Hoja Parroquial

Pascua 4 – A | Jesús buen pastor

3 de mayo del 2020

“Él va llamando por su nombre a las ovejas”

Jesús el buen pastor

El tema del Buen Pastor que leemos cada año en el Cuarto Domingo de Pascua es fundamental para descubrir el verdadero sentido de la comunidad cristiana y también para marcar las líneas fundamentales de la pastoral. No se puede hablar de las ovejas sin hablar del pastor, pero tampoco se puede hablar del pastor sin hablar de las ovejas. Existe una mutua interrelación.

Por parte de las ovejas: “Las ovejas atienden mi voz”. Y por parte del pastor: “Él va llamando por el nombre a las ovejas”. “Las saca fuera”. “Camina delante de ellas”. “Y ellas le siguen porque conocen su voz”.

Conocerlas por su nombre. Esto significa vivir cerca de cada una, significa tratar a cada una. No se trata de verlas a todas en “rebaño”, como una especie de Sociedad Anónima. No puede haber verdadera comunión donde no hay un conocimiento personal. Aquí me siento implicado: ¿A cuántos conozco yo por su nombre? ¿A cuántos conoce el Párroco por su nombre? ¿A cuántos conoce el Obispo por su nombre?

“Atienden mi voz”. Esto significa escucharle, sentirlo cercano. Identificarlo por su voz. ¿Cuántos conocen la voz del Párroco? ¿Cuántos conocen la voz del Obispo?

Un verdadero problema pastoral. ¿Puede llegar el Párroco a todas sus ovejas de la comunidad parroquial, para poder identificarlas a todas y conocerlas y ser conocido de ellas? Tal y como están organizadas las parroquias lo veo poco menos que imposible. Lo cual ya nos está cuestionando si nuestra pastoral será la verdaderamente adecuada. Una verdadera pastoral tiene que ser comunitaria. La Parroquia tiene que ser una “comunidad” porque sólo en comunidad es posible establecer este tipo de relaciones personales. De lo contrario, corremos el peligro de que pastor y ovejas terminan siendo extraños.

Un pastor al que sabemos que está ahí, pero a quien no conocemos. Unas ovejas que sabemos que pertenecen también a nuestra demarcación geográfica, pero a las que tampoco conocemos. Esto hace sufrir al pastor. Hasta es posible que esta realidad también haga sufrir a las ovejas que se sienten extrañas en su propia comunidad. Él porque no puede llegar a todos y ellas porque tampoco se acercan a él. La Iglesia, ¿no tendrá que planificarse de otra manera? ¿No tendrá que buscar otros caminos?

“Camina delante de ellas”

Jesús el buen pastor

Esto significa que está con ellas. El pastor no es el que se sienta y contempla cómo caminan y andan los fieles, sino que va por delante de ellos.

Ir por delante significa que camina con los fieles. Esto implica que vive con ellos, está con ellos. No se pastorea desde una oficina. El pastor anda por los mismos caminos de las ovejas. No empujándolas, sino atrayéndolas con el testimonio de su vida. Por eso, el pastor tiene que ser el primero en vivir el Evangelio. Tendrá que anunciarlo, pero mejor es que sea un Evangelio vivo de modo que las ovejas puedan seguirle.

Ese fue Jesús que siempre iba por delante, los demás le seguían. Hoy hay demasiadas oficinas, desde las cuales uno se va enterando de lo que pasa, pero las ovejas no ven al pastor y por eso no le siguen.

“A un extraño no le seguirán”. A veces siento que soy un extraño porque no huelo a pueblo, no estoy cerca del pueblo, no siento y vivo la realidad del pueblo. ¿Será por eso que la gente no me sigue? ¿Será por eso que no arrastro a la gente sino que caminamos por caminos diferentes?  Ser pastor no es fácil, es fácil ser dueño del rebaño, pero no es fácil ser un pastor a quien las ovejas siguen porque le conocen y porque su vida se hace camino para ellas.

