“¿Qué es eso? Es una enseñanza nueva, con autoridad.
Hasta los a espíritus inmundos les manda y obedecen”.
Santo Evangelio según san Marcos 1,21-28
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaim, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios”.
Jesús lo increpó: “Cállate y sal de él”. El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió.
Todos se preguntaron estupefactos: “¿Qué es eso? Es una enseñanza nueva, con autoridad. Hasta los a espíritus inmundos les manda y obedecen”. Pronto se extendió su fama por todas partes, en toda la región de Galilea.
Palabra del Señor.
1.- Padre Clemente, estoy seguro que no le va a gustar mi afirmación, pero debo decírsela.
RESPUESTA: En todo el tiempo que llevamos juntos, ¿te he prohibido alguna vez preguntar lo que querías? Tú eres libre en preguntar, como yo me siento libre en responder.
2.- Yo pienso que Jesús se equivocó de profesión, en vez de presentarse como el Mesías salvador, debiera haberse presentado como el médico gratuito de la gente.
RESPUESTA: Pues no me escandalizo de tu pregunta, hasta te diré que no veo incompatibilidad entre ese Mesías salvador y el médico gratuito de la gente que tú dices.
3.- Pero dígame, estos primeros pasos, al menos como aparece en el Evangelio de Marcos, Jesús más parece un curandero que un salvador de almas.
RESPUESTA: Ahora entiendo tu pregunta. Nos imaginamos a Dios como un salvador de almas, pero no de cuerpos. Entiendo que Jesús vino a salvar no almas ni cuerpo, sino a hombres, mujeres. Vino a salvar al hombre entero.
4.- Lo que usted quiera, pero la actividad de Jesús más parece de médico que de salvador. Primero, es la suegra de Pedro, luego este poseído, ¿en qué quedamos?
RESPUESTA: Pues quedamos en que Jesús asume al hombre entero: cuerpo y alma. Tal vez, la mejor manera de que quiere sanar el alma es demostrar cómo puede sanar los cuerpos. Además, cuando se dice que Jesús sana a determinados enfermos, como este poseído por un espíritu inmundo, y otros llamarán endemoniado, Jesús está sanando al hombre por entero.
5.- ¿En qué sentido está sanando al hombre por dentro?
RESPUESTA: Yo creo que tenemos que ponernos en aquella cultura que, en el fondo, tampoco está tan lejos de la nuestra. Cuando alguien estaba enfermo, sobre todo de enfermedades sicológicas o parasicológicas, es decir, enfermedades para las cuales la gente no tenía explicaciones, se las atribuían a espíritus malos o, incluso, al demonio. “Posee un demonio”. “Tiene un espíritu inmundo”.
6.- Está usted diciendo que más que enfermedades del cuerpo se trataba de enfermedades del alma…
RESPUESTA: Pero, Miguel Humberto, ¿por qué seguir dividiendo siempre al hombre en dos, alma y cuerpo? Se trata de enfermedades del hombre. Muchas veces enfermo en su cuerpo y otras veces enfermo en su espíritu. Además, a mí me gusta ese modo de describir las enfermedades, porque, de alguna manera, nos están describiendo a todos.
7.- ¿Cómo que a todos? ¿También hoy existen estos espíritus inmundos que nos enferman?
RESPUESTA: ¡No me digas que dentro de ti no existen demasiados espíritus inmundos que te enferman cada día! Y no me estoy refiriendo a la operación que sufriste hace algunos años, ni me estoy refiriendo a los resfríos que te pescan por madrugar demasiado para venir a la radio a las cuatro de la mañana.
8.- Ahora ya la emprendió conmigo. Me la guardaba, ¿no?
RESPUESTA: Ni la he emprendido contigo, ni te la guardaba. La he emprendido conmigo y contigo y con todos. Dime, ¿cuántos malos espíritus llevamos tú y yo y todos nuestros oyentes dentro de nuestro corazón? Yo te confieso que llevo cualquier cantidad y estoy seguro que tú también. Y nuestros amigos oyentes, también.
9.- ¿A qué llama usted espíritus inmundos que todos llevamos dentro en nuestro corazón? ¿Se trata de pequeños demonios?
RESPUESTA: Deja al demonio tranquilo que no tiene nada que ver con todo esto. ¿Acaso el egoísmo no es uno de esos espíritus inmundos que nos enferma en cuerpo y alma? Porque a decir verdad el egoísmo, el orgullo, el ansia de tener más, el sentido de injusticia que no respetar a nadie, enferman nuestro corazón, nuestra alma y, como consecuencia, nuestro cuerpo.
