?
RESPUESTA: Ahí está precisamente el problema. Dios se manifiesta a través de la historia, a través de las cosas. Por eso mismo, tenemos que aprender a mirar las cosas atravesando su corteza para poder descubrirlo a Él. ¿Ponemos unos ejemplos?

10.- Creo nos ayudarán mucho…
RESPUESTA: Fíjate. Dios se nos manifiesta a través del pan y del vino en la Eucaristía, pero quien se queda con sólo el pan y el vino, nunca lo va a encontrar. La fe es la que tiene la capacidad de traspasar el pan y verle a Él.

11.- Muchos, posiblemente, sólo miran al vino esperando que les inviten a una copita…
RESPUESTA: Dios se manifiesta en el bautismo mediante el agua, pero si nos quedamos sólo con el agua… Dios se nos manifiesta mediante la absolución del confesor, pero si solo ves al curita sentado… Dios se manifiesta a través del compromiso de los novios, pero si nos quedamos mirando solamente la cara bonita de la novia…

12.- ¿No podía Dios manifestarse un poco más visiblemente y no esconderse tanto?
RESPUESTA: El problema no es que Dios se oculte tanto. El problema es que nosotros tengamos ojos suficientes para verlo. Por eso mismo, Dios nos ha regalado los ojos de la fe. Lo que no podemos ver con nuestros ojos, lo podemos reconocer con los ojos mismos de Dios, que son los ojos de la fe.

13.- Ahora creo entender. Es lo mismo que le pasa al que es miope. Le dan unas gafas con las que puede verlo todo, él se empeña en quitárselas y termina viéndolo todo borroso.
RESPUESTA: Oye, tu ejemplo me gusta porque esa es la verdad de la fe. La fe cura nuestra miopía espiritual y nos hace ver lo que los demás no ven. Nosotros preferimos seguir mirando las cosas racionalmente y sin fe.

14.- Padre, estoy pensando que uno de los lugares o espacios donde más nos cuesta ver lo esencial, la verdad, lo verdaderamente importante, son las personas.
RESPUESTA: ¿Te puedes explicar un poco?

15.- Con frecuencia en el Evangelio se nos habla de que Dios se nos revela y se nos manifiesta en las personas, sobre todo, en los más pobres. La experiencia nos dice lo difícil que es descubrir a Dios en el pobre.
RESPUESTA: Yo estoy convencidísimo de que, así como Jesús se transfiguró por unos momentos delante de los tres discípulos, todos necesitaríamos que, por un momento, Dios transfigurase a todos los hombres y mujeres, ricos y pobres, para que nos diésemos cuenta de que tampoco nosotros somos lo que aparentamos. ¿Quieres que te diga lo que yo le pediría hoy a Dios?

16.- Espero no le pida que se esconda más, sino que se manifieste más…
RESPUESTA: Yo le pediría: Señor, transfigura hoy a todas las esposas delante de sus maridos y que descubran toda la belleza de su corazón. Señor, transfigura hoy a todos los esposos, aún a esos que tienen tan mal genio, delante de sus esposas para que descubran la verdadera grandeza de lo que llevan dentro.

17.- Oiga, Padre, ¿qué quiere usted? ¿Qué la gente se muera de infarto hoy?
RESPUESTA: Y qué buenos serían esos infartos. Pero aun quisiera pedirle algo más.

18.- ¿Más infartos?
RESPUESTA: ¿Señor, qué pasaría si hoy transfiguras a esas pobres mujeres que llamamos de la vida y nos dejas contemplar la belleza de su corazón de hijas tuyas? ¿Señor, que pasaría si hoy transfiguras a todos esos pobres mal vestidos, que viven en la marginalidad, o a esos hermanos nuestros de la Cárcel, y nos permites ver la verdadera belleza que llevan dentro como personas queridas por Ti?

19.- Por lo que puedo ver, hoy usted nos quisiera a todos con ojos nuevos, capaces de ver toda la belleza de la vida, más allá de tanta miseria y pobreza humana…
RESPUESTA: Quisiera simplemente que la transfiguración de Jesús se haga también transfiguración de los hombres, de las mujeres, de los niños, los ancianos, los enfermos, los pobres, los encarcelados.

20.- ¿Cuál cree usted que sería el resultado de todo esto?
RESPUESTA: El mismo del Monte Tabor. Los tres discípulos ven lo que jamás han podido ver. Descubren lo que nunca se habían imaginado. Hasta ellos mismos se sienten transformados por aquella experiencia maravillosa.

21.- ¿En qué consistió esa experiencia de los tres discípulos?
RESPUESTA: Te lo expresa muy bien Pedro. “Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.

22.- Estupor, felicidad y además la generosidad de olvidarse de ellos mismos…
RESPUESTA: Esa es la verdadera consecuencia de descubrirnos en nuestra verdad y no en nuestras pobres apariencias. En vez de contemplar un mundo que da pena, poder contemplar un mundo lleno de luz, lleno de personas dignas, llenas de corazones en los que, por encima de todo, abunda la bondad. Y, sobre todo, comenzaríamos por olvidarnos un poco de nosotros mismos para pensar en los demás.

