Hoja Parroquial

Cuaresma 3 – B | Jesús y la Iglesia

Domingo, 3 de marzo del 2024

¿Qué haría Jesús hoy en la Iglesia?

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En la Iglesia hay de todo. Hay quienes creen que todo está bien y que no hace faltar limpiar nada. Además, hay quienes creen que en la Iglesia hay demasiadas cosas que barrer, que por muy tradicionales que sean, no dejan de ser un obstáculo para reflejar el verdadero rostro que Jesús quiere de ella.

Hay quienes se escandalizan de los pecados de la Iglesia. Y los tiene, por eso también tiene que estar en constante estado de conversión. Como hay también quienes eliminarían de la Iglesia a todo el mundo que la ensucie con su vida.

El Templo era el lugar más sagrado en tiempos de Jesús. Sin embargo, apenas entra y ve tanta quincalla inútil y que oscurece el rostro del templo como lugar de encuentro con Dios, arremete a latigazo limpio y los barre a todos.

En el Credo recitamos “creo en la Iglesia santa”, pero también rezamos “creo en el perdón de los pecados”. Lo cual nos hace pensar que la Iglesia es santa y pecadora a la vez. Que en la Iglesia hay mucha santidad, pero también muchas cosas que tienen muy poco de santas.

Por eso el amor a la Iglesia no puede impedirnos un sentido de autocrítica. No para maltratarla ni denigrarla en público, porque eso ya no sería amor. Se trata de la autocrítica que busca cada día cómo purificarse de todo ese polvo que, a lo largo de los siglos, se le va pegando a la piel y también al corazón.

Hoy existe demasiada crítica a la Iglesia, pero creo que no hay suficiente autocrítica. La crítica puede venir de afuera y debiéramos escucharla. No digo darle la razón, pero sí escucharla, por lo menos, y ver cuánto tiene de verdad. La crítica también puede provenir de dentro de la Iglesia. No faltan cristianos que sólo conocen de la Iglesia los defectos y tratan de justificarse a sí mismos. Como también existen cristianos que hacen una crítica serena, evangélica y amorosa. Esta crítica es buena. No debiéramos tener miedo a esa crítica constructiva que lo que busca es mejorar a la Iglesia, hacerla más auténtica, más evangélica.

También existen quienes no se atreven a hacer crítica alguna, porque muchos se escandalizarían y hasta se imaginan que serían mirados como “sospechosos”. Quien no es capaz de autocriticarse y quien no es capaz de escuchar las críticas de los demás, demuestra debilidad y miedo. Sólo quien quiere mejorar es capaz de escuchar las críticas de los demás y es capaz de auto criticarse él mismo.

El Concilio Vaticano II comenzó a enderezarse desde que Pablo VI lanzó aquel grito de “Iglesia ¿qué piensas de ti misma?” “¿Qué dices de ti misma?”  Por eso el Concilio fue una autocrítica que la Iglesia hizo de sí misma y que dio lugar a la nueva Iglesia del siglo XX. En este domingo pudiéramos hacernos esta pregunta: “Jesús, ¿qué dices tú hoy de tu Iglesia?”.

La Gran Misión Continental: Un nuevo Pentecostés

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“Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos con entusiasmo realicemos la Gran Misión Continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios. Misión que debe llegar a todos, ser permanente y profunda.” (Mensaje de los Obispos)

Se trata de volver a aquellos comienzos de la Iglesia en el día de Pentecostés y se pide algo que nos compete a todos, hombres y mujeres, de algo que tenemos que realizar “con entusiasmo”, con ilusión y alegría.

