Domingo, 16 de abril del 2023
La comunidad, testigo de la fe
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El relato evangélico sobre la incredulidad pone de relieve la importancia de la comunidad como “testigo de la Resurrección”, evidente signo de la “Iglesia como testigo pascual”.
Tomás no niega su fe en Jesús. Lo que Tomás hace, y este es su pecado, es no creer en el testimonio de la comunidad. En la primera aparición, “Tomás no estaba con ellos”. Cuando le comunican que Jesús está vivo y que se les ha aparecido, confiesa que no les cree. “Si no meto mi dedo…”. Prefiere su experiencia personal al testimonio de sus hermanos.
A partir a la Resurrección, la fe no nace de ver personalmente a Jesús, sino del testimonio de la comunidad, del testimonio de la Iglesia. De ahí el gran equívoco de quienes también dicen “yo creo en Jesús, pero no en la Iglesia”.
La Iglesia tendrá sus defectos, como los tenía la comunidad pascual a la que Jesús se apareció “al atardecer del primer día”. Era una comunidad llena de miedo, con las puertas cerradas y todos ellos con el corazón y la mente metidos en el sepulcro vacío. Y es a ellos a quienes Jesús hace testigos de su Resurrección.
¿Nos vamos ahora a extrañar de las debilidades de la Iglesia? Nos guste o no, con sus virtudes y sus muchos defectos, la Iglesia sigue siendo el testigo vivo de que Jesús ha resucitado. Es ahí donde tendremos que encontrarlo todos. Jesús no se le apareció exclusivamente a Tomás. Se le apareció cuando estaba en “la comunidad”, para que aprendiese que quien quiera ver a Jesús necesita estar dentro de la comunidad. ¿Se dan cuenta de la importancia de cada una de nuestras comunidades e Iglesias?
Quería meter los dedos…
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Quería meter mis dedos en tus llagas y toqué las heridas del que sufre.
Quería meter mis dedos en tus llagas y terminé tocando las manos vacías del pobre.
Quería meter mis dedos en tus llagas
y terminamos los dos dándonos un apretón de manos.
Quería meter mis dedos en tus llagas
y las encontré duras y encallecidas.
Quería meter mis dedos en tus llagas
y sentí que me dolían las mías.
Quería meter mi mano en tu costado
y me encontré con muchos corazones que sufren.
Quería meter mi mano en tu costado
y me encontré con muchos corazones solitarios.
Quería meter mi mano en tu costado
y me encontré con muchos corazones decepcionados.
Quería meter mi mano en tu costado
y me encontré con muchos corazones heridos.
Quería meter mi mano en tu costado
y acaricié el corazón de un anciano.
Quería meter mi mano en tu costado
y me encontré con un niño que lloraba.
Quería meter mi mano en tu costado
y encontré un corazón vacío.
Quería meter mi mano en tu costado
y me encontré con un corazón que latía de amor.
Y ahora que miro estas mis manos,
descubro en ellas el dolor de las tuyas.
Y ahora que miro estas mis manos,
siento latir tu corazón en ellas.
La Iglesia, comunidad pascual
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¿Cómo ha de ser la Iglesia como comunidad pascual?
Una Iglesia que es una comunidad de búsqueda.
Una Iglesia que es una comunidad que también tiene sus inseguridades.
Una Iglesia que espera cada día la presencia del Señor.
Una Iglesia que se reúne a celebrar que Jesús está vivo.
Una Iglesia que está llamada a confesar con la Palabra que está vivo.
Una Iglesia que está llamada a hacerlo visible con su vida.
Una Iglesia que siente que no está sola porque Él vive en ella.
Una Iglesia que no deja de contemplar las llamas vivas del resucitado.
Una Iglesia que no puede dejar de meter sus dedos en la llagas de los que sufren.
Una Iglesia que no puede dejar de tocar las llagas de tantos corazones heridos.
Una Iglesia encargada de ir a buscar a los que están lejos.
Una Iglesia encargada de dar ánimo a los que todavía dudan.
Una Iglesia que sigue creyendo, aunque muchos lo nieguen.
Una Iglesia que lo anuncia a los que nunca lo han visto y creen muerto.
Una Iglesia que se siente renovada por el don pascual del Espíritu Santo.
Una Iglesia que se siente enviada a continuar la obra de Jesús.
Una Iglesia en siente el deber de perdonar y celebrar el perdón.
Una Iglesia de hombres nuevos “recreados”.
Una Iglesia de la misericordia y el perdón.
Una Iglesia que mira constantemente las llagas del Crucificado.
Una Iglesia que vive la alegría del Resucitado.
Una Iglesia que celebra al Resucitado cada domingo.
Una Iglesia que se reúne cada domingo en torno al Resucitado.
Una Iglesia que no excluye a nadie porque es para todos.
Y este es el sentido del domingo.
Y esta es la misión de quienes “lo han oído, visto” y lo anuncian a los que no han venido.
Una Iglesia que ha perdido el miedo al mundo.
Una Iglesia que sale luego con la conciencia de tener una misión que cumplir.
Para la Iglesia el Domingo es un día pascual, cada domingo celebra, vive, canta que Jesús sigue vivo entre nosotros.
Yo tengo muchas dudas de fe
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Pues, amigo, yo también. ¿Y sabes por qué tienes dudas? Porque la fe entiende lo que no logra entender la razón. Las dudas están más en la razón que en la fe. La que duda es la razón.
¿Y por qué tenemos dudas?
Porque la razón no lo puede explicar todo.
Porque la razón no ve sino cabe en ella.
Porque la razón busca la evidencia y la evidencia de la fe no es una evidencia racional.
Es una evidencia fruto de la gracia.
Es la evidencia de confiar y fiarnos de Alguien.
Creemos no porque lo vemos claro, sino porque nos fiamos de Él.
Con frecuencia, nuestras dudas nacen de que Dios no ha hecho lo que nosotros le pedimos y queríamos. Esto más que dudar es entender mal la fe porque es pensar en Dios “soluciona-problemas”. Y Dios no es para solucionar los problemas, sino para que vivamos la vida de otra manera.
Pero, hay algo más. ¿Sabes quiénes dudan? Los que tienen fe porque los que no tienen fe sencillamente no dudan. El que vive en la verdad puede tener momentos de duda, pero quien vive en la mentira no tiene porqué dudar.
¿Qué pensarías si te dijese que dudar es bueno? Porque quien duda trata de clarificar sus ideas, trata de buscar la verdad. Cuando dudas de un camino o una calle, ¿qué haces sino preguntar? Dudar es ahondar y clarificar nuestra fe. Imagínate lo que decía Descartes: “Dudo luego existo”. Claro el que no es no puede dudar. ¿Sufres? Entonces estás vivo porque los muertos ya no sufren. ¿Lloras? Luego es que tienes sentimientos. No tengas miedo a la duda. Te miedo a encerrarte en la duda y convertir la duda en tu verdad.