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Pascua 6 – B | Amense unos a otros | IQC2021

“Éste es el mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado”.

Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según San Juan en el Capítulo 15, versículos del 9 al 17:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

“Como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor.

Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud.

Éste es el mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado.

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando.

Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a ustedes los llamos amigos, porque les he dado a conocer, todo lo que he oído a mi Padre.

No son ustedes lo que me han elegido, soy yo quien los he elegido y los he destinado para que vayan y den fruto, y su fruto dure.

De modo que lo que pidan al Padre en mi nombre Él se lo concederá.

Esto les mando: que se amen unos a otros”.

PALABRA DE DIOS

1.- Lo veo muy sonriente hoy. ¿Alguna novedad?
RESPUESTA: Si fuésemos conscientes de nuestra realidad, nosotros seríamos la mayor novedad de la historia hoy.

2.- Pues ya que está tan animoso, tendrá que comenzar por marcarnos el camino de nuestro comentario. Ya sabe que sin caminos no se puede andar. Al menos, no se puede andar a gusto.
RESPUESTA: El camino de hoy es como entusiasmarnos a todos. Lo primero: los disparates de Dios.

3.- ¡Un momento! ¿Por ahí comenzamos? ¿Por los disparates de Dios?
RESPUESTA: Me imagina que te sorprendería el título. Bueno, si quieres lo cambio y digamos: “las locuras de Dios”. ¿Te parece más bonito?

4.- Bueno, Padre, ¿no podría aterrizar un poco y que hablásemos en serio?
RESPUESTA: Yo estoy hablando en serio. Bueno, no te gusta que digamos “los disparates de Dios”. No te gusta que digamos “las locuras de Dios”, llamémosle entonces “los fantásticos sueños de Dios”.

5.- Sigamos. Este es el primer capítulo. ¿Y los siguientes?
RESPUESTA: El segundo tema: las verdaderas alegrías del cristiano. El tercero bien pudiéramos llamarle: nuestros verdaderos títulos de cristianos.

6.- Vayamos a eso que a usted tanto le fascina de los disparates de Dios, locuras de Dios o fantásticos sueños de Dios. Espero que no terminen en ser los fantásticos sueños del P. Clemente.
RESPUESTA: Ojalá fuesen mis fantásticos sueños, pero prefiero que sean los sueños de Dios para conmigo.

7.- Vayamos al grano. ¿De qué se trata en realidad? Yo, la verdad que no descubro esas maravillas que usted dice encontrar aquí…
RESPUESTA: Ponte la mano en el pecho y otro tanto pediría a nuestros queridos amigos que nos escuchan. Pónganse todos la mano en el pecho y ahora respóndeme con sinceridad. ¿Estarías tú convencido de verdad, con sinceridad, de que Dios te ama a ti, como le ama al mismo Jesús?

8.- Tampoco pida usted tanto. Yo me contento con algo menos…
RESPUESTA: ¿Y por qué te vas a contentar con algo menos, si en realidad Dios se empeña en amarte a ti igualito que a su Hijo Jesús?

9.- ¿Cómo me va a amar a mí igual que a su Hijo?
RESPUESTA: Ahí está tu problema, el mío y el de todos, que no somos capaces de creer que Dios nos ama igualito, igualito que a Jesús. ¿Me quieres leer el primer versículo del texto que has leído? Pero léelo despacito, para que lo escuchemos bien, no le añadas nada, ni le quites nada. Léelo tal y como Jesús mismo lo dijo…

10.- Vaya, que hoy la cosa se pone interesante. Veamos, el primer versículo: “Dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me ha amado, así os he amado yo: permaneced en mi amor”.
RESPUESTA: Perfecto: “Como el Padre me ha amado…” Es decir, de la misma manera que el Padre ha amado a Jesús. De esa misma manera “así os he amado yo”. ¿Cómo nos ama entonces Jesús?

11.- “Como el Padre me ha amado”.
RESPUESTA: ¿Dudas ahora? ¿Alguien duda ahora? ¿Alguien pudiera escuchar mejor noticia hoy en su vida? ¿Seremos capaces de creer, aceptar realmente esta gran verdad de Dios en nuestras vidas?

