Domingo es Fiesta

Domingo 24 – B | “Tú eres el Mesías” | IQC2021

“Tú eres el Mesías”.

Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según san Marcos 8,27-35

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los pueblos de Cesarea de filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo?”.

Ellos contestaron: “Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas”.

Él les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?”.

Pedro le contestó: “Tú eres el Mesías”.

Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.

Y empezó a instruirlos: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días”.

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: “¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!”.

Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue su cruz y me siga. Porque, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará”.

PALABRA DE DIOS

1.- Padre, ¿cómo se siente frente a este Evangelio que usted tendrá que predicar muchas veces en el día de hoy?
RESPUESTA: Me siento cuestionado y hasta preocupado. Porque también yo siento que Jesús se dirige a mí para preguntarme quién es de verdad Él para mí.

2.- Bueno, Usted como pasionista no tendrá mayor problema en responder. Yo me imagino que usted en este Evangelio se sentirá más del lado de Jesús anunciando su muerte que del lado de Pedro…
RESPUESTA: Quisiera poder sentir como Jesús, pero la cruz no es fácil de comprender para nadie. Mejor dicho, para comprender adecuadamente el misterio de la Cruz, es preciso tener los mismos sentimientos que Jesús, tener la misma experiencia de Dios que tenía Jesús.

3.- ¿Le puedo pedir nos haga un breve esquema del mensaje que Jesús nos quiere dar en este Evangelio?
RESPUESTA: El esquema me parece que está suficientemente claro en el texto. En primer lugar, para comprender el misterio del Mesías crucificado requiere cierta distancia del modo de pensar de los hombres. En segundo lugar, aquí no somos nosotros quienes preguntamos a Dios, sino que es Él quien nos pregunta. En tercer lugar, Dios no sólo nos pregunta, sino que nos pregunta sobre sí mismo. En cuarto lugar, la verdadera identidad de Jesús se revela en aquello que más le oscurece humanamente. Y, finalmente, no hay verdadero seguimiento si nos nos configuramos con el Jesús crucificado y resucitado.

4.- ¿Qué curioso? Dice usted que para comprender el misterio del Mesías crucificado requiere cierta distancia del modo de pensar de los hombres. ¿Qué nos está insinuando con ello?
RESPUESTA: El relato de Marcos, como también el de Mateo sitúa este relato en el camino hacia Cesarea de Filipo o cerca de las aldeas de Filipo, que eran ya terreno pagano. Jesús aprovecha que están un tanto lejos de la institución religiosa, están como quien dice en un terreno neutral, sin las presiones de la ley, para ver hasta dónde la novedad de su persona está aflorando en sus espíritus…

5.- ¿Por qué tenían que distanciarse o buscar un terreno neutral para hacer la confesión de su identidad de Mesías crucificado?
RESPUESTA: Es un proceso sicológico. Todos nos sentimos condicionados por nuestro entorno. El ambiente que nos rodea nos condiciona. Jesús quiere que ellos se sientan en un campo neutral, sin presiones, para que no se sientan condicionados en su confesión sobre él y tampoco en la aceptación que hace de sí mismo Jesús. Para ello nada mejor que un espacio como Cesarea de Filipo, tierra pagana y no condicionada por las exigencias de la ley ni de los representantes de la ley…

6.- Aunque pueda parecer extraño, de ordinario somos nosotros quienes hacemos preguntas a Dios. En cambio, aquí es Él quien nos pregunta y nos cuestiona a nosotros.
RESPUESTA: Es mucho más fácil preguntar a Dios que responder a sus preguntas. Una cosa son las preguntas que nacen de nosotros mismos y que pueden tener respuesta desde nosotros mismos. Y otra cosa es cuando es Dios el que nos cuestiona, nos pregunta.

7.- ¿Por qué las preguntas que hace Dios son más cuestionadoras que las que nosotros hacemos?
RESPUESTA: Nosotros, con frecuencia, hacemos preguntas interesadas, preguntas superficiales. Nos enredamos en la superficialidad de las cosas. En tanto que Dios hace preguntas radicales, preguntas fundamentales, preguntas que nos cuestionan desde dentro.

8.- ¿En qué sentido aquí la pregunta de Jesús cuestiona y nos implica desde dentro?
RESPUESTA: Te voy a responder con una comparación. No es lo mismo, pero puede ayudarnos a comprender mejor las cosas. Cuando tú eras enamorado, todo estaba muy bien hasta que la enamorada te preguntaba: ¿Me amas de verdad? ¿Quién soy yo para ti? ¿Soy una más? ¿Soy la única? ¿Verdad que más de una vez te sentías cortado y dabas como respuesta el silencio porque no sabías qué decir?

