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Domingo 15 – B | Jesús envía discípulos | IQC2021

“Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados”

Leemos la Carta de San Pablo a los Efesios en el Capítulo 1, versículos del 3 al 10:

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligío en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

PALABRA DE DIOS.

1.- Padre Clemente: ¿Nos podría recordar lo que hace un rato comentábamos sobre el agua en el desierto?
RESPUESTA: ¿Te ha gustado?

2.-Digamos que me ha despertado inquietudes.
RESPUESTA: Yo te leía lo que Pronzato escribe en “Meditaciones desde la arena”, es su experiencia en el desierto. Tiene un título muy sugerente “en el país de la sed hay agua en abundancia, pero todo depende de las raíces”. Este mismo título ya nos sirve, de alguna manera de clave, para entender este texto de Pablo.

3.- Pero usted me hablaba de algunas experiencias del desierto.
RESPUESTA: Pronzatto describe ese misterio del desierto: Cómo ciertas raíces de arbustos se meten bajo la arena hasta tres metros de profundidad, buscando el agua. Habla de la famosa acacia, llamado también el árbol Teneré, que tiene el coraje vivir en la región más imposible, e introduce sus raíces para buscar agua a 36 metros de profundidad. Adempas, atrae la curiosidad de ciertas plantas que echan raíces horizontales que se extienden hasta 80 kilómetros en busca de agua. Y un pozo en Ouarglo que tiene 1.250 metros de profundidad.

4.- ¡Qué fenómeno el de la lucha por la vida en la naturaleza!
RESPUESTA: Yo diría que es el milagro de la vida y cómo cuando las condiciones ambientales son difíciles y, hasta imposibles, la vida se las inventa para no morir. Es que en la vida el problema es siempre un problema de raíces.

5.- ¿Y por qué, y aquí viene mi curiosidad, este ejemplo o esta experiencia del desierto para entender este primer capítulo de Pablo a los Efesios? ¿Yo no descubro relación alguna?
RESPUESTA: Pues creo que la relación es bien evidente. Por que, en el fondo, aquí Pablo nos ofrece su síntesis teológica sobre la historia y los planes de salvación de Dios.

6.- ¿Qué tiene que ver todo esto con las raíces y el agua?
RESPUESTA: Para que haya árboles o arbustos se necesitan las raíces. Las raíces para dar vida necesitan del agua y luchan por ella sin importarles las distancias o las profundidades. Aquí Pablo nos presenta las raíces en las que se sustenta toda nuestra vida de fe y de cristianos, y el agua de donde se alimentan esas raíces.

7.- ¿Se puede saber cuáles son esas raíces y esa agua profunda de la que podemos tener verdadera vida y alimento de vida?
RESPUESTA: En primer lugar, todos nosotros somos “aun antes de existir” bendición y elección de Dios. Segundo, todos nosotros llevamos en nuestra misma naturaleza una misión a realizar. Tercero, antes de ser, Dios piensa en su Hijo Jesús, al que, por otra parte, nos presenta como nuestro modelo de realización. Cuarto, Pablo nos dice que “hemos sido salvados” y “se nos han perdonado los pecados”. Y, quinto, Pablo quiere aclararnos que nuestra vocación última es el amor, la plenitud del amor.

8.- “Aún antes de existir”, ¿ya somos objeto de bendiciones?
RESPUESTA: Nuestras raíces no están a flor de piel, ni a flor de tierra. Nuestras raíces se hunden nada menos que en el misterio mismo de Dios, esto es para mí uno de los sentimientos más bellos. Mi razón de ser, no está en mí. Mi razón de ser está en el misterio trinitario de Dios.

9.- ¿Lo ponemos un poco más sencillo para entenderlo todos?
RESPUESTA: Muy simple. Nosotros no tenemos ninguna razón de ser para existir. Existimos porque antes de ser en nosotros mismos, comenzamos a existir en el pensamiento y en el corazón de Dios. Es Dios quien, en lo hondo de su amor, decide que yo exista. ¿Sabías tú que antes de toda creación Dios decidió crearnos? Por tanto, nuestras verdaderas raíces se hunden en el amor trinitario de Dios. “Hagamos al hombre a imagen nuestra”. Nuestro primer momento se da en el corazón y el pensamiento de Dios que nos ama, sin ser todavía nosotros. Comenzamos a ser cuando el amor de Dios decide que seamos.

10.- ¿Cuál es esa primera bendición de que somos objeto?
RESPUESTA: La primera bendición es la vida. Vivo porque Dios me ama y vivo porque Dios me bendijo. La bendición es querer bien al otro. La primera bendición de Dios es regalarnos el don de la vida.