12.- Le confieso Padre, que hay verdades que a uno le cuesta creer y no porque no sean ciertas, sino porque son tan grandes que hasta parecen imposibles.
RESPUESTA: El principio básico de nuestra fe está ahí. El mayor anuncio que Dios puede hacer en nuestras vidas es no simplemente que nos ama. Esto, pienso que, de una manera u otra, todos lo aceptamos. Lo que nos cuesta es creer que “Dios nos ame como su propio Hijo Jesús”. Es decir, que Dios sí nos ama “con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente y con todo su ser”.

13.- Oiga, Padre, ¿por qué nos cuesta tanto creerlo, precisamente a nosotros que tan fácilmente creemos al que nos dice que nos ama?
RESPUESTA: Por varios motivos. Primero, porque pensamos que Dios ama como nosotros y nosotros nunca amamos del todo. Tenemos un tremendo miedo a amar de verdad. Decimos amar “con todo nuestro corazón” y, en realidad, no amamos ni con una tercera parte de nuestro corazón. En segundo lugar, porque nos han enseñado más a tener miedo a Dios que a sentirnos amados por Él. Y, en tercer lugar, porque nosotros partimos de un falso presupuesto.

14.- ¿Cuál es ese falso presupuesto que nos impide creer en ese amor de Dios?
RESPUESTA: Por la sencilla razón de que nosotros “no nos creemos dignos de tanto amor”. Erich Fromm, un psiquíatra bien conocido por sus libros, tiene un análisis estupendo de esto.

15.- Me imagino que se refiere usted a su libro “El arte de amar”.
RESPUESTA: Me agrada que lo hayas leído y quien no lo haya leído debiera leerlo. En él, Fromm nos dice que todos estamos más preocupados de si mereceremos ser amados por los otros, que de nuestra capacidad de amar a los demás. Esto nos hace vivir en esa constante inquietud de si los demás nos amarán de verdad. La verdad del amor no está en si los demás nos aman, sino en si nosotros amamos de verdad.

16.- Lo cual nos estaría indicando que, en vez de pensar tanto en si merecemos o no ser amados, mejor amamos de verdad y creemos en el amor de Dios.
RESPUESTA: Juan nos dirá: “Y Dios nos amó primero”. Antes de que nosotros le amemos, Él ya nos estaba amado. Es más, si amamos a Dios es que somos amados, es que hemos sido amados primero por Él.

17.- Padre, usted dijo algo que me despertó la curiosidad. Decía usted que aquí, Jesús nos marcaba el tipo de alegría que debía de tener el cristiano. ¿Nos lo puede puntualizar?
RESPUESTA: Primero, Jesús quiere hacernos este gran anuncio del amor de su Padre y su mismo amor para con nosotros. También Jesús presupone que este anuncio tiene que despertar en nosotros un enorme gozo y una enorme alegría. Por eso mismo añade la razón por la cual se atrevió a decirnos estas cosas…

18.- Un momento. Voy a leer el texto: “Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud”.
RESPUESTA: ¿No te parece maravillosa esta lógica de Jesús? ¿Por qué nos ha dicho que, con el mismo amor con que el Padre le ama a Él, así nos ama Él a nosotros? Pues sencillamente porque Jesús da por entendido que esta noticia nos tiene que hacer felices. ¿Has pensado alguna vez en qué consistió la verdadera y plena felicidad de Jesús?

19.- Le confieso que nunca me he puesto a pensar en ello.
RESPUESTA: La verdadera felicidad de Jesús está en su comunión con el Padre, en sentirse el Hijo amado del Padre. Esa es la máxima felicidad.

20.- ¿Y ahora quiere que nuestra alegría sea también la de sentirnos amados por Él como el Padre le ama?
RESPUESTA: Esa es la verdadera felicidad y la auténtica alegría del cristiano. Como cristianos podemos tener infinidad de problemas, Jesús los tuvo. Pero, por encima de todo eso, el cristiano tiene que vivir la profunda experiencia de “ser el amado del Padre”, el “amado de Dios”. Mientras tengamos esta experiencia, podremos ser golpeados por la vida, pero nada ni nadie nos podrá arrebatar esa alegría del espíritu.

21.- ¿Usted se atrevería a decir con sinceridad que la vocación del cristiano es la alegría?
RESPUESTA: La verdadera vocación del cristiano es ser amado. Esta vocación al amor es la vocación a la alegría. Algo que nosotros hemos cultivado muy poco.