9.- En el amor eso es frecuente. Con frecuencia los sentimientos se encuentran y no es fácil clarificarse…
RESPUESTA: No es fácil clarificarse cuando los sentimientos no están claros, pero cuando los sentimientos están claros y definidos no creo que tenga mayores dificultades. Mientras no nos hagan preguntas concretas, todo parece marchar bien. Todos decimos creer en Dios. Todos decimos amar a Dios. Pero cuando Dios te hace la pregunta de frente, es posible que nos quedemos medio paralizados. Cuando tenemos que concretar nuestros sentimientos para El la cosa ya no está tan clara y definida.

10.- Lo cual nos está diciendo, de alguna manera, que lo que Jesús pretende aquí, es clarificar y definir la actitud interna de los discípulos para con Él. Porque hasta ahora como que la cosa parece fácil…
RESPUESTA: Hasta ese momento seguirle no exigía demasiadas cosas. Era un seguirle medio anónimo, medio sí y medio no. Algo así como si la corriente los llevase. Pero, claro, llega un momento en el que uno tiene que definirse a sí mismo. No podemos caminar toda la vida medio indecisos. Llega un momento en el que la vida es sí o es no.

11.- Eso me parece a mí claro y coherente, pero aquí Jesús da un paso que los discípulos no lo esperaban…
RESPUESTA: ¿Cómo que no lo esperaban?

12.- Es que aquí, Jesús no sólo cuestiona el sí o el no, sino que además las cambia radicalmente la partitura. Porque ya no es sólo cuestión de aceptarle a Él tal y como hasta entonces se había manifestado, sino que ahora cambia también su propia imagen…
RESPUESTA: Es cierto que hasta entonces ellos veían al Jesús milagroso, al que cura y sana enfermos, al que habla bonito, al que da cara y enfrenta a los Jesús… Hasta ahí parecía fácil seguirle, porque era seguir a una especie de héroe, a un triunfador, a una gran figura… Y siempre es fácil arrimarse a los que siempre triunfan… Pero precisamente Jesús quiere recuperar su verdadera identidad. Y su identidad no es precisamente la del héroe, la del triunfador, la del poderoso; sino por el contrario, Él quiere manifestarse como lo que realmente es y será: el débil a quien agarrarán, atraparán, a quien juzgarán y condenarán, y lo llevarán a la cruz.

13.- Pero de esto todavía no les había hablado nunca nada. Esta era como la carta escondida y que ellos no conocían todavía…
RESPUESTA: Es cierto que Jesús no se había expresado tan claramente, pero toda su doctrina y enseñanza iba por ese camino. El anuncio de las bienaventuranzas, los fracasos de Nazaret, los fracasos con los ministros de la ley… Ya algo indicaba. Pero todo lo anterior tenía como finalidad una preparación para la enseñanza definitiva.

14.- ¿Está usted diciendo que todo lo anterior había sido como una especie de introducción para todo lo que estaba por venir?
RESPUESTA: Pues de alguna manera sí. Lo primero que hace Jesús es ganarles la confianza, incorporarlos a su intimidad. Ganar sus corazones, ganar sus voluntades. La fe también necesita como unos condicionamientos previos. Santo Tomás habla de “los preámbulos de la fe”. Aquí pudiéramos decir “preámbulos a la verdadera identidad de la persona de Jesús”.

15.- Pero no le parece todo este diálogo un tanto extraño. Fíjese: Pedro la confiesa como el Mesías venido de Dios. Jesús mismo le felicita por esa ciencia secreta, de repente le dice que Él es “el Mesías apresado, juzgado, condenado, crucificado y resucitado”. ¿No le parece que lo segundo contradice de alguna manera lo primero, que lo de “crucificado contradice a lo divino”?
RESPUESTA: Al contrario, lo humano de su muerte define aquí la verdad de lo divino. No es lo divino hecho grandeza y hecho poder. Es el Hijo entregado por los hombres. Es lo divino expresado y revelado y manifestado. Es la debilidad de lo humano. Tenemos la idea de un Dios todopoderoso y el Dios que se quiere revelar en Jesús es el Dios débil, el Dios que comparte hasta el fondo la condición humana de los hombres, sobre todo de los más débiles.

16.- ¿En qué quedamos? ¿Trata Jesús de cambiar su imagen ante ellos o trata de cambiar la imagen de Dios?
RESPUESTA: Trata de cambiar las dos. Basta que cambie una para que cambien las dos. Jesús tiene que ser visto y aceptado como la revelación de la verdad de Dios. Y Dios quiere revelarse no como el omnipotente e insensible, sino como el Dios amor, el Dios compasivo, y por tanto el Dios en la debilidad humana.

17.- ¿Es que la omnipotencia de Dios no puede revelar su amor?
RESPUESTA: El poder y la fuerza no revelan el amor. Ni el poderoso, como poderoso, es capaz de amar. El poderoso domina. El amor nos hace débiles. Debilita nuestra fuerza y nuestro poder, para que no quede sino el poder del amor mismo. La fuerza del amor es el mismo amor. Por eso, la Cruz y la muerte, que aparentemente dieran la impresión de la máxima debilidad e impotencia, terminan siendo la máxima expresión del amor.

