Domingo es Fiesta

Domingo 33 – B | Mis palabras no pasarán | IQC2021

“Cielo y tierra pasarán, mis palabras no pasarán”.

Proclamamos el Evangelio de Jesucristo según san Marcos 13,24-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.

Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.

Aprendan de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducen ustedes que el verano está cerca; pues cuando vean ustedes suceder esto, sepan que él está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre”.

PALABRA DE DIOS.

1.- Padre Clemente, ¿se puede saber qué tiene de buena noticia el Evangelio de hoy?
RESPUESTA: Lo mismo que cualquier otro texto del Evangelio. ¿Dónde están tus dudas?

2.- Disculpe, pero un Evangelio donde lo único que se anuncia es ruinas, desastres, no sé qué pueda tener de buena noticia…
RESPUESTA: Pues este texto que a ti tanto te asusta nos habla de varias cosas: que la historia tiene sentido y que en algún momento Jesús manifestará la gloria de la salvación.

3.- ¿Dónde está aquí todo eso?
RESPUESTA: El Centro del relato está en que “verán al Hijo del hombre venir”. Por tanto, aquí no se está hablando de ningún cataclismo destructor. Se anuncia y proclama que Jesús volverá.

4.- Sin embargo, todo el texto habla de cataclismos: sol y la luna que se oscurecerán, habrá angustia y tiniebla. ¿Qué es esto sino el anuncio de un desastre?
RESPUESTA: No olvidemos que se trata de un lenguaje apocalíptico. El lenguaje apocalíptico normalmente está anunciando la venida de lo nuevo, pero para que veamos lo nuevo tiene que desaparecer lo viejo. Por otra parte, el lenguaje bíblico es preciso leerlo en todo su contexto. Jesús nunca anunció la desaparición del mundo ni de la creación, más bien se anunciaba “un nuevo cielo y una nueva tierra”.

5.- Es decir, no se anuncia tanto la destrucción cuanto el nacimiento de lo nuevo y definitivo…
RESPUESTA: El Apocalipsis anuncia siempre la plenitud del mundo, la plenitud de la historia, los tiempos definitivos. El mundo y la creación definitiva. Dios no destruye nada de lo que hizo, pero sí los cambia, lo transforma.

6.- Digamos que este mundo no va a desaparecer nunca.
RESPUESTA: Digamos que este mundo en su forma actual, posiblemente desaparezca, pero transformándose en un mundo nuevo. Todo lo nuevo implica el cambio de lo viejo. El joven hace que desaparezca el niño que éramos y el hombre adulto hace que desaparezca el joven que fuimos. No es la destrucción ni del niño ni del joven, sino su transformación en algo diferente, en algo nuevo.

7.- Pero siempre nos quedará la interrogante de cuándo será eso. ¿Cuándo el mundo se transformará en una tierra nueva y un mundo nuevo?
RESPUESTA: Jesús mismo lo confiesa. Eso ni los ángeles, ni siquiera el Hijo lo sabe, sólo el Padre.

8.- Pero algo tan importante, ¿no debiera formar parte de la revelación?
RESPUESTA: Lo importante no es saber el cuándo, sino el saber qué hacer y cómo hacer mientras tanto. Mira, algo muy sencillo. Todos sabemos que vamos a morir. Nadie sabe cuando. ¿Te gustaría saber cuándo vas a morir? ¿Para qué? Lo importante no es saber el cuando, sino qué vamos a hacer mientras tanto.

9.- Padre, usted decía que una de las cosas que aparecía aquí era que la historia tiene un sentido. ¿Qué quiso decir con ello?
RESPUESTA: Algo bien sencillo. La historia no es un movimiento sin meta, algo que no sabemos a donde va. Muy por el contrario. Toda la historia, toda la creación tiene una meta; por tanto, tiene un sentido. No es una torrentera desbordada carente de sentido y finalidad.

10.- ¿Y cuál es el sentido de la historia?
RESPUESTA: La historia y el mundo tienden a la manifestación del Reino y a la manifestación del misterio de la salvación. Dicho de manera más simple: Cristo es el final de toda la historia. Toda la historia antigua tenía como meta la plenitud de los tiempos en la venida o encarnación de Jesús. Ahora la historia tiene como meta final la parusía o venida última de Cristo en su gloria.

11.- Lo cual vuelve a indicarnos que no será un final tipo terremoto que todo lo destruye…
RESPUESTA: No será un final destructor, sino un final que todo lo realiza en Cristo, todo lo plenifica en Cristo. Nuestra misión será precisamente encauzar la historia en esta dirección.