10.- ¿También el cuerpo?
RESPUESTA: ¿La sabiduría popular cómo grafica la envidia?
11.- Hasta donde recuerdo, se la suele pintar con una cara extraña, una especie de vieja desdentada, y con cierta rabia en los labios…
RESPUESTA: ¿Has visto cómo la sabiduría del pueblo sabe entender que la envidia maltrata no solo nuestro corazón, sino hasta nuestro cuerpo? Hay un ejemplo en esa sabiduría del pueblo que es bien gráfica.
12.- ¿A cuál se refiere?
RESPUESTA: Cuando tú ves un cuadro de los doce apóstoles, ¿sabrías distinguir quién es Mateo, quién Santiago o quién Andrés? En cambio, todos identificamos al pobre Judas, que por cierto lo disimulaba bien. Pero la gente le pone una cara de traidor que hasta los niños saben quien es.
13.- Digamos entonces que Jesús comienza su predicación tratando de sanar los corazones de los hombres heridos, enfermos por esos malos espíritus que son nuestras malas tendencias, nuestros vicios y nuestras malas tendencias…
RESPUESTA: Jesús debió de curar ciertamente a muchos enfermos reales, pero muchos que aparecen como enfermos no pasan de gente que se siente mal por infinidad de los llamados malos espíritus. ¿Ponemos un caso real?
14.- Me gustaría porque, de verdad quisiera, clarificar esto un poco en mi mente.
RESPUESTA: Pongamos dos situaciones.
15.- La primera.
RESPUESTA: Tú conoces muchos enfermos sicológicos, incluso muchos trastornados mentales. Son gente que diera la impresión de no ser ellos los que actúan, sino que algo actúa en ellos. Hoy los conocemos como paranoicos, trastornados psícóticos. Hoy los mandamos al psiquíatra. Y nadie dice que tiene un demonio, por más tonterías que hagan.
16.- Eso sí lo entiendo. ¿Y el segundo caso?
RESPUESTA: Cuando tú has metido la pata y luego vas a la Misa y el sacerdote habla del tema y le da vueltas y más vueltas, ¿tú cómo te sientes por dentro?
17.- Con ganas de hacerle callar al cura…
RESPUESTA: Claro. Te sientes mal. Y peor si todavía el curita siga remachando el clavo. Es que cuando uno vive en la mentira, le revienta que le hablen de la verdad. Es que cuando uno es infiel, le sabe a cuerno le hablen de la fidelidad y peor si allí está la doña. Cuando uno ha robado, ¿qué ganas va a tener le hablen de la inmoralidad del robo?
18.- Lo curioso de este poseído por un espíritu inmundo es su reacción: se resiste a que Jesús siga hablando, hasta le pide que se vaya y lo deje en paz…
RESPUESTA: ¿Qué bella imagen de cada uno de nosotros, no crees? Cuando uno tiene ese mal espíritu del juego, del dichoso casino, por más que esté convencido de que no está haciendo bien, le cuesta el ojo de la cara dejarlo. ¡Quiere y siente que no puede! Cuando queremos sacar al drogado de la droga, se resiste, siente su impotencia, siente una terrible lucha interior que lo zarandea entre el “quisiera” y el “quiero” y el “no soy capaz”. Dile al borrachito que deje la botella. “Un basito más, Padrecito, para celebrarlo”. Cuando uno quiere ser fiel a la esposa, pero encuentra tantos obstáculos en el camino que… ¡Tú ya sabes!
19.- Por lo que entiendo, este poseído por el espíritu inmundo, pone de manifiesta las resistencias interiores a desprendernos de nuestros malos espíritus y hábitos y tendencias.
RESPUESTA: Marcos, con lo parco que es en sus descripciones, lo retrata maravillosamente. Cuando Jesús lo cura, él se retuerce y sale de él, pero dando gritos, como quien protesta. No. No es fácil sanarnos por dentro, sanarnos el corazón. Con frecuencia, se requiere de una dura lucha y, hasta diría, de un milagro de la gracia.
20.- ¿Se dan verdaderos milagros de la gracia en todo esto?
RESPUESTA: Yo soy testigo de verdaderos milagros de la gracia, de gente que ha dejado la droga, el alcohol. De gente cuyo corazón egoísta ha cambiado radicalmente.
21.- Habrá que pedirle a Jesús entonces que haga un esfuerzo y a ver si nos va sanando a todos.
