Suspiró y le dijo: “Effetá”, que quiere decir: “Ábrete”.
Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según san Marcos 7,31-37
En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, y fue hacia el mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirándo al cielo, suspiró y le dijo: “Effetá”, que quiere decir: “Ábrete”.
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la atadura de la lengua y hablaba sin dificultad.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuando más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: “Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.
PALABRA DE DIOS
1.- Padre Clemente, Jesús vuelve encontrarse de nuevo con el dolor humano. Leyendo los Evangelios uno siente que Jesús siente como una predilección por todos aquellos que sufren.
RESPUESTA: Yo no diría que “Jesús vuele a encontrarse con el dolor humano”, ¿es que acaso se distanció en algún momento?
2.- Jesús como médico hubiera tenido un gran éxito. Les hubiera quitado clientela a los médicos…
RESPUESTA: Jesús no viene a hacer competencia profesional a nadie. Al contrario, lo que Jesús nos quiere enseñar es cómo hemos de acercarnos y vivir cerca del que sufre, cerca del débil y del enfermo, porque ellos son los preferidos del corazón del Padre Dios.
3.- En el Evangelio de hoy Jesús se encuentra con un tipo bien original: sordo y mudo…
RESPUESTA: Este sordo y mudo a la vez o, al menos, con dificultades para hablar, adquiere un significado muy especial en el Evangelio. Resulta sumamente interesante para el mismo Jesús.
4.- ¿Dónde está la originalidad de un sordo y un mudo? No son enfermedades tan extrañas y raras, más extraña resulta la lepra…
RESPUESTA: En domingos pasados veíamos a Jesús curando a ciegos, a leprosos. Sobre todo, resulta llamativa la curación del leproso. Se trataba de gente marginada por la ley. Gente impura para la ley y que la ley misma excluía de la comunidad.
5.- ¿Y el sordo y mudo?
RESPUESTA: El sordo y el mundo son enfermos que estando dentro de la comunidad, resultan extraños dentro de ella. No es tanto la comunidad la que los declara impuros o que los rechaza y echa fuera. Es su realidad misma la que los hace sentirse extraños y solitarios dentro de la misma comunidad.
6.- No entiendo bien esto de que su misma realidad los hiciera sentirse extraños dentro de la comunidad. ¿Podría clarificarnos un poco esto?
RESPUESTA: Muy sencillo. El sordo, por su misma sordera, se siente extraño dentro de la comunidad porque no puede escuchar a la comunidad. En cuanto mudo, tampoco puede comunicarse adecuadamente con la comunidad. Es decir, ni la comunidad se puede comunicar con él, ni él con la comunidad. Es un estar en la comunidad sin sentirse comunitariamente integrado.
7.- ¿Está usted indicando que lo esencial de una comunidad es la comunicación?
RESPUESTA: Lo esencial de la persona humana es su capacidad de comunicarse con los demás. El ser humano es un ser relacional y, por tanto, la comunidad que está hecha de personas, es un ambiente de relaciones interpersonales. Donde no hay una adecuada comunicación de unos con otros, no hay tampoco una verdadera comunidad.
8.- ¿Cuáles son los caminos normales de la comunicación de las personas?
RESPUESTA: Los caminos normales que tenemos para comunicarnos los unos con los otros, son la palabra y el oído. Quien no puede hablar no puede expresarse y quien no puede escuchar a los demás se siente aislado, marginado, incomunicado con los demás o, mejor, los demás no tienen los adecuados caminos para expresar con él.
9.- Los leprosos eran marginados por la comunidad. Los sordos y los mudos, se automarginan ellos mismos.
RESPUESTA: Pueden darse dos realidades en el seno de las comunidades o las comunidades excluyen a alguien o uno mismo se excluye a sí mismo y vive encerrado en sí mismo sin sentirse en comunión con el resto.
10.- Pero, Padre, yo me imagino que aquí tiene que haber algo más que un hecho social de la convivencia comunitaria…
RESPUESTA: Evidente. También en este relato disponemos de verbos sin sujetos explícitos. “le llevaron”, no dice quiénes le llevaron… Un sordo, tampoco tiene carnet de identidad, no tiene nombre, le impuso las manos… A alguien anónimo, sin documentación que lo identifique. La única identificación es su sordera y su incapacidad de hablar…
11.- Lo cual, ya nos está indicando que sordo y mudo puede ser cualquiera de nosotros…
RESPUESTA: Jesús nos está hablando, a través de este sordo anónimo, y este mudo, de lo que tiene que ser una verdadera comunidad de fe, una verdadera comunidad cristiana.
12.- ¿Se indican aquí las condiciones o cualidades esenciales de una comunidad de fe?
