Domingo es Fiesta

Domingo 18 – B | La Transfiguración del Señor

“Este es mi Hijo amado, escúchenlo”.

Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según San Marcos en el Capítulo 9, versículos del 2 al 10:

Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús.

Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: “Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”; pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados.

Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: “Este es mi Hijo amado, escuchadle”.

Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.

Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.

Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de “resucitar de entre los muertos.”

PALABRA DE DIOS

1.- Hoy lo veo muy contento y me sospecho el porqué…
RESPUESTA: Tengo la impresión de que tú siempre estás buscando al otro lado de las cortinas, para interpretar mis estados de ánimo.

2.- Aquí no es problema de biombos ni cortinas… Hoy usted se siente muy a gusto con el Evangelio de la Transfiguración. Otras veces que lo hemos leído y comentado le ha sucedido lo mismo.
RESPUESTA: Pues no te voy a desilusionar. El misterio de la Transfiguración siempre me ha traído grandes satisfacciones espirituales. Es más, se trata de un momento que, a mí personalmente, me abre infinidad de posibilidades en la vida.

3.- ¿Se puede saber qué posibilidades le trae este Evangelio a su vida?
RESPUESTA: Muchas. Pero te las voy a reducir a dos o tres para no enredarte. La primera: la posibilidad de que Dios se nos pueda revelar y manifestar desde dentro haciéndonos ver la verdadera luz que lleva dentro. Y, la segunda: la capacidad que cada uno de nosotros tenemos de transformar cada día la realidad.

4.- Curioso… Por una parte, la manifestación de Dios y, por otra, nuestra capacidad de poder al otro lado de la pared.
RESPUESTA: ¿Te parece extraño?

5.- No es que me parezca extraño. Entiendo que Dios se nos quiera manifestar, pero eso de que yo puedo ver a través de las paredes. Eso me resulta curioso. Tendrá que enseñarme cómo se hace eso…
RESPUESTA: Pudiera parecernos extraño; sin embargo, es algo que en realidad lo estamos haciendo cada día. No sólo Jesús se transfigura delante de nosotros, también la realidad de la vida y las personas que nos rodean tienen sus propias transformaciones. O, mejor aún, nosotros tenemos la capacidad de transformar a las personas.

6.- Primero, usted tiene que enseñarme a mirar a través de las paredes.
RESPUESTA: Lo de mirar a través de las paredes es palabra tuya, pero que yo acepto. Porque creo que revela lo que en realidad yo te quiero decir. Hagamos una prueba, ¿quieres?

7.- Dígame, ¿por cuál de las paredes miro?
RESPUESTA: Dime, yo sé que tú vas, con frecuencia, a la cárcel con tu esposa. Cuando ves a uno de esos pobres presos tirados como miseria humana, ¿tú que ves?

8.- Ahora me ha agarrado. De primera vista, veo a ese pobre encarcelado que me da pena.
RESPUESTA: Eso a primera vista y la segunda vista, perdona la expresión, ¿qué ves?

9.- El Evangelio me dice que detrás de él está Jesús mismo… “Estuve en la cárcel y me visitaron”.
RESPUESTA: ¿Entiendes ahora? A primera vista vemos un preso. Con frecuencia, en condiciones inhumanas, pero, de inmediato, tu corazón descubre a una persona, un hombre o mujer como los demás. Para colmo descubres que en él está encarnado nada menos que Jesús. “Estuve en la cárcel…”.

10.- Comprendo. Los ojos ven presos, pero el corazón y la fe…
RESPUESTA: El corazón y la fe ven personas cuya dignidad, con frecuencia, pisoteamos. La fe nos revela que en cada uno de ellos se esconde, se oculta el mismo Jesús. Por tanto, Jesús mismo se siente visitado por ti en la cárcel, se hace él mismo un encarcelado. ¿Me quieres decir ahora qué ha sucedido en ese encuentro entre tú y esos hermanos nuestros los presos?

11.- Si no me equivoco, ha sucedido toda una Transfiguración…
RESPUESTA: ¿Te das cuenta ahora? Ese hombre o esa mujer sin libertad, viviendo tirados como cualquier cosa en la cárcel, tu corazón y tu fe lo transforman. Mas allá de la miseria humana que contemplan tus ojos, tu ves un hombre, una mujer, uno semejante a ti. Y aún más lo ves como si Jesús mismos estuviese en él. Esto es lo que me fascina de este Evangelio.

