Domingo es Fiesta

Domingo 20 – B | Asunción de la Virgen María – 2021

“Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno”

Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según según San Lucas en el Capítulo 1, versículos del 39 al 56:

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?

Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.  ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!”

Y dijo María: “Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.

Él hace proezas con su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.

Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada.

Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como había anunciado a nuestros padres en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.”

María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

PALABRA DE DIOS

1.- Padre Clemente, yo sé que para usted como sacerdote la fiesta de la Asunción es una fiesta grande, sin embargo, me pregunto: ¿Qué importancia tiene la asunción para la gente?
RESPUESTA: Pues, qué curioso… A ti te extraña que esta fiesta tenga importancia en la vida del cristiano ordinario; sin embargo, siendo el último dogma de fe declarado por la Iglesia apenas hace casi setenta y un años, es una de las festividades de la Virgen que más arraigo ha tenido en la vida cristiana. Hasta el punto de que en Europa la llaman la “fiesta de agosto”.

2.- Pero, si la han declarado dogma de fe, será por la importancia que tiene en la vida de la Iglesia…
RESPUESTA: Evidente. Celebrar la Asunción de María es como si de alguna manera celebrásemos la Resurrección de cada uno de nosotros. Lo que fue la Resurrección para Jesús es la Asunción para María. Además, es el símbolo de nuestra propia Resurrección.

3.- ¿Podría usted ofrecernos algunas pistas que nos ayuden hoy, en medio de nuestra cultura, a entender mejor nuestra fe?
RESPUESTA: Yo me atrevería a decir que el misterio de la Asunción no sólo explica de alguna manera nuestra fe, explica también nuestra verdad como personas. Lo cual es válido no solo para el que cree, sino también para el que no cree.

4.- La Asunción, dice usted, explica también nuestra verdad como personas… ¿Lo podría clarificar un poco para que lo entendamos?
RESPUESTA: El primer significado de la Asunción es ofrecernos la gran verdad de la íntima unión que existe entre el cuerpo y el alma. Rompe esa mentalidad nuestra de que cuerpo y alma son como dos buenos vecinos, con frecuencia peleados y enemistados que ni siquiera se hablan…

5.- Un momento, ¿qué es eso de alma y cuerpo, dos vecinos peleados y enemistados?
RESPUESTA: No me digas que ves con los mismos ojos a tu cuerpo y a tu alma; y que la gente no considera al cuerpo como malo, al menos como un peligro que pone en riesgo la salvación del alma…

6.- Todos hemos sido formados en una mentalidad donde el cuerpo era un peligro, porque el cuerpo y sus pasiones son malos. En cambio, el alma es la buena de la película.
RESPUESTA: Ahí lo tienes. El cuerpo es el malo de la película, el alma es la buena. Algo así como si Dios nos hiciese con una parte buena y una mala. Te voy a hacer una pregunta que estoy seguro está en la mente de la mayoría de nuestros oyentes.

7.- ¿Cuál es esa pregunta? Espero no me ponga en dificultades…
RESPUESTA: Dime con sinceridad. Cuando tú piensas en la salvación o cuando la gente piensa en la salvación, ¿me quieres decir qué es lo que quieres o queremos salvar?

8.- Siempre se nos ha dicho que tenemos que salvar el alma…
RESPUESTA: ¿No ves? ¡Salvar el alma! ¿Y qué hacemos con el cuerpo? Lo mandamos al tacho de la basura. ¿Me permites otra pregunta?

9.- Hoy no soy yo quien pregunta, sino usted… Pregunte, pues.
RESPUESTA: ¿Puede existir tu alma sin el cuerpo? Te la voy a poner más fácil. ¿Qué entendemos por muerte?

10.- Yo al menos entendía que era la separación de alma y cuerpo…
RESPUESTA: Nos vamos entendiendo. Sin cuerpo, el alma no puede existir. Por tanto, el alma para existir necesita del cuerpo. De lo contrario estiramos la pata, ¿verdad? ¿Me autorizas a hacerte otra pregunta más?

11.- ¿Una más? Bueno hoy cambiamos los papeles…
RESPUESTA: ¿Y tú qué eres? ¿Eres cuerpo o eres alma?

12.- Yo soy cuerpo y alma.
RESPUESTA: Ya ves, sin cuerpo tampoco tú y yo existiríamos. Nosotros somos cuerpo y alma unidos en una profunda comunión. El alma da vida al cuerpo y el cuerpo hace posible la existencia humana del alma.