RESPUESTA: Tenemos que leerlas a través de los signos. Una comunidad de creyentes es una comunidad que vive a la escucha de la Palabra. Lo que nos reúne, lo que nos convoca como creyentes, es la Palabra. Somos comunidades que alguien ha calificado como “comunidades del Libro” y que mejor las llamaríamos “comunidades de la Palabra”.
13.- Y claro, comunidades de la palabra en una comunidad de sordos, como que no pega…
RESPUESTA: Los que nos constituye comunidad es la presencia de Jesús, “Palabra viva de Dios”. Lo que nos hace comunidades cristianas es la proclamación de la Palabra. Ahora bien, ¿qué sucede cuando alguien en la comunidad no escucha la Palabra? Se hace sordo a la Palabra. Ese queda aislado, marginado de lo que pudiéramos llamar “la conversación con la Palabra”, se rompe el diálogo con la Palabra encarnada de Dios que es Jesús.
14.- Padre, en el Antiguo Testamento existía el gran mandato de Dios a su Pueblo: “Escucha, Israel”. ¿También existe esto en el Nuevo Testamento?
RESPUESTA: En el Antiguo Testamento existía el famoso: “Escucha, Israel…”. En el Nuevo Testamento, Jesús nos dirá “quién me escucha a mí, escucha al Padre”. “El que escucha mi Palabra, ése tiene vida”. Por eso mismo, en la Iglesia la Palabra de Dios ocupa un lugar central muy cerca del altar. Tenemos el altar y el ambón o lugar de las lecturas, en el centro el altar del sacrificio y el ambón como una especie del altar de la Palabra.
15.- En las comunidades también hay sordos que no escuchan… ¿No escuchan porque no quieren o porque han perdido el oído?
RESPUESTA: Las dos cosas. En cualquier comunidad tendremos siempre gente que no quiere escuchar, que no le interesa escuchar, y gente que también ha perdido el sentido del oído. Oye, pero no escucha. Oye, pero no traduce en su corazón lo que oye. Por eso no escucha.
16.- Lo cual nos habla de que podemos ser sordos voluntarios más que sordos de nacimiento…
RESPUESTA: Nadie es sordo de nacimiento en la escucha de la Palabra de Dios. Existen más los sordos que no quieren escuchar o han perdido el gusto por la Palabra de Dios, que sordos de nacimiento. En nuestro nacimiento a la fe, uno de los ritos que hasta ahora se han conservado es precisamente el de abrirnos los oídos. En la liturgia bautismal fue normal el mismo gesto que Jesús utilizó con este sordo y mudo: “Le metió los dedos en los oídos y le toco con su saliva la lengua”.
17.- Sin embargo, estoy observando que hoy este gesto bautismal se está olvidando. Antes yo recuerdo que se hacía siempre…
RESPUESTA: Puede haber otras motivaciones que aconsejen el omitir el gesto de la saliva o la sal en la lengua del niño; sin embargo, tanto el meterle los dedos en las orejas, como el tocarle la lengua, me parecen sumamente significativos. Reproducen precisamente el gesto de Jesús con este sordo y este mudo…
18.- ¿Qué finalidad tenía ese gesto bautismal de tocarle los oídos y la lengua?
RESPUESTA: Era un gesto por el cual se quería indicar que el bautizado está llamado a escuchar en su comunidad familiar, primero, y luego en la comunidad más amplia de la Iglesia, la Palabra de Dios. A la vez, también estaba llamado a hablar de esa Palabra, a comunicarla, a compartirla.
19.- Las dos dimensiones fundamentales de todo cristiano: ser el hombre o mujer que escucha la palabra y que proclama la palabra… Sin embargo, Padre, tenemos que reconocer que se nos ha enseñado más a escuchar la Palabra que a proclamarla. Aún hoy somos más los que tenemos miedo a hablar y decir y proclamar la Palabra de Dios…
RESPUESTA: Las dos actitudes son igualmente esenciales. Es entrar en sintonía con los demás escuchando y compartiendo la misma Palabra, pero es también el deber de hablar de esta palabra a los demás hermanos. El escuchar es la manera que tenemos de sintonizar con lo que nos viene de la comunidad y el hablar es la manera que tenemos de compartir nuestros sentimientos personales con la comunidad.
20.- ¿Qué sucede con una comunidad que no escucha la Palabra?
RESPUPESTA: Que es la comunidad del silencio. Quien no escucha vive en el silencio consigo mismo.
21.- ¿Y una comunidad de mudos donde nadie se abre a los demás, porque todos son mudos?
RESPUESTA: Que es una comunidad de más silencio y además una comunidad de islas, de individualismos, donde nadie se comparte con los otros.
22.- ¿Cómo calificaría usted nuestras comunidades cristianas de hoy?