12.- Oiga, Padre, siento como si estuviésemos hablando de magia y prestidigitación.
RESPUESTA: Y lo estamos de verdad. Pero una magia que es capaz de cambiar el mundo y la realidad que nos rodea. Necesitamos cambiar de corazón y necesitamos cambiar de ojos. Con un corazón nuevo y con unos ojos nuevos el mundo puede ser una belleza.

13.- Sin embargo, Padre, Jesús sólo se transfiguró una vez y usted está pensando en poder vivir en constante Transfiguración…
RESPUESTA: Fíjate. Dios vive cada día transfigurando el mundo. Cada día nos ve a nosotros: a unos pecadores, a otros unos vulgares y a algunos santos. Sin embargo, Dios nunca nos mira en lo que somos sino en lo que podemos ser y estamos llamados a ser… Dios ve en ti y en mí no a lo pecadores que somos, sino los santos que podemos ser.

14.- No sabía que Dios miraba al jardín sin flores y lo contemplaba florecido…
RESPUESTA: En el fondo la vida es así, en vivir transformando las cosas. El labrador ve tierra, siembra el trigo y en su corazón ya está viendo hondear amarillas las espigas prontas a la siega… Es que nuestro pecado es no mirar más allá de nuestra sombra. Y Dios nos pide mirar mucho más lejos…

15.- Según todo esto que nos está diciendo, la verdadera vida tendría que consistir en vivir transformando, transfigurando cada día las cosas y las personas.
RESPUESTA: Eso es lo bello de la vida y eso es lo bello del corazón humano. Veo que hoy estoy mal, pero sé que mañana estaré mejor. Hoy veo el cielo nublado, pero sé qué mañana brillará el sol. Hoy veo a ese tipo que me parece lo más antipático, pero sé que puede cambiar y ser mañana una excelente persona.

16.- Usted está pensando en que todo está en proceso de cambio…
RESPUESTA: Yo estoy pensando en dos cosas. Primero, que ya antes de cambiar yo puedo imaginar que cambió. Y, en segundo lugar, estoy pensando en que las cosas nunca son lo que son, sino que siempre pueden cambiar, quien no acepta el cambio se pierde el gozo y la alegría de ver transformadas las cosas.

17.- Cree usted que la Transfiguración se pudiera definir como de no ver la realidad de hoy sino la realidad del mañana.
RESPUESTA: La Transfiguración no niega la realidad. Jesús mismo lo expresa. Después de esa luminosidad que lo que transfiguró delante de ellos, Jesús vuelve a ser el mismo de siempre, pero el hecho mismo de la Transfiguración nos está diciendo que detrás de esa realidad humana se esconde algo maravilloso. Nuestro quehacer será tratar de ver eso que se esconde detrás de las cosas.

18.- Oiga, Padre, estoy pensando que nos van a tener que enseñar a ver y a mirar de nuevo.
RESPUESTA: Cuando uno recibe el don de la fe, comienza a ver de una manera nueva. Cuando se convirtió aquel famoso filósofo español Gacía Morente, profesor durante muchos años en la Universidad Central de Madrid, ateo reconocido por todos, escribe un artículo donde dice: “Ahora que Dios me ha concedido el don de la fe, tengo que aprender a pensar de nuevo”.

19.- “Aprender a pensar de nuevo”, un hombre que, como filósofo, pensó toda su vida…
RESPUESTA: Es que la fe te abre horizontes totalmente nuevos. La realidad se transforma y las personas se transforman ante nuestros ojos. Visitar al preso es visitar a Jesús. Dar de comer al hambriento es dar de comer a Jesús. El dar de beber al que tiene sed es dar de beber a Jesús. Visitar a un enfermo es visitar a Jesús. Lo dice él expresamente: “Cuantas veces lo hicisteis con uno de estos mis pequeños, conmigo lo habéis hecho”.

20.- Padre, perdone mi curiosidad, pero tengo que hacerle una pregunta. Escuchándole hablar de estas cosas, tengo que la sospecha de que usted como sacerdote debe estar viviendo constantemente estas transfiguraciones.
RESPUESTA: ¿Qué quieres que te diga? Creo que una de las mayores gracias que Dios nos concede a los sacerdotes es precisamente ésta de ser constantes testigos de transfiguraciones.

21.- Entiendo que son cosas muy íntimas, pero ¿podría compartir algunas de esas experiencias?
RESPUESTA: El sacerdote es el gran testigo de la Transfiguración de Jesús en su meditación, en sus momentos de contemplación. También él siente que Jesús se le desvela. En gran parte, la alegría de nuestra vocación está ahí.