13.- ¿Me quiere decir a dónde va todo esto que más parece una clase de filosofía?
RESPUESTA: No. No es una clase de filosofía. Es una clase de fe. Yo no soy sin el alma, pero tampoco soy sin el cuerpo. Quien se salva, quien entra en la plenitud de la vida eterna de Dios no es ni el alma ni el cuerpo, eres tú, soy yo.

14.- ¿Y todo esto qué tiene que ver con la Asunción?
RESPUESTA: Pues que nos revela como nosotros somos la unidad de cuerpo y alma, materia y espíritu. María es asunta al cielo en cuerpo y alma. No es el alma de María que se salva. Es el alma y el cuerpo de María los llamados a la bienaventuranza. Lo cual nos está diciendo que nosotros no somos mitad buenos y mitad malos.

15.- Lo que es lo mismo que decir que nosotros tenemos que vivir con el mismo gozo nuestro cuerpo y nuestra alma…
RESPUESTA: Lo que quiere decir es que nosotros estamos llamados a vivir esta unidad de cuerpo y alma como condición para ser nosotros mismos. ¿Leíste la Encíclica de Benedicto XVI, “Dios es amor”?

16.- Confieso que he leído parte, pero no toda…
RESPUESTA: ¿Quieres que te lea algo que expresa todo esto que estamos diciendo?

17.- Me parecería estupendo. ¿Por qué no nos hace ese servicio?
RESPUESTA: Hablando del amor en el numero 3 el Papa sale al paso de quienes acusan a la Iglesia de ser enemiga del sexo. Incluso cita la famosa frase de Nietzsche, de que la Iglesia habría dado “de beber al eros, al amor sexual un veneno, el cual, aunque no lo llevó a la muerte, le hizo degenerar en vicio”. El Papa, en su sinceridad, llega a decir que el filosofo alemán no hace sino expresar una apreciación muy difundida de la Iglesia como enemiga del cuerpo y por tanto del sexo.

18.- Y no creo que diga nada nuevo. Esa mentalidad creo que la hemos tenido muchos y la siguen teniendo otros…
RESPUESTA: El Papa Emérito es sincero y no niega que en la Iglesia haya habido tendencias extremistas, pero lo importante es cómo él lee e interpreta la verdad del hombre desde la Palabra de Dios: “Esto depende, escribe el Papa, ante todo de la constitución del ser humano, que está compuesto de cuerpo y alma”. Y añade: “El hombre es realmente él mismo cuando cuerpo y alma forman una unidad íntima”. Forman un todo decimos nosotros.

19.- ¿Puede leer el párrafo siguiente que me parece ilustra todo esto?
RESPUESTA: “Si el hombre pretendiera ser sólo espíritu y quisiera rechazar la carne como si fuera una herencia meramente animal, espíritu y cuerpo perderían su dignidad”. Y al final del párrafo vuelve reiterar: “Sólo cuando ambos (cuerpo y alma) se funden verdaderamente en una unidad, el hombre es plenamente él mismo”.

20.- Ahora comienzo a entender el porqué de la Asunción de María en cuerpo y alma. Y entiendo que sea un verdadero modelo para todos nosotros.
RESPUESTA: Benedicto XVI afirma claramente: tan malo es ese espiritualismo que niega la materia, como ese materialismo que niega el espíritu. Yo lo diría de una manera muy simple: tanto destruimos el agua si le quitamos el hidrógeno, como si la privamos del oxígeno.

21.- Sin embargo, Padre, debo reconocer honestamente que si en un tiempo prevaleció el espiritualismo que negaba la materia, ahora prevalece el materialismo sin espíritu.
RESPUESTA: Y yo lo entiendo…

22.- ¿Cómo que lo entiende? ¿Le está dando la razón a ese materialismo?
RESPUESTA: No, por favor. Te he dicho que lo entiendo porque nosotros solemos actuar con reacciones pendulares, vamos de un extremo al otro. Tú espiritualista, pues yo materialista. Tú materialista, pues yo espiritualista.

23.- ¿Y cómo evitar esas reacciones pendulares?
RESPUESTA: Tratando de formar una cultura de la unidad. La gente necesita sentir que la Iglesia valora de verdad el sexo y el cuerpo y valora también el espíritu, que realmente nos ve como seres integrales como Dios nos hizo cuerpo y alma.