Me temo nos quedemos en lo de siempre y con los de siempre. Que nuestra misión llegue tan sólo a aquellos que están siempre metidos en la Iglesia. Aquí se nos pide “ir… en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo”. Es una invitación a salirnos de nuestro rinconcito y de nuestro grupito. Los que están dentro ya los tenemos. Lo que nos debe preocupar son aquellos que “están lejos” o que nunca han “llegado”. No podemos quedarnos sentados ni siquiera arrodillas a la espera de que lleguen. Somos nosotros los que tenemos que salir a buscarlos. El éxito de la Gran Misión no está en reunir a los de siempre y hacer grandes celebraciones. El éxito de la Gran Misión está en poder celebrar la fiesta con los que estaban lejos y ahora los tenemos cerca. Así que, amigos, a salir, a ir a buscar, que posiblemente no tengamos que irnos muy lejos, pues posiblemente están bien cerca de nosotros y que los conocemos de sobra. Lo que necesitamos es el entusiasmo de acercarnos y anunciarles.

Atrévete a la Esperanza

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  1. ¿Te atreves a ser un hombre y una mujer que apuestan por la esperanza? Aunque todo lo veas negro, piensa que al otro lado la vida está blanca. Aunque todo te parezca imposible, piensa que al otro lado aún quedan las posibilidades de Dios en ti. Aunque todo te parezca absurdo, piensa que al otro lado está la lógica de Dios.
  2. ¿Te atreves a ser un hombre y una mujer que apuestan por la esperanza? Donde todos vean lágrimas descubre, tú sonrisas. Donde otros vean noche, tú descubre el amanecer. Donde todos vean muerte, tú puedes descubrir vida. Donde otros no vean nada, tú puedes ver la mano invisible de Dios. Para el que espera, lo imposible es posibilidad.
  3. ¿Te atreves a ser un hombre o una mujer que apuestan por la esperanza? Donde los demás descubran miseria, tú aún puedes descubrir la riqueza de los corazones. El otro día veía a una pobrecita mujer dando de mamar a su hijito. Con unos trapos cubriendo su cuerpecillo, pero el niño se sentía caliente colgado del pecho de su mami al calor del corazón mismo.
  4. ¿Te atreves a ser un hombre o una mujer que apuestan por la esperanza? Cuando los demás te digan que ya no hay nada que hacer, entonces harás más esfuerzo y pondrás mayor empeño en hacer las cosas. No creas a los pesimistas que esconden su pereza detrás de los imposibles. Para el que no quiere, todo es imposible. Para el que quiere, todo es posible. Por ejemplo, tú mismo.
  5. ¿Te atreves a ser un hombre o una mujer que apuestan por la esperanza? Donde todos lloren su desgracia, tú pon una mirada esperanzadora de que mañana será todo mucho mejor. Porque los fracasos de hoy son semillas de los triunfos del mañana. Mañana siempre puede ser mejor, a pesar de los profetas de las desgracias. A esos no les creas.
  6. ¿Te atreves a ser un hombre o una mujer que apuestan por la esperanza? Donde unos sólo apuestan por el pasado, tú apuesta por el futuro. Donde otros apuestan por tener más, tú apuesta por ser más. Donde otros apuestan por no hacer nada, tú apuesta por multiplicar tus esfuerzos. La esperanza te hace nadar contra corriente, sobre todo, contra todos los pesimismos.
  7. ¿Te atreves a ser un hombre o una mujer que apuestan por la esperanza? Pues entonces, apuesta por la fe donde otros sólo apuestan por la razón. Apuesta por el amor, donde otros apuestan por el odio. Apuesta por la vida, donde otros apuestan por la muerte. Apuesta por el hombre, donde otros apuestan por las cosas. La esperanza es la apuesta de Dios por el hombre y la apuesta del hombre por Dios.

Preguntas

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¿Cuál es nuestro verdadero Templo?
¿Tratamos a nuestro cuerpo como verdadero templo?
¿Es nuestro hogar el templo de Dios?
¿Es nuestro trabajo el templo de Dios?
¿Adoramos a Dios sólo en el Templo?
¿Lo adoramos en el templo del mundo?
¿Qué vendemos y compramos en nuestro templo?
¿Sólo es sagrado el Templo?
¿Es sagrado nuestro templo?

¿Qué cosas tendrá que echar fuera Jesús?
Del Templo…
De los templos…

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