18.- ¡Vaya lío en el que les mete Jesús a los suyos! ¿Usted cree que ellos estaban preparados para este golpe?
RESPUESTA: Claro que no estaban preparados. Por eso la reacción de Pedro, en nombre de todos, resulta tan escandalosa.

19.- Pero igualmente escandalosa resulta la respuesta de Jesús. ¿Cree usted que la respuesta de Jesús fue también la más adecuada? Primero le promete ser la piedra base de la Iglesia y ahora lo llama nada menos que Satanás. La diplomacia brilla aquí por su ausencia…
RESPUESTA: Es que Jesús no vino como enviado diplomático del Padre, vino a decir la verdad. La respuesta de Jesús es significativa en lo que dice y en cómo lo dice…

20.- Llamándolo Satanás…
RESPUESTA: Termina la frase. Lee lo que sigue…

21.- Lo que sigue… Ya. “Tú piensas como los hombres y no como Dios”.
RESPUESTA: Pedro seguía con la mentalidad de los hombres, seguía viendo a Dios desde la experiencia de los hombres… Hoy diríamos que Pedro seguía viendo a Dios como buen filósofo.

22.- ¿En qué sentido como buen filósofo?
RESPUESTA: Pedro sigue pensando en Dios todopoderoso. El Dios de la fuerza. El Dios del poder. El Dios lejano y que puede aplastar a los enemigos, pero Dios piensa distinto de sí mismo. Dios no se ve como omnipotente, sino como un Dios amor. Esa es la novedad de la revelación. No es suficiente creer en Dios. Hay que creer en Dios como Dios es. Dios es amor o no es nada. Será un ídolo. Para creer en el verdadero Dios y en la verdad de Jesús, es preciso pensar como Dios, verlo como Dios…

23.- Ahora creo entender un poco de lo que usted decía al comienzo. Aquí no es sólo cuestión de las preguntas que hace Dios, sino que Dios pregunta por sí mismo. Es decir, el Dios que pregunta es el mismo Dios por quien se pregunta…
RESPUESTA: Dios es el que hace la pregunta, pero pregunta por sí mismo. Quiere saber cómo le vemos, cómo le sentimos, cómo le experimentamos. Es decir, Dios no quiere confundirse en nuestro corazón con cualquier Dios, porque cualquier Dios no es Dios.

24.- Si a usted no le parece mal, desearía retomar una de las preguntas anteriores. ¿Qué le quiso decir Jesús a Pedro cuando lo llama “Satanás”? Porque la expresión es bien fuerte…
RESPUESTA: Satanás, que nosotros traducimos alegremente por “demonio”, significa en sí mismo “el que desvía”. Lo cual quiere decir que Jesús considera a Pedro como quien pretende desviarle de su camino, de su verdad, de su misión.

25.- Padre, me va a disculpar, pero creo que también hoy existen demasiados “Pedros”, porque quién se atreve hoy a proponer el camino de la cruz, la vocación de crucificado…
RESPUESTA: ¿Estás diciendo que también queremos un cristianismo sin cruz, sin la muerte en la cruz, y sin crucificados? Si eliminamos la cruz y la muerte en la cruz, estamos eliminando al Dios de nuestra fe, a la Iglesia sacramento de la salvación, a la Eucaristía que es el “memorial precisamente del cuerpo entregado y la sangre derramada”. Si a la Eucaristía le quitamos el misterio de la muerte de Jesús, nos quedamos simplemente con una cena de amigos, con pan y con buen vino, no con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

26.- Pero, Padre, en un mundo donde tanto abunda el sufrimiento, ¿cree que tiene sentido anunciar la cruz?
RESPUESTA: Pues Jesús la anunció y la vivió en un mundo dominado por el poder de un imperio y donde la misma religión marginaba a los enfermos, a los leprosos, a los ciegos. Además, cuando Jesús se presenta como el Mesías crucificado no está haciendo una invitación al sufrimiento…

27.- ¿A qué invita entonces, a una fiesta?
RESPUESTA: Pues, aunque te parezca mentira, está invitando a la fiesta del Dios vida, del Dios amor, del Dios de los débiles, del Dios solidario con todos los que sufren, tienen hambre, tienen sed, están desnudos. Esa es la fiesta de Dios porque es la fiesta no del dolor, sino del amor. Cuando anunciamos la Cruz tenemos que anunciar el amor. De lo contrario, nos quedamos con unos palos cruzados que repugnan por lo que anuncian, la muerte.

DESPEDIDA: Amigos ¿pensamos como los hombres o pensamos como Dios? ¿Quién es realmente Jesús para cada uno de nosotros? Una pregunta que necesita respuesta.

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