11.- Sin embargo, cuando hablamos de la vida, todos pensamos en nuestros padres…
RESPUESTA: Y tenemos que seguir pensando en ellos. La primera creación la hace Dios solito con su palabra, pero las demás creaciones Dios las hace por las mediaciones nuestras. Esta es la verdadera belleza de nuestros Padres: ellos son la mediación por la cual nos regala la vida.

12.- Entonces, ¿existimos primero en el pensamiento de Dios o en el pensamiento de nuestros padres?
RESPUESTA: Primero, nacemos en el pensamiento de Dios, luego en el de nuestros padres. Por eso la paternidad humana es tan bella. Los padres son los artistas encargados de realizar los sueños de Dios. Los padres son los encargados de revelarnos y manifestarnos el amor que Dios nos tiene. ¿No te parece una linda misión y vocación?

13.- Ese autor que usted citó habla de esas plantas de raíces horizontales que viajan hasta ochenta kilómetros para encontrarse con el agua, nuestras raíces van hasta la eternidad de Dios. ¿Cuántos kilómetros son?
RESPUESTA: No te lo digo yo. Fíjate en el texto de Pablo: “Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo”.

14.- Ahora sí que me voy a sentir viejo…
RESPUESTA: No. Porque el tiempo que hemos existido en el corazón y el pensamiento de Dios no envejece. Tenemos la misma juventud eterna de Dios.

15.- Leyendo el texto no solo somos bendecidos en la eternidad del corazón de Dios, sino que, como dice aquí Pablo, “Él nos eligió”. ¡Somos unos elegidos!
RESPUESTA: Lo cual nos está diciendo que nosotros nos somos una masa delante de Dios. Existimos delante Dios individualmente, con nuestro nombre y apellido. Ser elegido es, de alguna manera, igual que “ser llamado”.

16.- Elegido igual a ser llamado. Somos unos llamados de Dios…
RESPUESTA: Lo cual te está diciendo que Dios te llama por tu nombre. Cada uno de nosotros puede decir: “Alguien está diciendo mi nombre”. ¿No te has sorprendido el que alguna vez, estando en la calle, o en el autobús, o en el aeropuerto, escuches que alguien te llama por tu nombre? “Señor Miguel Humberto Aguirre…”. ¿Quién me llamará? ¿Quién me conoce aquí?

17.- Y la verdad que uno se siente impresionado con esas llamadas…
RESPUESTA: Pues, cada día, alguien pronuncia nuestro nombre. Alguien dice nuestro nombre. Alguien nos llama. Y ese es Dios. Si fuésemos conscientes de todo esto, ¿no sentiríamos una alegría distinta? ¿Nuestras vidas no brillarían con otros colores? Queridos amigos, ¿no escucháis a Dios pronunciando vuestro nombre?

18.- Padre, todo esto es realmente interesante porque nos descubre las raíces de nuestras vidas y también dónde están las fuentes que las alimentan. Pero, a decir verdad, yo me estoy haciendo un lío…
RESPUESTA: ¿Por qué te haces un lío? ¿Acaso es un lío saber que tus raíces son el corazón de Dios?

19.- No voy por ahí. Cada una de estas cosas van vinculadas siempre a Cristo: “Bendecidos en la persona de Cristo”, “destinados en la persona de Cristo” y todo esto “antes de la misma creación del mundo”. ¿En qué quedamos? Cristo vino por el pecado o Cristo estaba ya en la misma creación.
RESPUESTA: ¡Qué buena tu pregunta! Nosotros tenemos la idea de que Cristo vino al mundo por razón del pecado. Mientras que Pablo vincula aquí a Cristo al proyecto mismo de la creación. Cristo aparece siempre como la meta y el ideal del hombre. Esto aún antes de la creación.

20.- ¿Quiere esto decir que Cristo se hubiese encarnado aún si no hubiese habido pecado?
RESPUESTA: Para Pablo, Cristo figura desde el primer momento, antes de la creación, y, por tanto, antes del pecado como el prototipo de todo hombre. Por tanto, Cristo figura también como parte de la historia del hombre, con pecado o sin pecado.

21.- Pablo insiste mucho en el aspecto de “gratuidad de Dios”. ¿Por qué?
RESPUESTA: “Por pura iniciativa suya”, es decir, por pura generosidad, por puro amor, por pura bondad de Dios. Nosotros llevamos en nuestras raíces el amor gratuito de Dios. Dios no espera a la venida de Cristo para mostrarnos su amor. Nuestra misma vida ya es una expresión de este su amor. Todo sin merecerlo nosotros, sino por pura generosidad.