23.- Déjeme hacerle una pregunta bien concreta: ¿Y tanta belleza es posible?
RESPUESTA: Una respuesta igualmente concreta: ¡Tanta belleza claro que es posible! A nosotros nos parece imposible porque nos empeñamos en mirarlo todo con ojos de carne, pero el camino de la Pascua es precisamente éste. El camino de la fe, que va purificando nuestro corazón y nuestros ojos y logremos un corazón y unos ojos que esclavicen menos a los demás y los ayuden a liberarse.

24.- ¿Cómo lograr todo esto, porque no creo que lo podamos conseguir así por las buenas?
RESPUESTA: El mismo texto del Evangelio nos marca el camino. Tenemos que comenzar por salirnos un poco del montón, subir con Jesús a la cima de un monte y allí ponernos a orar y hacer la experiencia gozosa de Jesús.

25.- Padre, usted todo lo soluciona con la oración. ¿Qué tiene la oración para ser la respuesta a todo?
RESPUESTA: Yo no digo que la oración sea respuesta a todo, pero sí a casi todo. Porque la oración es entrar en comunión del corazón con Dios. La oración no es tanto lo que nosotros hacemos, sino lo que Dios hace en nosotros.

26.- ¿Quiere decir que no somos nosotros los que oramos, sino Dios que ora en nosotros?
RESPUESTA: Estoy queriendo decir que la oración no es tanto lo que nosotros hablamos con Dios, sino lo que Dios nos habla. La oración es más escucha que palabra, es más ver y contemplar que decir palabras. Lo que tú has dicho es cierto. Cuando oramos de verdad es el mismo Espíritu Santo, dice San Pablo, que ora en nosotros.

27.- Pero decía usted que para ello era necesario “salirnos un poco del montón”. ¿Está diciendo que también nosotros necesitaríamos en este tiempo de cuaresma irnos a algún monte vecino y quedarnos allí solitos contemplando el cielo arriba?
RESPUESTA: El monte en la tradición bíblica es un lugar de soledad. Una soledad para hacer silencio dentro de nosotros y escuchar mejor lo que Él nos quiere de decir. El monte puede estar en tu casa, en el silencio de una Iglesia. Lo importante es renunciar a hablar tanto y a escuchar un poco más.

28.- ¿Está diciendo que el hablar es malo?
RESPUESTA: Hablar no es malo. Lo malo está en que nosotros hablamos demasiado para así no tener que escuchar. Lo importante delante de Dios es la capacidad de escucharle, escucharse a sí mismo y escuchar a los demás.

29.- Un momento, ¿quiere usted decir que no basta escuchar a Dios, sino que tenemos que escucharnos a nosotros mismos y escuchar a los demás?
RESPUESTA: Te voy a hacer una pregunta a ti y a todos nuestros amigos que nos siguen cada domingo: ¿Cuánto te escuchas a ti mismo? ¿Cuánto tiempo hace que no has puesto tu oído sobre tu corazón para escucharle?

30.- ¿En qué consiste escucharnos a nosotros mismos?
RESPUESTA: Prestar atención a los vacíos que llevas dentro. Prestar atención a los deseos e inquietudes de tu corazón. Prestar atención a lo que Dios te habla ahí dentro.

31.- Padre Clemente, comenzamos la segunda semana de Cuaresma. ¿Cuál cree usted que debiera ser nuestro quehacer y nuestro caminar durante esta semana?
RESPUESTA: Creo que el Evangelio de hoy es claro. El mandato de Dios en la cima del Tabor: “Este es mi Hijo, el amado: escuchadle”. Tendría que ser la semana de la “escucha”. Y tendría que ser la semana para mirar por dentro todo lo que veamos.

32.- ¿Cómo hacerlo? ¿Tiene usted algún método práctico?
RESPUESTA: El método más práctico será reservarnos unos cinco o diez minutos cada día, para quedarnos a solas con nosotros mismos. Leer la Palabra de Dios, pero como Palabra de Dios, y escucharla luego con el corazón. Además, una sugerencia interesante…

33.- ¿Qué nos quiere sugerir?
RESPUESTA: ¿Será posible que este ejercicio lo hagan juntos, como pareja, los esposos? También ellos tienen derecho a un espacio para ellos mismos. Está bien que se dediquen a trabajar y se dediquen a sus hijos, pero también ellos tienen derecho a encontrarse a solas con ellos mismos delante de Dios.

34.- Bueno, Padre, también nosotros como Jesús y los discípulos tendremos que bajar del monte, ¿no le parece?
RESPUESTA: Sólo se puede bajar si antes hemos subido de verdad. Al llano sólo se puede bajar para compartir lo que hemos experimentado en el monte. Compartamos lo que hemos visto y lo que hemos oído.

DESPEDIDA: Sí, amigos, hoy son muchas las voces que nos hablan y que nos llaman, pero la mejor voz que podremos escuchar es la voz de Dios en nuestro corazón.

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