Hoja Parroquial

Adviento 2 – B | Esperen la venida de Jesús

Domingo, 10 de diciembre del 2023

“Esperad y apresurad la venida del Señor”

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Otra de las bellas ideas de la Carta de Pedro. Primero, una invitación a saber “esperar”, pues nuestro gran pecado suelen ser nuestras prisas. Nuestra incapacidad de esperar.

Sobre todo me encanta el hecho de que somos nosotros quienes podemos “apresurar” la venida del Señor. Que de nosotros depende que el reino de Dios se retrase o se adelante. Que de nosotros depende que esa “tierra nueva” se adelante y sea una realidad ya hoy o la retrasemos con nuestros egoísmos.

¿Que hay hambre en el mundo? No depende de Él, sino de nosotros. Nosotros pudiéramos hacer que hoy todo el mundo tuviese pan suficiente.

¿Que hay mucha gente triste, sin alegría? No depende de Él. Si de Él dependiese todos seríamos la mar de felices hoy mismo. Depende de nosotros. ¿No tienes a nadie a tu lado o cerca de ti que hoy sufre, padece, está solo y está triste? ¿Verdad que hoy tú pudieras llevarle un poco de alegría y de ilusión y de esperanza?

De nosotros depende que Dios sea una realidad hoy en nuestras vidas o que sencillamente vivamos en un mundo que se pregunta dónde está vuestro Dios.

Nosotros podemos adelantar o retrasar la venida de Dios a nuestras vidas y a la vida de los demás. Por eso mismo, me preocupa con qué facilidad culpamos a Dios de nuestros males y desgracias, cuando en realidad la culpa suele ser nuestra. Le culpamos que haya injusticia, ¿tendrá Dios la culpa? Le culpamos que haya mucha miseria en el mundo, ¿tendrá Dios la culpa? Le culpamos que haya tanta gente sin alegría y sin esperanza, ¿tendrá Dios la culpa?

Nosotros podemos “apresurar” la venida del Señor, maravilloso compromiso y también tremenda responsabilidad.

Dios tiene mucha paciencia

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Una de las cosas que siempre me ha fascinado de Dios es el aguante que tiene. Porque soportarnos como nos soporta y no perder su ilusión y su esperanza con nosotros es un verdadero gesto de aguante y de paciencia.

Por eso me gusta lo que dice hoy Pedro en la segunda lectura: “Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros.”Y hasta nos da la razón: “Porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.” Una frase que tiene mucho de parecido con aquella otra de Juan: “Dios no ha enviado a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”.

Cada uno pudiera muy bien hacerse un auto examen y preguntarse“cuánto tiempo lleva Dios esperándonos”. Y no es que Dios esté esperando a ver qué le regalamos o qué le damos. No. Dios espera que nosotros cambiemos, que cambiemos todos: espera que los malos se hagan buenos, que los buenos se hagan santos, y que los santos, por favor, sean más simpáticos. Bastaría que cada uno nos preguntásemos cuánto tiempo me lleva aguantando y esperando. Dios no espera nada para Él, todo lo espera para nosotros. Espera nuestro cambio, nuestra conversión, nuestra decisión de cambiar de estilo de pensar y de estilo de vida. La paciencia de Dios es tan grande como su amor por nosotros, por más que nosotros nos resistamos, Él no se cansará de esperarnos y esperará todo lo que sea necesario, incluso hasta el último momento de nuestra vida.

¿Cuánto espera el agricultor a que crezcan sus semillas? ¿Cuánto espera a que maduren las espigas? ¿Cuánto espera la madre a que aquella semillita fecundada en su seno pueda ser dada a luz? En su paciencia, Dios nos sigue gestando durante toda la vida, hasta que un día, por fin, podamos decirle que sí.

Los otros son más

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“Detrás de mí viene el que puede más que yo”.

Apunta:
Pensar que los demás son más que yo.
Pensar que los demás son más importantes.
Pensar que la esposa es más que yo.
Pensar que el marido es más que yo.
Pensar que ella es más importante.
Pensar que él es más importante.
Pensar que yo soy bueno, pero los otros lo son más.
Pensar que yo son importante, pero los otros lo son más.

¿No crees que nuestras relaciones cambiarían?
¿No crees que habría menos líos y problemas?
¿No crees que en casa habría más armonía?
¿No crees que todos nos sentiríamos mejor

LA NAVIDAD ESTA EN CAMINO.
HAY HACERLE CAMINO.

Vitaminas para el espíritu

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Para ti, todo es posible.
Para Dios en ti, también.

Las lágrimas de hoy, serán sonrisas mañana.
¿No has visto las lágrimas y sonrisas de los niños?

Lo que te parece imposible, inténtalo y verás que era posible.
No te enredes en las dificultades de hoy.
Piensa que mañana ya habrán pasado.
No te quedes en los problemas hoy.
Mañana ya no serán problemas.

Si todo lo ves negro, no te desalientes.
Ya verás cómo mañana amanece más claro.

Al débil dile que puede ser fuerte.
La rama del mimbre se dobla, pero no se rompe.
Al que tiene miedo, dile que tenga fe en sí mismo.
Dice el Evangelio: “Todo es posible para el que cree”.

LA NAVIDAD YA NO TARDA,
ESTA EN CAMINO.

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