22.- Esa experiencia siento yo. Como que nos hemos hecho a una seriedad que ha matado en nosotros la alegría.
RESPUESTA: Hay muchos que creen que ser piadoso es poner una carita de sonso. Muchos se imaginan que piadoso es aquel que diera la impresión de que le duele el estómago y hasta me atrevería a decir que muchos no entenderían que alguien rezase riéndose.

23.- No me diga que usted ha estado alguna vez riéndose mientras razaba…
RESPUESTA: ¿Acaso no puedo expresar el gozo y la alegría de Dios mientras hablo con Él? Dime, ¿quisieras que cada vez que hablo contigo en tu oficina, lo hiciese compungido, con señales de estreñimiento, y no te contase un chiste?

24.- La verdad que no me lo imagino así, hasta le preguntaría ¿qué le pasa?
RESPUESTA: Pues yo estoy seguro de que muchas veces, Dios también nos está preguntando a los cristianos, mientras hablamos con Él ¿hijo, te sientes mal? ¿has ido al médico? Dime, ¿qué te duele? Oye, respóndeme a una pregunta: Si tú ves a una pareja que están comiendo juntos, pero los ves serios, con cara de pocos amigos, ¿qué pensarías?

25.- La verdad que pensaría que “no está el horno para bollos”.
RESPUESTA: Pero si los ves alegres, riéndose, tomándose el pelo ¿qué dirías?

26.- ¡Qué pareja más feliz! ¡Dan envidia!
RESPUESTA: Pues yo quiero que cuando me vean hablar con Dios, la gente sienta y perciba ¡qué feliz es Clemente hablando con Dios, y qué feliz está Dios escuchando y hablándole a Clemente! Ahí sí que me gustaría que la gente “sintiera envidia y comenzase también a hablar con Dios”.

27.- El otro punto que tenemos pendiente es lo que usted sugería: los verdaderos títulos de un cristiano. ¿Se puede saber cuáles son esos títulos?
RESPUESTA: No hace falta que yo te los diga. Lee el Evangelio, Jesús, aparte de otros muchos, nos sugiere dos bien bonitos. El primero: “Somos los amigos de Jesús”. Y el segundo: “Somos elegidos personalmente por Él”.

28.- Lo estoy buscando aquí… Ya: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando…”
RESPUESTA: Y sigue un poquito más abajo. Termina la frase.

29.- “A vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre, os lo he dado a conocer”.
RESPUESTA: Oye, viejo, ¿no te encanta todo esto? Creo que a Jesús ya no le faltaba más que decirnos: Miren, como ustedes son mis amigos, les voy a chismear todo lo que le escuché a mi Padre” porque así suele ser entre los amigos.

30.- El caso es que somos unos amigos bien especiales…
RESPUESTA: Especialísimos. De ordinario, nosotros andamos buscando a nuestros amigos, pero Dios nos busca a nosotros para ser sus amigos. “No me habéis elegido vosotros a mí, soy yo quien os he elegido”.

31.- ¿Qué es lo que Dios ha visto en nosotros para escogernos, buscarnos, elegirnos como sus amigos?
RESPUESTA: ¿Qué ha visto? Pues sencillamente nada. Nos ha escogido y elegido no porque tengamos razones especiales, sino porque es El quien quiere compartir su amistad con nosotros. Así de simple y de sencillo.

32.- ¿Quiere que le diga una cosa?
RESPUESTA: ¿Se te ha ocurrido algo extraño? ¿Qué me quieres decir?

33.- Este cristianismo me gusta. Este Dios sí que me gusta. Creo que me voy a inscribir en la cofradía de usted…
RESPUESTA: ¿Recién ahora te gusta? Nos debiera gustar desde siempre. Y en cuanto a mi cofradía, olvídate, mejor te dejas elegir por Él y formas parte de su cofradía. La cofradía de los que se creen amados de verdad. La cofradía de la gente feliz por experimentar la amistad de Dios y su amistad con Dios.

34.- Amigos: ¿Verdad que el Evangelio de hoy nos levanta el espíritu y nos saca de nuestras miserias de cada día para hacernos experimentar esta belleza de la gracia y esta belleza del amor de Dios revelado en su Hijo y en cada uno de nosotros?

DESPEDIDA: Bueno, amigos, ya sabéis hoy nada de caras largas. Hoy de caras atravesadas. Hoy todos tenemos que manifestar la misma alegría de Dios en nuestros corazones.

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