Hoja Parroquial

Domingo 12 – B | La Iglesia en probremas | IQC2021

Domingo, 20 de junio del 2021

¿No te importa que se hunda tu Iglesia?

Iglesia en problemas

El Evangelio que leemos hoy en la Liturgia, bien pudiera titularse así. Porque, en realidad, en relato evangélico es también un relato eclesial. Es la experiencia de la presencia de Jesús en la Iglesia, en esos momentos difíciles de la persecución que pareciera acabar con la Iglesia.

Los creyentes vivimos una serie de experiencias en nuestra fe.

La primera: Vivimos la experiencia de que Jesús está en medio de nosotros. Bueno, decimos que está. No siempre llegamos a tener esa experiencia. Pero, en todo caso, es una experiencia de alguien que sabemos que “está” pero no lo vemos ni lo sentimos. Que es como si en realidad no estuviese.

La segunda: Vivimos una presencia en la que Él lo deja todo en nuestras manos, como si Él no hiciese nada. Está, lo sabemos. Pero todo lo tenemos que hacer nosotros, está, pero como si todo dependiese de nosotros.

La tercera: Su presencia no es un obstáculo para las dificultades. Resulta curioso. Él está con nosotros, pero los problemas surgen cada día. Las dificultades para ser Iglesia aparecen cada día, su presencia en la Iglesia no es ni siquiera un obstáculo para que las persecuciones traten de acabar con la Iglesia. Las persecuciones de antes y las de hoy.

La cuarta: Hay situaciones en la Iglesia que no podemos solucionar si no es gritando: ¿dónde estás? Hasta es posible que en los tiempos de tranquilidad y de bonanza en la Iglesia nos olvidemos de Él y pensemos que todo lo hacemos nosotros. Pero llegan esos otros momentos de dificultad, de oscurecimiento, de lucha, de persecución, y es entonces que sentimos la necesidad de tomar conciencia de su presencia y de que sólo Él es capaz de llevarnos adelante.

La quinta: El problema fundamental de la Iglesia será siempre un problema de fe. No un problema de poder o de refugiarnos al amparo de los grandes. Los problemas de la Iglesia se miden en claves de fe. “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”.

Cuando muchos dicen que la Iglesia va a desaparecer, o que la Iglesia es algo trasnochado, o que la Iglesia no sirve para hoy, en el fondo es problema fe. Para el que cree de verdad, la Iglesia tiene la seguridad misma de Jesús. No son las dificultades las que impiden caminar a la Iglesia, sino “nuestras cobardías, nuestros miedos, nuestra falta de fe”. Por eso mismo, los verdaderos enemigos de la Iglesia no están fuera, sino dentro. Nosotros mismos somos el mayor riesgo y peligro para la Iglesia, por nuestra falta de coraje y valentía y nuestra escasa fe.

La persecución purifica a la Iglesia

problemas en la Iglesia

El bienestar y la tranquilidad, terminan anestesiando a la Iglesia.
Los problemas terminan poniéndola en tensión de fe.

Las persecuciones puede que disminuyan los miembros de la Iglesia, puede que algunos cedan ante la persecución.

Pero la persecución purifica a los que se quedan. Los fortalece en su fe. Los dinamiza en su esperanza y caridad. Es posible que las persecuciones corten muchas ramas del árbol de la Iglesia. Pero hunden más sus raíces en el suelo. La Iglesia se puede debilitar en sus ramas, pero se fortalece en sus raíces, y luego vuelve a brotar con más fuerza, con más vitalidad. Esto lo hemos comprobado en la historia de la Iglesia. Los tiempos de cristiandad no han sido los mejores para la vitalidad de la Iglesia. Al contrario, son tiempos de “adormecimiento” de la Iglesia. En cambio, los tiempos de lucha, de sufrimiento, la debilitan aparentemente, pero la fortalecen interiormente.