RESPUESTA: Me enseñaron en filosofía que nunca generalizara, porque era la mejor manera de mentir. Ciertamente que hemos vivido demasiado tiempo como sordos y como mudos. La Palabra de Dios se nos proclamaba en latín para que nadie la entendiese. Hoy felizmente, tenemos que reconocerlo, se está dando mucha más importancia a la proclamación de la Palabra.
23.- No sólo se da más importancia y se cuida más esta proclamación de la Palabra, sino que siento que hoy existe en la Iglesia una mayor sensibilidad por escucharla y conocerla, cosa que no se daba en mis tiempos…
RESPUESTA: Tú y yo somos de los tiempos del latín, pero hoy ciertamente que el Espíritu Santo está sensibilizando muchísimo al Pueblo de Dios. Yo lo veo cada día en las parroquias: existen cantidad de Movimientos que se reúnen para escuchar, estudiar y orar la palabra de Dios. Hoy se lee muchísimo más la Biblia, en muchos hogares ya es como un libro de cabecera y, es más, si anuncias unas Conferencias sobre la Biblia hoy tienes el público asegurado.
24.- ¿Quiere decir que ya podemos sentirnos contentos y felices?
RESPUESTA: El que se siente satisfecho está muerto porque no aspira a más. He dicho que hemos avanzado mucho. Aún falta mucho camino que andar. Pero creo que estamos por buen camino. En este sentido yo sí me siento muy feliz.
25.- Padre, usted decía que el Espíritu Santo nos ha sensibilizado mucho el oído para escuchar la Palabra de Dios, ¿significa que estamos más abiertos y disponibles a esta Palabra?
RESPUESTA: Yo creo que al menos estamos más abiertos a la Palabra. Hasta dónde nos dejamos cambiar por ella, eso ya es cosa muy personal, y no me atrevo a juzgar a nadie. Cada uno debe juzgarse a sí mismo. Pero el hecho mismo de estar más abiertos y más atentos a la escucha ya es un gran paso… y un gran milagro del Espíritu en nuestros corazones.
26.- Pero no basta ser oyentes de la Palabra, Jesús también le devolvió la facultad del habla, de hablar…. Creo que tan importa es el oír como también el hablar. Y aquí, disculpe mi atrevimiento, pero creo que andamos aún con cierto retraso…
RESPUESTA: Sí y no. Todavía nos sentimos demasiado cohibidos para hablar y proclamar la Palabra de Dios a los demás, pero también aquí hemos avanzado. Ya el sacerdote no tiene la exclusiva. Hoy existen ya muchísimos seglares que se dedican a enseñar la Palabra, predicar la Palabra, proclamarla a los demás. Mira, vemos más fácilmente lo negativo que lo positivo, pero creo que estamos avanzando mucho. Y esto lo considero una bendición de Dios.
27.- ¿No teme usted que si los seglares comenzamos a hablar demasiado les vamos a quitar la chamba, como dicen por ahí, a ustedes los sacerdotes?
RESPUESTA: El sacerdote tiene su propio espacio y el seglar también tiene el suyo. No se trata de que los seglares se conviertan en medio curas, y los curas nos convirtamos en medio seglares. Cada uno tiene su espacio, su lugar y su misión en la Iglesia y el mundo. Hay espacios adonde nunca podremos llegar los sacerdotes, pero sí debe llegar la Palabra de Dios y el único camino son ustedes los seglares.
28.- Padre, ¿cuántas trabas de lengua nos quedan todavía a todos? Aquí dice Marcos que “le soltó la trabaja de la lengua y hablaba sin dificultad”.
RESPUESTA: Las trabas pueden ser muchas. Cada uno conocerá las suyas, pero podemos enumerar algunas. En primer lugar, que no estamos convencidos de que Dios nos ha encomendado a todos el anuncio de su palabra. En segundo lugar, aún la conocemos poco y sentimos mucha inseguridad para hablar. Y, en tercer lugar, creo que estamos poco convencidos de la importancia de dicha palabra y como que nos muñequeamos cuando tenemos que hablar.
29.- Resulta curioso el final de este texto. Jesús empeñado en que no cuenten a nadie lo que ha sucedido, pero cuanto más se lo prohíbe ellos más lo proclamaban…
RESPUESTA: Cuando uno se siente libre de todas sus trabas, experimenta la gracia de Dios en su corazón, es inútil, tenemos que gritarla a todo el mundo. No le pidas al enfermo que está curado que salga de la clínica con la cabeza baja y en silencio. Sale feliz y la felicidad se desborda. Así tendría que ser nuestro anuncio de la Palabra, no como fruto de un deber o mandato, sino porque sentimos nos quema y arde dentro…
DESPEDIDA: Bueno, amigos, Dios no quiere cristianos sordos, pero tampoco mudos. Dios nos quiere oyentes de su Palabra y proclamadotes de su palabra. Deja que el Espíritu meta su dedo en tus oídos y toque con su dedo tu lengua.