24.- Disculpe mi sinceridad, pero me parece una tarea difícil y a muy largo plazo. Es que la mentalidad de una Iglesia enemiga del sexo está demasiado metida en la experiencia de todos.
RESPUESTA: Soy consciente de esa mentalidad, pero tenemos que comenzar y creo que ya hemos comenzado. Esta primera Encíclica de Benedicto XVI creo que puede ser un punto de partida sumamente importante. Yo la veo como el comienzo de algo nuevo.

25.- Padre, una pregunta, ¿el cielo es un espacio o un estado?
RESPUESTA: Bonita pregunta. La inmensa mayoría considera el cielo como una especie de enorme campo de fútbol. Unos en la tribuna norte y sur. Estos serían los del montón. Otros en la tribuna de oriente y occidente. Unos cuentos en preferenciales. Esta es una manera muy humana y materialista de ver el cielo. El cielo es más bien un estado, un modo de ser nuevo.

26.- ¿En qué consistiría ese estado?
RESPUESTA: En una condición de plenitud de nosotros mismos. Un participar de la gloria o visión del misterio de Dios. Creo que la mejor imagen de cómo seremos después de la muerte nos la da el mismo Jesús resucitado. El mismo cuerpo, pero resuciado. La misma persona, pero resucitada.

27.- No es mucho lo que sabemos del cielo… Ciertamente.
RESPUESTA: Ni nunca lo sabremos hasta que hayamos llegado a ese estado de plenitud. Nosotros tenemos experiencia de la condición humana, pero no tenemos experiencia alguna de lo que seremos. Juan dice con mucho optimismo: “Sabemos lo que somos: “hijos de Dios”, pero no sabemos lo que seremos”.

28.- ¿Cuál será la felicidad del cuerpo en el cielo?
RESPUESTA: Francamente no lo sé. Sólo intuyo que la felicidad del cuerpo en el cielo será la misma felicidad que la del alma. No hay dos felicidades una para el cuerpo y otra para el alma. Hay la única felicidad de Dios.

29.- Muchas veces he escuchado decir que en el cielo los esposos estarán juntos, y los hijos y los padres…
RESPUESTA: Toda esa manera de hablar es humana. Nosotros partimos de nuestras imágenes de felicidad. El cielo es otra cosa. Jesús ya les dijo en una ocasión: allí ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán todos como hijos de Dios.

30.- En alguna conferencia o libro, no recuerdo exactamente, escuché que había que distinguir entre la felicidad esencial y la accidental. Por ejemplo, que los padres puedan ver a sus hijos…
RESPUESTA: Yo entiendo que queramos saber, pero hay cosas que mientras no experimentamos no conoceremos. Yo también conozco esa teoría de lo sustancial y lo accidental, pero me da un poco de risa… Cuando se llega a contemplar a Dios cara a cara, todo el resto es secundario.

31.- Aquí habrá que decir como el Principito, “que lo esencial es invisible”.
RESPUESTA: Lo verdaderamente esencial es invisible aquí porque en el cielo lo que veremos y contemplaremos será precisamente lo esencial. Lo esencial es Dios. Yo tuve un amigo que ya ha muerto. Unos años antes había muerto su esposa y él vivía una verdadera angustia de si en el cielo volvería a verla. Era tal se preocupación que al fin tuve que decirle que sí y que no solo la vería sino Dios los sentaría juntos. El viejo se me echó a llorar de alegría. Pero todo esto, son maneras de hablar nuestras.

32.- Padre Clemente, ¿cuál cree usted que pudiera ser hoy nuestra mejor conclusión?
RESPUESTA: Para mí la mejor conclusión sería sugerir dos cosas. Una: recitar todos el cántico del Magnificat de María que hemos leído en el Evangelio de hoy.

33.- ¿Y la otra?
RESPUESTA: La otra sería que cada uno escribiésemos hoy también nuestro propio himno de alabanza a Dios por todas las maravillas que ha realizado en nosotros. Todos somos como una especie de misterio de Dios, misterio de su gracia, misterio de su amor. ¿Os animáis a escribirlo?

DESPEDIDA: Bueno amigos, dale gracias al Señor hoy por vuestro cuerpo. Consideradlo como un don y regalo de Dios. Y como diría Pablo: “Glorificad a Dios en vuestros cuerpos”.

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