22.- Pero sólo las Transfiguraciones de Jesús en su experiencia mística, me supongo que también vivirán esta misma experiencia con la gente.
RESPUESTA: En mi vida sacerdotal he llorado muchísimas de veces de pena y de alegría. Te viene alguien con un corazón oliendo a podrido y lo ves que se levanta limpio, renovado, recién estrenado… Ahí tiene unas Transfiguración. Lo que parecía basura ahora regresa lleno de gracia de Dios.

23.- Tengo la impresión de que los seglares conocemos muy poco de la vida íntima y personal del sacerdote…
RESPUESTA: Todos somos un misterio los unos para los otros. Yo soy un misterio para ti y tú eres un misterio para mí.

24.- Pero ustedes tienen el don de transfigurarnos a nosotros…
RESPUESTA: Dios es el que nos transfigura a todos. Ciertamente el sacerdote vive de toda una serie de experiencias transfiguradoras de las personas. Te viene alguien con el corazón lleno de odio y resentimiento, y en el proceso sacramental de la confesión se transforma, sale perdonando y con un corazón lleno de amor. ¿Sabes lo maravilloso que es poder ser testigo de estos milagros de la gracia?

25.- Ahora entiendo que su misión es la de transfigurar a la gente. Por eso mismo siento que para ustedes les será mucho más fácil ver la basura humana; sin embargo, ustedes están encontrando perlas…
RESPUESTA: Yo siempre entendí mi sacerdocio así. Todo aquel que me busca, posiblemente, viene con muchas heridas en el corazón. Mi misión será siempre ayudarle a sanar esas heridas y ayudarle a levantar su espíritu, ver que se ha arrodillado triste y se levanta con una linda sonrisa pintada en sus labios.

26.- Pero, Padre, toda medalla tiene su anverso y su reverso. Así como podemos descubrir el santo que se esconde en el pecador, también tenemos la capacidad de ver sólo al pecador que hay en el santo…
RESPUESTA: Es cierto. Hay quienes ven margaritas hasta en los estercoleros y hay quienes sólo ven estercoleros sin ver las margaritas. Yo siento mucha pena cuando me dicen es que yo siento gusto murmurando, criticando, hablando mal de la gente. Francamente, me dan pena. Yo entiendo que todos llevamos demasiada basura, pero lo más maravilloso de la gente es que todos llevamos mucho más de bueno que de malo en el corazón.

27.- ¿Usted cree esto de verdad?
RESPUESTA: Si no lo creyera no tendría sentido mi sacerdocio. Es la experiencia de Jesús. Aquello que los esclavos de la ley marginan, Él lo recoge. ¿Te imaginas la escena de la mujer adúltera? No, pero creo que es Bochs tiene un cuadro maravilloso. Todos están con piedras en la mano. Mientras tanto Jesús con su mano agarra el brazo de la pobre mujer como quien le da ánimos y les dice: “El que no tenga pecados tire la primera piedra…” Aquel tomarla del brazo se me hace de lo más tierno.

28.- Padre, cuánta necesidad tenemos todos de que se nos abran estos horizontes. Todos estamos viviendo un pesimismo que pareciera ahogarnos y sin salida. Al menos estas cosas levantan el espíritu y uno mismo comienza a pensar que no era tan malo como pensaba…
RESPUESTA: Quien mejor conoce el corazón del hombre es Dios. Yo estoy seguro y hasta apostaría a que Dios ve mucho más de bueno que de malo, aún en el corazón más podrido.

29.- Que somos más buenos que malos… ¡Padre que Dios le conserve el optimismo!
RESPUESTA: Yo tengo un compañero que parece hecho de esperanza y optimismo y un día en una de sus homilías decía a la gente: “De mí dirán lo que quieran. Pero no podrán decir que yo no soy santo. Porque si hoy me falta algo, cualquier día Dios hará lo suyo”.

30.- Tanto amenazarnos y querer convencernos de que somos malos, uno termina creyéndolo. Con frecuencia, nos cuesta creer cuando nos dicen que somos buenos.
RESPUESTA: Los discípulos ven la humanidad de Jesús todos los días, pero no veían la belleza espiritual de su resurrección. El día que lo vieron por dentro se llevaron la alegría de sus vidas: “Maestro qué bien se está aquí…” El día que, por encima de nuestras debilidades, descubramos nuestra verdadera belleza interior, creo que dentro de nosotros vamos a escuchar otra música.

DESPEDIDA: Amigos pedidle al Señor que os revele la belleza de su corazón, pero pedidle que también os manifiesta la belleza del vuestro.

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