Hoja Parroquial

Cuaresma 1 – C | Cuaresma y tentaciones

Domingo, 6 de marzo del 2022

La tentación del camino

la Cuaresma y las tentaciones

Jesús quiere comenzar el camino de la Cuaresma con todos nosotros. Dios comenzó el camino del éxodo con su pueblo, salió acompañando a su pueblo a lo largo de todo el desierto. Dios se quiso hacer peregrino con el hombre camino de su libertad.

Jesús se nos presenta, desde el primer Domingo de la Cuaresma, como nuestro compañero de viaje hasta que lleguemos a la libertad de la nueva Pascua, del nuevo éxodo. Pero no es un compañero extraño y ajeno a nuestro caminar. Quiere compartir nuestras dificultades, nuestros estorbos, nuestros tropiezos.

También Él quiso experimentar las oscuridades de nuestra fe, cuando decidimos seguir los caminos de Dios. Al hombre le cuesta mucho creer en los caminos que Dios nos va señalando. Quisiera llegar al final, pero en el camino tiene infinidad de dudas. Desde un comienzo Jesús entra en la sombra de la duda, ¿será realmente este el camino que Dios quiere para salvar al hombre? Todos creen encontrar su felicidad por los caminos de tener, por los caminos de poder, por los brillantes caminos de la fama. El hombre cree más fácilmente al tener que al carecer. Cree más fácilmente a la fuerza del poder que a la debilidad del amor. Cree más fácilmente a los éxitos humanos que a los fracasos. Por un momento, Jesús sintió también en su corazón estas dudas, tenía conciencia de que los caminos del Padre estarían marcados por las bienaventuranzas de los pobres, por las bienaventuranzas del servicio y de la muerte como servicio. Pero, ¿eso lo entenderían los hombres? ¿Serían capaces los hombres por entrar por esos caminos?

En realidad, también Él quiso hacer esa experiencia de las dudas humanas, de los criterios humanos. Quiso saber cómo era, en realidad, ese fiarse de la Palabra de Dios, cuando todas las palabras de los hombres le invitaban a otra cosa. Quiso hacer la experiencia de colgarse y fiarse de la Palabra del Padre en medio de las oscuridades y ambigüedades del camino.

Normalmente la tentación nace dentro de nosotros, de nuestras dudas, de nuestras inseguridades, de no ver claro. Todo ello, confrontado con las ofertas que nos hace la vida. Al fin y al cabo, de una u otra manera, todas son tentaciones del camino. ¿Por aquí no se iría mejor? ¿No sería mejor este otro camino? ¿No parece demasiado duro este camino? ¿No se llegará antes por el otro?

Hoy comenzamos el camino de la Pascua. Es el camino de la verdad de Dios, el camino de nuestra auténtica libertad. Los demás caminos nos llevan de nuevo a la esclavitud.

Cuaresma, camino de la libertad

Cuaresma y libertad

Esta Cuaresma 2022 pudiera estar marcada por el grito de San Pablo: “No recaigáis en la esclavitud de la que habéis salido”.

La Cuaresma es primero “un salir de la esclavitud”.
Para luego, “andar el camino de la libertad”.
Y no detenernos en el camino, “hasta que seamos realmente libres”.

Una vez conseguida la libertad, no “recaer en la esclavitud”.
La libertad tiene un precio: “el precio del salir”.
Hay que salir de… Hay que caminar por… y llegar hasta… Para vivir luego en libertad.

El desierto es la gran figura de la Cuaresma. Un camino que se comienza con ilusión escapando de la esclavitud, pero luego el camino se hace duro, pesado y largo. Hay demasiada arena. Los caminos se borran cada día y cada día hay que hacerlos de nuevo. No hay pan y falta el agua. Es el precio de querer llegar lejos.

La tentación de la Cuaresma es la de sentirnos bien como esclavos, no descubrir el valor de ser libres, y preferir volver la mirada hacia atrás. El mayor pecado no es el de poder caer un día, sino el de sentirnos a gusto metidos en nuestras esclavitudes. El no darnos cuenta de que las esclavitudes ahogan nuestro espíritu y matan nuestras ilusiones.

Para ansiar la libertad de nuestro espíritu es preciso comenzar por sentirnos mal y descubrir que hay horizontes nuevos.

¿Me siento a gusto con mi egoísmo?
¿Me siento a gusto sin la experiencia de la gracia?
¿Me siento a gusto con el vacío de Dios en mi corazón?
¿Me siento a gusto dominado por mis instintos y pasiones?
¿Me siento a gusto hundido en la vulgaridad de la vida?

La Cuaresma es la llamada de Dios a salir del Egipto de nuestras esclavitudes, para salir en busca de esa nueva tierra donde mana leche y miel. Por eso, los tres movimientos de la Cuaresma tendrán que ser: ¿Dónde estoy metido? ¿Deseo recuperar mi libertad? ¿Camino hacia la libertad?

Mi padre fue un arameo errante

el camino de la Cuaresma

El gran símbolo cuaresmal es un pueblo oprimido y al que Dios libera de sus esclavitudes. El Deuteronomio es claro: “Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron”. “Nos impusieron una dura esclavitud”.

Pero el pueblo clamó a Dios. Y Dios: “Escuchó nuestra voz”, “miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia”, “nos sacó de Egipto”, “nos introdujo en este lugar y nos dio una tierra que mana leche y miel”.

Los hombres esclavizan. El pueblo convierte en oración sus gritos de esclavitud. Dios escucha y no espera a que otros lo hagan. Él mismo nos sacó de Egipto y nos llevó a esta tierra nueva. Cuarenta años de camino. Pero, por fin, somos libres. Podemos disponer de nuestras vidas. Podemos vivir libres, como personas.

Hacer el camino de la Cuaresma pudiera ser también el mismo que recorrió el Pueblo de Israel. Sentir que Dios escucha el grito de los esclavizados de ayer y de hoy. Un pueblo que también grita su libertad y alguien que decide entonar el himno de la libertad.

¿Cuánto de esclavitud descubro en torno mío?
¿Cuántos gritos de esclavitud y opresión se escuchan hoy?
¿Sentimos que Dios también escucha hoy esos gritos?

¿Qué podemos hacer para que llevemos a la Pascua de la liberación a nuestros hermanos hoy? No estamos hablando de un pasado lejano, estamos hablando de un presente, de un hoy, de un ahora. Dios nunca escoge el papel de espectador. Dios se compromete siempre. Dios se mete hasta el fondo. Dios conoce mucho de desierto. Conoce mucho de esclavitud. Conoce mucho de lo difícil que es hacer libre a un pueblo. Nuestra libertad tiene un precio: la misma vida de Jesús. Por eso, el verdadero ayuno, la verdadera abstinencia es mancharnos las manos, ensuciarnos los pies caminando con el hermano. Los pies de Dios han pisado mucha arena.

Pensamientos para la Cuaresma

pensar en Cuaresma

Cada día es un paso.
Y cada paso es acercarnos más a la Pascua.

Cada día Dios te espera en el camino.
No cambies de camino para que te vea al pasar.

Cada día Dios puede esperarte junto al pozo del agua viva.
O sencillamente a la puerta de su casa con la mesa puesta.

Cada día es una inversión que Dios quiere hacer en tu vida.
Cada día es una posibilidad, no la pierdas.
La vida se hace de posibilidades.
Cada día es una tentación.
También un triunfo.

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