No todo lo podemos culpar a los fieles. ¿No tendremos que hacernos también los pastores nuestro propio examen de conciencia? No sé lo que puedan pensar los demás. Confieso que estoy hablando desde mí mismo y confieso que no me siento cómodo conmigo mismo. ¿Voy por delante o soy de los que tengo que empujar desde atrás?

Día de las Vocaciones

Necesitamos pastores

Con motivo del Buen Pastor celebramos el Día de Oración por las Vocaciones Sacerdotales. Todos somos conscientes de que el número de sacerdotes ha bajado y que muchos han abandonado el camino. Además, el número de los que ingresan también ha bajado. Personalmente, yo no soy de los que me guía por las matemáticas, prefiero la calidad.

La llamada crisis vocacional se debe a muchos factores. Posiblemente, nuestra vida es poco luminosa para atraer hoy a los jóvenes. Por eso necesitamos sacerdotes que vivan con gozo y con alegría su vocación. Más vale un sacerdote santo que mil vulgares. Más significa un sacerdote entregado a Dios y a las almas que un montón que toman su vocación como un modo de vivir.

Yo entiendo que nuestra vida no es atrayente para los jóvenes, sobre todo por tantas cosas que han pasado y se dicen. Unas ciertas y otras no, pero que, sin duda, afectan a la figura del sacerdote.  Las comunidades necesitan de pastores, pero de pastores con vocación. Vocaciones con alma de entrega y generosidad. Vocaciones con espíritu evangélico.

Por eso la comunidad no puede ser indiferente ante el problema vocacional, es algo que le afecta. Por eso la comunidad tiene que interesarse por los que ya somos sacerdotes y por los que el Señor está llamando. Felizmente en el Perú asistimos a una primavera vocacional en relación a otros países, pero estas vocaciones necesitan cultivo. Necesitan el ejemplo de los que ya vamos dejando sitio a los nuevos y también necesitan el apoyo de la comunidad. Si el sacerdote se debe a la comunidad, también la comunidad se debe a su sacerdote. El sacerdote no es un extra-terrestre, es de carne y hueso como el resto de la comunidad y más que nadie necesita de la oración de ustedes.

El Poder del Amor

El amor de Dios
  1. Nunca digas no a cuanto signifique esfuerzo. Tampoco intentes ganar el mundo ni convertirlo en base a tus esfuerzos. El mejor camino para ganarte los corazones de la gente es amarlos. El amor es como el sol, derrite la nieve fría del corazón.
  2. No digas que ya no puedes hacer más por tu hijo, ni lo dejes por imposible. Cuando creas que ya no puedes hacer más, aún te queda algo más por hacer: amarlo un poco más. No insistas, tú ama nomás.
  3. Cuando amas, las cosas vuelven a nacer. ¿Recuerdas a Og Mandino? “Amaré la luz porque me señala el camino. Pero amaré también la oscuridad, porque me enseña las estrellas”. Es que cuando se ama, todo se ve al revés.
  4. Nuestro hijo se resiste al diálogo. Parece que tuviese blindado el corazón. No pierdas la paciencia. Lo que sucede es que ha amurallado su corazón con la duda, la inseguridad, el miedo. Cuando sienta que tú le amas, sus murallas caerán. La puerta se te abrirá. Mientras tanto no fuerces la puerta, porque la cerrará aún más.
  5. ¿Quieres amar a los demás? Comienza por amarte a ti mismo. El mejor amor no es el que se da sino el que se percibe sin decirlo ni anunciarlo.
  6. El primer amor que tus hijos necesitan no es que los ames a ellos, sino que ellos vean cómo os amáis vosotros como marido y mujer. Vuestro amor de esposos es la garantía de vuestro amor de padres.
  7. Quien ama sabe esperar. Cuando quieres cortar un árbol, los primeros golpes apenas mueven el tronco, pero golpe a golpe lo terminas derribando. No te canses de amar. El amor irá ablandando las resistencias. A golpes de amor Dios nos va conquistando poco a poco.

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