12.- Cómo sabremos nosotros cómo construir la historia. Cuando uno compra una máquina siempre nos dan un manual para saber utilizarla, pero Dios nos entregó el mundo y puso en nuestras manos la historia y no nos ha entregado ningún manual para decirnos cómo debemos utilizarlo.
RESPUESTA: Te equivocas. Si nos diese un manual la historia sería siempre la misma. Pero la historia es todo un dinamismo que se va haciendo día a día.

13.- Pero todavía necesitaríamos de un manual para cada día…
RESPUESTA: Y tenemos y disponemos de ese manual…

14.- ¿Me puede regalar algún ejemplar, aunque sea en fotocopia, porque a mí no me han dado ninguno?
RESPUESTA: Tú tienes el mismo manual que yo y es el que te indica el Evangelio de hoy al final.

15.- ¿Me puede indicar donde encontrarlo?
RESPUESTA: ¿Recuerdas lo que dice de la higuera?

16.- Claro. Eso es fácil de entender. Dice que cuando veamos que las ramas de la higuera hecha ya brotes o yemas ya podemos adivinar que el verano está cerca…
RESPUESTA: ¡Fácil, verdad! Pues ahí nos está dando la clave para que nosotros podamos leer la historia. Las yemas o brotes son un signo. Cuando vemos esos brotes, uno no ve en ellos el verano, pero son signos de que debe estar ya próximo. Aunque no tengas ningún calendario, si ves esos brotes, inmediatamente dices, tenemos verano a las puertas… Es decir, mediante los signos adivinamos lo que está por venir.

17.- ¿Y qué tiene que ver todo esto con la historia?
RESPUESTA: Jesús parte de algo que ellos experimentan en la realidad de cada día. Los signos cósmicos o signos de la naturaleza, pero luego pasa a los signos o señales históricas. Viendo la higuera adivinamos la proximidad del verano. Pues bien, Jesús les dice que también tienen que ver las señales de la presencia de Dios en la historia, en el acontecer de cada día. Dios no habla solo cuando dice palabras. Dios también nos habla a través de los acontecimientos. Los acontecimientos de la historia nos tienen que hacer abrir los ojos para que veamos y descubramos las presencias de Dios.

18.- Es decir, que Dios no sólo nos habla cuando nos dice cosas, sino que también nos habla a través de lo que acontece cada día.
RESPUESTA: Esa es la conclusión de Jesús. Nosotros quisiéramos saber cuándo será la última venida de Jesús al final de los tiempos, pero Jesús prefiere que vayamos descubriendo las venidas de cada día. Porque es viviendo estas venidas de Dios en el acontecer diario de la historia que nosotros nos iremos preparando para la venida definitiva.

19.- Pero no se corre el peligro de caer en un espiritualismo que se dedica a esperar no más…
RESPUESTA: Todo lo contrario. Muchos han querido entender esta última venida de Jesús de modo espiritualista y esperan sentados a que Él vuelva. Pero Jesús nos está diciendo todo lo contrario…

20.- ¿Qué es lo que realmente nos quiere decir él?
RESPUESTA: Nos dice que no miremos al final, que miremos y nos fijemos en lo que está sucediendo hoy. Lo que está sucediendo hoy precisamente en la historia. Si Dios nos revela su voluntad y sus planes y proyectos en la historia es para que yo me comprometa con esta historia. La mejor manera de preparar la venida de Jesús es construir desde ya una historia tal y como Dios la quiere. Es decir, el Reino.

21.- Padre, escuchándolo a usted, me viene una inquietud. Uno siente como si nos pasásemos el tiempo esperando que Dios nos diga algo, nos dé órdenes. Pero, según le escucho, somos nosotros los que tenemos que buscar esta voluntad y proyecto de Dios en el hacer diario.
RESPUESTA: El Dios de nuestra fe es el Dios que se ha ido revelando en la historia. El Pueblo de Israel es un pueblo que interpretó y leyó su historia a la luz de Dios. Nosotros, creo, que hemos mirado demasiado al cielo para escuchar a Dios y lo hemos escuchado poco en el acontecer de cada día. La historia tenemos que verla como espacio de gracia, espacio de revelación.

22.- ¿Pudiéramos decir que el cristiano es el que mira a la historia, a los acontecimientos de cada día, para desde ellos ver a Dios?
RESPUESTA: En el Evangelio de Mateo 16,2-3, Jesús les echa en cara que ellos que son capaces de “discernir el aspecto del cielo, luego no pueden discernir los signos de los tiempos”. Es decir, somos capaces de discernir los signos de la naturaleza y luego no somos capaces de discernir los signos de los acontecimientos humanos.