RESPUESTA: Yo sí creo que cada día debiéramos pedirle al Señor: “Señor, sana mi corazón egoísta, sane mi mente obsesionada por la basura del Internet, sana mi corazón de tanto orgullo que me impide perdonar de corazón al hermano”. Cada uno sabe mejor que nadie cuáles son esos malos espíritus que enferman su corazón. Pero, cuidado, tampoco le recarguemos de tanto trabajo al Señor…
22.- ¿Y qué hemos de hacer entonces?
RESPUESTA: Creo que cada uno debiéra de tener mucho cuidado de mantener limpio nuestro espíritu. Así como barremos la casa cada día, cada día debiéramos ver de limpiarnos por dentro. No dejar que se amontone la basura. Y esto debiera ser también un empeño en nuestra pedagogía con los hijos y los profesores en los colegios. Ayudemos a formar hombres sanos por dentro. Así como cuidamos mucho la salud física del cuerpo, ¿por qué no cuidar también la salud del espíritu, la salud del corazón?
23.- Padre la reacción de la gente, en estos primeros momentos de la vida pública de Jesús, es de admiración y aceptación. Más tarde pareciera que la cosa ya no es tan sencilla.
RESPUESTA: Le gente admira, por una parte, como ya hemos comentado otros domingos, la predicación de Jesús, que es una predicación de lo nuevo y que invita y llama a la esperanza. Además, admira el dominio que tiene sobre todos estos malos espíritus que enferman al hombre. Yo pienso que hay aquí un tanto subliminalmente una crítica a los jefes religiosos de entonces.
24.- ¿En qué sentido una crítica subliminal a los jefes religiosos?
RESPUESTA: Los Evangelios insisten mucho en contraponer la enseñanza de Jesús con la enseñanza de los jefes religiosos. “Este enseña con autoridad”. Posiblemente, están descubriendo además cómo la religión de la ley se quedaba demasiado en las exterioridades, en el cumplimiento material de las cosas, en tanto que Jesús comienza por cambiar al hombre por dentro.
25.- ¿Dándole un nuevo espíritu que supliese a los malos espíritus?
RESPUESTA: Me ganaste, viejo. ¡Muy bonita tu observación! Jesús quiere darnos un nuevo espíritu, que terminará siendo nada menos que su propio espíritu y que será la manera de sanarnos de los malos espíritus. San Pablo creo que captó esto maravillosamente en la Carta a los Gálatas.
26.- ¿Qué es lo que dice Pablo a este propósito?
RESPUESTA: Pablo descubre dos tipos de hombres. El hombre según la carne, digamos poseído por los malos espíritus, y el hombre según el Espíritu de Jesús. Además, lo hace de una manera muy gráfica.
27.- ¿Dispone ahí del texto de Pablo? Creo que alguna otra vez ya lo hemos citado, pero creo sería bueno recordarlo.
RESPUESTA: Te voy a pedir a ti que me leas lo que dice del hombre según la carne. ¡Y que conste que no lo hago con malicia, eh!
28.-Veamos: Esto es largo… Leamos: “Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne… Pero si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley, Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne…” ¡Ya está bien!
RESPUESTA: Ya ves cuántos diablitos, o espíritus inmundos dentro de nuestro corazón. ¡Ya tiene trabajo el Señor para sanarnos, verdad! Pues ahora yo te voy a leer cómo sería el hombre sanado por Jesús, con un espíritu nuevo dentro: “En cambio, dice Pablo, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. ¿Qué me dices?
29.- Oiga, Padre, habrá que llamar urgentemente a Cristo para que nos sane de todos estos diablillos o malos espíritus que nos destruyen y construya en nosotros al hombre nuevo en su espíritu.
RESPUESTA: Ahora podremos comprender porqué la gente se sentía atraída y admirada por lo que Jesús estaba haciendo en ellos. Así se entiende también la rapidez con la que su fama se extendió por toda la comarca de la Galilea, también podremos entender la tremenda diferencia entre el magisterio de los jefes religiosos y el magisterio de Jesús.
30.- Padre, ¿cómo se puede lograr este hombre nuevo?
RESPUESTA: Dejándonos sanar por Jesús. Y esto por dos caminos. El primero, aceptando la novedad de su Evangelio como criterio de nuestras vidas. Y, en segundo lugar, mediante el sacramento de la penitencia o confesión, que nos limpia, nos lava, nos perdona y nos renueva.
DESPEDIDA: Amigos, ¿cómo andan esos diablitos en vuestro corazón? Aunque os duela, dejaos curar por Jesús. Os espera en el sacramento de la penitencia, donde os quiere regalar un corazón nuevo.