Personalmente, no quiero una Iglesia que puede tomarse la siesta a la sombra de los poderes políticos o económicos. Prefiero una Iglesia que molesta, que estorba, a la que hay que criticar porque habla demasiado; o la que se pretende callar porque hace sentir demasiado el grito de su voz. Los privilegios son un gran riesgo y un gran peligro. La Iglesia no necesita de privilegio alguno, le basta ser ella misma, le basta su propia verdad que es la verdad del Evangelio. Los privilegios terminan siendo una anestesia a las exigencias de las bienaventuranzas evangélicas.

“Padre, me acuso de tener dudas”

dudas y fe

Pues, hijo, yo me acuso de no tenerlas. ¿Dónde está el pecado de tener dudas? No tiene dudas el que no piensa. No tiene dudas el que no razona su fe. No tiene dudas el que no cree.

Tener dudas intelectuales en cuestión de fe, es lo más normal. Por una razón muy fácil. Nunca lograremos entender los misterios. Nosotros queremos entender lo que sea posible y es normal que nos tropecemos con verdades que no caen dentro de la lógica de nuestra cabeza.

Además, la duda no es mala. La duda es principio de conocimiento. El que no duda, no busca. El que no duda no tiene por qué indagar. El que duda indica sencillamente que no ha entendido y quiere entender. El que duda es que no ve claro y quiere ver claro. Porque dudamos buscamos y porque buscamos conocemos más.

En cuanto a las dudas de fe, es preciso hacer una distinción. La fe en sí misma no es un problema de ideas. Es cuestión de un encuentro personal con Alguien que se llama Dios. El encuentro lo hacemos en el plano de la amistad y el amor.

La religión tiene toda una serie de verdades reveladas que trascienden nuestra lógica humana. ¿Entiendes racionalmente que tengas que amar a tu enemigo? ¿Acaso quieres meter en tu cabeza el misterio de Dios? Las dudas de la fe se dan en el marco de las ideas, doctrinas, no en el plano del encuentro amoroso. Quien no tiene nunca duda alguna, puede que no signifique una mayor fe, sino una falta de interés por profundizar su fe.

Buscar soluciones

soluciones

En tu vida: no todo será siempre claro. Entonces busca la luz.
No todo será siempre seguro. Entonces busca la certeza posible.
No todo será siempre agradable. Entonces ponle un poco de optimismo.

No te enredes en tus problemas. Búscales soluciones.
No te enredes en tus sufrimientos. Búscales un poco de luz.
No te enredes en tus malos recuerdos. Búscales una salida hacia el mañana.

Los problemas pertenecen al ayer.
Las soluciones miran más hacia el mañana.
Pero no las dejes para mañana, comienza a solucionar tus problemas hoy.

No pretendas solucionar todos tus problemas en un día.
No pretendas solucionar hoy los problemas de mañana.
Pero no dejes para mañana los de hoy.
No pretendas que todo en tu vida se solucione hoy.
Lo importante es solucionar cada día algo.

La mejor solución
a lo que hiciste ayer, es cambiar hoy.
a lo que sufriste ayer, es disfrutar hoy.
a tu pasado no es recordar el ayer, sino pensar en el futuro.

La mejor solución a tus dudas, es clarificarlas hoy.
La mejor solución a tus inseguridades, es darles cara ahora.
La mejor solución a tus complejos de inferioridad, es sentirte grande ahora mismo.

Habla menos de tus problemas, y habla más de tus soluciones.
Habla menos de tu pasado, y habla más de tu futuro.
Habla menos de lo que hiciste, y habla más de lo que quieres hacer.
Habla menos de lo que fuiste, y habla más de lo que quieres ser.
Habla menos de tus ideas, y habla más de tus realidades concretas.

La vida está llena de problemas. Pero también de posibilidades.
La vida está llena de dificultades. Pero también de soluciones.
La vida está llena de preguntas. Pero también de respuestas.

Y lo que nos define en la vida no son los problemas sino las posibilidades.
Lo que nos define en la vida no son las dificultades sino las soluciones.
Lo que nos define en la vida no es nuestro pasado sino nuestro futuro.

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