23.- Vistas así las cosas, tendríamos que decir que como creyentes y como Iglesia tendríamos que preguntarnos cada día qué es lo que Dios nos está diciendo y pidiendo a través de todo lo que acontece a nuestro alrededor.
RESPUESTA: Como creyentes y como Iglesia, tenemos que aprender a leer a Dios en el acontecer diario. Con frecuencia nos dedicamos más a criticar lo que pasa que a leer lo que Dios nos quiere decir con ello.

24.- Hoy vivimos toda una serie de fenómenos sociales, culturales. Uno siente como que nosotros los creyentes seguimos con la cabeza en el pasado y dando respuestas del pasado…
RESPUESTA: Y esto nos hace perder el ritmo de la historia. Por eso vamos siempre por detrás, en vez de adelantarnos y saber leer hacia donde está caminando la historia y hacia dónde quiere caminar Dios… Las respuestas de ayer puede que no sirvan para hoy.

25.- ¿Me permite una pregunta un tanto indiscreta?
RESPUESTA: Ninguna pregunta que busque la verdad puede ser indiscreta. Puedes preguntar…

26.- Padre, uno de los fenómenos sociales a los que asistimos es una especie de mentalidad anti-iglesia, sobre todo anti-Iglesia institución. ¿Cree usted que Dios nos está diciendo algo a través de esta mentalidad anti?
RESPUESTA: La solución más fácil es culpar de todo a la cultura materialista. No podemos negar que también tenga gran parte de culpa. Pero si yo quisiera leer esta mentalidad en clave de signos de los tiempos, lo lógico sería no condenar a nadie, sino preguntarme: ¿Por qué la Iglesia no es atractiva hoy? ¿Cuánto tendrá de culpa la Iglesia para que se sienta rechazada?

27.- Es decir, usted leería esta cultura más desde la Iglesia que desde la cultura misma…
RESPUESTA: No. Tendré que leerla desde la cultura misma y desde la Iglesia. Decir que la Iglesia es culpable de todo es caer en la cultura que queremos leer y comprender. Yo pienso que tendremos que analizar por qué llegamos a donde llegamos, qué factores han intervenido. Tampoco puedo ignorar a los creyentes que posiblemente no hemos sabido caminar al ritmo de Dios y nos hemos quedado con remedios caseros, cuando hoy se piden remedios más técnicos y meditados y actualizados.

28.- Enfocado de esta manera el problema de la última venida de Jesús, veo que esta lectura de los signos pone al creyente y a la Iglesia misma en una actitud de atención, de escucha y de renovación constante.
RESPUESTA: La fe es una misma siempre, pero los dinamismos de la fe encarnada en la vida son dinámicos y tienen que estar en constante caminar al ritmo con el que Dios camina. Pienso que los creyentes hemos vivido mucho de la lectura de los signos de la naturaleza y creo que ha llegado el momento de hacernos lectores de los signos de la historia. Esto lo ha expresado muy claramente el Concilio Vaticano II.

29.- ¿Qué dice en concreto el Concilio?
RESPUESTA: El Concilio Vaticano II en la Constitución Iglesia y Mundo Moderno nos dice textualmente: “es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio”. (G.S. n.4)

30.- “Escrutarlos e interpretarlos…”.
RESPUESTA: Las dos cosas. Uno tiene ahondar en lo que pasa. Meternos con la mente y el corazón en los acontecimientos, conocerlos bien, y luego saber leerlos a la luz del Evangelio. Interpretarlos a la luz del Evangelio. Esto no es algo que simplemente la Iglesia puede hacer, sino algo que “la Iglesia tiene que hacer”. Aún más, se trata de un “deber permanente”. No basta leer los acontecimientos de ayer, hay que leer también los de hoy, y los de mañana. Es decir, necesitamos de unos creyentes y una Iglesia abierta al acontecer diario de la historia.

31.- Nos la estamos jugando cada día…
RESPUESTA: Cada día está en juego la construcción o destrucción del Reino. Cada día está en juego el misterio de la salvación. Cada día, está en juego el proyecto de Dios en la historia. No se trata de proteger nuestros intereses personales o incluso nuestras mentalidades, lo que está en juego es el Reino de Dios en la historia.

32.- Amigos, ¿verdad que ya nos quedan menos ganas de saber cuándo será el final de los tiempos? Porque, al fin y al cabo, lo que importa no es el final, sino lo que hacemos mientras tanto todos nosotros.

DESPEDIDA: Abramos los ojos, no demos la espalda a lo que acontece a nuestro alrededor. Es posible que Dios nos esté diciendo algo y nos esté reclamando algo.

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