Domingo, 23 de enero del 2022
¿Fue Jesús un político?
Jesús y la política
Cuando mencionamos lo político en el lenguaje religioso ya comienza la sospecha. “Ya se está metiendo en política”. Posiblemente esa sea la razón por la que nuestros cristianos políticos no aciertan a pensar de modo creyente, cuando actúan en la política. Política y fe son realidades distintas. Esto es evidente. Pero eso no significa que la fe del creyente no tenga nada que ver con lo que hacen los políticos. Están llamados a hacer lo mismo, pero no de la misma manera. Unos lo hacen políticamente, los otros lo hacen motivados por la fe.
Cuando Jesús se presenta en Nazaret concurrió a la Sinagoga y allí hizo su propia presentación. No pidió que otros lo presentasen, Él mismo quiso presentarse y lo hizo tomando precisamente un texto de Isaías que Él se atribuyó a sí mismo. Hasta confiesa que con Él “se acaba de cumplir esta Escritura”. Se presenta como el ungido por Dios, pero ungido para una misión especial. La misión de anunciar y proclamar el Evangelio.
Anunciar y proclamar el Evangelio… ¿A quiénes y cómo? Anunciar el evangelio “a los pobres, a los presos, a los ciegos, a los oprimidos”. Anunciar el Evangelio no sólo para que sean buenos, sino “para que los cautivos sean liberados”, para que los “oprimidos consigan la libertad”, para que los ciegos “recuperen la vista”.
Para esto fue ungido por el Padre. Para salir en defensa de los presos, de los pobres, de los oprimidos, de los ciegos. Es decir, la buena noticia, el Evangelio se anuncia para cambiar las cosas. Para cambiar la realidad. Cambiar la realidad de los pobres. ¡Política! Para cambiar la realidad de los presos. ¡Política! Para cambiar la realidad de los oprimidos. ¡Política!
Esta es la primera credencial de su identidad y la credencial de su misión. Jesús no vino para decir cosas bonitas que no duelan a nadie, vino para que la buena noticia de Dios cambie la realidad, cambie la historia, cambie la condición de los hombres.
Esto ya estaba anunciado por Isaías, pero ahora todo esto se cumple en Él. Por tanto, Jesús se presenta apuntando a esos que hoy llamamos marginados, excluidos. Si hoy Jesús apareciese en nosotros y dijese lo mismo, muchos lo tildarían de político. Hasta le dirían “metete en lo tuyo” y no “vengas a hacer política”. Pues hoy Jesús diría lo mismo. Y esto le pide a la Iglesia que lo diga, por más que la acusen de “meterse en política”.
El Evangelio viene a anunciar la esperanza, pero no una esperanza desencarnada, sino encarnada en un compromiso social. Jesús no comienza por anunciar una salvación más allá del tiempo. Anuncia y se anuncia a sí mismo como salvación también de la realidad histórica de los hombres, sobre todo, de los más necesitados.
Hacer libres a los demás
libertad en Jesús
El poder tiende a esclavizar a los demás. El poder se siente por encima de los demás. Jesús se presenta a sí mismo como el que anuncia la libertad a todos, a los cautivos “la libertad”, “dar libertad a los oprimidos”.
Hacer libres a los demás es reconocerles su dignidad. Hacer libres a los demás es reconocerles sus legítimos derechos. Hacer libres a los demás es hacerlos capaces de asumir sus propias responsabilidades, creer en ellos, confiar y fiarse de ellos, hacerlos capaces de tomar sus propias decisiones.
Hacer libres a los demás es reconocer en ellos el don que Dios les dio. Matar la libertad del hermano es destruirlo por dentro. Dios ama tanto la libertad del hombre que hasta Él mismo se somete a esa libertad que la otorgó. Por eso mismo, Dios no es de los que mandan, no impone. Dios ofrece respetando siempre la decisión de cada uno de nosotros.
Quiere que le sigamos, pero siempre dirá “el que quiera seguirme”. Jesús no es de los que impone el seguimiento, sino el que lo ofrece, da la posibilidad. El resto lo deja a la libertad de cada uno. Incluso si uno se niega a seguirle. Es que seguirle obligado, no es seguirle. Sería un seguimiento externo, pero no de corazón. Ese seguimiento sería hipócrita, falso, no auténtico.
Por eso Jesús se presenta anunciando el Evangelio de la libertad, anunciando la “buena noticia” que hace libres y no esclavos. Cuando imponemos por la fuerza, estamos diciendo que no tenemos la suficiente fuerza para decidir la libertad de los demás. Entonces acudimos a la fuerza del poder. Anunciamos el Evangelio de Jesús en la medida en que hacemos libres a los hermanos.
El cristiano y la política
el católico y la política
Si la política es buscar el poder. La fe no es política.
Si la política es servir a todos. La fe es política.
Si la política es buscar el triunfo del Partido. La fe no es política.
Si la política es el bien común de todos. La fe es política.
Si la política es servir a una ideología. La fe no es política.
Si la política es servir a la verdad de todos. La fe es política.
Porque la fe es fiarme de Dios, pero también fiarme de mis hermanos.
Porque la fe es buscar el Reino de Dios y eso exige compromiso con la historia.
Porque la fe es preocuparme de mis hermanos, lo que exige sensibilidad y lucha por mejorar sus condiciones.
Jesús luchó por valorar a los que nadie valoraba.
Jesús luchó para que los enfermos sanasen.
Jesús luchó para que los marginados se incorporasen a la comunidad.
Jesús luchó para que no hubiese injusticia contra los indefensos.
Jesús luchó para que el herido del camino fuese atendido.
Jesús luchó para que la madre que lloraba a su hijo, lo recuperase.
Jesús no lo solucionó todo orando y hablando, supo dar cara por aquellos a quienes se les consideraba menos. Nadie podrá decir que Jesús se olvidó del hombre. Nadie podrá decir que no vivió el dolor y el sufrimiento del hombre. Habló de los pobres, los enfermos, los encarcelados, los desnudos, los que tienen hambre, los padecen sed y propuso que atenderles era la manera de ganarse el Reino.
Jesús dio preferencia a dos mandamientos: amar a Dios y al prójimo. Además, dijo que ellos solos abarcaban la ley entera. También, cuando habló del amor fraterno no nos dijo que nos diésemos besos y abrazos, sino que fuésemos capaces de entregar nuestra vida por los demás.
Pensamientos para el verano (2)
sol playa verano
El sol va todos los días a la playa.
Pero el sol mira a todos con ojos llenos de luz.
El sol va todos los días a la playa.
Pero el sol mira a todos sin mancharse con su mirada.
El sol va todos los días a la playa.
Pero el sol no mancha con su mirada a nadie.
¿Por qué será que en nuestros ojos hay tan poca luz?
¿Por qué será que nuestros ojos se manchan con lo que ven?
¿Por qué será que nuestros ojos manchan lo que miran?
El sol todo lo ilumina.
Las sombras las ponemos nosotros.
El sol todo lo calienta y lo llena de hermosura.
El sol todo lo fecunda.
Todo lo llena de vida.
¿No quisieras ser como el sol?
¿No quisieras iluminarlo todo en tu rededor?
¿No quisieras llenar de vida todo lo que ves?
¿No quisieras llenar de hermosura todo lo que tocas?
¿No quisieras quitar de tu corazón todas tus sombras?