Hoja Parroquial

Domingo 3 – B | Seguir a Jesús | IQC2021

Domingo, 24 de enero del 2021

¡Y Jesús dejó al viejo!

llamado de Jesús

Siempre me ha sorprendido el gesto de Jesús. Santiago y Juan están con su padre y los obreros en la barca. Pasa Jesús y llama a Santiago y a Juan y no le dice nada al viejo. El mismo texto dice: “Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él”.

No consulta con el viejo. Directamente invita a los hijos.
No invita al viejo. Invita a los jóvenes.
Lo deja sin hijos, aunque no le quita los obreros.
Que él siga pescando en el Lago, pero los hijos ya no le pertenecen.
Que el viejo siga pescando peces como siempre, pero que los hijos se dediquen ahora a ganar hombres para el reino.
Que el viejo siga con su vieja barca, pero que los hijos naveguen ahora en la nueva barca del Reino.

¿Y no dijo nada el viejo?
¿Y no se quejó de que alguien se haga con sus hijos y se los lleve?
Además, se los lleve así con una simple invitación.
Aquí no se firma contrato alguno, tampoco se ofrecen compensaciones.
Todo se mueve en la libertad del Espíritu.

¿Por qué no invitó al viejo Zebedeo?
¿Sería que, tal vez, por su edad, ya no estaba para correrse los riesgos de la novedad del Reino? ¿Será que Jesús hizo también opción por la juventud, siempre más ávida de novedad y de futuro? ¿Será que la juventud tiene otra capacidad de riesgo?

Son esos misterios de la gracia que nosotros tenemos que adorar y respetar, pero que no entendemos. Nosotros diríamos que lo lógico sería invitar al viejo y a sus hijos. ¿No habrá aquí una llamada de atención? El padre simboliza siempre el pasado. Jesús los arranca del padre, para que dejen de mirar al ayer y comiencen a mirar al mañana del reino.

Más curioso todavía: llama al que está a tu lado y no te llama a ti. Te llama a ti y no llama al que está a tu lado. La llamada de Dios es totalmente libre, gratuita. Toda llamada es un misterio de gracia. ¿Por qué no te llamó a ti y llama hoy a tu hijo? Misterio de la gracia. ¿Por qué llama a uno de tus hijos y no llama al otro, que incluso parece tener mejor pinta? Misterio de la gracia.

¿Imitar o seguir a Cristo?

conversión

Entre nosotros se ha hecho famoso el libro “Imitación de Cristo”, conocido también como el “Kempis”. Hemos vivido la espiritualidad de la “imitación”. Sin embargo, el verdadero cristiano se define más que por “imitación” por el “seguimiento”.

Imitar suena más a copiar.
Mientras que “seguir” es mucho más dinámico.
Seguir tampoco es ir por detrás.
Seguir es trazarse la misma meta y caminar hacia ella.
Seguir es ver sus huellas por delante.
Pero tenemos que dejar también las nuestras.
Seguir es mirar hacia delante.
No sentarse como el pintor que copia el cuadro o el paisaje.
Imitar es reproducir, no hay novedad ni originalidad personal.
El seguimiento es caminar al ritmo de la sorpresa de lo nuevo.

El Papa Emérito Benedicto XVI les decía a los obispos alemanes: “Queremos una Iglesia abierta al futuro, rica en promesas para las nuevas generaciones”. Por eso, al igual que San Juan Pablo II, también él quiere hacer una opción por la juventud. Una juventud a la que no solo debemos hablarle, sino también escuchar. “Para la Iglesia, y especialmente para nosotros, los pastores, para los padres y los educadores, los jóvenes son una llamada viviente a la fe”.

Imitar nos habla de silla, de asiento, de quedarnos.
El seguimiento nos habla de “camino”, de andar, de caminar.

El corazón de los artistas

donar

Los personajes del cine o del canto tienen un corazón como el resto. Sus alturas como figuras, con frecuencia, no los alejan de la realidad. Es lo que le ha sucedió a Hilary Duff, protagonista de varias películas, quien cuando tenía diecisiete años vio la dolorosa experiencia de las víctimas del huracán Katrina. Lo vio por televisión, pero se sintió impactada por tanta gente que lo ha perdido todo.

Eso lo vimos todos en el 2005. Pero hay una manera diferente de ver. Ella, conmovida, hizo la donación de 250.000 dólares para alimentos a las víctimas. Hay maneras de ver las cosas como espectáculo. Hay maneras de ver las cosas sentado. Hay maneras de ver las cosas con solo los ojos. Además, hay maneras de ver las cosas con el corazón.

No siempre los artistas son tan frívolos como pensamos. Ni tampoco nosotros somos tan sensibles como decimos. Hay muchas maneras de ver. La diferencia está en cómo ve cada uno las cosas. Unos solo vemos con los ojos, otros con el corazón. Unos ven como algo que está ahí, otros ven como algo que les afecta. El espectáculo es el mismo, las reacciones son diferentes. No es cuestión de ver, es cuestión de cómo vemos.

Te seguimos

seguimiento y conversión

Te seguimos, Jesús, por el camino.
Tu voz llenó nuestra pequeña vida:
Es ahora tu voz dulce comida,
Las palabras nos sacian como vino.

Era seguirte a ti nuestro destino
Al llegar a la orilla atardecida.
Dijiste nuestro nombre, y en seguida
Nos unimos a ti, fiel peregrino.

Os haré pescadores, nos dijiste,
Pescadores de hombres. El ocaso
Reposaba en la barca suave, triste.

Anduvimos tu andar con nuestro paso,
Repartiendo el amor que así nos diste,
Bebiendo tu pasión en nuestro vaso.
(L. Fernández Vaquero:
“Esperanzas y alegrías.
Palabras en carne viva”)

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