22.- Pero todo este plan o proyecto de Dios se complemente con una serie de metas a las que nosotros estamos llamados.
RESPUESTA: Dios no nos creó como muñecos o bailarines de circo. Cuando Dios pensó en nosotros no tuvo otro modelo que Él mismo. Primero nos dice que nos creó a “su imagen y semejanza”, pero luego nos concretiza más esa meta y nos dice: “para que seamos santos” e “irreprochables ante Él por el amor”. Nos ha configurado para que “lleguemos a ser sus hijos”. Para que nuestras vidas se configuren en la persona de Jesús.

23.- Padre, le confieso que escucho todo esto y siento la impresión de escuchar una música lejana que no logro descifrar bien, no sé si es marinera o huayno.
RESPUESTA: Es que tristemente nuestro problema es que no ahondamos en nuestro ser, no ahondamos en nuestras raíces. De ahí que sintamos a Dios como algo tan lejano, como alguien al que hay que llegar en base a no sé qué cosas. Cuando en realidad, a Dios lo llevamos dentro de nosotros.

24.- Para entender todo esto se requiere estudiar al menos un poco de teología.
RESPUESTA: Para vivir todo esto no se necesita de ningún libre de teología, para vivir esto sólo se necesita vivirnos a nosotros mismos desde el fondo, no quedarnos en la superficie. Recuerda las raíces que buscan agua en el desierto… Tienen que meterse dentro, profundizar hasta encontrar el agua.

25.- Digamos entonces que nosotros nos parecemos mucho a los desiertos…
RESPUESTA: Pues, aunque la pregunta pareciera llevar un poquito de malicia, yo diría que entre nosotros y los desiertos hay mucho de parecido. Externamente el desierto tiene arena y no agua, pero por dentro el desierto tiene suficiente agua. Igual nos sucede a nosotros. Por fuera hay posiblemente mucho de arena, pero si nos metemos dentro nos encontramos con la belleza y la riqueza de unas raíces que se alimentan del mismo corazón de Dios.

26.- Digamos que cuando miramos a la gente vemos demasiada arena y que quienes saben mirar, descubren mucha vida.
RESPUESTA: Esto es para mí lo más maravilloso del hombre. El hombre, cualquier hombre, aún el más sencillo e ignorante, si lo miramos por dentro es toda una maravilla de Dios. La pena está en que nos quedemos solo con el arenal que lo recubre. Por eso, cada día admiro más al hombre y cada día me sorprendo más delante de cada hombre.

27.- Según esto nunca podremos comprender al hombre si lo marginamos de Dios.
RESPUESTA: Eso es para mí clarísimo. El hombre nunca será plenamente hombre por sí mismo. El hombre es tanto más hombre cuanto más se siente a sí mismo misterio de Dios, pero también tendremos que decir que Jesús es alguien más a quien nosotros debemos de seguir piadosamente.

28.- ¿Quién es entonces?
RESPUESTA: Jesús aparece en este texto siempre como el final del camino para cada hombre. Jesús aparece siempre como el que nos salva, el que nos perdona, el que nos revela el misterio de Dios en nosotros. Esto que dice aquí Pablo “el tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad”.

29.- Padre, y si esto lo quisiéramos nosotros concretar hoy, ¿cómo haríamos?
RESPUESTA: Muy sencillo. Sentir cada uno de nosotros como si nuestras raíces se hundiesen tanto que llegan hasta el agua del mismo corazón de Dios. También ese que cuando sales a la calle te fastidia tendiéndote la mano y pidiéndote una limosna. También ese es una planta con las raíces en Dios. En segundo, lugar, todo esto nos debiera llevar a admirar, valorar y respetar cada día más a todos y cada uno de los hombres.

30.- Con ello nos está diciendo que, si supiésemos ver con los ojos de Dios, estaríamos constantemente delante del misterio y cada persona sería un misterio divino y humano.
RESPUESTA: Creo que hemos devaluado mucho a Dios. Pero creo que todavía hemos devaluado más hombre. Al hombre no lo vamos a revaluar con teorías y filosofías. Al hombre lo valorizaremos cuando valores a Dios en él, cuando sintamos de verdad que el misterio del hombre es el misterio de Dios y el misterio de Dios es también misterio en el hombre.

31.- Si le pidiese que todo esto lo sintetizase en una sola frase, ¿cuál sería?
RESPUESTA: Amo a todos mis hermanos los hombres porque todos ellos son fruto del amor y la gratuidad de Dios desde la misma eternidad.

DESPEDIDA: Amigos valoraos todos en lo que realmente sois. Que vuestras vidas hundan sus raíces en el corazón de Dios.

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