Hoja Parroquial

Cuaresma 4 – B | Jesús no juzgará al mundo | IQC2021

Domingo, 14 de marzo del 2021

De noche también se puede ver la luz

Jesús es la luz

La figura de Nicodemo puede ser la imagen de muchos de nosotros. Hay quienes no se atreven a hablar de Dios en pleno mediodía, pero en el fondo de su corazón sienten una profunda necesidad de Él. Hay quien lo niega durante el día, pero luego lo busca a escondidas. Hay quien no se quiere manifestar en público, pero interiormente están convencidos. Nicodemo era un insatisfecho con la ley, no se atreve a buscar a Jesús durante el día, no quieren que lo vean, ni que descubran sus inseguridades, por eso va de noche. ¿Cuál es el camino de Jesús para que Nicodemo pueda ver?

Lo primero: No le condena. Ni siquiera le echa en cara su cobardía de andar a escondidas. Sencillamente le escucha. Deja que exprese su corazón.

Lo segundo: La indica qué hay que “nacer de nuevo”. Que no ande con parches. Que no se contente con simples barnices y apariencias. Aquí hay algo totalmente nuevo. Sólo naciendo de nuevo se puede comprender.

Lo tercero: Le cambia el catecismo. Le hace ver que la ley no es el camino. Que el verdadero camino es el del amor. Que Dios no salva por la ley. Que Dios da la vida y la salvación por los caminos del amor.

Además, le revela el gran misterio del amor de Dios. Dios ama primero. Dios es amor. Dios se revela y manifiesta como amor y le anuncia de golpe el gran misterio de su vida: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en Él”. Le revela el amor de Dios, un amor que el mismo Dios manifiesta en el misterio de la muerte del Hijo. Cuando queremos que algo cambie, lo primero en que pensamos es en la ley. En los mandatos. En las obligaciones. En los deberes. Le hemos cambiado la pedagogía a Dios. Dios no comienza por “cumple la ley”. Dios comienza siempre con un “a pesar de todo, te amo”. La obligación no atrae a nadie. La ley la aguantamos, pero no es ningún aliento. El hombre funciona no tanto por las ideas, sino por el corazón. Y por ahí comienza Dios, por ahí comienza todo “nuevo nacimiento” en nuestras vidas. Comenzamos a cambiar, no cuando nos ordenan y tenemos miedo al castigo. Comenzamos a cambiar “cuando nos sentimos amados”. Las ideas se discuten, el amor se acepta.

“Los hombres prefirieron la tiniebla a la luz”

Jesús es la luz del mundo

Para un examen a media Cuaresma

El mal y el pecado, llevan marca de fábrica.
Se hacen siempre en medio de las tinieblas.
El mal aborrece la luz.
El bien disfruta con la luz.
El pecado busca la oscuridad.
La gracia camina siempre a plena luz.

Hay animales que sólo vuelan y andan por la noche.
La luz del día los ciega.
En cambio, ven muy bien en la oscuridad.

Jesús le dice a Nicodemo que “vino la luz al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras son malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras”.

A estas alturas de la Cuaresma ¡qué bueno sería un examen de conciencia!
¿Cuántas cosas estoy haciendo buscando esconderme, buscando la oscuridad, allí donde nadie me vea? ¿Por qué oculto ciertas cosas si digo que están bien y son buenas? Lo bueno no necesita ocultarse, esconderse.
¿Camino en la luz de la verdad?
¿Camino en la oscuridad de la mentira?
¿Ando por los caminos del engaño?
¿Y cuando Dios saque todo esto a la luz?

No te desesperes, no solucionas nada

Confianza en el Señor

¿Que el mundo anda mal? No te desesperes. Podemos hacerlo mejor.
¿Que tú estás mal? No te desesperes. Puedes estar mejor.
¿Que tu marido anda mal? No te desesperes. Espera y lo verás mejor.
¿Que ya no aguantas a tu esposa? No te desesperes. Algún día la verás simpática.
¿Que tus hijos andan mal? No te desesperes. Espera y verás que algún día cambian.

¿Que no hay trabajo en ninguna parte? Si te desesperas encontrarás menos.
¿Que los salarios están bajos y no llegan? La desesperación no los aumenta.
¿Que los precios están por las nubes? Desesperándote no bajarán.

¿Que la Iglesia es pecadora? Espera. También puede convertirse.
¿Que los sacerdotes son pecadores? Espera. También ellos esperan la conversión.
¿Que todo el mundo miente? Espera. Algún día descubrirá la verdad.

La vida no es fácil. ¿Lo fue alguna vez?
¿Que hay momentos en los que todo aparece oscuro? ¿Nunca se te ha ido la luz? Pero volvió.
¿Que ya no das más porque todo te agobia? ¿Y crees que no vendrán tiempos mejores?

Los nervios y la desesperación no solucionan nada y lo complican todo.
Los nervios hacen más difícil llevar las dificultades.
Los nervios nos ciegan y nos impiden ver el camino.

La desesperación es olvidarse que siempre quedan posibilidades en la vida.
La desesperación es olvidarse que ni la desgracia dura por siempre.
La desesperación te lleva a solucionar los problemas de la vida, renunciando a la vida.
La desesperación es perder la fe en el futuro.
La desesperación es como quien “se arranca los pelos de rabia. No logra nada, pero se queda calvo”.
La desesperación lo único que consigue es oscurecer más la vida.
La desesperación no soluciona nada. Pero lo complica todo.
La desesperación no responde a nada. Pero demuestra que ya nos hemos rendido.
La desesperación no hace ver más claro. Pero lo pone todo oscuro.
La desesperación pone límites a tu resistencia en la lucha.
La desesperación lleva a que pierdas la fe en ti.
La desesperación lleva a reemplazar la vida por la muerte.

¿Es que la muerte tiene más luz que la vida?
¿Es que la muerte te soluciona tus problemas?
¿Es que la muerte te anuncia alguna esperanza?

San Pablo tiene una experiencia que pudiera servirnos a todos en los momentos difíciles de la vida.
“Pero llevamos este tesoro en vasos de barro, para que aparezca que la extraordinaria grandeza del poder es de Dios y que no viene de nosotros:
Atribulados en todo, mas no aplastados.
Perplejos, mas no desesperados.
Perseguidos, mas no abandonados.
Derribados, mas no aniquilados.

Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros la vida.” (2Cor 4,7-12)

Una Cruz, una Esperanza

La Cruz de Jesús

Cuando mires a la Cruz:
No te quedes en el sufrimiento.
Contempla la salvación que brota de ella.

Cuando mires a la Cruz:
No te fijes tanto en el odio de los hombres.
Contempla el amor que Dios te tiene.

Cuando mires a la Cruz:
No la veas como un castigo.
Contémplala como un regalo.

Cuando mires a la Cruz:
No veas la muerte que significa.
Contempla la vida que revela.

Cuando mires a la Cruz:
No veas a los hombres que la levantaron.
Contempla a Dios colgado en ella.

Cuando mires a la Cruz:
No te quedes en el pecado que la labró.
Contempla el misterio de gracia que salva.

Cuando mires a la Cruz:
Contempla lo que Dios hace por ti.
Contempla lo que tú has hecho en Él.

Cuando mires a la Cruz:
Déjate amar.
Siéntete salvado.
Dale gracias a Dios por su amor.

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